CUANDO LA PLANIFICACIÓN NATURAL DE LOS HIJOS ES VISUALIZADA ERRÓNEAMENTE

Los métodos naturales no deben ser considerados como  autorizados en cualquier caso o como un recurso "ecólogico" de mentalidad anticonceptiva.

Sucede que la Planificación Familiar Natural (PFN) es visualizada erróneamente por muchos como una alternativa orgánica sin elementos químicos respecto a la anticoncepción artificial. Lo “natural” en la Planificación Familiar Natural tiene más que ver con la ley natural que con un estilo de vida natural respetuoso del medio ambiente. La ley natural es el criterio moral objetivo de comportamiento, que se deriva de nuestra naturaleza humana creada por Dios. Las acciones que están en concordancia con la ley natural nos acercan más al ideal concebido para nosotros por Dios. Las acciones que están en conflicto con la ley natural nos apartan del plan de Dios.

El plan de Dios para el acto marital es que un hombre y una mujer, unidos en matrimonio, se entregan libre y completamente el uno al otro. No se pueden separar los aspectos procreativo y unitivo de este acto. Cualquier intento de proceder así socava la integridad, dignidad y santidad de las relaciones conyugales. En un matrimonio fielmente católico, la posición es estar abierto a la concepción de un niño.

La Iglesia reconoce que hay veces en que sería mejor no concebir un hijo, por el bien de toda la familia. Abstenerse del sexo durante el periodo fértil del ciclo menstrual de la mujer es una forma de minimizar determinantemente la oportunidad para un embarazo. Esa abstinencia es moral si se lleva a cabo por motivos serios (si no, no lo es). Está en abierto contraste con la cultura anti-conceptiva cuya posición por defecto es la oposición a la concepción. Con la mentalidad anti-conceptiva, estar abiertos a un embarazo es la excepción, no la regla.

En el año 2006 el Pontificio Consejo para la Familia produjo un gran revuelo cuando puso en claro que practicar la Planificación Familiar Natural no garantiza que evitar, así, el embarazo está de acuerdo siempre con la enseñanza de la Iglesia (1). Su documento Familia y procreación humana declara:

"Como resultado, está en camino un cambio en el modelo de familia y también de la conyugalidad. En efecto, predomina la situación de los esposos con un solo hijo o a lo sumo dos. Esto significa que la consumación de los actos conyugales potencialmente procreativos no es más que una especie de suma de breves paréntesis dentro de toda una vida conyugal hecha estéril en forma voluntaria. Este hecho indica obviamente un grave oscurecimiento del valor de la procreación".

Un matrimonio católico está llamado a estar abierto al don de una nueva vida. No se espera que una esposa fielmente católica controle su temperatura y otros signos fisiológicos de fertilidad (como el moco cervical) cada día en particular de toda su etapa vital fértil de dos o tres décadas. Esta carga solo es necesaria después de un discernimiento piadoso, cuando una pareja determina que evitar temporalmente un embarazo es lo mejor para toda la familia. Utilizar la Planificación Familiar Natural para evitar la concepción debe ser el “paréntesis dentro de toda una vida conyugal”. (Nota de CATOLICIDAD: Si bien esto que muy atinadamente se subraya es así, también es conveniente considerar que Pío XII enseña que hay verdaderas excepciones que por su gravedad podrían justificar el recuso de los días infértiles "incluso por largo tiempo y hasta por la duración entera del matrimonio, (si existen) serios motivos, como los que no raras veces existen en la llamada indicación médica, eugenésica, económica y social. De aquí se sigue que la observancia de los tiempos infecundos puede ser lícita bajo el aspecto moral; y en las condiciones mencionadas es realmente tal". Las razones médica y eugenésica se refieran a la vida de la madre y del hijo así como a la buena salud del hijo. En este caso, para no equivocarse o dejar que le engañen médicos sin escrúpulos en materia de moralidad, es necesario consultar a un médico católico competente. Recomendamos leer (haz click): MATRIMONIO, CONTRACEPCIÓN Y REGULACIÓN NATURAL DE LOS NACIMIENTOS).

Nuestra cultura anticonceptiva nos da la ilusión que nosotros podemos estar en completo control de nuestra vida reproductiva. Los embarazos acontecen solo cuando determinamos las condiciones para que sean buenos. Nuestro deseo del embarazo se ha convertido en el único factor determinante que una pareja considera, y demasiado a menudo se cree que un hijo es “no planificado”. La verdad es que no existe tal cosa como un “embarazo no planificado”. Dios ha planeado y traído a la existencia a todos y a cada uno de los niños. Él simplemente no nos revela su plan hasta que vemos las dos líneas rosadas en la prueba de embarazo. Estamos llamados a confiar en que su voluntad y su plan son infinitamente superiores a los nuestros.

NOTA 1 DE CATOLICIDAD: Usar del matrimonio sustrayéndose siempre y sin motivo grave a la ley de la fecundidad, si bien respeta la ley del acto natural al no emplear métodos artificiales, es traicionar gravemente la LEY DEL ESTADO CONYUGAL que exige la fecundidad. Esta enseñanza es un deber difundirla para quienes imparten o promueven los métodos naturales. Lamentablemente, muchos pecan de omisión en este aspecto.

Extracto del escrito publicado por Notifam: "¿Qué es tan “natural” respecto a la Planificación Familiar Natural?" de Denise Hunnell, MD, quien es una profesional en medicina familiar, Médica Mayor retirada de la Fuerza Aérea y miembro de Vida Humana Internacional América.
Temas relacionados (haz click):  A) ¿QUÉ DICE LA IGLESIA DEL CONTROL NATAL?  B) MATRIMONIO, CONTRACEPCIÓN Y REGULACIÓN NATURAL DE LOS NACIMIENTOS.
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