"Hijos, vosotros obedeced a vuestros padres con la mira puesta en el Señor, porque es ésta una cosa justa. Honra a tu padre y a tu madre que es el primer mandamiento que va acompañado con recompensa: para que te vaya bien y tengas larga vida sobre la tierra". (Efesios VI,1-3)
No hay riqueza mayor para los padres que los hijos que obedecen los preceptos del Señor, caminando por la senda de la sabiduría y la salvación, pues los vástagos son engendrados para el Cielo.
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