Oh Corazón de María, el más amable y compasivo después del de Jesús,
Trono de las Misericordias Divinas a favor de los pobres pecadores;
yo, reconociéndome sumamente necesitado, acudo a Vos,
en quien el Señor ha puesto todo el tesoro de sus bondades,
con plenísima seguridad de ser por Vos socorrido.
Vos sois mi refugio, mi amparo, mi esperanza;
por eso os digo y os diré en todos mis apuros y peligros:
¡Oh Dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza, o la espina
de la tribulación llague mi alma:
¡Oh Dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones, coaligados para mi perdición, me persigan con sus tentaciones y quieran hacerme
perder el tesoro de la divina gracia:
¡Oh Dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Y en la hora de mi muerte, en aquel momento del que depende mi eternidad, cuando se aumenten las angustias de mi alma y los ataques de mis enemigos:
¡Oh Corazón de María, sed la salvación mía!
Estas gracias espero alcanzar de Vos,
oh Corazón amantísimo de mi Madre,
oh Corazón amantísimo de mi Madre,
a fin de que pueda gozar de Dios en el Cielo
por toda la eternidad. Amén.
por toda la eternidad. Amén.
Maribel:
ResponderEliminarTu mensaje ya fue publicado y contestado ampliamente en Facebook. Ver: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=673470825996457&set=a.214365011907043.57664.208876765789201&type=1&theater
Un abrazo en Cristo