-La envidia, el más mezquino de los vicios, se arrastra por el suelo como una serpiente. (Ovidio)-.
Hay en el cementerio de Ábrego una tumba. En las noches sin luna sale de ella una voz que se arrastra como serpiente y dice esto:

La tumba del envidioso es gris. Ninguna brizna de hierba crece en ella, y las abejas desvían su vuelo con tal de no pasar sobre su lápida.
Naturalmente, éste es un relato imaginario.
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