Quédate con nosotros para apartar la ira justa de Dios de nuestras populosas ciudades, envueltas en sus densísimas nubes de vicios y crímenes que claman venganza del Cielo.
Quédate con nosotros para guardar a los inocentes, para sostener a los tentados, para levantar a los caídos, para subyugar el poder del demonio, para impedir el pecado.
Quédate con nosotros para confortar a los que sufren, para bendecir a los que yacen en el lecho del dolor, para dar contrición a los que mueren, para recibir en los Brazos de tu Misericordia a las miles de almas que se presentan ante Ti esta noche para ser juzgadas.
¡Oh Buen Pastor, quédate con tus ovejas, defiéndelas de los peligros que las rodean y amenazan, pero sobre todo, quédate con los que sufren y con los agonizantes! Danos una noche tranquila, y un fin perfecto. Sé nuestro misericordioso Padre hasta lo último, para que sin temor podamos aparecer ante Ti como nuestro juez. Quédate, Señor, en mi corazón. Amén.
Oración compuesta por la bienaventurada Sor Ángela de la Cruz
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