Resistencia pública al Papa, en casos especialísimos.
Santo Tomás de Aquino enseña en diversas obras, que en casos extremos, es lícito resistir públicamente a una decisión papal, como San Pablo resistió cara a cara a San Pedro:
“…habiendo peligro próximo para la fe, los prelados deben ser argüidos, incluso públicamente, por los súbditos. Así, San Pablo, que era súbdito de San Pedro, le arguyó públicamente, en razón de un peligro inminente de escándalo en materia de fe. Y, como dice la Glosa de San Agustín, “el propio San Pedro dio el ejemplo a los que gobiernan, a fin de que éstos, apartándose alguna vez del buen camino, no recusasen como indigna una corrección venida inclusive de sus súbditos.” (Ad. Gal. 2,14) (Santo Tomás de Aquino, “Summa Theol., II-II, 33, 4, 2).
“En el comentario a la Epístola a los Gálatas, al estudiar el episodio en que San Pablo resistió cara a cara a San Pedro, así escribe Santo Tomás: “La reprensión fue justa y útil, y su motivo no fue leve; se trataba de un peligro para la preservación de la verdad evangélica…”
“El modo como se dio la reprensión fue conveniente, pues fue público y manifiesto. Por eso, San Pablo escribe: “Hablé a Cefas”, es decir, a Pedro, “delante de todos”, pues la simulación practicada por _San Pedro, acarreaba peligro para todos. En 1 TIMOTEO 5,20, leemos: “a los que pecaron, repréndelos delante de todos”. Eso se ha de entender de los pecados manifiestos, no de los ocultos, pues en estos últimos se debe proceder según el orden propio a la corrección fraterna” (Santo Tomás de Aquino, ad Gal. 2,11-14, lect. III nn. 83-84).
“Santo Tomás observa todavía que el referido pasaje de la Escritura, contienen enseñanzas tanto para los prelados cuanto para los súbditos: “A los prelados (les fue dado ejemplo) de humildad, para que no se rehúsen a aceptar reprensiones de parte de sus inferiores y súbditos; y a los súbditos (les fue dado) ejemplo de celo y libertad, para que no teman corregir a sus prelados, sobre todo cuando el crimen fuera público y redundara en peligro para muchos” (Santo Tomás de Aquino, ad Gal. 2,11-14, lect. III, n. 77).

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