“Pero, aún cuando nosotros mismos, o un ángel del cielo os predicase un Evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema”. Y San Pablo insiste para dejarlo muy claro: “Lo dijimos ya, y ahora vuelvo a decirlo: Si alguno os predica un Evangelio distinto del que recibisteis, sea anatema” (Gal. I, 8-9).
“Porque os hago saber, hermanos, que el Evangelio predicado por mí no es de hombre. Pues yo no lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” (Gal.I,11-12).
“Pero, aún cuando nosotros mismos, o un ángel del cielo os predicase un Evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema”. Y San Pablo insiste para dejarlo muy claro: “Lo dijimos ya, y ahora vuelvo a decirlo: Si alguno os predica un Evangelio distinto del que recibisteis, sea anatema” (Gal. I, 8-9).
ResponderEliminar“Porque os hago saber, hermanos, que el Evangelio predicado por mí no es de hombre. Pues yo no lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” (Gal.I,11-12).