Este apasionante escrito, denominado "TESTIMONIO DE...." fue publicado en junio de 2007 en dos desaparecidas comunidades católicas -Formación del Cristiano y Católicos, Apostólicos y Romanos- en MSN Grupos. Al eliminarse ese dominio -Comunidades MSN Grupos- de internet, el pasado mes de noviembre, muchas comunidades, de diversos géneros, desaparecieron y se perdieron múltiples mensajes. Entre ellos los de diversos sitios católicos. Cabe señalar que dicho testimonio originalmente aparecía con nombre y apellido (incluso fotografía), pero sólo se autorizaba su reproducción sin publicar ni apellido ni fotografía; se permitía, eso sí, poner sólo el primer nombre, pero hemos preferido omitirlo también, para garantizar más el anonimato que se solicitaba.
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PRIMERA PARTE:
PRESENTACION:
Soy XX. Tengo 28 años. Viuda. Mi esposo y mi hijo (2 años) murieron en un accidente. Mi esposo era muy creyente y me acercó a la religión católica. El día que murieron acababa de comulgar. Yo era también católica pero muy poco interiorizada. Gracias a él, cambié mucho en tratar de ser mejor creyente. Soy mexicana (al igual que mis padres) y mis antepasados eran de España y Francia. Desde que me casé me he vuelto muy practicante pero creo que me falta muchísimo. Vivo desahogadamente gracias a lo que me dejó mi esposo, pero trabajo de todos modos. Procuro ayudar a quien lo necesita. Mi carácter es muy sociable. La soledad me deprime y, en ella, recuerdo el poco tiempo que fui la más feliz de este mundo: con mi hijo y mi marido. Soy algo desconfiada, pues he tenido experiencias muy desagradables desde mi viudez. He comprobado que muchas amistades son sólo por interés. Otros creen que por ser viuda me urge vivir un romance y algunos manifiestan malas intenciones. Busco ser libre -en el buen sentido- y me encanta viajar, lo hago con una buena amiga. Amo la verdad sobre todas las cosas. Adoro a las personas buenas, educadas y desinteresadas, pues quedan pocas y si además tienen cultura: son lo máximo. Me refugio en el cariño de mis padres y hermanos. Reencontrar al Dios de mi infancia -gracias a mi esposo- ha sido lo mejor que me ha pasado, pero me siento muy poca cosa cuando veo los conocimientos y el avance espiritual de otras personas. El mundo y la sociedad me atraparon en mi juventud, aunque nunca fui muy mala, pero sí llena de defectos graves que trato aún de eliminar. Esos defectos podrían haberme llevado a mi perdición. Es un proceso muy difícil y las gentes muy buenas, a veces, no lo comprenden. Soy algo indolente y hasta vanidosa sin llegar al orgullo o la soberbia, pues me considero sencilla. Orar me resulta difícil aunque a veces quedó muy reconfortada cuando lo hago. No comprendo porqué sucede esto. La misa dominical no me la pierdo, aunque a veces observo con tristeza que algunos sacerdotes ofician sin piedad o cambian todo a su gusto.
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No sé que más decir....quizá sólo que amo mucho a Dios y siento que la Virgen me cuida mucho. En ellos confío y de mí desconfío mucho, pues sola yo no puedo. Soy débil y tiendo a la tristeza cuando estoy muy sola (antes de mi viudez era siempre "una castañuela" como decía mi esposo). Sé que he recibido demasiado y he dado muy poco en retribución. Dios me ha dado en exceso siempre y yo no he pagado bien, me es muy claro. Tal vez reciba la ayuda necesaria para cambiar y ser mejor. Estoy estudiando un libro que me recomendaron: El Catecismo de San Pio X.
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Antes de conocer a Jorge (mi marido), estaba sumergida en un mundo social muy superficial, los grandes valores se habían quedado anclados en mi niñez (mi madre es muy creyente). La sociedad, los amigos, en fin….el mundo. Era superficial y muy vanidosa (aunque no se me ha quitado del todo). La moda era mi perdición. Me encantaba agradar. Si bien la carne no fue una de mis grandes tentaciones, yo seguramente si era causa que otros faltasen por mi vanidad. Minifaldas, escotes, vestidos sensuales, pantalones ajustadísimos y ni qué decir en la playa. Mi madre me criticaba pero yo le daba un beso y le decía cariñosamente que ella estaba chapada a la antigua. Solo movía su cabeza en signo de callada reprobación. Mi padre, más liberal, nada decía. ¿La religión? yo la había echado al baúl de los recuerdos. Me decía “católica pero no fanática” y era todo menos católica: iba a Misa tres o cuatro veces al año. ¿Oraciones? Sólo cuando tenía algún apuro. A las fiestas, las discos con sus peligrosos bailes, los banquetes y cualquier evento social, era yo la primera en ir. Un mundo lleno de blof de chicas y chicos de clase acomodada, de “buen gusto” pero con costumbres muy liberales. Me puse en mil tentaciones…pero Dios me ayudó. Era muy popular y lo sabía y me gustaba el éxito con los chicos. Pude caer mil veces en faltas muy serias, pero al último momento algo en mí lo impedía….ahora creo que fueron las oraciones de mi madre o algo de lo que ella había impreso en mí de niña o ambas cosas. El caso es que Dios algo hacía para que yo no fuese a caer muy bajo…. como otras amigas mías. A veces era mi conciencia, otras: las circunstancias que se modificaban…en fin, no sé. Era la mano de Dios….pues yo con mis lecturas y mis amistades liberales, nada o poco ponía de mi parte.
El velorio, el sepelio, las misas y los rosarios, pasaron como una película en blanco y negro. Estaba yo ahí y no estaba, al mismo tiempo. Era una de las protagonistas y más parecía espectadora. Luego vino la conciencia del drama y mi rebeldía para con Dios.
Aprendí a valorar a los amigo(a)s. Muchos se alejaron, los buenos (muy pocos) quedaron. Otros conocidos trataron de aprovechar las circunstancias ofreciéndome negocios donde invertir. No les preocupaba yo sino conseguir socia. Otros más, pensaron que me urgía vivir un romance. Algunos hasta dejaban ver sus malas intenciones. Incluso, me topé hasta con la incomprensión de alguna gente buena: Un matrimonio amigo fue a solicitar que cooperase con cierto apostolado. Les dije que no podía (no me pareció conveniente decirles que seguí y seguiré, hasta donde me sea posible, entregando la misma cantidad que Jorge asignaba a determinado apostolado, pues como él decía: no era dinero nuestro sino de los pobres. No me alcanzaba para ayudar más). Sabiendo que eran gente buena, les comenté mi turbación ante el drama y mis reclamos a Dios, con el fin de que me ayudaran. Se horrorizaron. Tenían razón, pero en vez de orientarme se fueron casi de inmediato y en su actitud me sentí juzgada. Puedo asegurar –con riesgo de errar- que casi leía sus mentes: “ésta fingió cambiar para que Jorge se casase con ella y poder disfrutar su dinero, seguramente su marido sí habría cooperado con ese apostolado”. Nunca volvieron…..es claro que algunas personas buenas, a veces están incapacitadas para comprender a quienes no son tan buenos. Pero gracias a Dios, no todos son así.
Verán….un día abrí el correo de mi fallecido esposo; creí que ya lo habían dado de baja pero no era así. Se me ocurrió mandar un mensaje a todos sus contactos, avisando de su muerte e identificándome. Me respondieron sólo cinco personas. Entre ellas, curiosa y coincidentemente, el que había enviado junto con otro escrito: “La carta del más allá”, que tanto me había impactado. Intercambiamos algunos mails y le comenté lo sucedido y mi rebeldía para con Dios, luego del drama. No se escandalizó. Él me explicó el principio y fundamento de San Ignacio y me hizo ver que si nuestro fin es llegar a Dios, debía darle gracias al Creador porque mi esposo hubiese muerte luego de comulgar, pues seguramente iría a la Gloria eterna y que mi hijo –bautizado- nunca pecó y está con su Creador eternamente y que yo podría, si vivía de acuerdo con mi fe, alcanzarlos algún día. Naturalmente, se los digo de manera resumida, pues esto se llevó varios mails con explicaciones y objeciones mías. Finalmente, fui comprendiendo y aceptando sus razones. Por fin, alguien no se escandalizaba sino comprendía mi naturaleza dolida y me orientaba. Luego de sus razonamientos, entendí lo injusta que yo había sido con Dios. ¿Quién era yo, miserable criatura, para juzgar los tiempos y designios de Dios? ¿Acaso yo sabía que momento hubiera sido mejor para la salvación de mi hijo y de mi esposo? ¿Cómo podía reclamar nada a Quien me ha dado todo? Yo que nada valía y nunca había pagado en nada toda la sobreabundancia de gracias y bendiciones…Me recomendó, además, adquirir el disco de “Mi Cristo Roto”. Si alguna duda me quedaba, ahí comprendí todo. No hubo mejor medicina.
A partir de entonces, volví a ir al templo y a recobrar todo lo que mi esposo me enseñó. Era el mejor modo de honrarlo y mantenerlo vivo. Eso hubiese querido él que hiciera, tal como me dijo mi amigo de internet, al que sólo he conocido por ese medio.... A mí me ayudó mucho. Es verdad, que una ausencia no se digiere pronto. Es verdad que aún me deprimo cuando estoy sola. Pero también es verdad que acepto lo sucedido y agradezco a Dios por tener a mi familia en su Gloria. Las cicatrices las irá borrando el tiempo……
CONSIDERACIONES FINALES:
Ahora hay un ansia de cambio, un intentar liberarme de la mujer vieja. Recalco: INTENTAR. Para la conversión completa y total, hay todavía mucho camino por recorrer…..mucho…..en verdad. Es cierto que de quien fui y de quien soy, hay bastante distancia. Es verdad, también, que la aparición de Jorge en mi vida, significó un vuelco, un despertar….. un descubrir el mundo trascendente, una etapa de comprensión de lo superficial que era mi mundo…de la vanidad que lo rodeaba y que a mí, en lo personal, me carcomía y me llevaba, sin yo advertirlo, a la perdición. Todo lo que anhelaba era ser admirada y agradar físicamente a los jóvenes de mi edad y …el ser lo que aquí se dice “buena onda”. La aceptación social era mi dogma y mi anhelo. El ser vista y admirada por ellos y hasta buscaba la envidia de ellas…pues no me molestaba ésta sino me halagaba. Hasta lo que es grande yo lo rebajaba: la cultura, la educación y los buenos modales, eran una arma para lo mismo y no una expresión del valor que por sí mismos tienen y que ahora comprendo. Es cierto, Jorge me sacó de ese mundo tan falso, superficial y pagano con envoltura de un “buen gusto”, es cierto ahora veo todo muy diferente. La perspectiva es otra, sin embargo, me veo aún tan lejos….pero tan lejos de lo que debo llegar a ser…y no lo digo con falsas poses ni falsas humildades, sino plenamente consciente de ello. Y admiro a quienes han transitado y avanzado por la senda de la luz y van muy avanzados….surge la buena “envidia” que no es más que el deseo de poder seguir, aunque sea en parte, esa ruta que ellos han seguido y que tanto les admiro…y que algunos de ellos (quizá pocos) no saben aquilatar en toda su grandeza.
Recientemente fui a cumplir con un deber de gratitud con mi Morenita, allá en su Basílica de Guadalupe. Al ver su porte, al ver su pureza y su dignidad en el ayate, recordé –con lágrimas en los ojos- mis años de frivolidades, cuando era esclava de las modas más incorrectas. Ahora, ya no me reconozco ni entiendo como fui tan ciega y vana. Y sí, ha habido un cambio gracias a Jorge mi difunto esposo. ¡Cuánto le debo a él! Pero falta tanto….aún. Y sin embargo, entre sus amistades existen quienes dudan lo que Jorge cambió mi vida, algunos creen sinceramente que fue por un sitio social o económico mi matrimonio con él. Lo triste es que son personas buenas pero de juicios rápidos y erróneos. Hay gente buena, pero con el defecto del prejuicio fácil y pronto que yerra y lastima.
Me dicen siempre que el tiempo todo lo cicatriza y ha de ser, pero ello no me convence plenamente. Jorge está clavado en mi corazón como esposo y en mi alma como quien me abrió la puerta de la luz al mundo real y verdadero de lo metafísico. No solo me dio todo su amor, protección y cariño, no sólo me dio lo que más se le puede regalar a un mujer (mi hijito)…. sino me despertó a lo que acertadamente denominan como lo trascendente. Gracias a él volví los ojos a un Cristo que me redime con su sangre, ayer y ahora. En el Gólgota y en el mismo e idéntico sacrificio de la Cruz en los altares y al volver mis ojos a Él, reviví al mundo de la gracia, sin la cual todas nuestras obras son sin valor sobrenatural….iguales, casi, a las de un animalito.
Esto –que dicen que el tiempo lo cicatriza todo- me hace recordar aquellos versos de una antigua canción yucateca:
“Dicen los sabios más sabios
que el tiempo lo borra todo,
pero no dicen el modo
de olvidarme de sus labios…”
Y así es. No creo poder olvidarlo, ni aunque volviera a casarme (lo que no descarto, tampoco), pues gracias a él empecé a despegar. Pero repito, una y otra vez, que en verdad es mucho lo que me falta. Que muchos defectos y faltas persisten….que el camino es largo aún….y que ahora comprendo porqué el Señor no me llevó con mi esposo y con mi hijito:
¡El día que ellos fallecieron, yo no estaba en gracia santificante por falta de confesión sacramental!.
Primero no lo comprendí y hasta tuve el descaro de rebelarme y de reclamarle a mi Dios: “¿Por qué me los arrebataste? ¿Por qué no morí con ellos?” …Ahora comprendo que el que no haya ido en el auto, en ese momento, con ellos….algo tan casual y fortuito….fue, en realidad, una de esas delicadezas de Dios.
Hoy comprendo que debo pasar por mucho para poder ser digna de que los tres nos reunamos de nuevo. De otro modo, una eternidad nos habría separado. Ellos en la Gloria y yo en la perdición eterna. ¿Se comprende la dimensión de este drama? ¿Se comprende el grado de delicadeza de Dios? Yo al principio no entendía nada….pues estaba ciega y dolida. Hoy caigo de rodillas y agradezco esa fineza tan exquisita de Dios.
Ya caminaba al encuentro con Dios…desde que conocí a Jorge, incluso antes mi conciencia me reprochaba lo que yo buscaba acallar y lo estaba consiguiendo (que era lo más grave)…hasta que llegó a mi vida quien fue primero mi novio y luego mi esposo y mi vida entera. Luego del drama…la rebeldía…mas tarde, la aparición internética (¿existe ese término?) de un contacto de Jorge…su apoyo…la comprensión –gracias a él- del porqué de todo….. y lo más difícil, primero la aceptación resignada y luego, por ventura, el genuino agradecimiento a mi Dios que me permite la oportunidad del futuro reencuentro eterno de los tres en su seno y su morada. Pasar de percibir algo como lo más injusto hasta comprender que fue una de esas delicadezas, de esas finezas que el Señor tiene y que no hay cómo agradecerlas, es un proceso muy violento y enriquecedor. ¡Tan enriquecedor como violento! No saben cuánto.
Sin Jorge en mi vida, primero; sin la ausencia de él y de mi hijito, después……sería yo la misma de antes: nada, basura…basura con un certificado social de cultura y buen gusto, lo que es peor aún, porque ni siquiera se tiene la honestidad de reconocerse lo que es una realmente, sino que se disfraza y se envuelve de manera hipócrita.
Si algo he podido cambiar ha sido, en última instancia, por la gracia de Dios y la asistencia de su Santísima Madre. Alabemos al Señor.
Nota: Autorizo a quien deseé transcribir este texto a que lo haga, con sólo un favor: no poner ni mi nick, ni mi nombre completo (basta poner mi nombre propio sin apellidos), ni mi imagen. Se trata de un testimonio que debe quedar anónimo, pues no deseo publicidad personal de ninguna manera.
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"XX":
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De tu testimonio yo saco muchas, muchas observaciones interesantísimas.
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Pero lo que más impacta aún, es la comprensión tuya de lo que bien llamas delicadezas de Dios y que podemos denominar misericordia. Ambos términos no se contraponen sino se complementan, pues la manifestación de la misericordia de Dios es realmente una verdadera delicadeza de su parte. Ese pasar de la rebeldía inicial -a lo que resumes con el término "la tragedia"- al fiat más absoluto. Caer de rodillas ante Cristo y agradecer como delicadeza suya lo que era un rebelde reclamo, es un proceso lento, difícil (¡muy difícil!) y duro. Pasar del exabrupto para con Dios a reconocer lo que denominas como fineza exquisita es, como señalas, un proceso sumamente violento y, a la vez, muy enriquecedor. No sabes como comprendo esa lucha interna tan desgarradora y eso me provoca admirarte más como católica. Y por ello comprendo tus críticas tan atinadas a quienes hemos vivido siempre lo que para ti ha sido todo un descubrimiento: tu encuentro con Dios. No valoramos lo que siempre hemos tenido quizá, a pesar de nuestros pecados y faltas. Nos dormimos y no apreciamos el tesoro al que, frecuentemente, nos hemos acostumbrado rutinariamente. Qué bueno que vengas a sacudirnos tú. A tomarnos por los hombros y hacernos ver qué dormidos estamos y hemos estado siempre. Gracias, por ello "XX", creo que ése será tu apostolado.
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Me sigue conmoviendo tu sinceridad: a pesar de haber tenido ya una gran transformación por tu noviazgo y luego por tu matrimonio, aún había mucho por crecer. Dices públicamente que Dios no te llevó con ellos (con tu esposo y tu hijito), tal vez, por no estar en gracia santificante ese día y por requerir la confesión sacramental (mientras tu esposo murió después de comulgar). O tal vez, digo yo, porque además de ello, Él espera muchas cosas más de ti. Quiere a una XX en toda su potencialidad operando el bien y creciendo interiormente a la vida espiritual. Sé que mantienes la ayuda generosa (¡muy generosa!) que hacía tu marido a cierto apostolado, pues nos lo has dicho, y ahí, tal vez, sea parte de tu nuevo camino.
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Pero algo verdaderamente me conmueve: imaginarte en el Tepeyac orando y llorando ante nuestra Morenita. Quienes te vieron, quizá pensaron que tenías una pena familiar y pedías un favor a nuestra Guadalupana. Y no, no venías a pedir favores sino a llorarle tus muy antiguos pecados (pecados ya borrados, hace tiempo por la confesión). Llorabas como San Pedro lloró toda la vida su pecado ya perdonado de negar a su Señor. Para mí es casi un milagro lo que dices. Un sacerdote conocido decía que se requería un verdadero milagro para que quien pierde el pudor lo recupere. Y el milagro requiere dos factores: la iluminación de la gracia y la aceptación, humilde, personal y definitiva, de la misma, por parte de quien la recibe. Llorabas tu vanidad pasada, tus faltas de pudor que nunca llegaron, por gracia de Dios, a algo más grave. ¡Muchos tenemos faltas más graves y no lo advertimos y nos creemos buenos! ¡Qué ciegos somos! Tu conversión no es de quien cayera aquí y allá, eran ciertamente faltas graves pero no como las de tantos y tantas que ni siquiera advertimos otras mayores a las tuyas.
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Tu conversión hacia Dios, fue paulatina, sincera, pero paso a paso, como son las cosas en la vida y en el mundo real. Te aseguro que Jorge tuvo la visión de escogerte por algo muy bueno que vió en tí. Estoy seguro. No lo dudo que entonces haya sucedido así, y lo que ahora sucede y nos comentas, nos lo confirma. No hagas caso de quien lastima tu corazón poniendo en duda las intenciones de tu matrimonio con él. Todos nos creemos jueces y qué fácilmente erramos y prejuzgamos injustamente. Ofrece eso que te ofende en reparación de los pecados de todos...recuerda que Cristo cargo con los pecados ajenos y soportó las peores ofensas y torturas. ¿Seremos sus discípulos si no queremos seguir su mismo camino?
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Y por cierto, el tiempo no borra todo (a pesar de lo que dicen esos "sabios más sabios") pero sí cura las cicatrices y el dolor, para dejar emerger los recuerdos con un toque de dulzura y bella añoranza. No se trata de que olvides a Jorge ni a tu hijito, nunca lo lograrías, sino de que los recuerdes amorosamente con paz.
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XX: Tu camino es sacudir nuestras conciencias, ése es tu nuevo apostolado. Yo compro ese boleto, pues me queda a la medida. Háblanos de María con el cariño que le tienes (¡qué modo de describirla en su ayate!). Háblanos de la necesidad de vivir en gracia santificante todos los días, como lo haces cuando dices que vivir sin esa gracia es estar alejados de un valor sobrenatural de los actos, mismos que se asemejan a la vida de los animalitos cuando se vive en pecado. Háblanos de los frutos de la Redención que se reciben en el Santo Sacrificio de la Misa. Háblanos de la conciencia que se busca y se logra acallar. Todo esto lo has hecho en tus escritos tal vez sin proponértelo. Háblanos ¡en fin! de nuestras mediocridades como católicos acostumbrados rutinariamente a nuestra fe. ¡¡Sacúdenos!! ¡¡Despiértanos!!
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Esa puede ser tu nueva misión aquí y donde estés. Haznos redescubrir, en toda su magnitud, lo que hemos olvidado. Tú dimensionas en toda su proporción lo que descubriste, mientras que parece que los demás -o cuando menos muchos- lo hemos olvidado.
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CONTESTA XX (citamos lo más relevante):
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Por eso, es necesario volver a los genuinos valores de nuestra fe y valorarlos en toda su dimensión, eso es cierto....pero ello hay que pedirlo a quien sabe, a quien ha sido preparado para ello, los neofitos apenas estamos dando nuestros primeros pasos...pero si de algo sirve, proclamaré el valor de lo que ahora apenas empiezo a entender mejor, mostrando todas mis miserias para que otros y otras no caigan ni transiten por ellas...no puedo hablar con una autoridad moral que no poseo ni con una cultura y conocimiento del que carezco, que si bien valoro extraordinariamente nuestra doctrina católica, estoy tratando de conocerla a fondo y con muchas fallas y trabajos, de practicar sus enseñanzas.
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No sabes como agradezco tus palabras...
Voy a imprimir este escrito y repartirlo con mis amigas, nos da un gran ejemplo.
ResponderEliminarEste blog esta excelente. Es mi preferido ya.
Pily
Agradecemos tus elogiosos comentarios que nos motivan mucho y nos alegra que difundas este testimonio.
ResponderEliminarCATOLICIDAD
Cómo adoro ver las pinceladas de amor que nos da Dios!!!!... A veces me pongo a pensar, será acaso que el dolor que sufrimos por las injusticias, consecuencias, enfermedades, accidentes, humillaciones, etc... y que nos hacen acercarnos a Dios, no serán realmente muestra del amor de Dios para nosotros?, suena confuso, lo se. ¿Cómo es posible que alguien que sufre sea alguien bendecido por el Señor?. En el sufrimiento aprendemos a amar. Que oigamos el llamado de Dios, para aceptar nuestro dolor no como algo malo, sino como una Gracia, ya que todo lo que nos acerca a Él es una Gracia santificante que nos da pase para la vida eterna.
ResponderEliminarbuenas tardes:
ResponderEliminarPor este medio quiero dar mi testimonio: hace algun tiempo por malas decisiones y por mi egoismo entre en un problema muy grave. en principio yo decia como los alcoholicos: todo lo puedo controlar todo esta bien pero en el fondo yo sabia que todo se me estaba saliendo de control.
lo peor fue cuando una de mis hermanas se entero del problema y se lo comunico al resto de la familia, fue un gran lio todo mundo esta molesto conmigo, a la vez preocupados por mi ya que he tropezado con esa piedra mas de una vez. yo estaba enojada y resentida porque decia que no me comprendian que nadie se ponia en mis zapatos etc etc. yo tenia una venda en los ojos no queria aceptar que era TOTALMENTE RESPONSABLE de todo lo que me estaba pasando, que aunque mi familia me quiere, no podian tapar el sol con un dedo ( nadie podria hacerlo ) mucho menos yo y me rebelaba con todos y contra todo sintiendome una victima inocente de las circunstancias. Nada mas lejos que eso.
en un momento de angustia fui a buscar a una amiga reciente Bere, por cosas de Dios, un dia ella me dijo: "acompañame a la casa de una amiga que vive por el centro" yo estaba totalmente abrumada por el problema y con tal de distraerme un poco le dije que si. al pasar por una casa ella y la señora que iba con nosotros comentaron que ahi se rezaba el rosario a la Virgen de Fatima todos los lunes.
Mi amiga me recomendo ir, me dijo que el ir a rezar me iba a ayudar mucho y que muy probablemente me ayudaria a solucionar el problema. Yo no dije nada pero como dije, yo sentia que todos ( familia, parientes y amigos, hasta Dios mismo) me habian volteado la espalda y nadie queria ayudarme a salir de aquello, pero la idea estaba fija en mi cabeza pero al final me decidi, pedir permiso en mi trabajo pues yo salgo hasta las 7 y el rezo comienza a las 6:30.
fue dificil por mi cerrazon, pero segui yendo cada lunes a rezar y a platicar con varias personas sobre mi problema. a veces me desesperaba porque no veia ninguna solucion y dejaba de rezar, pero era real lo que me habian dicho: El rezo me estaba ayudando por lo menos me sentia mas tranquila y todos a mi alrededor lo notaban segui rezando, segui asistiendo al rezo del rosario, segui los consejos de las hermanas que con paciencia me escuchaban y me pedian que siguiera confiando.
fue muy duro entender y sobre todo aceptar que estaba muy equivocada en mi manera de ver las cosas, fue duro aceptar mi responsabilidad y duro aceptar mis errores, ver las consecuencias del mismo y enfrentar esas consecuecias. pero gracias a Dios y a la Santisima Virgen Rosa Mistica ( en todas las advocaciones ) persevere aun cuando me sentia desanimada sin ganas de levantarme de la cama en ocasiones.
un dia, cuando sentia que se habian agotado todas las posibilidades segun mi limitado concepto, recibi un mensaje en mi celular que cambio todo, no sabia que pensar despues de largos dias de angustia, ansiedad y desesperacion parecia que ahi estaba la solucion.
unos dias antes de este mensaje la Hermana Maria de La Cruz me dijo que Dios teniaa una palabra para mi: "PROVISION" aunque el enemigo queria ponerme dudas decidi creer en Jesus y no hacerle caso al enemigo sino a JESUS, A DIOS MISMO. Asi que le dije al Señor: "bueno Señor, voy a hacer lo que siento que se debe hacer, si esto viene de Ti"..... y asi fue: la solucion que habia perseguido por meses llego en el momento que crei estar sola Jesus y Maria Santisima me dijeron " aqui tienes mi niña: deja de sentir miedo aqui esta lo que pediste." GLORIA A DIOS, GLORIA A DIOS TODA LA GLORIA, LA HONRA A JESUS Y MARIA SANTISIMA GRACIAS GRACIAS GRACIAS. AMEN