miércoles, 6 de abril de 2016

¿Y TÚ TE EXAMINAS DE LOS PECADOS DE OMISIÓN?


Las convicciones que ocultamos por el miedo a que nos tachen de anticuados...

La blasfemia o el chiste irrespetuoso que complacientemente escuchamos, temerosos del qué dirán si protestamos...

Los silencios cómplices al no manifestar y defender la Verdad y el Bien, por el miedo a la opinión de terceros...

Las herejías que toleramos al cura modernista para no incomodarnos por el qué dirán los demás fieles o el propio cura...

Las preces omitidas que incidieron en almas que no cambiaron de vida y se condenaron porque no hubo quien orase por ellas, haciendo caso omiso a lo que pidió y advirtió la Virgen en Fátima...

Las misas que no mandamos decir y las oraciones que no hicimos por nuestros parientes y por las almas del purgatorio, en general, para que alcanzaran pronto la bienaventuranza eterna...

Las tolerancias al mal comportamiento de nuestros hijos para evitarnos problemas...

Las correcciones que debimos hacer y que por comodidad callamos...

Las almas que, pudiendo, no engendramos para Dios, pero que nuestro egoísmo disfrazó de "paternidad responsable", acallando nuestro deber de fecundidad...

La lágrima que vimos rodar en el rostro de quien camina a nuestro lado y por no querernos involucrar, no la enjugamos...

El suéter que no quisimos quitarnos para darlo aquel mendigo que tiritaba de frío, pues nos costó mucho dinero...

El pedazo de pan que no compartimos, porque nadie nos lo regaló, y que justificamos diciendo que por nuestro propio esfuerzo lo obtuvimos...

La riña que no quisimos evitar, para no meternos en problemas que no son nuestros...

La herida que no quisimos curar, porque no fuimos nosotros quien la hicimos...

La palabra de aliento o el buen consejo que nunca regalamos a quien encontramos afligido o necesitado, porque "no tenemos tiempo" para ello...

La paciencia que no mostramos ante los defectos del prójimo...

El tiempo que negamos para escuchar a alguien que necesitaba hablar, diciéndonos que no podíamos perderlo...

Los conocimientos que pudimos compartir y que egoístamente nos reservamos...

La limosna que no ofrecimos, porque -sin tener verdadero fundamento- pretextamos que no queremos contribuir a la mendicidad y ociosidad...

La sonrisa que no regalamos a aquel que encontramos en el camino, porque no tiene nada que ver conmigo...

El perdón que no ofrecimos...

La disculpa que nuestro orgullo silenció...

La carta que alguien esperó y nunca escribimos...

La visita que no hacíamos a nuestros padres o parientes solos o ancianos...

La formación religiosa deficiente para nuestros hijos (o apenas para la Primera Comunión) y los sacramentos diferidos 
(deben ser: Bautismo, en peligro de muerte o antes del mes de nacido; Confesión -primero- y Primera Comunión -después-, al llegar al uso de razón, etc.)...

El adoctrinamiento religioso que no impartimos a nuestros sirvientes...

El aborto que se cometió y que tal vez nuestro consejo hubiera evitado...

La visita a ese enfermo o a ese preso que quedó solo en el olvido...

La medicina que pudimos regalar al enfermo grave y necesitado, pero como alcanzaba a afectar nuestra economía nunca adquirimos...

La confesión y comunión omitidas que anualmente, al menos, nos obligan los mandamientos de la Iglesia...

Los días de ayuno y abstinencia de carne rotos en días obligatorios...

Las misas dominicales a las que no asistimos sin razón suficiente...

Las oraciones de agradecimiento a Dios que omitimos (¡para pedirle no lo olvidamos!), las visitas de amor al Santísimo sacramento que nunca hicimos, el estudio de nuestra fe que siempre pospusimos, la lectura espiritual que no realizamos nunca.... todo con la excusa de que no disponemos de tiempo o estamos muy, muy, pero muy agotados...

En fin...TODO aquello que pudiendo y debiendo hacer no realizamos por pereza o egoísmo.

Obrar bien no solo consiste en evitar el mal, pues las omisiones culpables también son pecados.

Debemos, pues obrar el bien y no solo evitar el mal.

Qué pena y dolor por todo aquello que hemos omitido durante nuestra vida. Habrá algunas omisiones reparables... Otras ya no tienen remedio.

Pidamos perdón a Dios por todas y acusemos al Confesor las que hayan sido materia grave y corrijamos todo aquello que todavía sea reparable.

El creyente realmente debe, positivamente, amar a Dios sobre todas las cosas, y a su prójimo en la misma medida que a sí mismo se ama. No olvides, pues, examinar frecuentemente también los pecados de omisión (y especialmente al realizar el examen de conciencia, pues no basta analizar los mandamientos de Dios, de la Iglesia y los pecados capitales). Aquí solo hemos enumerado algunos. Analiza tus particulares obligaciones sobre tu estado de vida, y cuáles se desprenden de esto.

14 comentarios:

  1. Gracias X esta información no entendía, bien el pecado de omisión cuantas faltas padre santísimo he cometido.

    ResponderEliminar
  2. Buenísimo!!!!! Hay que difundir este escrito.

    ResponderEliminar
  3. Dios mio, cuantas faltas he tenido, ufff! me quede sin palabras, perdon Señor yo pense q estaba bien

    ResponderEliminar
  4. ¡Cuántas verdades juntas que uno nunca piensa ni analiza!

    ResponderEliminar
  5. Perdon Dios mio por haberte ofendido, necesitaba esta reflexion para darme cuenta que no estoy obrando bien con mis hermanos, perdon Señor ayudame para poder cambiar.

    ResponderEliminar
  6. Es bueno dar dar a conocer estas faltas que muchos de nosotros no las conocemos del todo, Yo comparti este articulo con mis amigos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Anónimo 20 de junio 2016
      Hagamos Oración por nuestros hermanos que son perseguidos en diferentes partes del mundo, hagamos oración por ellos y por todas las necesidades Espirituales que tiene el mundo en la actualidad Y dediquemos un tiempo diario para ello.

      Eliminar
  7. Oigan amigos ¿y qué pasa si no doy al que me pide una moneda? pues muchos en nuestra rutina diaria nos topamos con muuuuuchas de estas personas, que en los cruceros, que en la calle, que el paquetero en el super, que el viene viene, que la peluquera, que el mesero, etc. etc... ¿y si trallendo para dar no doy, qué? ¿y si no tengo empleo, aún así debemos dar?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hermano, aplique usted su criterio para cada circunstancia pero con generosidad. Nadie está obligado a dar lo que no tiene. Si tiene y no da a una persona que está necesitada, sin duda habrá falta por no emplear la caridad cristiana. ¿La gravedad? Depende de la necesidad y de la posibildad de ayudar realmente aunque nos privemos de algo.

      Eliminar
    2. mira aunque eres pobre y encuentras una moneda y otro pobre te la pide, dasela, dios te dara 100 veces mas.

      Eliminar
    3. No siempre es así Ezequiel Canciani, a veces uno debe comprarse algo que realmente necesita o hacer una obra de propaganda como fotocopiar un buen artículo como este y salvar un alma y el diablo (cuya palabra significa el que intercepta los designios de Dios) también está ahí para que hagamos mal con apariencia de bien. No siempre es dar dinero, sobre todo si uno no tiene trabajo, mucha gente se termina haciendo adicta a que uno le dé dinero y para peor que a veces se pasan el dato de que uno ayuda con dinero y se te llena la puerta de tu casa de mendigos que no lo necesitan sino que se aprovechan. Siempre tratar de ver si la persona está realmente con hambre darle algo de comer y no dinero, que muchas veces pasa también que los alimentos que les demos lo terminan arrojando el la calle, y lo he visto, no me lo han contado, como un día que dí un paquete de fideos y al rato salí a la vereda y estaba tirado en el piso. Traten de averiguar la situación de la persona y vean si realmente no tiene otros lugares donde recurrir u organismos del Estado que los asistan, en una conversación de cinco minutos se puede indagar si realmente es un caso para ayudar con dinero o de otra forma.
      Y eso de las propinas si uno no tiene buenos ingresos es una verdadera tortura como dice el anónimo
      13:42 porque te sacan todo el tiempo de presupuesto.

      Otro caso, en la ciudad donde vivo a los estudiantes les subsidian el pasaje de colectivo o bus para ir a la escuela, pero ellos luego seguro se gastan ese dinero, que no deben pagar en pasaje, en sus gustitos viciosos como piercing celular, tatoos, etc etc. Otra es cuando se instalan cerca de una iglesia para "cuidar" los autos que estacionan y están fumando, seguro parte de ese dinero va para el vicio y no para sus verdaderas necesidades.

      Otro ejemplo una señora que todos los fines de semana iba a pedirme dinero, uno como tonto creyendo que lo necesitaba para comer y le daba, más luego me enteré que lo amarrocaba y guardaba, resultó que su nuera encontró el "nidito" y se lo robó.

      Eliminar
    4. A mi Dios me dá pero me lo saca casi TODO el ESTADO con impuestos EXTORSIVOS CONFISCATORIOS más la inflación no me queda ni para ir al médico, si un día me siento mal me acuesto y que sea lo que Dios quiera.

      Eliminar
  8. +JMJ+
    ¡Bendito sean Dios y María Santísima por haber publicado este artículo !
    Tristemente no escuchamos sobre los pecados de omisión desde el púlpito, al igual que otras doctrinas y dogmas de la nuestra Fé católica. La falta de interés de los padres de crecer en la Fé y de transmitirla a los hijos (promesa bautismal), el miedo del clérigo de hablar on la verdad desde el púlpito (pecado de omisón), etc son los resultados del estado actual de nuestra madre Iglesia. Pero podemos retomar el camino, así que ahora los invito a difundir este artículo a TOOOODOS sus conocidos, amigos, familiares, vecinos, comañeros de trabajo , etc .... hasta con su párroco,hermanos(as) de ordenes religiosas . De otra manera el no compartir la verdad de nuestra Fé católica es también un pecado de omisión de nuestra parte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Justo como hacía el santo francés que hoy se celebra, san LUIS MARÍA GRIGNON DE MONTFORT.

      Eliminar