lunes, 31 de diciembre de 2018

FELIZ AÑO NUEVO


Recordamos que el día primero es fiesta de precepto (como si fuera domingo) y obliga asistir a Misa.

domingo, 30 de diciembre de 2018

ACCIÓN DE GRACIAS POR UN AÑO MÁS


Padre nuestro que estás en los cielos, dueño de la Verdad, del tiempo y de la eternidad: Tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.Al terminar el año 2018, en nombre propio y de los míos, queremos darte gracias, por todo aquello que recibimos de Ti.

Gracias por la familia que nos diste, por la vida y el amor, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por todo cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.

Gracias por acogernos en tu verdadera Iglesia. Te ofrecemos todo cuanto hicimos este año que termina. El trabajo que pudimos realizar, las cosas que pasaron por nuestras manos, y lo que con ellas pudimos construir de positivo.

También, Señor, hoy queremos pedirte perdón. Perdón por nuestros pecados, por el mal que hemos causado, por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por las omisiones, por la palabra inútil y el amor desperdiciado.

Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho. Y perdón por vivir sin entusiasmo. También por la oración, que poco a poco, fuimos aplazando y que hasta ahora hacemos para agradecerte todo lo que nos has dado.

Por todos nuestros olvidos, descuidos y silencios. Nuevamente te pedimos perdón, Señor.

Iniciaremos un nuevo año y detenemos nuestra vida, ante el nuevo calendario aún sin estrenar. Te presentamos estos futuros 365 días, que sólo Tú sabes, quienes llegaremos a vivirlos completos. Si no los terminamos... ayúdanos a morir en Ti, en gracia santificante, luego de haber acudido -sinceramente contritos- al tribunal de la Confesión.

Hoy te pedimos para cada uno de nosotros: la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la caridad y la sabiduría, el empeño para serte fieles y vivir siempre en tu Gracia, pues sólo en Gracia se transita el camino seguro. Sólo el necio esto no lo entiende, por lo que te pedimos que nos quites cualquier venda que nos impida ver nuestra estulticia.

Señor, ayúdanos a ser celosos de tu gloria y la de tu Iglesia, y vivir sólo
por Ti, en Ti y para Ti.

Queremos vivir cada día con optimismo y bondad, llevando a todas partes, un corazón lleno de comprensión y paz que busque siempre la Verdad de tu Palabra. Que nada nos arranque de ella, pues tu fe es nuestro mayor tesoro.

Cierra Tú nuestros oídos, a toda calumnia, a las falsas doctrinas contra tu Palabra. Y nuestros labios, a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes. Abre, en cambio, nuestro ser a todo lo que es bueno.

Que nuestro espíritu, se llene sólo de bendiciones, y las derrame a nuestro paso. Cólmanos de bondad y de alegría, para que cuantos conviven con nosotros, o los que se acerquen, encuentren en nuestras vida, un poquito de TI.

Gracias, Señor, por todo y perdona nuestras deudas contigo. Guíanos a todos por la senda del camino estrecho que nos permita un día entrar por la puerta angosta y estar en tu regazo eterno para bendecirte por los siglos de los siglos. Si para ello es necesario que utilices tu mano derecha que nos sacuda, de antemano aceptamos cualquier pena y dolor por difíciles que sean.

Danos un feliz 2019 y enséñanos a amarte viviendo siempre en tu gracia, y seguirte con plena fidelidad. Gracias, Señor, por todas las bendiciones del pasado año, así como por las que derramarás el que inicia.

Santísima Virgen María, encomiendo a tu Inmaculado Corazón a toda la familia mía.

Amén.

sábado, 29 de diciembre de 2018

VISIÓN DE ANA CATALINA EMMERICH


“Vi en una ciudad, una reunión de eclesiásticos, de laicos y de mujeres, los cuales estaban sentados juntos, comiendo y haciendo bromas frívolas, y por encima de ellos una nube oscura que desembocaba en una planicie sumergida en las tinieblas. En medio de esta niebla, vi a Satán sentado bajo una forma horrible y, alrededor de él, tantos acompañantes como personas había en la reunión que ocurría debajo. Todos estos malos espíritus estaban continuamente en movimiento y ocupados en empujar al mal a esta reunión de personas. Ellos les hablaban a la oreja y actuaban sobre ellos de todas las maneras posibles. Estas personas estaban en un estado de excitación sensual muy peligroso y ocupado en conversaciones ociosas y provocantes. Los eclesiásticos eran de esos que tienen como principio: «Hay que vivir y dejar vivir. En nuestra época no hay que estar aparte ni ser un misántropo: hay que alegrarse con los que se alegran”.

Beata Ana Catalina Emmerich, AA. II. 488.

viernes, 28 de diciembre de 2018

28 DE DICIEMBRE: LOS SANTOS INOCENTES


Herodes llamado "el Grande", gobernaba al pueblo judío, dominado por Roma, por la época en que nació Nuestro Señor Jesucristo. Herodes era idumeo, es decir que no era un judío perteneciente a la casa de David o de Aarón, sino descendiente del pueblo al que Juan Hyrcan obligó a abrazar el judaísmo; si ocupaba el trono de Judea, era por un favor especial de la casa imperial de Roma. Por lo tanto, desde que oyó decir que ya habitaba en el mundo un ser "nacido como rey de los judíos" al que tres sabios magos del oriente habían venido a adorar, Herodes estuvo inquieto y vivió en el temor de perder su corona. En consecuencia, convocó a los sacerdotes y escribas para preguntarles en qué lugar preciso debía nacer el esperado Mesías. La respuesta unánime fue: "En Belén de Judá". Más atemorizado que nunca, realizó toda clase de diligencias para encontrar a los magos que habían venido de oriente en busca del "rey" para rendirle homenaje. Una vez que encontró a los magos, los interrogó secretamente sobre sus conocimientos, los motivos de su viaje, sus esperanzas, hasta que, por fin, les recomendó que fuesen a Belén y los despidió con estas palabras: "Id a descubrir todo lo que haya de cierto sobre ese niño. Cuando sepáis dónde está, venid a decírmelo, a fin de que yo también pueda ir a adorarle". Pero los magos recibieron en sueños la advertencia de no informar a Herodes, de suerte que, tras haber adorado al Niño Jesús, hicieron un rodeo para regresar a oriente por otro camino. Al mismo tiempo, Dios, por medio de uno de sus ángeles, mandó a José que tomase a su esposa María y al Niño y que huyese con ellos a Egipto, "porque sucederá que Herodes buscará al Niño para destruirlo".

"Entretanto, Herodes, al verse burlado por los magos, se irritó sobremanera y mandó matar a todos los niños que había en Belén y sus contornos, de dos años abajo, conforme al tiempo de la aparición de la estrella, que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió lo que predijo el profeta Jeremías cuando anunciaba: "En Rama se oyeron las voces, muchos lamentos y alaridos. Es Raquel que llora a sus hijos, sin hallar consuelo, porque ya no existen". (Mat. II, 18).

Al hablar de Herodes, dice el historiador Josefo que "era un hombre de gran barbarie hacia todos los demás" y relata varios de sus crímenes, tan espantosos, crueles y repugnantes, que la matanza de unos cuantos niños judíos parece cosa de nada, y Josefo ni la menciona. Por tradición popular, se supone que el número de las víctimas de la matanza ordenada por Herodes fue muy crecido. La liturgia bizantina habla de 14,000 niños, las "Menaia" sirias, de 64,000 y, por cierta interpretación a algunas palabras del Apocalipsis XIV 1-5), se hace ascender la cifra a 144,000. Sobre la menor de estas cantidades, dice Alban Butler con toda razón, que "excede todos los límites y, ciertamente que no ha sido confirmada por ninguna autoridad calificada". Belén era una villa pequeña y, aun cuando se incluyesen sus contornos, no podía tener, en un momento dado, más de veinticinco niños menores de dos años. Algunos de los investigadores hacen descender la cifra a media docena solamente. Hay una historia muy conocida que escribió Macrobio, cronista hereje del siglo quinto, donde se afirma que, al enterarse el emperador Augusto de que, entre los niños menores de dos años que Herodes había mandado matar se encontraba el propio hijo del rey, hizo este comentario: "Valdría más ser el cerdo (hus) de Herodes que su hijo (huios)", con lo que hacía una irónica referencia a la ley judía de no comer carne de cerdo y, en consecuencia, de no matar a los cerdos. Sin embargo, esta noticia es falsa, puesto que el hijo de Herodes a quien se refiere, era Herodes Antipas, quien por aquella época ya era un adulto y a quien su propio padre mandó matar poco antes de expirar.

La fiesta de los Santos Inocentes (a quienes en el oriente se llama sencillamente los Santos Niños), se ha observado en la Iglesia desde el siglo quinto. La Iglesia los venera como mártires que no sólo murieron por Cristo, sino en lugar de Cristo. "Flores martyrum", los llama la Iglesia, mientras que San Agustín habla de ellos como de capullos destrozados por la tormenta de la persecución en el momento en que se abrían. Sin embargo, en la liturgia no se los trata como a mártires. El color de las vestiduras sacerdotales para la misa de los Santos Inocentes, es el púrpura y no se canta el Gloria ni el Aleluya; pero en la octava y cuando la fiesta cae en domingo, se usan vestiduras rojas y se cantan, como de costumbre, el Gloria y el Aleluya. Antiguamente, en Inglaterra se llamaba a esta fiesta "Childermass" y San Beda compuso un extenso himno en honor de los Inocentes. Naturalmente que en Belén reciben una veneración especial; su fiesta es ahí obligatoria y por las tardes de todos los días del año, los frailes franciscanos y los niños del coro, visitan el altar de los Santos Inocentes, en la cripta de la Basílica de la Natividad y cantan el himno de Laudes de la fiesta: "Sálvete, flores martyrum".

Debemos hacer notar que, a partir del siglo sexto en adelante, toda la Iglesia de occidente, al parecer con excepción de la mozárabe y su ritual, conmemora en este día a los Santos Inocentes. Sin embargo, en el Hieronymianum, la frase que se usa es: "natale sanctorum infantium et lactantium (el nacimiento de los santos niños y lactantes) y el Calendario de Cartago, que es anterior, también habla de infantes y no de inocentes. Por otra parte, en ciertos sermones de San Agustín, donde menciona "el octavo día de los infantes", el contexto muestra claramente que no se refiere a los niños de Belén, sino a aquéllos que habían sido recientemente bautizados. Ver el CMH, p. 13; a Duchesne en Christian Worship, p. 268 y a Kneller en Stimmen aus María Laach, vol. LXVII (1904), pp. 538-556.

~ Vidas de los Santos, de A. Butler (Catequesis Tradicional).

jueves, 27 de diciembre de 2018

ADOREMOS, AGRADEZCAMOS, AMEMOS AL REDENTOR QUE NACE E INUNDEMOS NUESTRO ESPÍRITU DE ALEGRÍA


En este santo tiempo, la Iglesia ofrece al Niño Dios el tributo de sus profundas adoraciones, los transportes de sus inefables alegrías, el homenaje de su agradecimiento infinito, la ternura de su amor incomparable. Estos sentimientos, adoración, alegría, agradecimiento, amor, expresan el conjunto de actos que toda alma fiel debe también tributar al Emmanuel en su cuna. Las oraciones de la Liturgia la prestarán su voz pura y perfecta; mas penetremos en la naturaleza de esos sentimientos para sentirlos mejor y hacer totalmente nuestra la forma con la que los expresa la Santa Iglesia.

ADORACIÓN.- Nuestro primer deber ante la cuna del Salvador es la adoración. La adoración es el primero de los actos de religión; pero se puede decir que, en el misterio de Navidad, todo parece contribuir a hacer ese deber más sagrado todavía. En el cielo, los Ángeles se cubren el rostro y se postran ante el trono de Dios; los veinticuatro ancianos deponen continuamente sus diademas ante la Majestad del Cordero; ¿qué hemos de hacer nosotros, pecadores, miembros indignos del pueblo redimido, cuando el mismo Dios se humilla y anonada por nosotros; cuando, por el más sublime de los cambios, los deberes de la criatura para con su Creador son por El mismo realizados, cuando Dios eterno no sólo se inclina ante la Majestad Infinita, sino ante el hombre pecador?

Es, pues, justo que, a la vista de un espectáculo semejante, procuremos con nuestras profundas adoraciones devolver al Dios que se humilla por nosotros una partecita de lo que le sustrae su inmenso amor al hombre y su fidelidad a los mandatos de su Padre. Debemos, en cuanto nos sea posible, imitar en la tierra los sentimientos de los Ángeles del cielo, y no acercarnos nunca al divino Niño sin ofrecerle el incienso de una sincera adoración, las protestas de nuestro vasallaje y la pleitesía del acatamiento debido a su Infinita Majestad, tanto más digna de nuestro respeto cuanto más se rebaja por nosotros. ¡ Ay de nosotros si, demasiado familiarizados con la aparente flaqueza del divino Infante, y con sus tiernas caricias, creyéramos poder prescindir de esa primera obligación y olvidarnos de lo que El es y lo que somos nosotros!

El ejemplo de la Purísima Virgen María nos ayudará mucho a conservar en nosotros esa humildad. María era humilde delante de Dios antes de ser Madre; después de serlo, es más humilde todavía ante su Dios y su Hijo. Pues nosotros, despreciables criaturas, pecadores mil veces perdonados, adoremos con todas nuestras potencias a Aquel que desde tan elevadas alturas baja hasta nuestra miseria, y tratemos de compensar con nuestros actos de humildad, ese eclipse de su gloria que se realiza en la cueva y en los pañales.

ALEGRÍA.- Pero la Santa Iglesia no ofrece solamente al Niño Dios el tributo de sus profundas adoraciones; el misterio del Emmanuel, del Dios con nosotros, es también para ella fuente de inefable alegría. El respeto debido a Dios se conjuga de un modo admirable, en sus cánticos sublimes, con la alegría que los Ángeles la recomendaron. Tiene a gala imitar el regocijo de los pastores, que a toda prisa y rebosantes de contento acudieron a Belén y también la alegría de los Magos, cuando a su salida de Jerusalén volvieron a ver la estrella. Es el motivo de que toda la cristiandad consciente celebre el divino Natalicio con cantos alegres y populares, conocidos con el nombre de Villancicos.

Unámonos, oh cristianos, a esa jubilosa alegría; no es tiempo de lágrimas ni suspiros: Un Niño nos ha nacido. Ha llegado el que esperábamos y ha llegado para morar con nosotros. Como ha sido larga la espera, deberá ser embriagador el gozo de poseerle. Día llegará, y muy pronto, en que este niño que hoy nace, hecho ya hombre, será el varón de dolores. Entonces nos lamentaremos con Él; ahora debemos alegrarnos de su venida y cantar con los Ángeles junto a su cuna. Estos cuarenta días pasarán veloces; recibamos con el corazón dilatado la dicha que nos viene de arriba como un don celestial. La Sabiduría divina nos enseña que el corazón del justo es una continua fiesta, porque en él reside la paz: ahora bien, estos días ha venido la Paz a la tierra, la Paz a los hombres de buena voluntad.

AGRADECIMIENTO.- A esta mística y deliciosa alegría viene como por sí mismo a unirse el sentimiento de gratitud para con Aquel que, sin detenerse ante nuestra indignidad ni ante las consideraciones debidas a su infinita Majestad, quiso escoger una Madre entre las hijas de los hombres, y una cuna en un establo: tan empeñado estaba en la obra de nuestra salvación, en apartar de sí todo lo que pudiera inspirarnos miedo o timidez y en animarnos con su divino ejemplo a seguir el camino de la humildad, por donde debemos marchar para llegar al cielo, perdido por nuestro orgullo.

Recibamos, pues, con el corazón emocionado el precioso regalo de un Niño libertador. Es el Hijo único del Padre, de ese Padre que amó al mundo hasta el extremo de entregarle su propio Hijo; y es el mismo Hijo único quien confirma plenamente la voluntad de su Padre, viniendo a ofrecerse por nosotros porque Él lo quiso. En verdad, al entregárnosle el Padre ¿no nos lo ha dado todo con Él, como dice el Apóstol? ¡Oh inestimable dádiva! ¿Podríamos ofrecer un agradecimiento equivalente al regalo, cuando, en el fondo de nuestra miseria, somos incapaces de estimar su valor? En este misterio, sólo Dios y el divino Infante, que guarda el secreto en el fondo de su cuna, saben perfectamente lo que nos dan.

AMOR.- Pero, si la gratitud no puede ser proporcionada a la dádiva ¿quién habrá de pagar la deuda? Sólo el amor será capaz de hacerlo, porque, por muy limitado que sea, no tiene medida, y siempre puede ir en aumento. Por eso la santa Iglesia se siente invadida de una inefable ternura en la cueva, después de haber adorado, bendecido y dado gracias, y exclama: ¡Cuán hermoso eres, oh amado mío! ¡Oh divino Sol de justicia, cuán suave es a mi vista, tu despertar! ¡Cuán vivificantes tus rayos para mi corazón! ¡Cómo se afianza tu triunfo en mi alma cuando la vences con las armas de la pobreza, de la humildad y de la infancia! Y todas sus palabras son palabras de amor; la adoración, la alabanza, la acción de gracias no son en sus Cánticos más que expresión variada e íntima del amor que transforma todos sus sentimientos.

Sigamos también nosotros, oh cristianos, a nuestra Madre la Iglesia y llevemos nuestros corazones al Emmanuel. Los Pastores le ofrendan su sencillez, los Magos le llevan ricos presentes; unos y otros nos enseñan que nadie debe presentarse ante el divino Infante sin ofrecerle un donativo digno. Ahora bien, es preciso que lo sepamos: ningún tesoro estima tanto como el que ha venido a buscar. El amor le hizo bajar del cielo. ¡Compadezcamos al corazón que no le entrega su amor!

Estos son los deberes que nuestras almas deben tributar a Jesucristo en la primera venida, que hizo en carne y flaqueza, como dice San Bernardo, no para juzgar al mundo sino para salvarle.

Dom Próspero Guéranger O.S.B

sábado, 22 de diciembre de 2018

LA PRIMERA NAVIDAD DE ASIA BIBI: CON SU MARIDO Y RODEADA DE INCÓGNITAS

Esta es la primera Navidad de Asia Bibi en nueve años. No se sabe cómo va a celebrar al Niño Jesús y no es la única cristiana que sufre por esto


Las hijas de Asia Bibi, en la imagen, no van a ver a su madre en Navidad
Las hijas de Asia Bibi, en la imagen, no van a ver a su madre en Navidad 

Por José Luis Restán, Director Editorial COPE

Para Asia Bibi esta será la primera Navidad en libertad en los últimos nueve años, y será una Navidad agridulce porque la pasará, junto a su marido, en un lugar secreto bajo protección del gobierno pakistaní. Por el momento no puede disfrutar de su familia reunida al completo ni iniciar una nueva vida libre de amenazas, a la espera de que la Corte Suprema de Pakistán examine, seguramente en enero, la petición de revisar la absolución del delito de blasfemia que se le imputaba, establecida por el Alto Tribunal el pasado 31 de octubre. Los abogados de Asia confían en que se confirme definitivamente su absolución y entonces el gobierno conceda a toda la familia el visado para viajar a alguno de los países que le han ofrecido asilo.

No olvidemos que mientras tanto, Asia y los suyos siguen en el punto de mira de los fanáticos islamistas. De hecho no se sabe cómo celebrará la Navidad, si podrá participar en la Misa de Navidad en alguna iglesia, quizás en condiciones de anonimato, o si se permitirá que algún sacerdote la visite para que pueda recibir los Sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía que ella tanto desea.

En cualquier caso la historia de Asia Bibi ha permitido que salgan a la luz los tremendos abusos cometidos bajo el paraguas de la ley de la blasfemia, que continúa provocando víctimas inocentes en un país que los radicales islamistas consideran “la tierra de los puros”. Una tierra en la que los cristianos se aprestan a celebrar la Navidad bajo férreas medidas de seguridad; un país en el que la violencia y el odio no han conseguido extinguir el testimonio de Jesús que vuelve a nacer.

jueves, 20 de diciembre de 2018

¡AL FIN!... DETUVIERON AL IMPOSTOR E IMITADOR DE SAN NICOLÁS DE BARI


San Nicolás de Bari es el verdadero Obispo que distribuía regalitos a los niños de su diócesis, pero su regalo principal era la Palabra de Dios y el mensaje del Evangelio distribuidos como lo que siempre han sido: el más importante regalo de Dios.

Papá Noel es un impostor, una caricatura de San Nicolás creada por Coca Cola al que bautizó con el nombre de Santa Claus, y solamente sirve para el marketing $$$$$$.

Lamentablemente el Santa Claus moderno ha sido paganizado. La mitra de obispo fue remplazada por el hoy famoso gorro rojo, su cruz pectoral desapareció por completo. Se "mudó" de Turquía al Polo Norte, de donde viene por la nieve con venados.

El Santa Claus pagano cautivó la imaginación de agentes publicitarios en el occidente. Como San Nicolás era obispo, se le representa vestido en rojo. Eso le gustó a los magnates de la Coca Cola ya que ese es también el color publicitario de esa corporación. Comenzaron a usarlo en una campaña publicitaria pre Navideña .

Hoy día, "Santa Claus" se utiliza para vender toda clase de cosas y casi nadie recuerda su verdadera historia. Es hora que los cristianos recuperemos nuestro santo y le enseñemos a nuestros niños que la Navidad es la celebración del Nacimiento de Dios hecho niño. Recordemos pues que San Nicolás fue un santo obispo que se preocupaba por los pobres, especialmente los niños y se hizo famoso por su caridad.

martes, 18 de diciembre de 2018

PASTOR QUE CON TUS SILBOS AMOROSOS



PASTOR QUE CON TUS SILBOS AMOROSOS

Pastor, que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño;
tú, que hiciste cayado de ese leño
en que tiendes los brazos poderosos:

vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguir empeño
tus dulces silbos y tus pies hermosos.

Oye, Pastor, que por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres;

espera, pues, y escucha mis cuidados.
Pero, ¿cómo te digo que me esperes,
si estás para esperar los pies clavados?

Lope de Vega

lunes, 17 de diciembre de 2018

LA REVOLUCIÓN por Monseñor De Segur. 2a. Parte.



(2) LA REVOLUCIÓN - Monseñor De Segur. Impreso en 1895.
IV
Quién es el verdadero padre de la Revolución y cuándo nació ésta.

Hay en la Revolución un misterio, misterio de iniquidad que los revolucionarios no pueden comprender, porque sólo la fe puede explicarlo, y a ellos les falta fe.

Para comprender la Revolución, es preciso remontarse hasta el padre de toda rebeldía, el primero que se atrevió a decir y tendrá la osadía, de repetir hasta la consumación de los siglos: Non serviam: “No obedeceré”.

Sí; el padre de la Revolución es Satanás. Es obra suya, comenzada en el cielo, y que viene perpetuándose entre los hombres de siglo en siglo. El pecado original, por el cual nuestro padre Adán se rebeló asimismo contra Dios, introdujo en el mundo, no precisamente la Revolución, pero sí el espíritu de orgullo y de rebeldía, que es su principio: y desde entonces el mal fue aumentando de día en día hasta la aparición del Cristianismo, que lo combatió y obligó a retroceder.

El Renacimiento pagano, más tarde Lutero y Calvino, y en fin, Voltaire y Rousseau, reanimaron el poder maldito de Satanás, su padre; y este poder, favorecido por los excesos del cesarismo, recibió en los principios de la Revolución francesa una especie de consagración, una constitución que no había tenido hasta entonces, y que hace decir con justicia que la Revolución nació en Francia en 1789. “La Revolución francesa, decía en 1793 el feroz Babeuf, no es más que la precursora de otra revolución mucho más grande, mucho más solemne, y que será la última”. Esta revolución suprema y universal que llena ya el mundo, es la Revolución. Por primera vez, después de seis mil años, ha tenido la osadía de tomar a la faz del cielo y de la tierra su verdadero y satánico nombre: la Revolución; esto es, la gran rebeldía.

Tiene por lema, como el demonio, el famoso Non serviam. Es satánica en su esencia, y aspirando a derribar todas las autoridades tiene por fin postrero la destrucción total del reinado de Jesucristo en la tierra. La Revolución, no hay que olvidarlo, la Revolución, es ante todo, un misterio de orden religioso, es el Anticristianismo, como lo hizo constar en su Encíclica de 8 de Diciembre de 1849 el soberano Pontífice Pío IX: “La Revolución es inspirada por el mismo Satanás. Su objeto no es otro que destruir completamente el Cristianismo y reconstruir sobre sus ruinas el orden social del paganismo”. Aviso solemne confirmado al pie de la letra por la Revolución misma. “Nuestro objeto final, dice la Instrucción secreta de la Venta suprema, es el mismo de Voltaire y de la Revolución francesa: el aniquilamiento completo del Catolicismo y hasta de la idea cristiana”.

domingo, 16 de diciembre de 2018

COMO UNA INMENSA GRUTA por Alfonso Junco


Viene la Nochebuena. Nos acercamos a Belén.

Acerquémonos con el alma desasida de los fangos de la tierra. No los estrépitos mundanos con que nuestra torpeza suele desnaturalizar la Navidad y sus preludios, consumando la monstruosa paradoja de festejar la buena nueva de Jesús con la mala vejez del paganismo, sino el recogimiento luminoso, la encendida ternura, la espiritual alegría que renueve en nosotros la perdida diafanidad, y nos dé el sentido anunciador y divino de la fiesta.

Sólo de la pureza de María pudo Cristo nacer. Sólo la pureza es divinamente fecunda. Apercibámonos, pues, con amorosa purificación, para lograr que Cristo nazca en nosotros. Y entreguémonos en vehemente irradiación apostólica, cooperando a que Cristo nazca y viva también en nuestros hermanos, en nuestra patria, en la cabal anchura de la tierra.

¡Ah, la ambición divina de los sueños! ¿Veremos algún día esa universal Navidad, en que los himnos de los ángeles y las claridades de los cielos palpiten y fulguren sobre la totalidad del mundo, como sobre una inmensa gruta de Belén?...

Texto tomado de Ábside XXV-1. 

jueves, 13 de diciembre de 2018

RECORDATORIO DE ORACIÓN DE LOS DÍAS TRECE DE CADA MES

Cada día trece de mes, fecha de las apariciones de la Virgen en Fátima, los lectores y editores de este sitio rezaremos cinco minutos y pediremos por estas intenciones:

1) Por las peticiones particulares así como por las necesidades espirituales y materiales de todos y cada uno de los lectores de CATOLICIDAD.

2) Por el fin del proceso de "autodemolición" en la Iglesia Católica.

3) Por la intención de que, tal como lo pidió la Virgen en Fátima, el Papa finalmente consagre Rusia al Inmaculado Corazón de María y pida la conversión de ese país al catolicismo, nombrando -para ello- a esta nación de manera explícita, en unión con todo el episcopado mundial.

4) Por la reparación a Dios de nuestros pecados y por la de todas las ofensas que recibe, particularmente por las blasfemias que se profieren o los sacrilegios que se realizan.

5) Por la conversión de los pecadores, especialmente los más necesitados de la misericordia divina.

6) Por que se multipliquen las vocaciones sacerdotales y los sacerdotes vivan una vida de santidad conforme al Corazón de Cristo.

7) Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María y la implantación del Reinado Social de Cristo en nuestras naciones.

8) Por la paz mundial, no como la da el mundo sino como la da N.S. Jesucristo y por el triunfo de la vida en las legislaciones.

9) Por la salvación propia y la de nuestros familiares, amigos y conocidos.

10) Por todas las necesidades de la Iglesia.

Bastará rezar:

-Un Señor mío Jesucristo: 
  • "Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa de todo corazón haber pecado, porque he merecido el infierno y perdido el cielo, y sobre todo, porque te ofendí a ti, que eres bondad infinita, a quien amo sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, enmendarme y alejarme de las ocasiones de pecar, confesarme y cumplir la penitencia. Confío me perdonarás por tu infinita misericordia. Amén."
-Un Padre Nuestro
-Tres Aves Marías pidiendo que la Virgen nos preserve del pecado mortal durante las tentaciones (ver AQUÍ).
 -Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos.
(Nota:  Todo católico debe saber de memoria las oraciones anteriores, al igual que el Credo. Si alguien no las sabe, puede aprenderlas haciendo click AQUÍ)
-La oración de la Virgen de Fátima: 
  •  "Oh Jesús mío, perdónanos y líbranos del fuego de infierno, lleva al Cielo a todas las almas, socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia".
-Finalizando así: 
  • "Señor: te pedimos por todas las necesidades de la Iglesia, por la Consagración de Rusia tal como se pidió en Fátima, por el triunfo del Inmaculado Corazón de tu dulcísima Madre, por la implantación de tu Reinado Social y de tu Paz en nuestras naciones, por la santidad de los sacerdotes y por el aumento de las vocaciones sacerdotales, así como por el triunfo de la vida y la familia en nuestras legislaciones. Te ofrecemos nuestra vida entera en reparación de los pecados propios y de las ofensas que se hacen a tu sacratísimo nombre, así como por los graves sacrilegios que se realizan en todo el mundo. Finalmente ponemos en tus manos, por intercesión de la Santísima Virgen María, todas las necesidades espirituales y materiales, tanto propias como las de nuestros familiares, amigos y conocidos, y las de nuestros hermanos lectores y editores del blog CATOLICIDAD.
  • -Santísima Virgen María, encomiendo a tu Inmaculado Corazón a toda la familia mía.
  • -Inmaculado Corazón de María, sed la salvación del alma mía.
  • -Santísima Virgen de Guadalupe, salva nuestra Patria, conserva nuestra fe y defiéndenos de los falsos pastores.
  • -San Miguel Arcángel, ampáranos de las asechanzas del demonio.
  • -San Pío V, ruega por nosotros. Amén".

lunes, 10 de diciembre de 2018

¡CUIDADO! NO SEAMOS CÓMPLICES DE LA MENTIRA MODERNISTA


Hace tres años se publicó el siguiente escrito en el blog Adelante la Fe, que no solo no ha perdido actualidad sino que los engaños ahí denunciados cobran mayor vigencia y gravedad en nuestros días:

"La mentira empapa hoy todo lo que nos rodea, ha calado en [...] los fieles. Poco, muy poco, se salva de la aguachina, parecería que vivimos en una gigantesca burbuja de la que es imposible escapar. Existe una iglesia de la mentira [la falsa iglesia sobre la que nos advierte la Sagrada Escritura] que se contrapone hoy abrumadoramente a la Iglesia de la Verdad.

Nada más nacer mienten muchos delante de sus hijos, cuando padres y/o padrinos juran ante lo más sagrado educar y custodiar la Fe del infante… sin tener la menor intención de hacerlo, y con el único fin de usar el templo sagrado y la ceremonia como antesala de una fiesta privada de presentación de su nuevo hijo. Por si quedara alguna duda, previamente el párroco ya nos ha aleccionado sobre el nuevo Bautismo, nada de pecado original, es una fiesta de bienvenida.

En cuanto nos enseñan a rezar nos mienten, enseñándonos un Padre nuestro en el que se han falsificado las propias palabras de Jesucristo… ¿cabe atrevimiento mayor?

Nos engañan cuando vamos a la catequesis, instruyéndonos en un cristianismo ajeno a la verdad católica, a la vida sacramental auténtica y a las obligaciones morales… sustituyéndolo por una vaga enseñanza humanista e histórica de Cristo, con nulas obligaciones morales. Eso sí, zarandajas mil que no falten, desde pintar barcas, hacer teatro, a recordarnos el urbanismo y a ser «buenos» con el medio ambiente, pero los niños terminan y no saben ni hacer un acto de contrición. Los padres de mientras se lavan por completo las manos sin asumir que no es el «catequista», sino que son ellos los principales responsables de formar cristianamente a sus hijos.

Nos mienten en nuestra primera comunión, cuando muchos padres llevan a sus hijos a la catequesis, no por interés en que sean catequizados, sino como un mero trámite para que el párroco de turno les permita celebrar el inicio de su fiestecita de «puesta de largo»… horas y más horas preparando convites y ni una sola en ver qué formación tiene el niño. Tras la comunión no vuelve a aparecerse por la Iglesia. ¡Un aplauso a la congruencia!

Nos timan en todo tipo de grupos «católicos», parroquiales, coros, de oración, renovaciones, comunidades… donde finalmente se estimula de todo, menos una verdadera vida sacramental y moral acorde con la doctrina tradicional de la Iglesia, y donde no se promueve la debida adoración y respeto al más «débil», a Jesús Eucarístico.

Falsifican el noviazgo, cuando los padres no enseñan los valores del compromiso cristiano, y lo reducen todo a la búsqueda de los perfectos atributos físicos, económicos y de carácter, pero excluyendo la espiritualidad y valores cristianos, tolerando, aprobando y aplaudiendo todas las inmoralidades patentes que cometen los hijos en sus propias narices… los padres apostatan para justificar la apostasía de los hijos.

Nos mienten cuando nos casamos, vendiéndonos el matrimonio como una barra libre de la concupiscencia, donde los hijos son un objeto a estudiar y diseccionar rechazando la plena entrega y confianza en el Plan de Dios… paternidad responsable.

Se burlan de nosotros cuando vamos a Misa, asistiendo a una ceremonia en la que se ha camuflado, escamoteado, escondido, la realidad sacrificial de la Santa Misa para hacernos creer que es una cena de oración fraterna… nos quieren vender azúcar envuelta en un paquete de sal.

Nos estafan con la doctrina, cuando pretenden hacer pasar por católico lo que no es más que pura apostasía… nos engañan en homilías, conferencias, libros, catequesis, exhortaciones apostólicas, sínodos...

La Sociedad pretende no ya engañarnos, sino que mintamos nosotros, cuando quieren que a un hombre le llamemos mujer, que a una mujer le llamemos hombre, que a la sodomía le llamemos orientación, que lo anormal y aberrante sea llamado normal y opción.

Nos vemos obligados a consensuar con el engaño, cuando hay que disimular, callar, no decir para no ofender, la riada de disparates, apostasías, inmoralidades y actos irracionales que no paramos de ver en casi todo y todos los que nos rodean: concubinatos, adulterios, divorcios, inmoralidad, abortos, juego con la vida embrionaria…

Nos engañan incluso cuando fallecemos, cuando dicen a todos los que asisten a nuestro funeral que ya estamos en el cielo, cuando lo más probable es que, en el mejor de los casos, estemos en el purgatorio esperando que alguien rece por nosotros para aliviarnos… pero nadie lo hace, porque un desalmado con casulla se ha encargado de decir a todos que no hace falta, ya que estoy salvado.

Nos mienten desde que nacemos hasta la muerte y, lo que es peor, pretenden obligarnos a mentir. Nos quieren hacer creer que vivimos en un cuento de hadas, cuando es de terror, aunque envuelto en una gigantesca sonrisa. Pero no lo olviden, a Dios no podremos mentirle. Él está rodando la película de nuestras vidas, a cámara muuuuy lenta, con todo tipo de detalles, y nos pedirá cuenta no sólo por lo que hemos hecho, sino por lo que hemos dejado de hacer… y decir.

¿Quién no es cómplice de esta gran mentira en mayor o menor medida? La crisis de la Iglesia y de la sociedad es, sobre todo, una crisis de Santos, de valientes. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra."

Hasta aquí el escrito de Miguel Ángel Yáñez -publicado por Adelante la Fe- que, en su inicio, como preámbulo, atinadamente nos recordaba lo dicho por Dios: «No habitará dentro de mi casa el hombre doble, y el mentiroso no durará en mi presencia». Del Libro de los Salmos, 100-7.

Cuidado, no seamos cómplices de la Contraiglesia que intenta destruir a la Iglesia Católica Romana fundada por N.S. Jesucristo, no seamos parte de todo lo aquí denunciado para no ser, por falsarios, rechazados por Dios.

Nota: Título de Catolicidad

domingo, 9 de diciembre de 2018

ACTO DE CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA, POR MEDIO DE MARÍA


ACTO DE CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA, POR MEDIO DE MARÍA.
(Arrodillados ante Dios, en voz alta, y con todo el corazón).

¡Oh Sabiduría eterna y encarnada! ¡Oh amable y adorable Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, Hijo único del Padre Eterno y de María, siempre Virgen! Os adoro profundamente en el seno y en los esplendores de vuestro Padre, durante la eternidad, y en el seno virginal de María, vuestra dignísima Madre, en el tiempo de vuestra Encarnación.

Os doy gracias porque os habéis anonadado tomando la forma de un esclavo para sacarme de la cruel esclavitud del demonio. Os alabo y glorifico porque os habéis sometido a María, vuestra Santa Madre, en todo, a fin de hacerme por Ella vuestro fiel esclavo. Pero ¡ay! ingrato e infiel como soy, no he cumplido las promesas que tan solemnemente os hice en el bautismo; no he guardado mis deberes, no merezco ser llamado vuestro hijo ni vuestro esclavo, y como nada hay en mí que no merezca vuestra repulsa y vuestra cólera, no me atrevo a aproximarme por mí mismo a vuestra Santísima y Augusta Majestad. Por eso he recurrido a la intercesión de vuestra Santísima Madre, que Vos me habéis dado como medianera para con Vos, y por este medio espero obtener de Vos la contrición y el perdón de mis pecados, la adquisición y la conservación de la Sabiduría.

Os saludo, pues, ¡oh María Inmaculada! Tabernáculo viviente de la Divinidad, en donde la Sabiduría eterna escondida quiso ser adorada por los Ángeles y los hombres.

Os saludo, ¡oh Reina del cielo y de la tierra!, a cuyo imperio está sometido, todo lo que está debajo de Dios.

Os saludo, ¡oh refugio seguro de los pecadores cuya misericordia no falta a nadie! escuchad los deseos que tengo de la divina Sabiduría, y recibid para ello los votos y las ofertas que mi bajeza os presenta:

Yo,........, pecador infiel, renuevo y ratifico hoy en vuestras manos los votos de mi bautismo; renuncio para siempre a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y me entrego enteramente a Jesucristo, la Sabiduría encarnada, para llevar mi cruz tras Él todos los días de mi vida. Y a fin de que le sea más fiel de lo que he sido hasta ahora, os escojo hoy, ¡oh María!, en presencia de toda la corte celestial, por mi Madre y mi Señora. Os entrego y consagro en calidad de esclavo mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores, y aun el valor de mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras, otorgándoos un entero y pleno derecho de disponer de mí y de todo lo que me pertenece, sin excepción, a vuestro agrado, a la mayor gloria de Dios, en el tiempo y en la eternidad.

Recibid, ¡oh Virgen benignísima!, esta pequeña ofrenda de mi esclavitud, en honor y unión de la sumisión que la Sabiduría encarnada quiso observar para con vuestra Maternidad, en homenaje del poder que ambos tenéis sobre este pequeño gusano y miserable pecador, en acción de gracias por los privilegios con que os dotó la Santísima Trinidad. Protesto que en adelante quiero, como verdadero esclavo vuestro, procurar vuestra honra y obedeceros en todo.

¡Oh Corazón Inmaculado de María! ¡Oh Madre admirable!, presentadme ante vuestro Hijo en calidad de eterno esclavo, a fin de que, pues me rescató por Vos, me reciba de vuestras manos.

¡Oh Madre de misericordia!, concededme la gracia de alcanzar la verdadera sabiduría de Dios, y de colocarme, por tanto, entre los que Vos amáis, enseñáis, guiáis, alimentáis y protegéis como a vuestros hijos y esclavos.

¡Oh Virgen fiel!, hacedme en todo tan perfecto discípulo, imitador y esclavo de la Sabiduría encarnada, Jesucristo, vuestro Hijo, que por vuestra intercesión busque llegar, en la medida de lo posible, a imitación vuestra, a la plenitud de la perfección sobre la tierra y de Gloria en los cielos. Así sea.

jueves, 6 de diciembre de 2018

VAMOS A PONER UN NACIMIENTO EN NUESTRO HOGAR


BENDICIÓN DEL NACIMIENTO (BELÉN) EN FAMILIA


-Los nacimientos o belenes se colocan a principios de diciembre y se retiran el 2 de febrero, fiesta de la Candelaria. Esta costumbre piadosísima atrae muchos frutos espirituales a la familia católica y tiene un alto significado pedagógico para todos, pero particularmente para los niños y jóvenes; por ello nunca debe desaparecer de las costumbres familiares y si no existe debe adquirirse. Durante ese tiempo, el nacimiento  debe ser el lugar para rezar en familia el rosario y cantar villancicos al Dios Niño. Bruno Moreno -de Infocatólica- nos hace una excelente propuesta en su escrito: realizar la bendición del mismo en familia. Mientras esté el nacimiento puedes efectuarla. He aquí el escrito de Bruno:

"La colocación del nacimiento en los hogares es una de esas preciosas tradiciones de las que podemos disfrutar gracias a haber nacido en un país cristiano. Con los belenes navideños, los niños pueden familiarizarse con la historia de la infancia de Jesús, contemplándola y fijándola en sus mentes para toda la vida (además de divertirse mucho colocando las figuras, que también es algo bueno). En mi opinión, la costumbre de colocar nacimientos en las casas es, dentro de su sencillez, una de las cosas que han impedido hasta ahora que la Navidad se convierta en algo únicamente comercial o en unas simples “fiestas de invierno”.

"Según me cuenta un comentarista, la costumbre de los belenes fue introducida en España por la Reina María Amalia de Sajonia, esposa de Carlos III, en el siglo XVII. María Amalia, hija del Rey de Polonia y de la Archiduquesa de Austria, fue elegida como esposa de Carlos III cuando éste era Rey de las Dos Sicilias y la pareja vivió durante muchos años en Nápoles. Parece ser que allí conoció la Reina los nacimientos (que, según dicen los italianos, se remontan a San Francisco de Asís). Cuando murió el hermano de Carlos, éste se convirtió en Rey de España y aquí se trasladó la pareja, junto con sus hijos. María Amalia no consiguió aclimatarse bien a España y murió al cabo de solamente un año. Sin embargo, durante esos meses tuvo tiempo para introducir en nuestro país los belenes que había visto en Nápoles. La costumbre, a la vez católica y festiva, gustó a los españoles y se ha mantenido hasta nuestros días. Creo que, sólo por esto, los españoles tenemos ya una deuda de gratitud con esta Reina nacida en el norte de Europa y que tan poco tiempo vivió entre nosotros.

"Les propongo algo que les ayudará a sacar aún más jugo del belén navideño: realizar, en familia, la bendición del mismo. El día de Nochebuena o algún otro día cercano, una vez que se haya colocado el nacimiento, la familia entera se puede reunir en torno a él y el padre de familia (o la madre, si el padre no puede o no quiere) preside una breve celebración doméstica, que recuerda la historia del nacimiento de Cristo, pide a Dios que la familia pueda aprovechar sus frutos y ruega a Dios su bendición. También se puede aprovechar para cantar algún que otro villancico.

"En mi opinión, este momento de oración, si se hace con entusiasmo, les gustará mucho a los niños y servirá para que la colocación del nacimiento no se quede en un simple juego. Incluso se puede convertir en una de las tradiciones navideñas de la familia, que luego sus hijos, al casarse, continúen en sus nuevas familias.

"Pueden encontrar la bendición que propone la Iglesia en el Bendicional litúrgico, pero, para facilitar las cosas, se la incluyo aquí, de forma que sólo tengan que imprimirla o copiarla. Incluyo una versión corta primero y luego en versión larga, según los gustos y el tiempo disponible. Espero que les ayude a disfrutar de la época de Navidad y a que sea un tiempo de gracia para todos".

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BENDICIÓN DEL BELÉN NAVIDEÑO EN FAMILIA (versión corta)

Reunida toda la familia, el padre o la madre de la misma dice:
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Oh Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos has entregado a tu único Hijo Jesús, nacido de la Virgen María, para salvarnos y llevarnos de nuevo a ti, te pedimos que con tu bendición + estas imágenes del nacimiento nos ayuden a celebrar la Navidad con alegría y a ver a Cristo presente en todos los que necesitan nuestro amor.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

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BENDICIÓN DEL BELÉN NAVIDEÑO EN FAMILIA (versión larga)
COMIENZO


Reunida toda la familia, el padre o la madre de la misma dice:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden:
Amén.
El que dirige la celebración puede decir:
Alabemos y demos gracias al Señor que tanto amó al mundo que le entregó a su Hijo.
Todos responden:
Bendito seas por siempre, Señor.
Luego el que dirige la celebración dispone a los presentes para la bendición con estas palabras u otras semejantes:
Durante estos días contemplaremos asiduamente en nuestro hogar este pesebre y meditaremos el gran amor del Hijo de Dios, que ha querido habitar con nosotros. Pidamos, pues, a Dios que el pesebre colocado en nuestro hogar avive en nosotros la fe cristiana y nos ayude a celebrar más intensamente estas fiestas de Navidad.

LECTURA
Uno de los miembros de la familia lee un texto de la Sagrada Escritura.

Lc 2,4-7a: María dio a luz a su hijo primogénito
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del santo Evangelio según san Lucas.
En aquellos días, José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre.
Palabra del Señor.

Después de la lectura, según las circunstancias, puede entonarse un canto adecuado.

PRECES

Sigue la plegaria común:
En este momento en que nos hemos reunido toda la familia para iniciar las fiestas de Navidad, dirijamos nuestra oración a Cristo, Hijo de Dios vivo, que quiso ser también hijo de una familia humana; digámosle: Por tu nacimiento, Señor, protege a esta familia.
Oh Cristo, por el misterio de tu sumisión a María y a José enséñanos el respeto y la obediencia a quienes dirigen esta familia.
Tú que amaste y fuiste amado por tus padres, afianza a nuestra familia en el amor y la concordia.
Tú que estuviste siempre atento a las cosas de tu Padre, haz que en nuestra familia Dios sea honrado.
Tú que has dado parte de tu gloria a María y a José, admite a nuestros familiares, que en otros años celebraban las fiestas de Navidad con nosotros, en tu familia eterna.

ORACIÓN DE BENDICIÓN

Luego el ministro, con las manos juntas, dice:
Señor Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos entregaste a tu Hijo único nacido de María la Virgen, dígnate bendecir + este nacimiento y a la comunidad cristiana que está aquí presente, para que las imágenes de este Belén ayuden a profundizar en la fe a los adultos y a los niños.
Te lo pedimos por Jesús, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

O bien:

Oh Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos has entregado a tu único Hijo Jesús, nacido de la Virgen María, para salvarnos y llevarnos de nuevo a ti, te pedimos que con tu bendición + estas imágenes del nacimiento nos ayuden a celebrar la Navidad con alegría y a ver a Cristo presente en todos los que necesitan nuestro amor.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.