miércoles, 30 de septiembre de 2020

ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCANGEL


 Capitán de la milicia del cielo, que alzaste la bandera del Señor contra el dragón infernal y sus secuaces, y los venciste y echaste del paraíso. Príncipe de la Iglesia Católica y gran defensor del rebaño de Jesucristo, Arcángel gloriosisimo San Miguel que tantas veces te has mostrado y favorecido a los que te invocan y están bajo tu protección, mira con dulce aspecto a los que ahora te miran y en ti tienen puestos los ojos, y te llaman y piden tu favor. 

No desprecies a los que te ruegan, ni deseches a los que confían en ti, ni te apartes de los que te aman, sino defiende a tus siervos, guarda nuestra vida, guíanos en este camino oscuro y peligroso, y llévanos a nuestra patria. Recibe a la hora de nuestra muerte nuestras almas y preséntalas al Señor para que aquel dragón, que tú quebrantaste, no triunfe contra nosotros y se goce de nuestra ruina. Ampara la Santa Iglesia que Dios te encomendó, la cual es por tantas partes, y de tan espantosas hordas, combatida, para que mediante tu intervención, sosegadas todas las tempestades, llegue al puerto de tranquilidad y de quietud.

Amén.

martes, 29 de septiembre de 2020

LA VERDADERA HONRA por San Jerónimo

 

 

"¡Temes la deshonra, la calumnia, las humillaciones y, muy a menudo, para conservar una honra imaginaria ante los hombres, ofendes a Dios! Desdichado, ¿no sabes que la verdadera honra se basa en la virtud? ¿Qué te importa lo que los hombres piensen de ti, siempre que te estime Dios y te premie? ¡Extraña ceguera! Témense las leyes humanas y se desprecia el Evangelio como si las órdenes de Jesucristo no valiesen lo que valen los decretos de los príncipes." 

 San Jerónimo

lunes, 28 de septiembre de 2020

EL PADRENUESTRO EXPLICADO



P. Decid el Padrenuestro. 
R. Padre nuestro, etc. 
P. ¿Quién ordenó la oración del Padrenuestro? 
R. El mismo Cristo a petición de los Apóstoles. 
P. ¿Para qué la ordenó? 
R. Para enseñarnos a orar. 
P. ¿Qué cosa es orar? 
R. Levantar el alma a Dios y pedirle mercedes. 
P. ¿Por qué nos enseña el Señor a llamarle Padre? 
R. Porque le pidamos con afecto de hijos. 
P. ¿Cómo lo somos? 
R. Por el ser que de Él hubimos de naturaleza y gracia. 
P. ¿Por qué decimos nuestro? 
R. Porque como buenos hermanos, pidamos todos para todos. 
P. ¿Cuándo decís Padre nuestro con quién habláis? 
R. Con Dios nuestro Padre. 
P. ¿Dónde está Dios nuestro Padre? 
R. En todo lugar, por esencia, presencia y potencia. Es necesario advertir la presencia de Dios, cómo nos mira en todo lugar y tiempo, y el recato y modestia con que debemos estar delante de Él. 
P. ¿Pues por qué decís, que está en los cielos? 
R. Porque en ellos se manifiesta más particularmente. 
P. ¿Qué peticiones contiene el Padrenuestro? 
R. Siete, dispuestas con muy grande orden. 
P. ¿Con qué orden? 
R. Las tres primeras pertenecen al honor de Dios, y las otras cuanto al provecho del prójimo y nuestro. 
P. ¿Qué pedimos en ellas? 
R. Abundancia de todos los bienes, y remedio de todos los males. 
P. ¿Qué pedís diciendo: Santificado sea tu nombre? 
R. Que sea tenido en reverencia, y alabado. 
P. ¿Qué pedís diciendo: Venga a nos el tu reino? 
R. Que reine en nosotros por gracia y después nos dé la gloria. 
P. ¿Qué pedís diciendo: hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo? 
R. Que la hagan los hombres entera y prontamente, como los Ángeles. 
P. ¿Qué pedís diciendo: EI pan nuestro de cada día dánosle hoy? 
R. Todo lo que es sustento necesario de cuerpo y alma. 
P. ¿Por qué le pedís para hoy limitadamente? 
R. Por quedar necesitados a pedir lo mismo para mañana. 
P. ¿Qué pedís diciendo: Perdónanos nuestras deudas? 
R. Perdón de culpas y penas, debidas por ellas. 
P. ¿Por qué añadís: Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores? 
R. Porque no perdonará Dios al que a otro no perdona. 
P. ¿Qué pedís, diciendo: No nos dejes caer en la tentación? 
R. Que no nos permita darle consentimiento (a las tentaciones). 
P. ¿De cuál mal pedís que os libre, diciendo: Mas líbranos de mal? 
R. Del demonio y del infierno, y de casos desastrosos. 

 P. Jerónimo de Ripalda

domingo, 27 de septiembre de 2020

IMPORTANTE NOMINACIÓN



El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este sábado a su nominada a cubrir la vacante que dejó en la Corte Suprema de Estados Unidos la muerte de Ruth Bader Ginsburg. 

En un evento celebrado en el Rose Garden de la Casa Blanca, Trump presentó a la jueza Amy Coney Barrett, que, de ser confirmada por el Senado, se convertirá en el tercer integrante del la Corte elegido por el presidente, después de los nombramientos de Neil Gorsuch en 2017 y Brett Kavanaugh en 2018.

"Tengo el honor de nominar a una de las mentes legales más brillantes y talentosas de nuestra nación a la Corte Suprema. Es una mujer de logros incomparables, intelecto sobresaliente, admirables credenciales y una firme lealtad a la Constitución: la jueza Amy Coney Barrett". 

Ante un grupo de invitados entre los que estaba la familia de Barrett, Trump elogió a su nominada como una "académica y jueza estelar". 

Fuente: BBC

sábado, 26 de septiembre de 2020

ORACIÓN DE DESAGRAVIO

Con profundo dolor sentimos que tantos hombres redimidos por ti, se olvidan y te ofenden; que en tantos Sagrarios estés solitario y en tantos hogares no seas invitado.

Nosotros arrepentidos de nuestros pecados, queremos en la medida de nuestras fuerzas hacerte compañía por cuantos te abandonan y comprometer contigo nuestra vida, como ofrenda y desagravio a tu Corazón pleno de amor hacia nosotros.

Santa María, Madre nuestra confiamos en tu Inmaculado corazón que nos alcances gracias para preservar en la fe, animados por la esperanza y vivir la caridad, como satisfacción de todos nuestros pecados para la salvación del mundo.

Por todas las  blasfemias, sacrilegios, profanaciones de fiestas, que se cometen contra el nombre de Dios y sus templos.

Perdón Señor, perdón.

Por todos los ataques a la Iglesia, persecuciones y propaganda de ateísmo.

Perdón Señor, perdón.

Por todas las opresiones de gobiernos, de esclavitud,  delincuencia; y todas las injusticias laborales, familiares, sociales.

Perdón Señor, perdón.

Por toda la inmoralidad y corrupción; en el trabajo profesional, en la política, en las relaciones, espectáculos, diversiones, modas, lecturas, bebidas, drogas.

Perdón Señor, perdón.

Por todos los pecados de escándalo y de respeto humano, de inmoralidad y pornografía en el cine, en los periódicos, en internet y en la televisión.

Perdón Señor, perdón.

Por todos los pecados contra la santidad de la familia y contra la vida y el amor fraterno.

Perdón Señor, perdón.

Por lo sacerdotes indignos, por los políticos prepotentes y mentirosos, por todos los abusos de autoridad.

Perdón Señor,  perdón. 

Por todos los que abandonan, los que desprecian el Magisterio de la Iglesia y por todos los falsos profetas.

Perdón Señor, perdón.

Por quienes apostatan de la Iglesia Católica, por quienes se suman a las sectas y falsas religiones, por quienes profesan herejías, por los falsos pastores que disfrazados con piel de oveja conducen al rebaño fuera del aprisco y las enseñanzas de Cristo. 

Perdón Señor, perdón.

Cristo Jesús, pedimos en especial a tu Corazón que concedas gracias abundantes a los más necesitados, y que nunca permitas que nos apartemos de ti, para permanecer siempre fieles a la doctrina y a la moral católica, y así perseverar hasta el fin de nuestra vida para alcanzar la salvación eterna. 

Amén.

viernes, 25 de septiembre de 2020

«MIRANDO AL CIELO». Sobre la vida de San José Sánchez del Río



México 1928; plena guerra cristera.
Miguel Sánchez del Río, joven de dieciséis años y ya alistado en las tropas de Cristo Rey contra el tiránico gobierno de Calles, irrumpe al terminar una misa clandestina en el sótano de una casa. Pide permiso al sacerdote para hablar y, concedido, recorre con la mirada aquellas caras de tantos años:
“— Será mejor que vaya al punto y no me ande con rodeos. He venido hasta aquí arriesgando mi vida para poder decirles a todos ustedes que Jesucristo los necesita, que necesita a los hombres de esta comunidad para que se unan a esta lucha armada en defensa de la fe.
—¡Miguel! no creo que sea ni el lugar, ni el momento para que vengas con esas peticiones. Acabamos justamente de ofrecer la Santa Misa por las almas de los dos desdichados que se encuentran pendiendo del árbol de la plaza ¿y tú vienes a pedir hombres para la guerrilla?

Al escuchar aquellas palabras de Miguel, el sacerdote se levanta de forma apresurada y le llama la atención. —Padre… —responde Miguel con respeto— las almas de los dos hombres de la plaza seguramente ya están en el Cielo, pero ¿qué podríamos decir de las almas de cada uno de nosotros que nos encontramos aquí todavía?
—Es verdad, señor, la Iglesia nunca nos ha pedido tomar las armas, tiene usted razón… pero hasta donde yo sé, la Iglesia siempre ha llamado a sus fieles a defender la fe. Ahora dígame usted, señor, ¿de qué forma la está defendiendo usted? — después de las palabras de Miguel, se escucha un ligero murmullo y el hombre de negro sin tener las palabras para contestar toma asiento nuevamente.

Almas llenas de miedo que se achican tan solo de pensar en tener que salir a luchar por la Iglesia de Jesucristo. Almas que se encogen por el miedo en lugar de crecer con la fe. Un hombre vestido de negro acompañado de su familia se levanta molesto por la insinuación de Miguel. -¡Mira, muchacho! ¡La Iglesia nunca nos ha pedido tomar las armas!… Don Arturo, hombre rico y respetado por todos en el pueblo, se levanta y toma la palabra.
—¡No, muchacho! no estoy dudando del poder de Dios, simplemente no creo que Dios nos pida que dejemos nuestras familias para perder la vida en una lucha que no podemos ganar —don Arturo toma asiento satisfecho apretando la mano de su mujer.

—Mira, muchacho, ¡los colgados de la plaza bien podríamos ser cualquiera de nosotros! y contestando a lo que nos estás pidiendo, pienso que aunque todos los que nos encontramos en esta bodega tomáramos las armas, ¡jamás podríamos derrotar al Gobierno! —Tal vez no, don Arturo… —contesta Miguel— pero no se olvide de una cosa, estamos luchando por Dios y nunca debiéramos dudar de su poder.
—Perdóneme, don Arturo, —interviene María— dar la vida por Dios no es perderla, como usted lo afirma, ¡es ganarla! —se hace un silencio ante la intervención de María quien después de unos segundo continúa— ¿cuántas veces hemos escuchado y hemos afirmado cada uno de nosotros que tenemos que amar a Dios sobre todas las cosas? Usted mismo, padre, cuántas veces nos ha predicado que la venida de Jesús a la tierra no fue para traer la paz, sino la guerra y precisamente ahora, cuando más nos necesita ¿todo quedará en palabras? ¿Esta es la clase de hombres y mujeres que deseamos ser? — María se da cuenta de que los presentes evitaban su mirada y continúa. — Tres de mis hijos luchan en las montañas gritando: ¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe! ¿y saben por qué…? porque sus voces rompen el silencio que nosotros ahogamos, en nuestras gargantas. ¿Cuánto tiempo más tendremos que esperar para tener el valor y darle una respuesta coherente y comprometida a Dios? —la gente sabía que las palabras de María tenían el peso de una madre con tres hijos luchando por Jesucristo en una guerra, por tal motivo, cada una de esas palabras penetraba como una daga en el corazón de los presentes.
Miguel se acerca a su madre y la abraza para dirigirse con ella hacia la puerta. De pronto se escucha la voz de un joven que se pone de pie. —Voy contigo, Miguel… Otro señor sentado en la parte de atrás de la asamblea se levanta y ante la oposición de su esposa, quien intentaba detenerlo, dice: —¡Apúntame a mí también, muchacho!… Y uno a uno, incluyendo al hombre de negro y a don Arturo, se fueron poniendo de pie” (1) * * * La novela histórica siempre ha sido un modo excelente de allegarse a la realidad de los hechos pasados; pues al ser narrado, “contado”, nos llega más rápida y profundamente al corazón. Y si poseen una base documental seriamente utilizada, pues mejor. El texto que antecede a estas líneas es uno de ellos y corresponde al pequeño libro de Antonio Peláez (Mirando al Cielo, Talitakum, Buenos Aires 2019, 178 pp.) que nos fuera obsequiado por la novel editorial que lo publicó. Versa acerca de la vida obra y martirio de San José Sánchez del Río, el joven cristero mexicano asesinado inicuamente allá por 1928, cuando México padecía esa tremenda guerra fratricida, hoy silenciada. El libro, basado en las actas del proceso canónico que llevó a “Joselito” a la gloria de los altares es una delicia de lectura; ameno, sencillo y con gran rigor histórico y doctrinal, a pesar de ser una novela, resulta ser la base de una película que, en breve, saldrá a la luz con homónimo título.

El texto se lee de un tirón, como quien dice, y narra los años de aventura en que los tres hermanos Sánchez del Río se unen a la Guardia Nacional, las tropas cristeras, con el fin de defender la Fe que habían recibido de sus padres a partir de la confesión que Rafael Picazo, padrino del mártir, hizo antes de morir, arrepentido y con los sacramentos, por haber mandado a matar a José, luego de torturarlo a golpes y desollarle las plantas de los pies haciéndolo caminar hasta su propia tumba. Una historia en la que no falta el amor, el heroísmo y las virtudes cristianas. Dios quiera que muchos puedan leer este trabajo, altamente recomendable para jóvenes y adultos que desean ver cómo, en otros tiempos, los católicos daban la vida por Cristo.

(1) Antonio Peláez, Mirando al Cielo, Talitakum, Buenos Aires 2019, 86-88. Fuente: Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE

jueves, 24 de septiembre de 2020

INCLINA MI CORAZÓN A TUS PRECEPTOS por San Roberto Belarmino 


 "Tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia; ¿quién, que haya empezado a gustar, por poco que sea, la dulzura de tu dominio paternal, dejará de servirte con todo el corazón? ¿Qué es, Señor, lo que mandas a tus siervos? Cargad –nos dices– con mi yugo. ¿Y cómo es este yugo tuyo? Mi yugo –añades– es llevadero y mi carga ligera. ¿Quién no llevará de buena gana un yugo que no oprime, sino que halaga, y una carga que no pesa, sino que da nueva fuerza? Con razón añades: Y encontraréis vuestro descanso. ¿Y cuál es este yugo tuyo que no fatiga, sino que da reposo? Por supuesto aquel mandamiento, el primero y el más grande: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón. ¿Que más fácil, más suave, más dulce que amar la bondad, la belleza y el amor, todo lo cual eres tú, Señor, Dios mío? 

 ¿Acaso no prometes además un premio a los que guardan tus mandamientos, más preciosos que el oro fino, más dulces que la miel de un panal? Por cierto que sí, y un premio grandioso, como dice Santiago: La corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman. ¿Y qué es esta corona de la vida? Un bien superior a cuanto podamos pensar o desear, como dice san Pablo, citando al profeta Isaías: Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman. 

En verdad es muy grande el premio que proporciona la observancia de tus mandamientos. Y no sólo aquel mandamiento, el primero y el más grande, es provechoso para el hombre que lo cumple, no para Dios que lo impone, sino que también los demás mandamientos de Dios perfeccionan al que los cumple, lo embellecen, lo instruyen, lo ilustran, lo hacen en definitiva bueno y feliz. Por esto, si juzgas rectamente, comprenderás que has sido creado para la gloria de Dios y para tu eterna salvación, comprenderás que éste es tu fin, que éste es el objetivo de tu alma, el tesoro de tu corazón. Si llegas a este fin, serás dichoso; si no lo alcanzas, serás un desdichado. 

Por consiguiente, debes considerar como realmente bueno lo que te lleva a tu fin, y como realmente malo lo que te aparta del mismo. Para el auténtico sabio, lo próspero y lo adverso, la riqueza y la pobreza, la salud y la enfermedad, los honores y los desprecios, la vida y la muerte son cosas que, de por sí, no son ni deseables ni aborrecibles. Si contribuyen a la gloria de Dios y a tu felicidad eterna, son cosas buenas y deseables; de lo contrario, son malas y aborrecibles." 

 Del tratado de San Roberto Belarmino sobre la ascensión de la mente hacia Dios. Grado 1: Opera omnia 6. 

_________________________________________ 

Oración 

 Señor, tú que dotaste a San Roberto Belarmino de santidad y sabiduría admirable para defender la fe de tu Iglesia, concede a tu pueblo, por su intercesión, la gracia de vivir con la alegría de profesar plenamente la fe verdadera. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

HACE 52 AÑOS MURIÓ EL PADRE PÍO



El Padre Pío nació en el seno de una sencilla, humilde y religiosa familia de agricultores, el 25 de mayo de 1887, en una pequeña aldea del sur de Italia, llamada Pietrelcina. 

A la edad de 15 años hizo su ingreso en el Noviciado de los Frailes Menores Capuchinos, en la localidad de Morcone. Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1910, en la Catedral de Benevento. Ocho años más tarde, el 20 de septiembre de 1918, aparecieron visiblemente las llagas de Nuestro Señor en sus manos, pies y costado izquierdo del pecho, haciendo del Padre Pío el primer sacerdote estigmatizado en la historia de la Iglesia. 

Fue heroico en su apostolado sacerdotal, que duró 58 años. Grandes multitudes, de todas las nacionalidades, pasaron por su confesionario. Las conversiones fueron innumerables.

A través de sus cartas al confesor, se descubren insospechables y tremendos sufrimientos espirituales y físicos, seguidos de dicha inefable, fruto de su íntima y continua unión con Dios y de su ardiente amor por la Eucaristía y por la Santísima Virgen. 

El Señor lo llamó al premio celestial el 23 de septiembre de 1968. El Padre Pío fue sepultado en la cripta del Santuario de Ntra. Sra. de las Gracias, en San Giovanni Rotondo, meta de un número cada vez mayor de peregrinos de todo el mundo. 

 Padre Pío, ruega por nosotros.

lunes, 21 de septiembre de 2020

EL CULTO EXTERNO DEBE SER UNA EXPRESIÓN DEL CULTO INTERNO

Últimamente se habla mucho de la importancia de la actitud interior y del culto interno. Sobre todo en la modestia y en la manera de recibir la comunión (el Cuerpo de Cristo en la hostia consagrada). Se deja a un lado la importancia y necesidad de lo EXTERNO sin comprender que este aspecto complementa y ayuda significativamente a la disposición interna.

Algunos creyendo que no es importante o no es TAN necesario lo externo, y lo que es peor, haciendo JUICIOS temerarios contra quienes luchan por lo externo, consideran que éstos son unos fariseos por preocuparse por la modestia externa en el vestir, y/o el modo de recibir a nuestro Señor al comulgar en la boca y de rodillas. Caen, así, en juicios temerarios graves, ya que el interior de las personas y sus intenciones no se conocen y por lo mismo no deben juzgarse. El interior no se ve, pero el exterior vaya que sí. De hecho lo interno se refleja en lo EXTERNO como Cristo señala en el ejemplo del fariseo y el publicano, donde el primero orgulloso y DE PIE se vanagloriaba de sus "cualidades" y "perfecciones", mientras que el publicano DE RODILLAS se manifestaba humildemente como un gran pecador. Como se ve en este caso, la actitud interna se mostraba y correspondía también con la externa. Como se sabe, quien salió justificado del templo fue el publicano.

Incluso, muchos santos han explicado la correspondencia que existe entre la actitud externa e interna, pues una ayuda a la otra y, a su vez, es una manifestación de lo más importante que es nuestra intención última y genuina. De aquí lo importante que es resaltar lo que nos manda la Iglesia que no solo señala la necesidad de un culto interno, sino también la de un correcto culto EXTERNO, pues ambos son necesarios para agradar a Dios como aquí lo veremos.

Qué nos dice el Catecismo Mayor de San Pío X:


352. ¿BASTA ADORAR A DIOS NADA MÁS QUE CON EL CORAZÓN, INTERIORMENTE?
- NO, no basta, SINO QUE ES NECESARIO ADORARLO TAMBIÉN EXTERIORMENTE, CON EL ESPÍRITU Y EL CUERPO, porque es Creador y Señor absoluto del uno y del otro. 353.¿Cómo se cumple el primer mandamiento? – El primer mandamiento se cumple con el ejercicio del culto interno y EXTERNO.
Y con respecto a la Eucaristía y forma de comulgar veamos qué dice el mismo catecismo: 623.- ¿DÉBESE ADORAR LA EUCARISTÍA? - La Eucaristía debe ser ADORADA DE TODOS, PORQUE CONTIENE VERDADERA, REAL Y SUSTANCIALMENTE AL MISMO JESUCRISTO SEÑOR NUESTRO. 638.- ¿Qué quiere decir: Comulgar con devoción? - Comulgar con devoción quiere decir acercarse a la sagrada Comunión con humildad y MODESTIA, así en la persona como en el VESTIDO, prepararse antes y dar gracias después de la sagrada comunión. 643.- ¿Cómo hemos de estar en el acto de recibir la Sagrada Comunión? - En el acto de recibir la Sagrada Comunión hemos de estar ARRODILLADOS, tener la cabeza medianamente levantada, los ojos modestos y vueltos a la Sagrada Hostia, la BOCA suficientemente abierta y la lengua un poco fuera sobre el labio. (Catecismo mayor papa san Pío X) Como vemos se habla de la necesidad tanto de lo interno como de lo EXTERNO, pues ambos aspectos se complementan.

¿Qué nos dice la encíclica Mediator Dei del papa Pío XII de la importancia y necesidad de lo interno y EXTERNO ?


"II. La liturgia, culto interno y externo A) Es culto externo
33. Todo el conjunto del culto que la Iglesia tributa a Dios debe ser interno y externo. Es externo, porque lo pide la naturaleza del hombre, compuesto de alma y de cuerpo; porque Dios ha dispuesto que, «conociéndole por medio de las cosas visibles, seamos llevados al amor de las cosas invisibles»[26], porque todo lo que sale del alma se expresa naturalmente por los sentidos; además, porque el culto divino pertenece no sólo al individuo, sino también a la colectividad humana, y, por consiguiente, es necesario que sea social, lo cual es imposible, en el ámbito religioso, sin vínculos y manifestaciones exteriores; y, finalmente, porque es un medio que pone particularmente en evidencia la unidad del Cuerpo místico, acrecienta sus santos entusiasmos, consolida sus fuerzas e intensifica su acción; «aunque, en efecto, las ceremonias no contengan en sí ninguna perfección y santidad, sin embargo, son actos externos de religión que, como signos, ESTIMULAN EL ALMA a la veneración de las cosas sagradas, ELEVAN LA MENTE a las realidades sobrenaturales, NUTREN LA PIEDAD, FOMENTAN LA CARIDAD, ACRECIENTAN LA FE, robustecen la devoción, instruyen a los sencillos, adornan el culto de Dios, conservan la religión y distinguen a los verdaderos cristianos de los falsos y de los heterodoxos»".

¿Qué dicen los Santos?


San Francisco de Asís decía : “Predica en todo momento y habla cuando sea necesario”. Que quiere decir esto? Que con lo externo se predica en TODO momento, y las palabras se usan solo cuando es necesario. Es decir, lo externo habla más que las palabras, incluso lo interno se refleja en lo externo.
Por algo dicen: las palabras conmueven, pero el ejemplo arrastra.
Decía san Jerónimo: “Ya sea que debamos hablar cómo vestimos, o vestirnos cómo hablamos. ¿Por qué profesar una cosa y demostrar otra? La lengua habla de castidad, pero todo el cuerpo revela impureza”. (Esto es cuando hay contradicción entre lo interno y lo externo, porque ambas deben ir de la mano, o seríamos hipócritas, como los fariseos. Muchos ignorantes creen que sólo lo interno basta y que no es necesario demostrar con obras externas lo que enseñamos). “El ser descuidados EXTERNAMENTE ES UN SIGNO DE DESCUIDO INTERIOR” San Benito "La honra de los Ministros de Cristo es seguir a su Señor, no sólo en lo interior, sino también EN LO EXTERIOR". - San Juan de Ávila.

Por último, la doctrina católica se explica muy bien en La Religión Demostrada del Padre Hillarie:


NATURALEZA DE LA RELIGIÓN: CULTO INTERNO, EXTERNO Y PÚBLICO
66. P. ¿Cuáles son los elementos esenciales de toda religión?
R. Hay tres elementos esenciales que integran el fondo de toda religión. Todas tienen verdades que creer, leyes que guardar y un culto que rendir a Dios. Tres palabras expresan estos tres elementos: dogma, moral y culto.
La religión es el conjunto de los deberes del hombre para con Dios. El hombre debe a su Creador el homenaje de sus diferentes facultades. Debe emplear su inteligencia en conocerle, su voluntad, en conservar sus leyes, su corazón y su cuerpo, en honrarle con un culto conveniente. Tal es la razón íntima de estos tres elementos esenciales de toda religión.
67. P. ¿Cómo manifiesta el hombre su religión?
R. Las relaciones del hombre con Dios deben traducirse por sentimientos interiores y por actos exteriores, que toman el nombre de culto.
El culto es el homenaje que una criatura rinde a Dios. Consiste en el cumplimiento de todos sus deberes religiosos.
Hay tres clases de cultos: el culto interno, el externo y el público o social. Estos tres cultos son necesarios.
La religión no es una ciencia puramente teórica; no basta reconocer la grandeza de Dios y los lazos que nos unen a Él: debe haber, de parte del hombre, un homenaje real de adoración, de respeto y de amor hacia Dios: eso es el culto. Debemos honrar, respetar a todas las personas que son superiores a nosotros, ya por sus méritos, ya por su dignidad, ya por su poder. El culto es el honor, el respeto, la alabanza que debemos a Dios. El culto, pues, no es otra cosa que el ejercicio o la práctica de la religión que ciertos autores definen: El culto de Dios.
1° El culto interno consiste en los homenajes de adoración, de amor, de sumisión que nuestra alma ofrece a Dios, sin manifestarlos exteriormente por actos sensibles. Este culto interno constituye la esencia misma de la religión; por consiguiente, es tan necesario y tan obligatorio como la religión misma. Un homenaje exterior cualquiera, que no dimane de los sentimientos del alma, no sería más que una demostración hipócrita, un insulto más que un homenaje. Dios es espíritu, y ante todo, quiere adoradores en espíritu y en verdad. El primer acto de culto interno es hacer todas las cosas por amor de Dios; referirlo todo a Dios es un deber, no sólo para las almas piadosas, sino también para todos los hombres que quieran proceder de acuerdo con las leyes de la razón, porque ésta nos dice que, siendo servidores de Dios, debemos hacerlo todo para su gloria.
2° El culto externo consiste en manifestar, mediante actos religiosos y sensibles, los sentimientos que tenemos para con Dios. ES LA ADORACIÓN DEL CUERPO, que junta las manos, se inclina, se prosterna, se arrodilla, etc., para proclamar que Dios es el Señor y Dueño. Así, la oración vocal, el canto de salmos e himnos, las posturas y ademanes suplicantes, las ceremonias religiosas, los sacrificios son actos de culto externo. Estos actos suponen los sentimientos del alma, y son con relación a Dios, las señales de respeto y de amor que un hijo da a su padre.
3° El culto público no es más que el culto externo rendido a Dios, no por un simple particular, sino por una familia, por una sociedad, por una nación. Este es el culto social. Ciertos deístas pretenden elevarse por encima de las preocupaciones populares, no aceptando más culto que el del pensamiento y del sentimiento, ni más templo que el de la naturaleza. Tienen, según ellos, la religión en el corazón, y rechazan como inútil todo culto externo y público. Nada más falso que esta teoría, conforme se probará en las dos siguientes preguntas.
68. P. ¿Es necesario el culto externo? R. Sí; el culto externo es absolutamente necesario por varios motivos:

1° El cuerpo es obra de Dios como el alma; es junto, por tanto, que el cuerpo tome parte en los homenajes que el hombre tributa a Dios.
2° El hombre debe rendir a Dios un culto conforme con su propia naturaleza; y como es natural al hombre expresar, mediante signos sensibles, los sentimientos interiores que experimenta, el culto externo es la expresión necesaria del culto interno.
3° El culto externo es un medio de sostener y desarrollar el interno. A no ser por las exterioridades de la religión y sus prácticas, la piedad interior desaparecería y nuestra alma no se uniría nunca a Dios.

a) Mediante el culto externo, el hombre rinde homenaje de la Creación entera, cuyo pontífice es. Se prosterna para adorarle, edificando iglesias, adornando santuarios, el hombre asocia la materia al culto del espíritu y, por su intermedio, la creación material rinde a su Criador un legítimo homenaje.

b) El culto externo es natural al hombre. Éste, como hemos visto, es un compuesto de dos substancias, tan estrechamente unidas entre sí, que no puede experimentar sentimientos íntimos sin manifestarlos exteriormente. La palabra, las líneas del rostro, los gestos expresan naturalmente lo que sucede en su alma. El hombre no puede, pues, tener verdaderos sentimientos religiosos que vayan dirigidos a Dios, si no los manifiesta por medio de oraciones, cánticos y otros actos sensibles. El hombre que vive sin religión exterior, demuestra, por eso mismo, que carece de ella en su corazón. ¿Qué hijo, penetrado de amor y de respeto para con sus padres, no manifiesta su piedad filial?...
c) Hay más todavía: el culto externo es un medio eficaz para desarrollar el culto interno. El alma, unida al cuerpo, lucha con grandísimas dificultades para elevarse a las cosas espirituales sin el concurso de las cosas sensibles. Ella recibe las impresiones de lo exterior por conducto de los sentidos. La belleza de las ceremonias, los emblemas, el canto, etc., contribuyen a despertar y avivar los sentimientos de religión. Que un hombre deje de arrodillarse ante Dios, que omita la oración vocal, que no frecuenta la iglesia, y bien pronto dejará de tener religión en su alma. Lo averigua la experiencia. Con razón se ha dicho: “Querer reducir la religión a lo puramente espiritual, es querer relegarla a un mundo imaginario”.

sábado, 19 de septiembre de 2020

SIN CONFESIÓN, DE ABISMO EN ABISMO

 


 "El católico, alejado de la confesión y abandonado a sí mismo, camina de abismo en abismo y cual débil planta sin protección, expuesta a la fuerza de los vientos, llega a los más deplorables excesos".

 San Juan Bosco

viernes, 18 de septiembre de 2020

UNA VERDAD QUE COMÚNMENTE OLVIDAN MUCHOS CATÓLICOS


Al errado de buena fe hay que atraerlo de un modo correcto, pero sin menoscabo de la integridad de nuestra fe; pues logra más una gota de miel que un jarro de hiel. La verdad dicha con sabor a acíbar siempre será rechazada. Un celo amargo nunca dará un buen resultado. No se debe ocultar parte de la verdad para agradar, sino decirla íntegra -cuantas veces sea conveniente- pero de manera tal que convenza. Quien así la rechace, será responsable ante Dios. De otra forma, el responsable serás tú.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

 ¿TU HUMILDAD ES DE DIENTES PARA FUERA? 


Muchos son humildes de boca, pero no de corazón. Les oiréis decir: «Soy el más miserable de los hombres; merezco mil infiernos.» Y luego si alguno los reprende o les dirige una palabra picante, veréis que al punto se alzan altaneros: son como los erizos, que, apenas se les toca, no muestran sino espinas ¡Cómo! Acabas de decir que eres el más miserable de los hombres, y ¡ahora una palabrita te convierte en un volcán de ira! «El que es verdaderamente humilde -dice San Bernardo‐ se tiene por vil y despreciable y quiere que los demás le tengan por tal.» 

 San Alfonso María de Ligorio. “El camino de la salvación”

martes, 15 de septiembre de 2020

EL MODERNISMO SERÁ LA FALSA RELIGIÓN DEL ANTICRISTO


 "El modernismo es la última evolución del protestantismo liberal y es la herejía más sutil y compleja que ha existido y puede existir, de modo que sin duda será la religión del Anticristo; porque concilia en sí las dos notas antagónicas con que San Pablo describe misteriosamente al Hombre de Pecado, y que hasta hoy parecían incompatibles: 1°, será adversario de toda religión y culto; 2°, se sentará en el templo haciéndose adorar como Dios. El modernismo deshace toda religión existente, APROPIÁNDOSE EMPERO DE SUS FORMAS EXTERIORES, a las cuales vacía de contenido para rellenarlas con la idolatría del Hombre". 

R. P. Leonardo Castellani, Comentarios en la Suma de Teología de Santo Tomás.

lunes, 14 de septiembre de 2020

QUÉDATE, SEÑOR, CONMIGO (por el Padre Pío, oración para después de comulgar)




QUÉDATE, SEÑOR, CONMIGO 

Has venido a visitarme, 
como Padre y como Amigo.
Jesús, no me dejes solo. 
¡Quédate, Señor, conmigo! 

 Por el mundo envuelto en sombras 
voy errante peregrino. 
Dame tu luz y tu gracia. 
¡Quédate, Señor, conmigo! 

 En este precioso instante 
abrazado estoy contigo. 
Que esta unión nunca me falte. 
¡Quédate, Señor, conmigo! 

Acompáñame en la vida. 
Tu presencia necesito. 
Sin Ti desfallezco y caigo. 
¡Quédate, Señor, conmigo! 

 Declinando está la tarde. 
Voy corriendo como un río 
al hondo mar de la muerte. 
¡Quédate, Señor, conmigo! 

 En la pena y en el gozo sé
 mi aliento mientras vivo, 
hasta que muera en tus brazos. 
¡Quédate, Señor, conmigo!

sábado, 12 de septiembre de 2020

OFRENDA

Haz clic 

Oh Señora y madre mía, yo me ofrezco enteramente a vos y en prueba de mi filial afecto os consagro en este día y para siempre, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, oh Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Amén

viernes, 11 de septiembre de 2020

EJEMPLO NECESARIO

 

 
"Los padres deben dar ejemplo a sus hijos, especialmente cuando por las noches se reunen a rezar el Santo Rosario, de rodillas. De esto viene solo paz y abundancia de dones celestiales para la familia."

 S.S. Pío XI

jueves, 10 de septiembre de 2020

ELEGANTE PERO SIN VANIDAD NI FALTA DE DECORO


‐EL BUEN GUSTO NO VA PELEADO CON LA VIRTUD DE LA MODESTIA

 "¿La manera como me visto tiene que ver con la manera como me trata un muchacho?"

Absolutamente. Los hombres pueden ver cuánto y cómo se valora a sí misma una mujer por la manera en que se viste. Si su valor sexual es la primera impresión que ella quiere dar a un hombre, ella está invitando al tipo de hombres que simplemente quieren usar su cuerpo. Ellos harán lo que sea o dirán lo que sea para tener acceso a su cuerpo. Pero, después de que ella se dé por vencida, normalmente le pierden el respeto, se aburren y se van. Mientras ella se queda pensando: 'Tal vez si fuera más delgada, o si hubiera hecho mejores y más cosas sexuales con él, le hubiera gustado más y se hubiera quedado conmigo'. No, no es así, pero sí puede que él la hubiera usado por más tiempo...

La modestia (así se llama el no vestirse ni comportarse invitando al sexo) es un mensaje fuerte sobre lo que vales porque invita a que los hombres piensen cosas más valiosas sobre ti y te vean como persona. Le dice a un hombre que te puede tomar en serio como mujer, porque no necesitas que los hombres te vean con deseo sexual para sentirte segura y valiosa. Sé que hay hombres que buscarán a una chica que usa una falda tan corta que se puede confundir con un cinturón ancho. Pero ninguno la respetará. Como mujer, ¿quieres que te deseen, o quieres que te amen? 

Si tu corazón está diciendo, '¿Está muy corto?' o '¿Está muy apretado?' escucha a esa intuición porque ha respondido a tu pregunta. Párate en frente de un espejo y pregunta, '¿A quién le llamó la atención con esta ropa? ¿Esta ropa está diciendo que lo mejor de mí es mi cuerpo o está diciendo que valgo esperar (al matrimonio) para verlo?'

La modestia no quiere decir que no te puedes ver atractiva. Como una novia usando un velo, la ropa (que debe ser de buen gusto) guarda al cuerpo como una invitación al respeto. Tú eres templo del Espíritu Santo, no una colección de partes del cuerpo exhibiéndose en un remate. Pero si tú (por tu vanidad) no te das cuenta de esto ni lo vives, ¿cómo se dará cuenta un chico? 

 -Jason Evert, Amor puro. 
Tomado de La Dama Católica https://www.facebook.com/damacatolica/

miércoles, 9 de septiembre de 2020

LA LUJURIA Y SUS EFECTOS DESASTROSOS SOBRE LA VOLUNTAD Y LA RAZÓN Por Mons. Fulton J. Sheen 


 
La lujuria es un excesivo amor por los placeres de la carne. Es la prostitución del amor, la extensión del amor a sí mismo hasta un punto donde el ego se proyecta en otra persona y la ama bajo la ilusión que es el tú amado. 

 El verdadero amor está dirigido hacia una persona, la cual es vista como irreemplazable y única, pero la lujuria excluye toda consideración personal en favor de una experiencia de los sentidos. El yo coloca de forma equivocada rótulos modernos sobre la lujuria pretendiendo que éste es un pecado necesario para la “salud” o para una “vida plena” o para “expresar la personalidad”. El fervoroso intento de otorgarle una garantía científica a esta conducta es, en sí mismo, una indicación de cuán grande es la renuencia que normalmente siente la gente a considerar esta ruptura de la ley moral como el pecado que en realidad es. Hoy en día, los hombres y mujeres están aburridos y descontentos; se vuelven entonces hacia la lujuria para compensar su aflicción interior, sólo para, al final encontrarse hundidos en una mayor desesperanza. Como dice San Agustín: “Dios no obliga al hombre a ser puro; deja solos exclusivamente a quienes merecen ser olvidados”.

 La lujuria es una desviación del centro de la personalidad del espíritu a la carne, del yo al ego. En algunas instancias, sus excesos nacen de una conciencia intranquila y del deseo de escapar de su persona hacia otras. Algunas veces existe el deseo contrario de hacer del yo algo supremo a través de la subordinación de otras personas a él. En sus etapas posteriores, el libertino encuentra que ni la liberación de su ser ni la idolatría son posibles por un tiempo demasiado prolongado; el alma es llevada de vuelta a su ser y, por lo tanto, a un infierno interior. El efecto de la lujuria en la voluntad se manifiesta como un odio a Dios y la negación de la inmortalidad. Asimismo, los excesos vacían la fuente de la energía espiritual hasta el grado tal que finalmente uno se vuelve incapaz de emitir un juicio sereno en ningún otro campo. 

Lujuria no es igual a sexo, porque el sexo es puramente biológico y una capacidad otorgada por Dios. Tampoco es amor, que encuentra en el sexo una de sus expresiones legítimas (en el matrimonio). La lujuria es el aislamiento del sexo, del verdadero amor. No hay pasión que lleve más rápidamente a la esclavitud como la lujuria, así como no hay una cuyas perversiones destruyan más rápidamente el poder del intelecto y de la voluntad. Los excesos afectan a la razón de cuatro modos: pervirtiendo el entendimiento, de manera que uno se vuelve intelectualmente ciego e incapaz de ver la verdad; debilitando la prudencia y el sentido de los valores, por lo que se desemboca en la temeridad; vigorizando el amor propio y hasta generar la irreflexión; debilitando la voluntad hasta que el poder de decisión se pierde y uno se vuelve víctima de la inconstancia de carácter.

Los efectos sobre la voluntad y la razón son desastrosos. En aquellos que se entregan repetidas veces a los excesos, es posible que haya un odio a Dios y a la religión y una negación de la inmortalidad. El odio a lo divino viene porque Dios es visto como un obstáculo para la autogratificación. Los libertinos niegan a Dios porque su omnipresencia significa que su conducta ha sido observada por Aquel que la reprobará. Hasta tanto esos individuos abandonen su animalidad egocéntrica, deben insistir en ser ateos, ya que sólo un ateo es capaz de imaginar que nadie lo observa. 

La negación de la inmortalidad es un efecto secundario de la lujuria. Puesto que el ególatra vive cada vez en la carne, la idea de un juicio se le vuelve más y más desagradable. Para aquietar sus temores, adopta la creencia de que nunca habrá un Juicio. Aceptar la inmortalidad significaría una responsabilidad que el lujurioso ego del libertino teme enfrentar, ya que, si lo hiciera, lo forzaría a transformar su vida entera. La mera mención de una vida futura puede llevar a esta persona a un furioso cinismo; que le recuerden la posibilidad del juicio aumenta su angustiosa ansiedad. Todo intento de salvar a una persona así es visto por ella como un ataque a su felicidad. 

La creencia en Dios y en la inmortalidad haría que el ego libertino deseara ser un yo, pero cuando no está listo para abandonar su vicio, debe negarse a mantener ese tipo de pensamiento. Sería bueno que los defensores de la religión, al tratar con ególatras que están momentáneamente perdidos en los lodazales de la lujuria, aprendieran que debe existir una voluntad de cambio previo a un cambio en la creencia religiosa. Una vez que el libertino abandona el mal, buscará la Verdad, porque ya no necesita temerle.

La lujuria no tiene relación con la lícita expresión del sexo dentro de un matrimonio legítimo. El amor matrimonial es la formación del “nosotros”, que es la extinción del ego-centrismo. En el amor matrimonial, el yo busca el crecimiento completo del Tú, de la personalidad opuesta al yo. No existe momento más sagrado que aquel en que el ego se rinde a otra personalidad, de manera tal que la necesidad de poseer desaparece en la alegría de amar a la otra persona. Estos amantes nunca están solos, porque se necesitan tres y no dos para hacer el amor, y ese tercero es Dios. Un ego ama a otro ego por lo que éste da, pero el yo ama a otro yo por lo que es. El amor es la unión de dos pobrezas que dan surgimiento a una gran riqueza.

El divorcio, la infidelidad, la ausencia planeada de hijos, los matrimonios no válidos, son otras tantas parodias y herejías contra el amor, y aquello que es enemigo del amor, es enemigo de la vida y la felicidad. 

 Mons. Fulton J. Sheen “Eleva tu corazón”. Cap. La lujuria: Plaga del carácter. Ed. Lumen Bs.As.-México 2003. Págs, 97-99. Título de este post: Catolicidad.

martes, 8 de septiembre de 2020

NATIVIDAD DE NUESTRA SEÑORA



“Hoy nace una clara estrella, tan divina y celestial, que con ser estrella, es tal, que el mismo Sol nace de ella”

¡Feliz día de la Natividad de la Santísima Virgen María!

lunes, 7 de septiembre de 2020

QUIEN PERSEVERE EN EL REZO DIARIO DEL SANTO ROSARIO NO SE CONDENARÁ, LO RECONOCEN LOS MISMOS DEMONIOS


-EL DEMONIO TE PONDRÁ MÚLTIPLES OBSTÁCULOS PARA QUE NO LO RECES.

Esto, obligados por Dios, dijeron los demonios a Santo Domingo de Guzmán:

"...Esta Madre de Cristo es omnipotente y puede impedir que sus siervos caigan en el Infierno. Ella, como un sol, disipa las tinieblas de nuestras astutas maquinaciones. Descubre nuestras intrigas, rompe nuestras redes y reduce a la inutilidad todas nuestras tentaciones. NOS VEMOS OBLIGADOS a confesar que ninguno que persevere en su servicio se condena con nosotros.

"Un solo suspiro que ella presente a la Santísima Trinidad vale más que todas las oraciones, votos y deseos de todos los santos. La tememos más que a todos los bienaventurados juntos y nada podemos contra sus fieles servidores.

"Tened también en cuenta que muchos cristianos que la invocan al morir y que deberían condenarse, según las leyes ordinarias, se salvan gracias a su intercesión.

"Tenemos que añadir, con mayor claridad y precisión –OBLIGADOS por la violencia que nos hacen– que nadie que persevere en el rezo del Rosario se condenará. Porque ella obtiene para sus fieles devotos la verdadera contrición de los pecados, para que los confiesen y alcancen el perdón e indulgencia de ellos”.

San Luis María Grignon de Monfort. El secreto admirable del Santo Rosario

sábado, 5 de septiembre de 2020

viernes, 4 de septiembre de 2020

LOS HEREJES SON LOBOS DISFRAZADOS DE PASTORES



«No debería tolerarse curas o confesores que estén tildados de herejía; y a los convencidos en ella habríase de despojar en seguida de todas las rentas eclesiásticas; que MÁS VALE ESTAR LA GREY SIN PASTOR, QUE TENER POR PASTOR A UN LOBO. Los pastores, católicos ciertamente en la fe, pero que con su mucha ignorancia y mal ejemplo de públicos pecados pervierten al pueblo, parece deberían ser muy rigurosamente castigados, y privados de las rentas por sus obispos, o a lo menos separados de la cura de almas; porque la mala vida e ignorancia de éstos metió a Alemania la peste de las herejías».

San Ignacio de Loyola, Carta a San Pedro Canisio. 13 de Agosto de 1554

jueves, 3 de septiembre de 2020

PORQUÉ EN NINGÚN CASO SE DEBE COMULGAR CON LA MANO



Conferencia de Mons. Athanasius Schneider, Obispo auxiliar de Astana, Kazajistán, y Obispo titular de Celerina
Mons. Schneider es especialista en patrística e iglesia primitiva, nadie mejor que él para explicar perfectamente bien este tema e indicar la interpretación correcta y verdadera de la Iglesia. Esta conferencia refuta muchas opiniones falsas y tergiversaciones no solo de simples laicos, sino también -lamentablemente- de muchos sacerdotes modernistas y hasta obispos.

Pongamos atención a un verdadero experto en este tema de VITAL IMPORTANCIA Y EL MÁS IMPORTANTE DE TODOS: EL CUERPO DE CRISTO MISMO EN LA HOSTIA CONSAGRADA.
No nos dejemos engañar. Los laicos no deben comulgar, por ningún motivo, el sacratísimo Cuerpo de Cristo con la mano que no tienen consagrada y de la que caerán al suelo las partículas consagradas que ahí quedarán después de comulgar. El pretexto de la pandemia no solo es insuficiente sino, además, es tonto pues ahí sí existe verdadera contaminación al tomar la Eucaristía con una mano que ha saludado a otras personas, tocado la banca, tomado dinero para dar limosna, etc., etc., que recibirla en la boca de las manos limpias de un sacerdote, como lo han explicado eminentes médicos.
El indulto concedido por Pablo VI para aquellos lugares donde se desobedecía la instrucción de que se debía recibir la Eucaristía de en la boca, era una concesión para que no se apartasen de la Iglesia y se permitía solo con determinadas condiciones que evitaran el peligro de profanación y el debilitamiento en la fe eucarística. Condiciones que en la práctica no fueron viables, como se ha visto en el transcurso de estas décadas en las que el descuido con las partículas y el robo de hostias es escandaloso, y además se ha debilitado en muchos la fe, al grado de que muchos comulgan sacrílegamente en pecado grave sin previa confesión, clara señal de que falta fe. El hecho de legitimazar la desobediencia y convertirla en fuente de ley ha demostrado su absoluta ineficacia y, además, ha dado pie a que esa pésima e irreverntísima costumbre se extienda a lugares donde no estaba implantada esa desobediencia cuando se estableció el indulto. Si las condiciones establecidas en él no fueron viables, el indulto no puede aplicarse y si era solo para aquellos lugares donde no se obedecía a la Iglesia, la extensión de esta pésima costumbre -que lleva a la profanación- no tiene sentido alguno con ningún pretexto.
Por último, la conferencia de Mons. Schneider demuestra que es falso que la costumbre actual de recibirla en la mano sea igual a la que usó la Iglesia durante los primeros siglos y explica la diferencia entre ambas formas.

CONFERENCIA

"...La manera en que los fieles reciban la Sagrada Comunión muestra si la Sagrada Comunión es para ellos no sólo la realidad más sagrada, sino la más amada y ven en ella a la Persona más sagrada. La recepción del Cuerpo de Cristo exige, por tanto, fe profunda y pureza de corazón, y al mismo tiempo gestos inequívocos de adoración. Esta fue la característica constante de los Católicos de todas las edades, comenzando por los primeros Cristianos, desde los Cristianos en la época de la Padres de la Iglesia hasta los tiempos de nuestros abuelos y padres. Incluso en los primeros siglos, cuando en algunos lugares la Sagrada Hostia era depositada por el sacerdote en la palma de la mano derecha, o en un tela blanca que cubría la mano derecha de las mujeres, no se permitía a los fieles durante la Santa Misa tocar el pan consagrado con sus dedos (sino con la lengua tomaban la hostia de la palma de su mano -o desde la tela blanca- y también con la misma lengua recogían los fragmentos sueltos del pan consagrado que ahí hubiesen podido quedar para que ninguna de las partículas pudiera perderse) (1). El Espíritu Santo guió a la Iglesia instruyéndola más profundamente sobre la manera de tratar la santa humanidad de Cristo en la Santa Comunión. La Iglesia Romana en el siglo 6º distribuye la sagrada Hostia directamente en la boca, tal como se testifica en una obra del Papa Gregorio Magno (cf. Dial., 3). En la Edad Media los fieles comenzaron a recibir el Cuerpo de Cristo de rodillas, en una expresión más clara exteriormente de adoración (cf. San Columbano, Regula coenobialis, 9).
En nuestros tiempos, y ya pasaron 40 años, hay una profunda herida en el Cuerpo Místico de Cristo. Esta profunda herida es la práctica moderna de la comunión en la mano, una práctica que difiere esencialmente del rito análogo de los primeros siglos, como se ha descrito anteriormente. Este práctica moderna es la herida más profunda del Cuerpo místico de Cristo, porque se dan en ella las siguientes  cuatro deplorables manifestaciones:
  1. Un minimalismo sorprendente en los gestos de adoración y reverencia. En general, en la práctica moderna de la Comunión en la mano hay casi una ausencia de todo signo de adoración.
  1. Un gesto igual a como uno trata a los alimentos comunes, es decir: recoger con los propios dedos la Sagrada Hostia en la palma de la mano izquierda y llevarla uno mismo a la boca. La práctica habitual de tal gesto provoca en un no pequeño número de fieles, y sobre todo en niños y adolescentes, la percepción de que en la Sagrada Hostia no está presente la Divina Persona de Cristo, sino más bien un símbolo religioso, puesto que tratan la Sagrada Hostia exteriormente de igual manera como tratan un alimento común: tocándolo con sus propios dedos y poniendo la comida con los dedos en la propia boca.
  1. La pérdida de numerosos fragmentos de la Santísima Hostia: a menudo caen pequeños fragmentos en el espacio entre el ministro y el comulgante por falta de uso de la bandeja de la Comunión. A menudo, quedan fragmentos de la Sagrada Hostia en la palma y en los dedos de la persona que recibe la comunión y luego se caen. A menudo estos numerosos fragmentos caen al suelo donde son pisoteados por la gente sin darse cuenta siquiera de los fragmentos (2).
  1. El robo cada vez mayor de las Sagradas Hostias, puesto que la forma de recibirla directamente con la propia mano facilita enormemente el robo.
No hay nada en la Iglesia y en esta tierra, que sea tan sagrado, tan divino, tan vivo y tan personal como la Santa Comunión, ya que es el mismo Señor Eucarístico. Y tales cuatros cosas deplorables suceden con Él. La práctica moderna de la Comunión en la mano nunca ha existido en esta forma concreta. No es comprensible que muchas personas en la Iglesia no reconozcan esta herida, consideren este asunto como algo secundario, y que incluso se pregunten por qué uno habla de este tema. Y lo que es aún más incomprensible: muchos en la Iglesia incluso defienden y difunden esta práctica de la Comunión.
1526850_1432089037026981_2128072763_nHa sido constante la creencia y práctica de la Iglesia de que Cristo, realmente presente bajo las especies del pan, tiene que recibir Divina adoración, tanto interna como externamente (3). Tal acto de adoración es referenciado en la Sagrada Escritura con la palabra griega “proskynesis” (προσκύνησις). Nuestro Señor Jesucristo rechazó las tentaciones del demonio y proclamó el primer deber de todas las criaturas : “Al Señor tu Dios adorarás” (Mt 4:10). El evangelista utiliza aquí la palabra “proskynesis“. En la Biblia, el acto de adoración a Dios era realizado exteriormente de la siguiente manera: de rodillas e inclinando la cabeza hacia la tierra o con postración. Tal acto de adoración lo llevó a cabo el mismo Jesús, su Santísima e Inmaculada Madre, la Virgen María, y San José, cuando como cada año visitaron el Templo de Jerusalén. En este forma de “proskynesis” fue venerado el Cuerpo de Cristo, el Dios encarnado: en primer lugar por los tres reyes magos (Mt 2:11); las numerosas personas que fueron sanadas por Jesús realizaron también este acto exterior de adoración (cf. Mt 8:02, 9:18, 15:25), las mujeres que vieron al Señor resucitado en la mañana de Pascua cayeron en presencia de su cuerpo glorioso y lo adoraron (Mt 28:9), la Apóstoles lo adoraron postrándose cuando vieron el cuerpo de Cristo ascendiendo al Cielo (Mt 28:17; Lc 24:52), los ángeles y todos los santos redimidos y glorificados en la Jerusalén celestial se postran delante adorando la humanidad glorificada de Cristo, simbolizado en el “Cordero” (Ap 4:10) (4).
Este gesto simboliza que es Cristo en la persona del sacerdote quien está alimentando a los fieles. Además, este gesto simboliza la actitud de humildad y el espíritu de infancia espiritual, que el mismo Jesús exige de todos los que quieran recibir el reino de Dios (Mt. 18:03). Durante la Santa Comunión la Hostia Santa es el reino celestial real, porque está Cristo mismo, en cuyo Cuerpo  mora la Divinidad (cf. Col 2:9). Por lo tanto el gesto exterior más apropiado para recibir el reino de Dios como un niño, es hacerse pequeño, arrodillarse y permitir ser alimentado como un niño pequeño, abriendo la boca. Sin duda el rito de recibir el Cuerpo Divino de Cristo en la Santa Comunión de rodillas y en la lengua fue elaborado durante varios siglos en la Iglesia con la guía del Espíritu Santo, el Espíritu de santidad y piedad. La abolición de los gestos explícitos de adoración durante la Santa Comunión, que es la abolición de arrodillarse y la abolición del gesto inspirado bíblicamente de la recepción del Cuerpo de Cristo como un niño en la lengua, estoy seguro que no traerá un un florecimiento más fuerte de la fe ni de la devoción eucarística. Las siguientes palabras del Concilio Ecuménico de Trento permanecen siempre válidas y siguen siendo muy actuales en nuestros días:
“No queda, pues, motivo alguno de duda en que todos los fieles cristianos hayan de venerar a este santísimo Sacramento, y prestarle, según la costumbre siempre recibida en la Iglesia católica, el culto de latría que se debe al mismo Dios. Ni se le debe tributar menos adoración con el pretexto de que fue instituido por Cristo nuestro Señor para recibirlo; pues creemos que está presente en él aquel mismo Dios de quien el Padre Eterno, introduciéndole en el mundo, dice: Adórenle todos los Angeles de Dios (Heb 1:6)”. Concilio de Trento. Decreto sobre el Santísimo Sacramento de la Eucaristía. Cap. 5
Razones teológicas y litúrgicas para recibir la comunión de rodillas y en la boca
1
La sagrada Hostia es lo más sagrado y grande en esta tierra, porque se trata del Señor Mismo. En consecuencia, debe administrarse de forma que al recibir la Sagrada Comunión se garantice con la mayor seguridad posible contra la pérdida incluso de los más pequeños fragmentos de la hostia consagrada, así como contra el robo de la misma. Además el rito de la Comunión debe expresar de la manera más evidente posible su aspecto sagrado y sublime, debiendo distinguirse claramente del gesto de tomar un alimento profano. Estas exigencias se expresan sin lugar a dudas con el rito de recibir la comunión de rodillas y dejar ser “alimentados” por el sacerdote, que significa permitir que la hostia consagrada puede ponerse en la lengua. Por el contrario, la forma moderna de recibir la hostia consagrada en la palma de la mano, y después ponerla uno mismo en la boca, es más similar a la manera de tomar los alimentos profano (esto difiere esencialmente de un rito similar en la Iglesia Antigua). Tales escenas pueden observarse a menudo en recepciones con “buffet” o en la distribución de dulces en las guarderías.
2
El aspecto interior por sí solo no es suficiente en el culto a Dios, porque Dios se hizo hombre, se convirtió en visible. Una adoración exclusiva o predominantemente interior de la hostia consagrada durante la Comunión con la exclusión del aspecto exterior no es encarnacional. Tal adoración eucarística es “platónica”, es protestante y en última instancia gnóstica. El hombre es esencialmente también visible y corporal. En consecuencia, la adoración del Cuerpo eucarístico de Cristo debe ser necesariamente también exterior y corporal. Tal adoración es adecuada a la dignidad del hombre, aunque el más importante de tales cultos sigue siendo el aspecto interior. Ambos aspectos son inseparables uno del otro.
3
El cuerpo humano entero y cada una de sus partes es un templo del Espíritu Santo. Por lo tanto no es correcto contrastar la mano con la lengua. Uno no debe decir: “La mano es más digna que la lengua”, o al contrario.
4
Quién comete los pecados no es la lengua o la mano, sino la persona. El pecado comienza en los pensamientos y es imputado a la voluntad. Por lo tanto, es incorrecto decir: “Uno peca más con la lengua que con la mano”. La lengua sigue siendo inocente, porque la persona es la que peca con sus facultades del intelecto y de la voluntad.
5
El simbolismo de la boca expresa de una manera más convincente el contenido espiritual y religioso: el beso como una imagen del acto interior y espiritualizado del amor (cf. Cantar de los CantaresSal 84:11: “La justicia y la paz se besarán”), pero sobre todo el beso litúrgico o el “santo beso fraterno” (cf. 1 Cor 16:20, etc.) La palabra “adoración” se deriva del latín “os ad os” (de boca en boca). La palabra procede de la boca: se trata de una imagen para la procesión de la PALABRA ETERNA DE DIOS. Jesús sopló de su boca el Espíritu Santo (cf. Jn 20,27).
6
Las palabras “Tomad y comed” (en griego “labete” [ λάβετε ]), Mt 26:26, deben ser traducidas correctamente “Recibid (aceptar) y comed”. Estas palabras fueron dirigidas inmediatamente a los Apóstoles, los sacerdotes de la Nueva Alianza, y no a la totalidad de los fieles. De lo contrario, las palabras “Haced esto en memoria mía” (Lc 22,19), se estarían dirigiendo a la totalidad de los fieles, lo que implicaría que participarían en el sacerdocio ministerial. Por otra parte, la palabra del griego “Lambanein” (λαμβάνειν) no significa el tocar con la mano, sino el acto de la recepción. Esta palabra “lambanein” se encuentra, por ejemplo, en las siguientes expresiones: “recibid el Espíritu de la verdad” (Jn 14:17), “Recibid el Espíritu Santo” (Jn 20, 22), etc. En la recepción de la Sagrada Comunión, la cuestión no es si “tomar o tocar con la mano”, la cuestión es acerca de un profundo acontecimiento espiritual: “que se permita recibir” el sacramento de la Eucaristía con el corazón, con el alma, y también, evidentemente, con el cuerpo y esto convenientemente por la lengua y de rodillas.
7
El Señor resucitado no permitió que su cuerpo glorioso fuera tocado por todo el mundo de forma indiscriminada (“No te acerques a mí”, “No me toques”Jn 20:17). Sin embargo Él permitió que el Apóstol Tomás, por lo tanto, un sacerdote de la Nueva Alianza, tocara su cuerpo glorioso, y se podría decir su Cuerpo eucarístico (cf. Jn 20,27).
8
En el caso de la práctica de la Comunión en la lengua, una práctica que dura más de un milenio (ya ocurría desde los tiempos del Papa Gregorio el Grande), y en el caso de la Iglesias orientales católicas y de todas las Iglesias ortodoxas y las antiguas Iglesias orientales, donde la Sagrada Comunión se pone en la boca y a menudo incluso con una cuchara, no hay se conocen casos de decesos a causa de infección. Desde el punto de vista higiénico la mano tiene más bacterias que la lengua.
9
Cuando hoy en día uno recibe a una persona importante o venerable, se le atiende con toda una serie de detalles de manera escrupulosa, a nadie se le ocurriría decir: “Uno puede saludar a esta persona con las manos sucias sin lavar o sin signos claros de respeto” (por ejemplo, un rey o un presidente). ¿No es Nuestro Señor, presente bajo las especies de la pequeña hostia, más importante que un presidente o un rey? ¿No se debería en el caso de la recepción del Señor bajo las especies de la hostia tomarse medidas aún más detalladas y escrupulosas que en el caso de recibir a un rey o un Presidente y tratar a sus personas?
10
En el caso de la Comunión en la mano el mismo fiel pone la hostia sagrada en su lengua, en última instancia, también en este caso tenemos la Comunión en la lengua. La diferencia está en lo siguiente: en el caso de la comunión con la lengua es el sacerdote, representando a Cristo en este sagrado momento, quien pone la hostia sagrada en la lengua de los fieles. En el caso de la Comunión en la mano, sin embargo, es el mismo fiel, que pone la sagrada Hostia en su propia lengua.
11
El gesto de “poner la hostia uno mismo en la lengua” expresa sin duda menos el aspecto de la recepción en comparación con el gesto de “permitir que la hostia sea puesta por otra persona”. Este último gesto expresa de una manera muy impresionante la actitud de hacerse niño ante la grandeza de Dios, que está presente en la hostia consagrada. Este gesto expresa también la verdad: “a menos que os hagáis como niños … “ (Mt 18:03 ), y se podría decir : “a menos que sean como lactantes”, pues la Sagrada Escritura dice: “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Pedro 2:2-3). En última instancia, la “leche espiritual ” es Cristo mismo, y especialmente Cristo en la comida eucarística. Los bebés reciben alimentos sólo por la boca, el adulto, sin embargo, usa sus manos para llevar su alimento a la boca. Las siguientes palabras podrían ser aplicada a la Santa Comunión: “como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma.”. (Salmo 131:2). En efecto, Jesús no ha dicho: “a menos que os hagáis como adultos …”, sino todo lo contrario.
12
Cuando es el caso de lo más Sagrado, del Señor mismo, entonces tiene que ser válido este principio: “atrévete cuanto puedas a alabarle como merece” (“Quantum potes, aude tantum”, secuencia Lauda Sion de Santo Tomás de Aquino). Por lo tanto, aquí tiene que ser válido al máximo, y no el mínimo, tanto del interior como en la reverencia exterior. La pequeñez de la sagrada Hostia no justifica el tratamiento en el momento de la Santa Comunión con gestos minimalistas de adoración y sacralidad.

Razones pastorales para el retorno general de la comunión en la lengua y de rodillas
1
El rito actual de la Comunión en la mano nunca se ha practicado en la Iglesia Católica, ya que la llamada Comunión en la mano en la Iglesia Antigua difería sustancialmente del uso actual, que fue inventado por los calvinistas y que ni siquiera los luteranos aceptaron, los cuales incluso hasta en nuestros días mantienen el rito tradicional de la lengua y de rodillas.
2
El rito de los primeros siglos era de la siguiente manera: el pan consagrado se ponía en el palma de la mano derecha, luego los fieles se inclinaban profundamente (similar a lo que hoy es el gesto “Metanoia” [μετἀνοια] en el rito bizantino) y tomaban la comunión directamente con la boca sin tocar el pan consagrado con los dedos. Era de alguna manera una Comunión por boca, porque los fieles no ponían ellos mismos la comunión en la boca con sus dedos. Por otra parte, los fieles podían recoger con la lengua desde la palma de su mano los fragmentos sueltos del pan consagrado para que ninguno de los fragmentos pudiera perderse. Las mujeres recibían el pan consagrado sobre una tela blanca, llamada “dominicale”.
3
En el rito actual, declarado erróneamente como un rito de la Iglesia antigua, los fieles reciben la hostia no en la derecha sino en la mano izquierda y luego se toma la hostia con los dedos y se pone la Comunión en la boca. Esta manera fue inventada por los calvinistas ya en el siglo 17. Desde el punto de vista del gesto tal rito más bien es como una forma de auto-Comunión e igual que la forma de tomar alimentos comunes.
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El Papa Pablo VI, dando la posibilidad de un indulto para la Comunión en la mano (cf. Instrucción “Memoriale Domini” de 29 de mayo de 1969), pidió sin embargo que el rito tradicional se conservase en toda la Iglesia: “Este modo de distribuir a la santa comunión [el tradicional], considerando en su conjunto el estado actual de la Iglesia, debe ser conservado”. Además: en el mismo documento la Santa Sede exhorta con vehemencia a los obispos, sacerdotes y fieles a observar diligentemente la ley vigente y confirma una vez más el derecho a recibir la Sagrada Comunión de la  manera tradicional (véase ibid.) . Ya durante el Concilio Vaticano II el Papa Pablo VI declaró en su encíclica “Mysterium fidei” de 1965 , que no debe ser cambiado el rito de la Santa Comunión con referencia a una costumbre de la Iglesia antigua : “Ni se debe olvidar que antiguamente los fieles, ya se encontrasen bajo la violencia de la persecución, ya por amor de la vida monástica viviesen en la soledad, solían alimentarse diariamente con la Eucaristía, tomando la sagrada Comunión aun con sus propias manos, cuando estaba ausente el sacerdote o el diácono. No decimos esto, sin embargo, para que se cambie el modo de custodiar la Eucaristía o de recibir la santa comunión, establecido después por las leyes eclesiásticas y todavía hoy vigente, sino sólo para congratularnos de la única fe de la Iglesia, que permanece siempre la misma.” (nn. 62-63). Algunos años antes el Papa Pío XII, en el mismo sentido, advirtió en contra de cambiar los actuales ritos eucarísticos y costumbres reverentes: “Así como ningún católico sensato puede rechazar las fórmulas de la doctrina cristiana compuestas y decretadas con grande utilidad por la Iglesia, inspirada y asistida por el Espíritu Santo, en épocas recientes, para volver a las fórmulas de los antiguos concilios, ni puede repudiar las leyes vigentes para retornar a las prescripciones de las antiguas fuentes del Derecho canónico; así, cuando se trata de la sagrada liturgia, no resultaría animado de un celo recto e inteligente quien deseara volver a los antiguos ritos y usos, repudiando las nuevas normas introducidas por disposición de la divina Providencia y por la modificación de las circunstancias. Tal manera de pensar y de obrar hace revivir, efectivamente, el excesivo e insano arqueologismo despertado por el ilegítimo concilio de Pistoya, y se esfuerza por resucitar los múltiples errores que un día provocaron aquel conciliábulo y los que de él se siguieron, con gran daño de las almas, y que la Iglesia, guarda vigilante del «depósito de la fe» que le ha sido confiado por su divino Fundador, justamente condenó[53]. En efecto, deplorables propósitos e iniciativas tienden a paralizar la acción santificadora con la cual la sagrada liturgia dirige al Padre saludablemente a sus hijos de adopción.” (Encíclica “Mediator Dei”, nn .81-83).
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Las razones de Pablo VI a favor del rito tradicional de la Comunión son hoy más válidas que nunca:
  1. La creencia sobre la Presencia Real de Cristo en el misterio eucarístico era mucho más profunda en toda la Iglesia (cf. ibid.).
  2. La urgencia de una mayor reverencia exterior (cf. ibíd.).
  3. El sentimiento de humildad hacia este sacramento en quien lo recibe (cf.ibid.).
  1. Se trata de una tradición de muchos siglos (cf. ib.).
  1. Se garantiza de una manera más eficaz la solemnidad y la dignidad del momento de la distribución de la comunión (cf. ibíd.).
  1. Se evita de una manera más eficaz el peligro de profanación de las sagradas especies (cf. ib.).
  1. Por la manera tradicional se conserva de una manera más diligente al cuidado de la Iglesia de que ningún fragmento del pan consagrado pueda perderse (cf. ibíd.).
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Los recelos del Papa Pablo VI se han cumplido de manera indiscutible en base a la experiencia de la comunión en la mano en los últimos 40 años:
  1. La disminución de la reverencia hacia el Santísimo Sacramento del Altar (cf. ibíd.).
  2. Las profanaciones del mismo sacramento (cf. ibíd.).
  3. La alteración de la recta doctrina y la fe eucarística (cf. ibíd.).
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Las condiciones en las que el Papa Pablo VI concedió la posibilidad de un indulto no han sido observadas o cumplidas, y en general la situación general que inspiraron dichas condiciones generales son hoy bastante peores. Pablo VI requería evitar cualquier peligro (cf. ib.):
  1. El peligro de la caída de la reverencia.
  2. La insinuación de opiniones erróneas sobre la Sagrada Eucaristía
  3. Otras cosas impropias.
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Por otra parte, el Papa Pablo VI esperaba que la nueva forma del rito de la Comunión traería un aumento de la fe y de la piedad de los fieles (cf. ibíd.). Esta expectativa, sin embargo, se ve contradicha hoy en día por los hechos a causa de la Comunión en la mano.
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En vista de los peligros reales y teniendo en cuenta la opinión negativa de la mayoría del episcopado católico, que fue consultado sobre este tema en 1968, la Instrucción “Memoriale Domini” indicaba que Pablo VI pensaba que el rito tradicional de administrar la Comunión no debía cambiarse (cf. ibíd.).
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El rito actual de la Comunión en la mano, que nunca perteneció al patrimonio litúrgico de la Iglesia Católica (porque fue inventado por los calvinistas y difiere sustancialmente del rito en los primeros siglos de la Iglesia), ha causado y sigue causando un daño de dimensiones verdaderamente preocupantes, es decir: dañando la verdadera fe eucarística, la reverencia y el cuidado con el Fragmentos eucarísticos en el límite de lo soportable.
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La Eucaristía es el culmen y la fuente de toda la vida de la Iglesia (Vaticano II), la Iglesia vive de la Eucaristía (Encíclica y testamento de Juan Pablo II) y la Eucaristía es por consiguiente el corazón mismo de la Iglesia. La verdadera crisis de la Iglesia de hoy se revela en la manera en que esta fuente y este corazón se tratan concretamente. Sin embargo, a causa de la Comunión en la mano y de pie, el Santísimo se trata con un verdadero minimalismo de reverencia exterior y sacralidad, y por otra parte, el pan consagrado, el más precioso tesoro de la Iglesia, se expone con una asombrosa falta de cuidado a una enorme pérdida de fragmentos eucarísticos y al cada vez mayor robo con fines sacrílegos. estos son hechos que nadie de buena fe puede negar.
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La propia crisis de la Iglesia de hoy es en realidad una crisis de la Eucaristía y más concretamente una crisis causada de manera decisiva por la comunión en la mano, una crisis pronosticada por Pablo VI y demostrada hoy en día por los hechos. Una auténtica reforma de la Iglesia y una nueva evangelización real seguirán siendo menos eficaces si no curamos la enfermedad principal, que es la crisis general Eucarística y más concretamente la crisis provocada por el rito de la Comunión en la mano. La enfermedad se cura más eficazmente no con la cura de los síntomas, sino con la cura de la causa concreta. Se habla sin duda de una manera general y teórica sobre la necesidad de un mayor respeto y cuidado del pan consagrado. Sin embargo, mientras permanezca la causa concreta de la irreverencia y de la dejadez generalizada, es decir, la comunión en mano, los discursos y los programas necesarios de una reforma y de una nueva evangelización no tendrán un gran efecto en el ámbito de la fe y de la piedad eucarística, que es el corazón de la la vida de la Iglesia.
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El más pequeño, el más frágil, el más indefenso hoy en día en la Iglesia es el Señor eucarístico bajo las especies eucarísticas en el momento de la distribución de la Sagrada Comunión. ¿No sería una demanda más lógica de la fe y del amor hacia el Señor eucarístico y una medida pastoral más necesaria prever que podría haber una manera más sagrada y más segura de distribuir la comunión con el fin de defender al Señor en la Eucaristía, que es el más frágil y al mismo tiempo el más sagrado? Esa manera más sagrado y más segura es el rito de la Comunión en la lengua y de rodillas, que ha dado abundantes frutos durante más de mil años, como recordó el Papa Pablo VI y también su sucesores, sobre todo el Papa Benedicto XVI.
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Se pueden aducir razones pastorales a favor de continuar con la práctica de la Comunión en la mano, como por ejemplo el derecho de los fieles a elegir. Este derecho, sin embargo, viola -teniendo en cuenta las proporciones generales de la práctica- el derecho que tiene Jesús Eucarístico, es decir, el derecho a la mayor sacralidad y reverencia posibles. En este sentido se trata del derecho del más frágil en la Iglesia. Todas las razones en favor de la continuación de la práctica de la Comunión en la mano pierden su peso al enfrentar la gravedad de la situación del minimalismo de reverencia y sacralidad, el peligro evidente de la falta de cuidado y la pérdida de fragmentos y del creciente robo de las hostias consagradas. La continuación de la utilización del indulto de la Comunión en la mano no puede decirse que sea una necesidad pastoral, ya que daña la fe y la piedad de los fieles y daña los derechos del Señor Eucarístico mismo
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Grandes santos que reformaron la Iglesia y verdaderas almas apostólicas en la historia de la Iglesia dijeron: el progreso espiritual de una época de la Iglesia se mide por la forma de reverencia y la devoción hacia el Sacramento del Altar. Santo Tomás de Aquino ha expresado esta verdad muy sucintamente: “Sic nos Tu visita, sicut Te colimus” (Santo Tomás de Aquino, himno “Sacris solemniis”): ¡Señor, visítenos en la medida en que te veneramos! Esto es válido también para nuestros días: el Señor visitará a Su Iglesia hoy en día con gracias especiales de una auténtica renovación...".
15 diciembre 2013, Hong KongSeminario de Formación Litúrgica 2013-2014
(1) Lo que aparece entre paréntesis lo explica moñseñor Schneider más adelante en esta misma conferencia.
(2) Habrá quien diga que se exagera, que siempre puede haber partículas de una forma u otra, pero una cosa es que humanamente no se pueda controlar una micropartícula que por ejemplo vuele inadvertida a nuestros ojos, y otra muy diferente es que caiga por nuestra culpa, negligencia, cobardía y/o forma de comulgar. Es verdad que comulgando de rodillas, en la boca y sin bandeja también puede pasar -otra irresponsabilidad del sacerdote-, pero infinitamente menos que si sometemos la Hostia a la fricción del contacto con las manos.
(3) Enseña el Catecismo Mayor de San Pío X:
352. ¿BASTA ADORAR A DIOS NADA MÁS QUE CON EL CORAZÓN, INTERIORMENTE?
- NO, no basta, SINO QUE ES NECESARIO ADORARLO TAMBIÉN EXTERIORMENTE, CON EL ESPÍRITU Y EL CUERPO, porque es Creador y Señor absoluto del uno y del otro.
353.¿Cómo se cumple el primer mandamiento?
– El primer mandamiento se cumple con el ejercicio del culto interno y externo.
623.- ¿DÉBESE ADORAR LA EUCARISTÍA?

- La Eucaristía debe ser ADORADA DE TODOS, PORQUE CONTIENE VERDADERA, REAL Y SUSTANCIALMENTE AL MISMO JESUCRISTO SEÑOR NUESTRO.
(4) Como éstas se pueden hacer múltiples referencias bíblicas.
Mons. Athanasius SchneiderMons. Athanasius Schneider

Anton Schneider nació en Tokmok, (Kirghiz, Antigua Unión Soviética). En 1973, poco después de recibir su primera comunión de la mano del Beato Oleksa Zaryckyj, presbítero y mártir, marchó con su familia a Alemania. Cuando se unió a los Canónigos Regulares de la Santa Cruz de Coimbra, una orden religiosa católica, adoptó el nombre de Athanasius (Atanasio). Fue ordenado sacerdote el 25 de marzo de 1990. A partir de 1999, enseñó Patrología en el seminario María, Madre de la Iglesia en Karaganda. El 2 de junio de 2006 fue consagrado obispo en el Altar de la Cátedra de San Pedro en el Vaticano por el Cardenal Angelo Sodano. En 2011 fue destinado como obispo auxiliar de la Archidiócesis de María Santísima en Astana (Kazajistán), que cuenta con cerca de cien mil católicos de una población total de cuatro millones de habitantes. Mons. Athanasius Schneider es el actual Secretario General de la Conferencia Episcopal de Kazajistán.
Fuente: Adelante la Fe. Introducción y notas de Catolicidad.