viernes, 31 de enero de 2014

HERNÁN CORTÉS. Disertaciones de José Vasconcelos (video)

"Usé la vaga palabra Espíritu que en el lema (de la UNAM) significa la presencia de Dios, cuyo nombre nos prohíbe mencionar, dentro del mundo oficial, la Reforma protestante que todavía no ha sido posible desenraizar de las Constituciones del 57 y del 17. Yo sé que no hay otro espíritu válido que el Espíritu Santo". Discurso, en 1953, denominado “Los motivos del escudo”.

La Filmoteca de la UNAM y TV UNAM rescataron y actualizaron unos cuantos capítulos de la serie "Charlas mexicanas con José Vasconcelos", producida en la década de los años 50. Se trataba de mesas redondas conducidas por el Maestro Vasconcelos en las que con toda libertad de expresión se externaban las diferentes y encontradas opiniones de diversos temas por reconocidos intelectuales mexicanos. Cabe considerar que entonces no existía aun el videotape, por lo mismo estos programas no fueron conservados por la televisora. Los pocos que la UNAM pudo rescatar fueron filmados con proyector de cine directamente de la pantalla televisiva. A continuación presentamos el que trató de la figura de don Hernán Cortés. 

Como a la fecha a muchos mexicanos les ha sido enseñada la Historia desde un punto de vista partidario y no objetivamente desde la óptica de su tiempo, desconociendo que somos el producto de la fusión de dos razas, al grado que se dice que "fuimos conquistados" como si la población de México fuera hoy predominantemente mexica (ignorando que, entonces, las demás tribus -que no tenían un concepto de nación- eran enemigas de ellos y muchas se aliaron con el mismo Cortés para liberarse de su yugo), aclaramos que este post no tiene por objetivo generar polémica sobre su figura ni analizar sus aciertos y errores, sino presentar un programa verdaderamente histórico y desconocido actualmente por la mayoría de mexicanos, en el que Vasconcelos figuraba como moderador de la serie. En otros posts ya hemos tratado el tema de la Conquista.

Este programa viene a mostrar cómo era la televisión mexicana en sus inicios y nos permite conocer -en vivo- la figura de un personaje de la talla de don José Vasconcelos. En esa ocasión estuvieron como invitados antagonistas el doctor don Jorge Carrión, intelectual antihispanista de ideología izquierdista-liberal, militante del marxista Partido Popular y don Alfonso Junco (haz click AQUÍ para leer varios escritos suyos), reconocido escritor, historiador y poeta de criterio católico.

Estamos seguros que nuestros lectores sabrán apreciar la importancia documental de este programa rescatado por la Universidad Nacional Autónoma de México.






Hernán Cortés
Tema relacionado (haz click): LOS SACRIFICIOS HUMANOS DE LOS INDÍGENAS AMERICANOS

jueves, 30 de enero de 2014

APOSTASÍA EN ALEMANIA

  • NIEGAN VERDADES FUNDAMENTALES DEL CATOLICISMO
  • SE DICEN "CATÓLICOS" Y HAN DEJADO DE SERLO
  • RECIBEN SACRÍLEGAMENTE LOS SACRAMENTOS
  • SON  LOS "FRUTOS" DEL CLERO MODERNISTA

El 69% se dice "católico" sin necesidad
de aceptar los dogmas de la Iglesia. El
cardenal Lehman aseguró que se sabía
hace tiempo lo que estaba ocurriendo
El semanario Der Spiegel ha publicado el resultado en Alemania del cuestionario que la Santa Sede envió a todas las diócesis del mundo con motivo del próximo Sínodo extraordinario. El 69% dice ser «católico» sin necesidad de aceptar los dogmas de la Iglesia. El 86% de los «católicos» alemanes aprueba el uso de anticonceptivos y, en Baviera, el 69% de los divorciados vueltos a casar comulgan habitualmente (de manera sacrílega). La situación entre los jóvenes es aún peor. El cardenal Lehman ha asegurado que los obispos ya sabían cuál podía ser el resultado de la encuesta.

La Federación de Juventudes Católicas Alemanas (BDKJ) elaboró incluso una versión simplificada del cuestionario a la que respondieron rápidamente unos 10.000 jóvenes con ayuda de sus ordenadores. Sus conclusiones con claras: «La moral sexual eclesiástica no significa absolutamente nada para nueve de cada diez jóvenes católicos alemanes. Las relaciones prematrimoniales y los anticonceptivos forman parte normal de su vida». Y nadie tiene por ello una mala conciencia.

El 96% de las personas que conviven en una relación sexual sin pasar por el altar no tienen tampoco problemas de conciencia y, además, participan (sacrílega y) habitualmente en los sacramentos, revela también la BDJK.

¿CATÓLICOS?

Los resultados del estudio demuestran que, en relación al papel del Magisterio de la Iglesia, la gran mayoría de los «católicos» alemanes están más cercanos a las tesis del protestantismo luterano liberal que a la fe católica.

Las cifras han llegado a tal punto que el cardenal Karl Lehmann ha reconocido que «crean y refuerzan la impresión de una situación infeliz y fatal». El purpurado añade que «sabíamos hace tiempo» lo que estaba ocurriendo.


EN ALEMANIA APENAS QUEDAN CATÓLICOS
por Luis Fernando Pérez B *.

Si lo que publica Dier Spiegel es cierto, y no parece improbable que lo sea, solo cabe sacar una conclusión en relación a la situación del catolicismo en Alemania. A saber, que apenas existe. Es una especie en extinción. Hablamos de una nación en la que más o menos la mitad de sus ciudadanos han sido bautizados en la fe católica. La otra mitad son luteranos. Aunque dada la inmigración turca, cada vez son más los nacidos en el país que profesan la religión musulmana.

Cristo dijo:  "Pero cuando viniera el Hijo del hombre,
¿os parece que hallará fe sobre la tierra?" Lc. XVIII, 8.
Y las Sagradas Escrituras profetizan que al final de
los tiempos se presentará la apostasía universal.
Ciertamente en Alemania la apostasía es ya muy 
generalizada, pero en otros países también está ya
presente en alguna medida nada despreciable, misma
que crece día a día. Los católicos fieles terminarán
siendo un pequeño rebaño. De ahí nuestra obligación
de alejarnos del falso catolicismo liberal que predican 
los modernistas. Apartémonos de los falsos pastores,
de los que nos advirtió Cristo. Huyamos de la herejía
 como se huye de la peste.
A nadie extraña que estén así las cosa. El cardenal Lehman ha reconocido que los obispos alemanes se imaginaban que ese sería el resultado de las respuestas al cuestionario con motivo del próximo sínodo. Y eso a pesar de que los prelados evitaron que los fieles respondieran a algunas preguntas. Concretamente a las relacionadas con el aborto y el “matrimonio homosexual". Pero, seamos sinceros, si casi el 70% de los encuestados dicen no tener en cuenta los dogmas de la Iglesia, podemos deducir lo que opinan sobre esos temas.

Llama la atención que la mayoría de los que se pasan las enseñanzas de la Iglesia por el forro, decidan acudir a Misa y comulgar. Si lo que se encontraran en los púlpitos fuera la predicación de la fe y moral católica, seguramente desistirían de hacerlo. Ni irían a Misa ni, desde luego, osarían profanar la Eucaristía. Y ese es el gran drama de la Iglesia en Alemania: un número ingente de fieles llevan seguramente décadas sin ser educados y formados en la fe católica. Mucho me temo que si la encuesta se realizara solo entre los sacerdotes germanos, los resultados no serían muy diferentes.

Puede que haya quien crea que el rechazo del magisterio alcanza solo a la moral sexual. Pero quien no cree en lo que la Iglesia enseña sobre el matrimonio y los sacramentos, ¿por qué va a creer en el resto de dogmas? Un católico que decide lo que cree y deja de creer ha abandonado el catolicismo para convertirse en protestante. El protestantismo acepta el libre examen. Dado que el luteranismo en Alemania es mayoritariamente liberal, cabe pensar que esos católicos heterodoxos son tan liberales como sus camaradas de herejía luteranos. Que les pregunten si creen en la virginidad de María, en la historicidad de los milagros, etc. Verán como los resultados son similares.

Este, y no otro, es el resultado de décadas de pastoral funesta. Cinco siglos después, la reforma protestante ha triunfado casi por completo en el país donde nació. Lástima que sea en su versión “liberal". Lutero murió seguramente más “católico” que gran parte de los que han respondido al cuestionario de marras. Algunos ilusos dirá que esos datos han de ser interpretados como la respuesta del “sensus fidei". Es más, se alegran de que las cosas estén así porque es lo que necesitan en su cruzada secularizante. Pero es que allá apenas quedan “fidei". La Iglesia en Alemania vive una gran farsa por la cual se pretende que se acepten como católicos a quienes viven como si no lo fueran. Sabemos que el sacramento del bautismo imprime carácter, pero también lo “imprimió” en Lutero.

Ante un drama espiritual de estas dimensiones caben tres actitudes (Nota de la Redacción: las dos primeras no son católicas sino apóstatas, práctica o formalmente):

1- Seguir como si nada ocurriera. Salvo alguna declaración ocasional, no se recuerda en los últimos años de ninguna acción conjunta del episcopado alemán encaminada a que sus fieles sean de verdad católicos y no luteranos disfrazados de “catolicismo” modernista.

2- Intentar forzar al resto de la Iglesia a que acepte la realidad y cambie la doctrina, de manera que, por ejemplo, se acepte que los divorciados vueltos a casar puedan comulgar. Quizás se conformen con que esa sea una “norma” a aplicar solo en los países donde el catolicismo esté en esa situación. Es decir, dirán algo así como “que en Alemania o Suiza se acepte eso no significa que en España o Chile se haga lo mismo". Tendríamos entonces un catolicismo a la carta, que dependería de lo que cada episcopado nacional quisiera. Estaríamos ante una situación de cisma abierto, pero ¿acaso no lo estamos ya?

3- Predicar la fe católica. No se trata de empezar de cero, porque hay un porcentaje pequeño de católicos alemanes que realmente profesan la fe de la Iglesia. Pero al mismo tiempo, cabe indicar que no es lo mismo predicar a quien nunca ha oído hablar de la fe que a quienes se han apartado de ella y piensan que siguen siendo lo que no son. Es más, si de repente los obispos alemanes decidieran que solo puede ejercer como sacerdote quien no se aparte mi medio milímetro de la fe católica y además no tenga miedo de predicar la misma abiertamente, seguramente no habría curas suficientes para atender a un número importante de parroquias. Habría, por tanto, que reestructurar por completo las diócesis, de manera que no quedara ni rastro de herejía en los púlpitos y confesionarios. Pero para hacer eso es necesario un valor y una determinación que no parece abundar.

Los últimos papas han hablado en repetidas ocasiones del avance de la apostasía en Europa. Pero a la apostasía no se la combate desde el error ni desde una complacencia cómplice. El papa Francisco ha pedido salir a las periferias para predicar el evangelio. Y ciertamente debemos llevar la buena nueva a todas partes. Pero hay naciones enteras, por no decir continentes, donde lo primero que hay que hacer es evangelizar a los que creyendo ser cristianos católicos, no lo son. Si no evangelizamos a los bautizados que acuden a Misa, ¿cómo vamos a hacerlo con los demás? Hay países en el que ni siquiera cabe aplicar al catolicismo la fábula del “Rey desnudo”. No es que el rey esté sin ropa. Es que está muerto. Y además, hiede como Lázaro tras cuatro días en la tumba. Hoy, como entonces, es necesario que se oiga la voz del Señor diciendo: “Lázaro, sal fuera". Esa voz no es otra cosa que la fe de la Iglesia.



OJO: FALSA NOTICIA SOBRE SUPUESTAS DECLARACIONES DEL PAPA CORRE POR LA RED

Corre un bulo en internet atribuyendo al Papa Francisco falsas declaraciones héreticas, entre ellas supuestamente dice que la Biblia está anticuada en muchos pasajes como la dizque ‘fábula de Adán y Eva’ o el infierno, que todas las religiones son iguales, que Dios está cambiando y evolucionando y la verdad religiosa también, y otros errores semejantes. Todo esto lo habría dicho el Papa en el ‘Tercer concilio vaticano II’. El Vaticano, a través de su cuenta de Facebook News.va desmintió estas falsedades. El Papa no hizo tales declaraciones que son contrarias a la fe católica. No creamos todo lo que aparece en internet. Acudamos a fuentes confiables.

miércoles, 29 de enero de 2014

LA REDENCIÓN. CATECISMO EN VIDEOS. SEXTO TEMA




A continuación publicamos el sexto tema de esta serie de videos para catequesis. Como explicamos en el primer tema, el material está plenamente apegado al dogma y cuenta con la aprobación del entonces arzobispo primado de México. Está dirigido a niños y adolescentes pero también es útil y aprovechable para adultos. Seguramente muchos lectores adultos aprenderán aspectos que desconocían de su fe y de la historia sagrada.

Es muy aconsejable que los papás lo vean conjuntamente con sus hijos, pues es un material muy didáctico y con doctrina segura, para que lo utilicen como complemento en la catequesis familiar. Por supuesto, será de gran utilidad y apoyo didáctico, también, para el catecismo en grupos de iglesias y parroquias.

Para seguir toda la serie que se irá publicando paulatinamente, basta hacer click en nuestra etiqueta: 

martes, 28 de enero de 2014

¿ERES SU DUEÑA Y HACES LO QUE QUIERES CON TU CUERPO?


Señor, Tú que le dijiste a Jeremías: «Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado»... te pido por todos los bebés que van a ser abortados en este día... te pido, también, por sus madres... abre sus ojos, Señor, y toca sus corazones... te pido por los doctores, enfermeras y todas las personas que trabajan en esas clínicas... concédeles el don de Temor de Dios y pon en ellos el Espíritu de Compasión... que algunos de estos bebés puedan nacer... que al menos algunas madres abran a tiempo los ojos, antes del crimen que intentan cometer, Señor...

Te ruego por todas esas mujeres que han abortado a sus hijos... estas son heridas muy difíciles de sanar... heridas de las que nadie les advirtió... te suplico, compasivísimo Jesús, que las mires con Misericordia y les concedas Tu Perdón... trae Paz a sus corazones... y sana las heridas que les han quedado...

Te ruego por todos los médicos, enfermeras y todas las personas que practican o hacen posibles estos crímenes... también quiero pedirte por todos los políticos, magistrados y todas las personas que hacen o promueven las leyes que permiten estas abominaciones... tocas sus corazones y haz que surja en ellos el arrepentimiento y el deseo de reparar todas las ofensas que por años se han cometido contra la vida y contra Ti...

Esto te lo pido en unión a la Santísima Virgen María: Madre tuya, Madre de la Iglesia y Madre de todos los vivientes... a Ti, que vives y reinas, por los siglos de los siglos... Amén.

«Si se compara la abolición de la esclavitud con el aborto hay que sacar todas las consecuencias. No es posible contentarse con abolir un poco la esclavitud, hay que acabar con ella. Lo mismo pasa con el aborto. La libertad y la vida son bienes indivisibles y por ello lo coherente es abolir las leyes que permiten la muerte de seres inocentes e indefensos...La defensa de la vida humana es un signo de los tiempos que hay que anunciar proféticamente. El futuro no pasa por la muerte de los niños, sino por la promoción de la mujer y de la maternidad, por la mayor presencia del padre y su responsabilidad». Mons. Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares y Presidente de la Subcomisión episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida de la CEE.

lunes, 27 de enero de 2014

LAS MISAS QUE DURANTE TU VIDA OÍSTE




A la hora de tu muerte, tu mayor consuelo serán
las Misas que durante tu vida oíste.

Cada Misa que oíste te acompañará en el tribunal divino
y abogará para que alcances perdón.

Con cada Misa puedes disminuir el castigo temporal
que debes por tus pecados, en proporción con el fervor con
que la oigas.

Con la asistencia devota a la Santa Misa, rindes el mayor
homenaje a la Humanidad Santísima de Nuestro Señor.

La Santa Misa bien oída suple tus muchas negligencias y
omisiones.

Por la Santa Misa bien oída se te perdonan todos los pecados
veniales que estás resuelto a evitar, y muchos otros de que ni 
siquiera te acuerdas.

Por ella pierde también el demonio dominio sobre ti.

Ofreces el mayor consuelo a las benditas ánimas del Purgatorio

Consigues bendiciones en tus negocios y asuntos temporales.

Una Misa oída mientras vivas te aprovechará mucho más que 
muchas que ofrezcan por ti después de la muerte.

Te libras de muchos peligros y desgracias en los cuales quizás 
caerías sino fuera por la Santa Misa.

Acuérdate también de que con ella acortas tu Purgatorio.

Con cada Misa aumentarás tus grados de gloria en el Cielo.
En ella recibes la bendición del sacerdote, que Dios ratifica
en el cielo.

Durante la Misa te arrodillas en medio de una multitud de
ángeles que asisten invisiblemente al Santo Sacrificio con
suma reverencia.

Cuando oímos misa en honor de algún Santo en particular,
dando a Dios gracias por los favores concedidos a ese Santo,
no podemos menos de granjearnos su protección y especial
amor, por el honor, gozo y felicidad que de nuestra buena obra
se le sigue.

Todos los días que oigamos Misa, estaría bien que además de
las otras intenciones, tuviéramos la de honrar al Santo del día.

La Misa es el don más grande que se puede ofrecer al Señor
por las almas, para sacarlas del purgatorio, librarlas de sus
penas y llevarlas a gozar de la gloria. – San Bernardo de Sena.

El que oye Misa, hace oración, da limosna o reza por las almas
del Purgatorio, trabaja en su propio provecho. – San Agustín.

Por cada Misa celebrada u oídas con devoción, muchas almas
salen del Purgatorio, y a las que allí quedan se les acortan
las penas que padecen. – San Gregorio el Grande, Papa.

Durante la celebración de la Misa, se suspenden las penas de
las almas por quienes ruega y obra el sacerdote, y especialmente 
de aquellas por las que ofrece la Misa. –San Gregorio el Grande

Se suplica que apliquen todas las indulgencias en sufragio de
las Almas del Purgatorio, pues Dios nuestro Señor, y ellas 
recompensarán esta caridad.

La Santa Misa es la renovación del Sacrificio del Calvario, el
mayor acto de adoración a la Santísima Trinidad. Por eso es 
obligación oírla todos los domingos y fiestas de guardar.


viernes, 24 de enero de 2014

ANIMA CHRISTI (videos)

"ALMA DE CRISTO", CANTO DE ACCIÓN DE GRACIAS TRAS LA COMUNIÓN DE LOS FIELES




SCHOLA GREGORIANA MEDIOLANENSIS Milano, Italia.

jueves, 23 de enero de 2014

ANTIABORTISTAS INUNDARON WASHINGTON

Crédito: Addie Mena / CNA.

A pesar del frío polar, miles de activistas participaron este miércoles en Washington en la "Marcha por la Vida", un evento anual contra el aborto en Estados Unidos. La capital de EUA quedó, así, inundada de personas que defendían la vida.

Miles de jóvenes, religiosos y representantes políticos se reunieron en la nevada explanada del National Mall, frente al Congreso, para marchar luego hacia la Corte Suprema de Justicia, el más alto tribunal del país, cuyo fallo en el caso "Roe vs Wade" legalizó el aborto en Estados Unidos en 1973.

Los manifestantes, algunos con globos amarillos, otros con cruces o imágenes de la Virgen María, portaban pancartas en las que se leía "Parar el aborto" o "Elegir la vida".

Los -10°C, pero con sol, que se registraron en Washington el miércoles no impidieron que los organizadores realizaran el evento, considerado el más grande del mundo contra el aborto.

 EFE / END
"Marchamos porque 56 millones de estadounidenses no han tenido la oportunidad de disfrutar de la nieve", anunció la organización "March for Life" en su cuenta de Twitter.

"Que tanta gente venga con este frío muestra nuestra determinación", dijo Joe Grabowski, de 50 años, quien viajó especialmente desde Illinois (norte) para la ocasión.

El tema de la convocatoria de este año fue la adopción, una "decisión heroica para las madres embarazadas en situaciones difíciles", dijo Jeanne Monahan, presidente de la "March for Life", que busca "animar a las mujeres a tomar esta noble decisión".

"Tuvimos grandes logros y algunos grandes fracasos durante el año. Pero cada vez más personas nos declaramos 'pro-life' y eso es positivo", aseguró Baronkin Valerie, de 57 años y residente en Carolina del Sur (este).

Otros participantes fueron enfáticos sobre la interrupción del embarazo, un tema candente en la política estadounidense.

"No se puede matar a un niño porque sea un feto. Es una vida humana", dijo Sarah Collins, de 16 años, oriunda de Maryland, cerca de Washington.

"El aborto perjudica a todos", señaló Vicky Hartzler, legisladora republicana de Misuri y miembro del movimiento del Tea Party.

El papa Francisco se unió "en oración" a la caminata en un tuit enviado el miércoles desde el Vaticano. "Rezo por la Marcha por la Vida de Washington. Que Dios nos ayude a respetar siempre la vida, en especial la de los más débiles", escribió.




Fuentes: AFP | elnuevodiario.com.ni | Globo

miércoles, 22 de enero de 2014

EL GRAN AMOR QUE NOS TIENE LA SMA. VIRGEN MARÍA por San Alfonso María de Ligorio



Si María es nuestra madre, bien está que consideremos cuánto nos ama.

El amor hacia los hijos es un amor necesario; por eso -como reflexiona santo Tomás- Dios ha puesto en la divina ley, a los hijos, el precepto de amar a los padres; mas, por el contrario, no hay precepto expreso de que los padres amen a sus hijos, porque el amor hacia ellos está impreso en la naturaleza con tal fuerza que las mismas fieras, como dice san Ambrosio, no pueden dejar de amar a sus crías. Y así, cuentan los naturalistas, que los tigres, al oír los gritos de sus cachorros, presos por los cazadores, hasta se arrojan al agua en persecución de los barcos que los llevan cautivos. Pues si hasta los tigres, parece decirnos nuestra amadísima madre María, no pueden olvidarse de sus cachorros, ¿cómo podré olvidarme de amaros, hijos míos? "¿Acaso puede olvidarse la mujer de su niño sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvidara, yo nunca me olvidaré de ti" (Is 49,15). Si por un imposible una madre se olvidara de su hijo, es imposible, nos dice María, que yo pueda olvidarme de un hijo mío.

María es nuestra madre, no ya según la carne, como queda dicho, sino por el amor. "Yo soy la madre del amor hermoso" (Ecclo 24,24). El amor que nos tiene es el que la ha hecho madre nuestra, y por eso se gloría, dice un autor, en ser madre de amor, porque habiéndonos tomado a todos por hijos es todo amor para con nosotros. ¿Quién podrá explicar el amor que nos tiene a nosotros miserables pecadores? Dice Arnoldo de Chartes que ella, al morir Jesucristo, deseaba con inmenso ardor morir junto al hijo por nuestro amor. Y así, cuando el Hijo -dice san Ambrosio- colgaba moribundo en la cruz, María hubiera querido ofrecerse a los verdugos para dar la vida por nosotros.

Pero consideremos los motivos de este amor para que entendamos cuánto nos ama esta buena madre.

La primera razón del amor tan grande que María tiene a los hombres es el gran amor que ella le tiene a Dios. El amor a Dios y al prójimo, como escribe san Juan, se incluyen en el mismo precepto. "Tenemos este mandamiento del Señor, que quien ama a Dios, ame también a su hermano" (1Jn 4,21). De modo que, cuando crece el uno, crece el otro también. Por eso vemos que los santos, que tanto amaban a Dios, han hecho tanto por el amor de sus prójimos. Han llegado a exponer la libertad y hasta la vida por su salvación. Léase lo que hizo san Francisco Javier en la India, donde para ayudar a las almas de aquellas gentes escalaba las montañas, exponiéndose a mil peligros para encontrar a los paganos en sus chozas y atraerlos a Dios. Un san Francisco de Sales que para convertir a los herejes de la región de Chablais se aventuró durante un año a pasar todos los días un torrente impetuoso, andando sobre un madero, a veces helado, para llegar a la otra ribera y poder predicar a los obstinados herejes. Un san Paulino que se entregó como esclavo para librar al hijo de una pobre viuda. Un san Fidel que por atraer a la fe a unos herejes, predicando perdió la vida. Los santos, porque así amaban a Dios, se lanzaron a hacer cosas tan heroicas por sus prójimos.

Pero ¿quién ha amado a Dios más que María? Ella lo amó desde el primer instante de su existencia más de lo que lo han amado y amarán todos los ángeles y santos juntos en el curso de su existencia, como luego veremos considerando las virtudes de María. Reveló la Virgen a sor María del Crucificado que era tal el fuego de amor que ardía en su corazón hacia Dios, que podría abrasar en un instante todo el universo si lo pudieran sentir. Que en su comparación eran como suave brisa los ardores de los serafines. Por tanto, como no hay entre los espíritus bienaventurados quien ame a Dios más que María, así no puede haber, después de Dios, quien nos ame más que esta amorosísima Madre. Y si se pudiera unir el amor que todas las madres tienen a sus hijos, todos los esposos a sus esposas y todos los ángeles y santos a sus devotos, no alcanzaría el amor que María tiene a una sola alma. Dice el P. Nierembergh que el amor que todas las madres tienen por sus hijos es pura sombra en comparación con el amor que María tiene por cada uno de nosotros. Más nos ama ella sola -añade- que lo que nos aman todos los ángeles y santos.

Además, nuestra Madre nos ama tanto porque Jesús nos ha recomendado a ella como hijos cuando le dijo antes de expirar: "Mujer, he ahí a tu hijo", entregándole en la persona de Juan a todos los hombres, como ya lo hemos considerado. Estas fueron las últimas palabras que le dijo su Hijo. Los últimos encargos de la persona amada en la hora de la muerte son los que más se estiman, y no se pueden borrar de la memoria.

También somos hijos muy queridos de María porque le hemos costado excesivos dolores. Las madres aman más a los hijos por los que más cuidados y sufrimientos han tenido para conservarles la vida. Nosotros somos esos hijos por los cuales María, para obtenernos la vida de la gracia, ha tenido que sufrir el martirio de ofrecer la vida de su amado Jesús, aceptando, por nuestro amor, el verlo morir a fuerza de tormentos. Por esta sublime inmolación de María, nosotros hemos nacido a la vida de la gracia de Dios. Por eso somos los hijos muy queridos de su corazón, porque le hemos costado excesivos dolores. Así como del amor del eterno Padre hacia los hombres, al entregar a la muerte por nosotros a su mismo Hijo, está escrito: "Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su propio Hijo" (Jn 3,16), así ahora -dice san Buenaventura- se puede decir de María. "Así nos amó María, que nos entregó a su propio Hijo".

¿Cuándo nos lo dio? Nos lo dio, dice el P. Nierembergh, cuando le otorgó licencia para ir a la muerte. Nos lo dio cuando, abandonado por todos, por odio o por temor, podía ella sola defender muy bien ante los jueces la vida de su Hijo. Bien se puede pensar que las palabras de una madre tan sabia y tan amante de su hijo hubieran podido impresionar grandemente, al menos a Pilato, disuadiéndole de condenar a muerte a un hombre que conocía, y declaró que era inocente. Pero no; María no quiso decir una palabra en favor de su Hijo para no impedir la muerte, de la que dependía nuestra salvación. Nos lo dio mil y mil veces al pie de la cruz durante aquellas tres horas en que asistió a la muerte de su Hijo, ya que entonces, a cada instante, no hacía otra cosa que ofrecer el sacrificio de la vida de su Hijo con sumo dolor y sumo amor hacia nosotros, y con tanta constancia que, al decir de san Anselmo y san Antonino, que si hubieran faltado verdugos ella misma hubiera obedecido a la voluntad del Padre (si se lo exigía) para ofrecerlo al sacrificio exigido para nuestra salvación. Si Abrahán tuvo la fuerza de Dios para sacrificar a su hijo (cuando El se lo ordenó), podemos pensar que, con mayor entereza, ciertamente, lo hubiera ofrecido al sacrificio María, siendo más santa y obediente que Abrahán.

Pero volviendo a nuestro tema, ¡qué agradecidos debemos vivir para con María por tanto amor! ¡Cuán reconocidos por el sacrificio de la vida de su Hijo que ella ofreció con tanto dolor suyo para conseguir a todos la salvación! ¡Qué espléndidamente recompensó el Señor a Abrahán el sacrificio que estuvo dispuesto a hacer de su hijo Isaac! Y nosotros, ¿cómo podemos agradecer a María por la vida que nos ha dado de su Jesús, hijo infinitamente más noble y más amado que el hijo de Abrahán? Este amor de María -al decir de san Buenaventura- nos obliga a quererla muchísimo, viendo que ella nos ha amado más que nadie al darnos a su Hijo único al que amaba más que a sí misma.

De aquí brota otro motivo por el que somos tan amados por María, y es porque sabe que nosotros somos el precio de la muerte de su Jesús. Si una madre viera a uno de sus siervos rescatado por su hijo querido, ¡cuánto amaría a este siervo por este motivo! Bien sabe María que su Hijo ha venido a la tierra para salvarnos a los miserables, como él mismo lo declaró: "He venido a salvar lo que estaba perdido" (Lc 19,10). Y por salvarnos aceptó entregar hasta la vida: "Hecho obediente hasta la muerte" (Flp 2,8). Por consiguiente, si María nos amase fríamente, demostraría estimar poco la sangre de su Hijo, que es el precio de nuestra salvación. Se le reveló a la monja santa Isabel que María, que estaba en el templo, no hacía más que rezar por nosotros, rogando al Padre que mandara cuanto antes a su Hijo para salvar al mundo. ¡Con cuánta ternura nos amará después que ha visto que somos tan amados de su Hijo que no se ha desdeñado de comprarnos con tanto sacrificio de su parte!

Y porque todos los hombres han sido redimidos por Jesús, por eso María los ama a todos y los colma de favores. San Juan la vio vestida de sol: "Apareció en el cielo una gran señal, una mujer vestida de sol" (Ap 12,1). Se dice que estaba vestida de sol porque, así como en la tierra nadie se ve privado del calor del sol, "no hay quien se esconda de su calor" (Sal 18,7), así no hay quien se vea privado del calor del amor de María, es decir, de su abrasado amor.

¿Y quién podrá comprender jamás -dice san Antonino- los cuidados que esta madre tan amante se toma por nosotros? ¡Cuántos cuidados los de esta Virgen madre por nosotros! ¡A todos ofrece y brinda su misericordia! Para todos abre los senos de su misericordia, dice el mismo santo. Es que nuestra Madre ha deseado la salvación de todos y ha cooperado en esa salvación. Es indiscutible -dice san Bernardo- que ella vive solícita por todo el género humano. Por eso es utilísima la práctica de algunos devotos de María que, como refiere Cornelio a Lápide, suelen pedir al Señor les conceda las gracias que para ellos pide la santisíma Virgen, diciendo: "Dame, Señor, lo que para mí pide la Virgen María". Y con razón, dice el mismo autor, pues nuestra Madre nos desea bienes inmensamente mayores de los que nosotros mismos podemos desear. El devoto Bernardino de Bustos dice que más desea María hacernos bien y dispensarnos las gracias, de lo que nosotros deseamos recibirlas. Por eso san Alberto Magno aplica a María las palabras de la Sabiduría: "Se anticipa a los que la codician poniéndoseles delante ella misma" (Sb 6,13). María sale al encuentro de los que a ella recurren para hacerse encontradiza antes de que la busquen. Es tanto el amor que nos tiene esta buena Madre -dice Ricardo de San Víctor-, que en cuanto ve nuestras necesidades acude al punto a socorrernos antes de que le pidamos su ayuda.

Ahora bien, si María es tan buena con todos, aun con los ingratos y negligentes que la aman poco y poco recurren a ella, ¿cómo será ella de amorosa con los que la aman y la invocan con frecuencia? "Se deja ver facilmente de los que la aman, y hallar de los que la buscan" (Sb 6,12). Exclama san Alberto Magno: "¡Qué fácil para los que aman a María encontrarla toda llena de piedad y de amor!" "Yo amo a los que me aman" (Pr 8,17). Ella declara que no puede dejar de amar a los que la aman. Estos felices amantes de María -afirma el Idiota- no sólo son amados por María, sino hasta servidos por ella. "Habiendo encontrado a María se ha encontrado todo bien; porque ella ama a los que la aman y, aún más, sirve a los que la sirven".

Estaba muy grave fray Leonardo, dominico (como se narra en las Crónicas de la Orden), el cual más de doscientas veces al día se encomendaba a esta Madre de misericordia. De pronto vio junto a sí a una hermosísima reina que le dijo: "Leonardo, ¿quieres morir y venir a estar con mi Hijo y conmigo?" "¿Yquién eres, señora?", le preguntó el religioso. "Yo soy -le dijo la Virgen- la Madre de la Misericordia; tú me has invocado tantas veces y ya ves que ahora vengo a buscarte. ¡Vámonos al paraíso!" Y ese mismo día murió Leonardo, siguiéndola, como confiamos, al reino bienaventurado.

María, ¡dichoso mil veces quien te ama! "Si yo amo a María -decía san Juan Berchmans, estoy seguro de perseverar y conseguiré de Dios lo que desee". Por eso el bienaventurado joven no se saciaba de renovarle su consagración y de repetir dentro de sí: "iQuiero amar a María! iQuiero amar a María!"

¡Y cómo aventaja esta buena madre en el amor a todos sus hijos! Amenla cuanto puedan -dice san Ignacio mártir-, que siempre María les amará más a los que la aman. Amenla como un san Estanislao de Kostka, que amaba tan tiernamente a ésta su querida madre, que hablando de ella hacía sentir deseos de amarla a cuantos le oían. El se había inventado nuevas palabras y títulos para celebrarla. No comenzaba acción alguna sin que, volviéndose a alguna de sus imágenes, le pidiera su bendición. Cuando él recitaba el Oficio, el Rosario u otras oraciones, las decía con tal afecto y tales expresiones como si hablara cara a cara con María. Cuando oía cantar la Salve se le inflamaba el alma y el rostro. Preguntándole un padre de la Compañía, una vez en que iban a visitar una imagen de la Virgen santísima, cuánto la amaba, le respondió: "Padre, ¿qué mas puedo decirle? ¡Si ella es mi madre!" Y el padre dijo después que el santo joven profirió esas palabras con tal ternura de voz, de semblante y de corazón, que ya no parecía un joven, sino un ángel que hablase del amor a María. Amenla como B. Herman, que la llamaba esposa de sus amores porque con ese nombre le había honrado María. Amenla como un san Felipe Neri, quien con solo pensar en María se derretía en tan celestiales consuelos que por eso la llamaba sus delicias. Amenla como un san Buenaventura, que la llamaba no sólo su señora y madre, sino que para demostrar la ternura del afecto que le tenía llegaba a llamarla su corazón y su alma. Amenla como aquel gran amante de María, san Bernardo, que amaba tanto a esta dulce madre que la llamaba robadora de corazones, por lo que el santo, para expresar el ardiente amor que le profesaba, le decía: "¿Acaso no me has robado el corazón?" Llamenla "su inmaculada", como la llamaba san Bernardino de Siena, que todos los días iba a visitar una devota imagen para declararle su amor con tiernos coloquios que mantenía con su reina; y por eso, a quien le preguntaba a dónde iba todos los días, le respondía que iba a buscar a su enamorada. Amenla cuanto un san Luis Gonzaga, que ardía tanto y siempre en amor a María, que sólo con oír el dulce nombre de su querida madre al instante se le inflamaba el corazón y se le encendía el rostro a la vista de todos. Amenla cuanto un san Francisco Solano, quien como enloquecido con santa locura en amor a María, acompañándose con una vihuela, se ponía a cantar coplas de amor delante de la santa imagen, diciendo que así como los enamorados del mundo, él le daba la serenata a su amada reina.

Amenla cuanto la han amado tantos siervos suyos que no sabían qué hacer para manifestarle su amor. El padre Juan de Trejo, jesuita, se preciaba de llamarse esclavo de María, y en señal de esclavitud iba con frecuencia a visitarla en una ermita; y allí, ¿qué hacía? Al llegar derramaba tiernas lágrimas por el amor que sentía a María; después besaba aquel pavimento pensando que era la casa de su amada señora. El P. Diego Martínez, de la misma Compañía, en sus fiestas, se sentía como transportado al cielo a contemplar cómo allí las celebraban, y decía: "Quisiera tener todos los corazones de los ángeles y de los santos para amar a María como ellos la aman. Quisiera tener la vida de todos los hombres para darla por amor a María". Trabajen otros por amarla cuanto la amaba Carlos, hijo de santa Brígida, que decía no haber cosa que le consolara en el mundo como saber que María era tan amada de Dios. Y añadía que con mucho gusto hubiera aceptado todos los sufrimientos imaginables con tal de que María no hubiera perdido un punto de su grandeza; y que si la grandeza de María hubiera sido suya, con gusto hubiera renunciado a ella en su favor por ser María la más digna. Deseen hasta dar la vida como prueba de amor a María, como lo deseaba san Alonso Rodríguez. Lleguen finalmente a grabar su nombre en el pecho con agudos hierros, como lo hicieron el religioso Francisco Binancio y Radagunda, esposa del rey Clotario. Y hasta impriman con hierros candentes sobre la carne el amado nombre para que quede mucho más visible y duradero, como lo hicieron en sus transportes de amor sus devotos Bautista Archinto y Agustín de Espinosa, jesuitas.

Hagan por María e imaginen cuanto puede hacer el más fino amante para expresar su amor a la persona amada, que no llegarán a amarla como ella los ama. "Señora mía -dice san Pedro Damiano-, ya sé que eres amabilísima y nos amas con amor insuperable". Sé, señora mía, venía a decir, que nos amas con tal amor que no se deja vencer por ningún otro amor. Estaba una vez san Alonso Rodríguez a los pies de una imagen de María y sintiéndose inflamado de amor hacia la santísima Virgen, rompió a decir: "Madre mía amantísima, ya sé que me amas, pero no me amas tanto como yo a ti". Pero María, como sintiéndose herida en punto de amor, le respondió desde la imagen: "¿Qué dices, Alonso, qué dices? ¡Cuánto más grande es el amor que te tengo que el que tú me tienes. No hay tanta distancia del cielo a la tierra como de mi amor al tuyo".

Razón tiene san Buenaventura al exclamar: "¡Bienaventurados los corazones que aman a María! ¡Bienaventurados los que la sirven fielmente!" iDichosos los que tienen la fortuna de ser fieles servidores y amantes de esta Madre llena de amor! Sí, porque la reina, agradecida más que nadie, no se deja superar por el amor de sus devotos. María, imitando en esto a nuestro amorosísimo redentor Jesucristo, con sus beneficios y favores, devuelve centuplicado su amor a quien la ama. Exclamaré con el enamorado san Anselmo: "¡Que desfallezca mi corazón en constante amor a ti! ¡Que se derrita mi alma!" Arda siempre por ti mi corazón y se consuma del todo en tu amor el alma mía, mi amado salvador Jesús y mi amada madre María. Y ya que sin vuestra gracia no puedo amaros, concededme, Jesús y María, por vuestros méritos, que no por los míos, que os ame cuanto merecéis. Dios mío, enamorado de los hombres, has podido morir por tus enemigos, ¿y vas a negar a quien te lo pide la gracia de amarte y amar a tu Madre santísima?

Las Glorias de María. Cap. I Párrafo 3: El gran amor que nos tiene nuestra madre.

martes, 21 de enero de 2014

EL QUE TE CREÓ SIN TI, NO TE SALVARÁ SIN TI

COMBATAMOS LOS PECADOS DE PENSAMIENTO Y DESEO, PARA PODER ELIMINAR LOS PECADOS DE PALABRA, ACCIÓN Y OMISIÓN.
Las malas acciones tienen su origen en un
mal pensamiento o un mal deseo 
que no

 se combatió a tiempo. El pecado se inicia
en el mal pensamiento consentido que en
sí mismo ya constituye una falta.

Un día un joven le preguntó a un hombre muy sabio si es cierto que Dios ha fijado un destino para cada ser humano y que, según esto, no importaría lo que hagamos o dejemos de hacer, pues unos irían al Cielo y otros al Infierno. El sabio se quedó pensando por unos momentos y le dijo al joven:

Nadie se condena sin culpa
personal. Cada individuo es
 responsable de su destino
 eterno. La fe y las buenas
obras ganan el Cielo.
“Hijo mío, el destino que Dios tiene para ti y para todos, es el Cielo, pero, aunque Jesucristo ya pagó por nuestra salvación, el Cielo depende de ti y depende de mí. Por eso, cuida siempre lo que piensas, porque tus pensamientos se volverán palabras. Cuida tus palabras porque estas se convertirán en tus actitudes. Cuida tus actitudes porque, más tarde o más temprano, serán tus acciones. Cuida tus acciones que terminarán transformándose en costumbres. Cuida tus costumbres, porque ellas forjarán tu carácter. Finalmente, cuida tu carácter porque esto será lo que forje tu destino.”

En relación a esto, San Pablo afirma: “al final cada uno cosechará lo que ha sembrado.” (Gálatas 6, 7) Y añade: “Así que no quiero correr sin preparación, ni boxear dando golpes al aire. Castigo mi cuerpo y lo tengo bajo control, no sea que después de predicar a otros yo me vea eliminado.” (I Corintios 9, 27).

Que en este comienzo de año tomemos la decisión de ser mejores cristianos sabiendo que, si así lo hacemos, un día nuestra será la corona de la Victoria, que es el Cielo.

P. Nuñez

lunes, 20 de enero de 2014

UNA HISTORIA ACERCA DEL FRUTO DE LA DEVOCIÓN DE LAS TRES AVEMARÍAS


ESPERABA UN SACERDOTE...

En un país situado detrás del «telón de acero», en el que, en los primeros meses del año 1968, se recrudeció la persecución religiosa, uno de los Obispos allí radicados recibió una misiva comunicándole confidencialmente que se preparaba un atentado contra su vida, por lo cual debía huir sin pérdida de tiempo y ocultarse.

Obedeciendo la consigna recibida, el aludido señor Obispo salió de su residencia vestido de aldeano y huyó a campo traviesa, caminando durante todo un día, alcanzándole la noche, divisando una amplia vega.

Aprovechando la oscuridad, se aproximó a una casa que vio poco distante y pidió a sus habitantes le permitiesen descansar unas horas sentado en una silla.

Los ocupantes de la casa -un matrimonio con varios hijos pequeños- acogieron la petición de hospedaje del que consideraron labriego viajero, pero no sólo le ofrecieron silla, sino que le hicieron cenar con ellos y luego le acomodaron en una habitación con buena cama.

Durante la cena, como notase el huésped gran preocupación y visible tristeza en el matrimonio, no pudo silenciar su observación y preguntó el motivo de tal inquietud y congoja; informándosele entonces de que el anciano padre de uno de ellos no había podido sentarse a la mesa porque estaba enfermo de mucha gravedad desde hacía unos días, y aunque le insistían cariñosamente para que hiciera conveniente preparación para la muerte, por si el momento de ésta sobreviniera, él les contestaba que todavía no iba a morirse, y, por tanto, no se preparaba...

Hubo unos breves comentarios del caso, pero ninguno se atrevió a hacer mención del aspecto religioso del asunto.

Retirados a descansar todos y transcurrida la noche, se dispuso el visitante y huésped a proseguir su camino; y al despedirse y dar gracias a quienes con tanta amabilidad le habían tratado, preguntó si le permitían saludar al viejecito enfermo, para comprobar el estado actual de su dolencia, a lo que, gustosamente, se accedió y le acompañaron.

Una vez el labriego junto al anciano, y luego de una corta conversación afectuosa, éste último, adoptando un gesto y tono decidido, dijo: «Mire usted, yo sé que estoy muy malo y que ya no me restableceré; pero, también sé que por ahora no moriré».

Al oírle hablar tan seguro, todos sonrieron al enfermo. Y ante aquellas sonrisas, añadió éste: «Se ríen porque he dicho que tengo la seguridad de que no voy a morir por ahora... Pues bien; lo repito. ¿Y sabe usted por qué?... Mire, yo no sé quién es usted, ni cómo piensa, pero como en la situación en que estoy ya no temo a nadie, le voy a decir la verdad: Mi seguridad se apoya en que soy católico; los años de persecución religiosa no me han quitado la fe; y todos los días he rezado, y rezo, las Tres Avemarías, pidiéndole a la Virgen María que, a la hora de la muerte, esté asistido por un sacerdote que prepare mi alma para el tránsito, y usted comprenderá que habiéndole rogado tantas veces a la Santísima Virgen eso, la Virgen no consentirá que yo muera sin un sacerdote a mi lado; y como no lo tengo, por eso estoy tan seguro de que por ahora no me muero».

Emocionado el labriego por aquella declaración del ancianito, le tomó la mano y le dijo: «Esa gran fe que ha conservado, y esa súplica diaria a la Madre de Dios, rezándole las tres Avemarías, han atraído el favor del Cielo y ha sido la Providencia la que me dirigió hasta aquí... No es un sacerdote lo que la Virgen le manda, sino a su Obispo de usted... Porque yo soy el Obispo de esta Diócesis, que va hacia el exilio».

La impresión, y al propio tiempo el gozo, del anciano y sus hijos fue enorme. Tan grande, que no sabían cómo expresar su asombro y su reverencia...

Seguidamente, el señor Obispo realizó las confesiones, ofició la Santa Misa en la habitación del enfermo, y les dio a todos la comunión; dejando al viejecito espiritualmente dispuesto para emprender su postrer viaje con término en el Cielo...

Viaje que tuvo lugar dos días después de aquella Misa excepcional.

Ver: Devoción de las tres Avemarías

domingo, 19 de enero de 2014

POR EL REINADO SOCIAL DE CRISTO


Ciertamente estas canciones ya las hemos publicado anteriormente, pero es importante que estén presentes siempre en nuestra ánima y en nuestra lucha por el reinado social de N.S. Jesucristo. Escuchémoslas con frecuencia.