-Su delito, manifestarse ante las clínicas abortistas; “si estuviera toda una vida en la cárcel y salvara sólo un niño habría merecido la pena”
-En Canadá se paga con prisión la manifestación pacífica contra el aborto
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En uno de sus arrestos por manifestarse
pacíficamente a favor de la vida humana |
Tiene poco más de 60 años, no mide más de 1,50 metros y apenas si llega a los 50 kilos de peso. En los últimos 15 años ha estado en la cárcel alrededor de 75 meses, unos 7 años. Inclusive ha pasado ahí la Navidad. No, no asaltó a nadie, no golpeo tampoco a ninguno, ni mucho menos cometió o procuró un aborto. Se manifestó. Y se podría pensar que entonces lo hizo violentamente, gritando improperios, rompiendo a su paso ventanas de hogares y negocios e incendiando coches (como suele pasar en no pocas manifestaciones)… estaríamos lejos de la realidad.
El gravísimo delito de Linda Gibbons ha sido pararse, con una pancarta, fuera de clínicas abortistas en Canadá, desde 1994, buscando también aconsejar. “Entonces la pancarta sería muy agresiva, y por eso la meterían a la cárcel”, podría venir a la mente. No. Por poner un ejemplo, una de sus últimas pancartas decía: “¿Por qué, mamá? Si tengo mucho amor que dar”.
En octubre de 1999, por citar un caso, la policía de Toronto usó métodos violentos para arrestar a Linda Gibbons. ¿Motivos? La abuela estaba fuera de una clínica para abortar niños, tratando de hacer reflexionar a las mujeres que iban a entrar. La policía también arrestó a los tres reporteros que cubrían la noticia y les confiscó las cámaras fotográficas. En esa ocasión, después del arresto, Linda permaneció las primeras 26 horas sin comida, bebida o cobijo para pasar la noche. En otro momento, Gibbons fue condenada a seis meses de prisión por haberse manifestado pacíficamente. Paradójicamente, su compañera de celda había sido condenada a tres meses por una agresión con violencia, y que ciertamente no tenía que ver con la defensa de la vida.
Un artículo publicado por Nigel Hannaford en The Calgary Herald (cf. 04.10.2008) hacía notar un contraste en el trato dispensado a la abuelita Gibbons: “Si Gibbons fuera una sindicalista que participara en una huelga, podría gritar tanto como quisiera. En este país (Canadá), la policía se mantiene a distancia aunque rompan los cristales a los camioneros. Entonces, ¿dónde está el problema si una mujer se dirige pacíficamente a otra que va a una clínica abortista? Ah, dice el otro lado, nadie debe interferir en un asunto que tiene que ver con la salud del otro. Es verdad. Pero la mujer no está enferma, está embarazada. Dada la sangrienta realidad del aborto, preguntar a alguien si realmente sabe lo que va a hacer parece justo”.
Pero la cárcel no ha sido un obstáculo para Linda Gibbons. Sale y vuelve a la lucha: “Si estuviera toda una vida en la cárcel y sólo un niño hubiera sido salvado, habría merecido la pena”, ha dicho a los guardias y compañeras que le preguntan si sirve de algo lo que hace si al final termina en prisión. De hecho, en la misma cárcel el trabajo continúa y más de una presa ha decidido continuar su embarazo tras hablar con la abuelita Gibbons. “Un cristiano en la cárcel no es tiempo perdido”, también ha afirmado. Por fortuna, Linda Gibbons ya tiene la alegría de contar a un buen número de niños cuyas madres decidieron tenerlos después de toparse con ella.
La abuelita Gibbons es un testimonio de amor a la vida, también a la del prójimo y, sobre todo, a la del más indefenso; es un ejemplo de tesón, perseverancia, fe y esperanza. Suele decirse que son los pro-vida los que quieren meter mujeres a la cárcel por abortar (algo completamente falso, dicho sea de paso), pero el caso concreto de Linda Gibbons pone de manifiesto que realmente, en la práctica, sucede lo contrario. ¿Conoce usted a alguna mujer que por abortar esté en la cárcel?
SIETE POLICÍAS PARA DETENER A UNA PACÍFICA ANCIANA
Este ha sido uno de los arrestos más respetuosos que ha sufrido, el 4 de agosto de 2011 frente al centro abortista Morgentaler en 727 Hillsdale Ave., en Toronto., probablemente por la presencia de las cámaras, así como la importante publicidad que Linda ha recibido recientemente en el National Post y otros medios de comunicación que jugaron un papel adicional en el tratamiento que recibió en comparación con muchos arrestos anteriores. En su caso, las feministas-activistas por los "derechos" de la mujer brillan por su ausencia; ah, pero.. ¿qué tal si se tratara de defender a una activista pro-aborto?
Autor: Padre Jorge Enrique Mújica | Fuentes: ForumLibertas.com y Catholic. net |
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Estos tipos no tienen vergüenza, pero reciben órdenes de arriba. ¿Eso reglamenta la ley de Canadá? ¿Y la libertad de expresión dónde queda? Pareciera que se vive en un régimen totalitario. ¿Y ellos presumen de "libertades"?
ResponderEliminar¡Pobre ancianita! Qué Dios la bendiga por su labor. Cristo dijo que serían bienaventurados quienes sufran persecusión por su causa.
Considero que todos los blogs católicos deberían de denunciar esta infamia, para hacer presión mundial a favor de Linda.
ResponderEliminarEsto es una de las consecuencias de las leyes abominables de la ONU
ResponderEliminar¡Así está el mundo!
ResponderEliminar¡¡¡Mientras que en Canadá colocan en prisión inocentes abuelitas anti-abortistas, en mi país los tupamaros comunistas que nos desgobiernan, liberan delincuentes de las cárceles!!!
EL FIN ESTÁ CERCA. MARANATHA.