viernes, 17 de agosto de 2012
MIRADME CRUCIFICADO
Miradme, hijos míos, miradme crucificado. Ved lo que parezco, ved si veis en mí a un hombre o a un ser que no se puede ni reconocer. Miradme, hijos míos, miradme crucificado. Soy Jesús, vuestro Señor y vuestro Redentor. Pocos me dais las gracias por haberos abierto las puertas del Cielo. ¡Con cuánto amor os redimí! ¡Con cuánto amor! Mi Madre unió su amor al mío y fue corredentora con inmenso amor, Ella unida a mí. Miradme hijos míos, miradme crucificado.
El hombre debe elegir el unirse a mí, el reparar, el ofrecer. Acérquense al Sacramento de la Penitencia, donde les espero. Acérquense a recibir mi Cuerpo y mi Sangre. Aliméntense de mi amorosa entrega. Hijos, no desprecien este instante, volteen la mirada, acudan a los Sacramentos con prontitud. Oren y reparen sin dilación, es preciso, no demoren.
Mediten mi entrega, mediten mi Pasión, mediten en la esencia de mi Amor por la humanidad, mediten en la esencia de cada acto de mi Pasión, en cada flagelo, en cada caída.
Adéntrense en lo íntimo de mi Cruz, no la miren superfluamente, cada trozo de madera es amor de mi amor y contiene el extremo amor de mi Padre.
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Yo prefiero al Jesús de antes de la pasión y, por supuesto, al de la resurrección.
ResponderEliminarNo sé porqué, pero de esta última (que es la finalidad -y no la cruz-) muy poco se habla.
Una de las mayores celebraciones litúrgicas de la Iglesia es el domingo de Resurrección. Sabemos que sería vana la fe si Cristo no hubiese resucitado. Con su resurrección demostró su divinidad. Sin embargo, parece que usted no considera que Dios Hijo se hizo hombre para REDIMIRNOS. Y la redención se hizo en la Cruz. La finalidad es, pues, la Redención que se consumó con la muerte de Cristo, y MUERTE DE CRUZ.
EliminarSan Pablo, divinamente inspirado, dijo: "Mas nosotros predicamos a Cristo crucificado, lo cual para los judíos es motivo de escándalo, y parece una locura a los gentiles". (1aCor I,23).
Eso predicó Pablo... pero no Cristo.
EliminarSan Pablo DIVINAMENTE INSPIRADO!!
EliminarLa Biblia está inspirada por el Espíritu Santo y las cartas de SAN Pablo son parte de ella.
No se puede cuestionar la predicación apostólica. Ni hay contradicción entre N.S. Jesucristo y San Pablo.
Yo me pregunto como pecador, por que tenemos que esperar a pasar por un mal momento en la vida.. para darnos cuenta de el precio que pago Jesucristo por nuestros pecados?. Yo estoy arrepentido de haberlo abandonado en mi adolescencia.. y sin embargo Él luego de años me acojió nuevamente.. que ya no habia hecho suficiente por mi, miles de años antes de yo nacer?. Y pienso.. que será de aquellos que nunca se den cuenta?, los que quiero.. los que me rodean, ellos no entienden, o lo entienden pero lo ven como algo muy lejano y que no les afecta, tal y como yo antes lo veia. Que puedo por ellos yo hacer?, si me miran raro cada vez que les hablo de ello? si me dicen que no debo ser un fanatico?. Digan lo que me digan, mi fe no cambiará.. pero como puedo hacer que ellos cambien?.
ResponderEliminarSaludos.
En efecto, nada debe cambiar nuestra fe. La fe debe ser firme. Pidamos conservarla hasta el último segundo de nuestra vida, pues es un don de Dios que debemos alimentar (como se cuida una bella planta) y agradecerle siempre al Señor.
ResponderEliminarEn cuanto a los demás, por supuesto está primero el ejemplo, el testimonio de fe que demos. Esto es esencial Luego, la oración por nuestro prójimo -que tiene un valor que a veces desconocemos por que no siempre se nos descubren sus frutos- y por último la palabra. Para esto último, el modo, las circunstancias, el momento, lo que conviene decir, etc. dependerá de cada caso y de cada persona. Lo fundamental es transmitir que se habla por amor, porque nos importa y buscamos lo mejor para el prójimo.
Un abrazo en Cristo
CATOLICIDAD