sábado, 9 de septiembre de 2017

LA CARTA Y LA SOLICITUD DE AUDIENCIA QUE NUNCA TUVIERON RESPUESTA DEL PAPA

El Cardenal Caffarra: Segundo cardenal que muere sin respuesta a las Dubia y sin ser recibido por el Papa


La mañana del 6 de setiembre ha fallecido imprevistamente el cardenal Carlo Caffarra, arzobispo emérito de Boloña y teólogo moral de primer nivel, especialmente sobre cuestiones de la familia y de la vida.

Con su desaparición y luego de la muerte, también inesperada, el 5 de julio pasado, del cardenal Joachim Meisner, los cuatro cardenales firmantes de los “dubia” presentados hace un año al papa Francisco sobre puntos controvertidos de “Amoris laetitia” han descendido a la mitad. Los dos en vida son el alemán Walter Brandmüller y el estadounidense Raymond L. Burke.

De los cuatro, Caffarra era la figura pujante. Lleva su firma la carta con la que en la primavera pasada pidió audiencia al Papa, para él y para los otros tres. También esta vez sin obtener respuesta alguna, como ya había sucedido con los “dubia”.

Poco antes del envío de esa carta, Caffarra había tenido la suerte de encontrar al papa Francisco, quien estaba de visita en Carpi, próximo a Boloña, el 2 de abril. Durante el almuerzo se sentó a su lado, pero el Papa prefirió conversar con un sacerdote anciano y con los seminaristas que estaban sentados en la misma mesa.

A continuación presentamos el texto íntegro de la carta, la última que escribió Caffarra al Papa, ya publicada el 20 de junio pasado en exclusiva por Settimo Cielo, con la autorización del autor.

*

“NUESTRA CONCIENCIA NOS IMPULSA…”

Beatísimo Padre:

Es con cierta trepidación que, en estos días del tiempo pascual, me dirijo a Su Santidad y lo hago en nombre de Sus Eminencias los Cardenales Walter Brandmüller, Raymond L. Burke, Joachim Meisner y mío personal.

Deseamos, ante todo, renovar nuestra absoluta dedicación y nuestro amor incondicional a la Cátedra de Pedro y a Su Augusta persona, en la que reconocemos al Sucesor de Pedro y Vicario de Jesús: el «dulce Cristo en la tierra», como amaba decir Santa Catalina de Siena. No nos pertenece lo más mínimo la postura de quienes consideran que la Sede de Pedro está vacante, ni de quienes quieren atribuir a otros la indivisible responsabilidad del “munus” petrino. Nos mueve sólo la conciencia de la grave responsabilidad proveniente del “munus” cardenalicio: ser consejeros del Sucesor de Pedro en su soberano ministerio. Y del Sacramento del Episcopado, que “os ha puesto como guardianes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio Hijo” (Hch 20, 28).

El 19 de septiembre de 2016 le entregamos a Su Santidad y a la Congregación para la Doctrina de la Fe cinco “dubia”, pidiéndole que disipara las incertezas y clarificara algunos puntos de la Exhortación Apostólica post-sinodal “Amoris Laetitia”.

No habiendo recibido respuesta alguna por parte de Su Santidad, hemos decidido solicitarle, con respeto y humildad, audiencia juntos si le parece bien a Su Santidad. Adjuntamos, como es la praxis, una Hoja de Audiencia en la que exponemos los dos puntos sobre los que deseamos conversar con Usted.

Beatísimo Padre:

Ya ha transcurrido un año desde la publicación de “Amoris Laetitia”. En este periodo se han publicado ciertas interpretaciones de algunos pasajes obviamente ambiguos de la Exhortación post-sinodal, no divergentes de, sino contrarios al Magisterio permanente de la Iglesia. A pesar de que el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe ha declarado en distintas ocasiones que la Doctrina de la Iglesia no ha cambiado, han aparecido numerosas declaraciones individuales de obispos, cardenales e incluso conferencias episcopales que aprueban lo que el Magisterio de la Iglesia no ha aprobado nunca. No sólo el acceso a la Santa Eucaristía de quienes objetiva y públicamente viven en una situación de pecado grave y quieren permanecer en ella, sino también una concepción de la conciencia moral contraria a la Tradición de la Iglesia. Y, así, lo que sucede -¡qué dolor es constatarlo!- es que lo que es pecado en Polonia es un bien en Alemania, lo que está prohibido en la Archidiócesis de Filadelfia es lícito en Malta. Etcétera. Nos recuerda la amarga constatación de B. Pascal: “Justicia en este lado de los Pirineos; injusticia en el otro; justicia en la orilla izquierda del río, injusticia en la orilla derecha”.

Numerosos laicos competentes, profundamente amantes de la Iglesia y firmemente fieles a la Sede Apostólica, se han dirigido a sus pastores y a Su Santidad para ser confirmados en la Santa Doctrina en relación a los tres sacramentos del Matrimonio, la Confesión y la Eucaristía. Y, precisamente en estos días, en Roma, seis laicos procedentes de cada continente han propuesto un seminario de estudio que ha tenido bastante participación, con el significativo título: “Aportar claridad”.

Ante esta grave situación, que está dividiendo a muchas comunidades cristianas, sentimos el peso de nuestra responsabilidad, y nuestra conciencia nos impulsa a pedirle humilde y respetuosamente audiencia.

Pedimos a Su Santidad que se acuerde de nosotros en sus oraciones, como nosotros le aseguramos que haremos en las nuestras. Y le pedimos el don de Su Bendición Apostólica.

Carlo Card. Caffarra

Roma, a 25 de abril de 2017
Fiesta de San Marco Evangelista

*

HOJA DE AUDIENCIA

1. Petición de clarificación de los cinco puntos indicados por los “dubia”; razones de dicha petición.

2. Situación de confusión y desconcierto, sobre todo en los pastores de almas, los párrocos “in primis”.

Fuente: Infovaticana




6 comentarios:

  1. Resulta que alguien se molestó porque damos a conocer una NOTICIA plenamente verificable y objetiva: la muerte del segundo cardenal que presentó las DUBIA y su última carta (en nombre de los cuatro) al Papa, así como la reticencia de éste a responder un legítimo cuestionario con dudas sobre la fe (y su necesidad de aclaración) y a recibir en audiencia a quienes por su dignidad son sus consejeros para bien de la Iglesia. Quien quiera que ocultemos estas noticias y la verdad, quien prefiera actuar de manera timorata como avestruz ocultando el rostro en un hoyo para ignorar la realidad, que lo haga y no nos lea, porque seguiremos siempre fieles a TODA la doctrina de Cristo (custodiada por su Iglesia) y entre sus más bellas enseñanzas está que la Verdad nos hará libres.

    ResponderEliminar
  2. Sigan así, ! losa necesitamos!

    ResponderEliminar
  3. Gracias, Catolicidad. Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida. Quien se incomode al escuchar la Verdad y trate de torcerla y acomodarla a sus conveniencias no es verdadero cristiano

    ResponderEliminar
  4. A un lector que reproduce un artículo de otro sitio: No lo publicamos por no tener relación con el tema.

    ResponderEliminar
  5. GMUA: El tema del papa hereticus es muy complejo como para sintetizarlo en una sola cita. El propio Bellarmino menciona y analiza diversas opiniones teológicas de los distintos autores. Es un tema debatible y opinable.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si ha leído completo a Bellarmino, sabrá que él está citando una opinión (solo posible) y que la que considera más probable es la de Pighio.

      El juicio sobre casos concretos atañe realizarlo a la Iglesia y no a cualquiera de nosotros. Hay muchos aspectos a considerar, entre ellos la diferencia entre herejía material y herejía formal y un largo etcétera.

      Una cosa es argüir y corregir ante un error doctrinal y otra querer erigirse en un juez cuando no se tiene la competencia.

      En el Canon 10, el Cuarto Concilio de Constantinopla respondió al cisma de Focio declarando la grave pena de excomunión para todo laico o religioso que en lo futuro se apartara del Patriarca sin que previamente un sínodo realizara una meticulosa investigación y juicio:

      “Como señalan las Sagradas Escrituras, no critiquéis antes de investigar, y entended primero y acusad después. ¿Juzgan nuestras leyes a alguien sin una vista de la causa y sin averiguar lo que hace? Por consiguiente, este sínodo santo y universal declara y establece con justicia y razón que ningún laico, monje ni clèrigo debe apartarse de la comunión con su patriarca sin una investigación y juicio previo por parte de un sínodo, aunque afirme conocer algún delito cometido por su patriarca. Tampoco debe negarse a nombrar a su patriarca en los oficios y misterios divinos. -Si alguno desobedeciere a este santo sínodo, suspéndasele de sus funciones sacerdotales y de su condición de clérigo en caso de ser prelado o sacerdote; si fuere monje o laico, exclúyasele de toda comunión y asamblea en la Iglesia [excomúlguesele] hasta que, convertido y arrepentido, se reconcilie”.

      Eliminar