jueves, 10 de julio de 2025
LOS YERROS EN LOS JUICIOS DEL MUNDO
miércoles, 9 de julio de 2025
martes, 8 de julio de 2025
LA VERDAD SOBRE LAS LEYES DE REFORMA por José Vasconcelos
lunes, 7 de julio de 2025
ENTRE EL SER Y EL PARECER
domingo, 6 de julio de 2025
¿CREÉIS HABER PERDIDO LA FE? LEED ESTE ARTÍCULO
viernes, 4 de julio de 2025
jueves, 3 de julio de 2025
ES NECESARIO NO ESTAR EN PECADO MORTAL PARA COMULGAR
Maestro. —Sí, además de estar en ayunas en la forma como lo prescribe la Iglesia y de saber lo que se va a recibir (y tener la fe católica), basta no estar en pecado mortal para comulgar (se debe confesar con un sacerdote si hubiera cometido pecado mortal luego de la última confesión bien hecha). Sin embargo, es necesario también ir con rectitud de intención, como, por ejemplo, para amar a Jesucristo, por espíritu de devoción, para obtener gracias espirituales y materiales, pues cuanto con mejores disposiciones se vaya a comulgar, más bendiciones y gracias se recibirán.
Jesucristo, al tomar nuestra naturaleza humana, se ha acomodado, por decirlo así a nuestro modo de ser. ¿No hacemos así nosotros con nuestros amigos y conocidos y, en general, con nuestros prójimos? Cuando uno nos ama, nos honra y nos aprecia con predilección, nosotros correspondemos a ese amor y atenciones; al que más nos aprecia y nos estima, más le amamos y estimamos también nosotros.
Lo mismo sucede con la Comunión; cuanto con más fe, piedad y devoción nos acercamos a comulgar, mejor nos conquistamos la simpatía, la bondad y la delicadeza del corazón de Jesucristo.
D. —Como hacían los Santos, ¿verdad Padre?
M. —Sí, como hacían los Santos, y como hacen las almas profundamente cristianas, las almas que quieren a Jesús y su amor.
D. — ¿Serán muchas estas almas?
M. — Muchísimas. Hay muchos sacerdotes realmente dignos, que celebran y comulgan diariamente, como los Santos. Religiosos y religiosas realmente piadosos, que diariamente comulgan, como si fueran ángeles... Madres sinceramente piadosas y cristianas, jóvenes de ambos sexos pertenecientes a institutos religiosos y de familias cristianas, que cada día se acercan a comulgar con las mejores disposiciones. Únicamente los veletas, los disipados, los tibios, la gente de poca fe, se acercan a comulgar con indiferencia, sin reflexión.
D. — ¿Estos tales, harán mal la Comunión?
M. —No, si no están en pecado mortal no comulgan mal; siempre hacen una obra buena y admirable, como dice el Catecismo; pero se privan de muchas gracias.
D. — ¿Qué quiere decir, Padre, con esto?
M. —Para explicártelo mejor te pondré ejemplos, quizá un poco rastreros; pero escúchalos con paciencia.
Ve un primer caso: Dos campesinos trabajan en la misma tierra: el uno la trabaja y la cultiva con asiduidad, quitando primero las hierbas, cavándola, rastrillándola; la abona, y con todo cuidado deposita en ella la semilla; abre Zanjas para el desagüe, pone cercas para que no pasen por ella, y vigila constantemente su campo. El otro por el contrario, la trabaja de cualquier manera, de prisa y de pasada. ¿Quién de los dos crees recogerá mejores y más abundantes frutos?
D. —Sin duda, el primero.
M. —Pues lo mismo sucede con la Comunión: en conformidad con las disposiciones que se llevan y del interés que uno se toma, y de la devoción y piedad que se pone; en proporción, digo, del cuidado con el cual se manifiesta a Jesucristo nuestro amor y nuestra benevolencia, se recibirán el provecho y los frutos.
Segunda comparación: Salen juntos dos al mercado o de paseo. El uno se contenta con andar, respirando aire sano, gozando del sol, mirando los prados floridos, o, si va al mercado, observando la mercancía expuesta y los escaparates de las tiendas; el otro, por el contrario, recoge de aquellas flores, hace provisión de los artículos que más le agradan y serán más útiles para él y para su familia. Al volver, ¿quién de los dos habrá aprovechado mejor el paseo?
D. ––Sin duda, el que ha adquirido y llevado a su casa lo bueno que encontró.
M. —Pues así se comprende enseguida que la Comunión es un tesoro de inapreciable valor, inagotable bien que se ofrece a todos los cristianos, y del que más disfruta y se enriquece el que mejor se industria.
D. —Si es así, poco fruto he sacado yo hasta ahora de mis Comuniones; pero, en adelante, quiero que sean tan devotas y tan fervorosas, que constituyan un verdadero tesoro para mi alma.
M. — Muy bien, persevera en tus propósitos y haz que sean firmes y eficaces.
D. —Sin embargo, Padre, si uno va a comulgar sin esta fe y esta devoción, ¿comulgará mal?
M. —No. La Comunión, te he dicho, está mal hecha cuando uno se acerca a ella en pecado mortal y sin las disposiciones de que hablamos antes; de lo contrario, siempre estará bien hecha y será buena y provechosa, porque obra ex opere operato, como enseñan los teólogos, o sea, por su propia virtud sobrenatural y divina.
D. —El que no tiene esas disposiciones, ¿haría mejor no comulgando que frecuentando la Comunión?
M. —A esta pregunta te respondo con una tercera comparación:
Es frecuente dar con personas que por estar indispuestas, no sacan gusto de la comida y casi preferirían no comer, pues aun lo poco que comen lo toman a la fuerza y con cierta repugnancia. No obstante, aquello poquito, tomado de esa manera, les aprovecha, se convierte en sangre y en carne, y así van tirando y desempeñan sus quehaceres. ¿Que sería mejor para éstos: comer o no comer?
D. —Si no comen se mueren.
M. —Luego así debe pensarse de la Comunión, que es alimento de las almas. Si no comen morirán, acabarán languideciendo y caerán en el pecado, que es muerte de las almas.
El Espíritu Santo hace hablar así al pecador en la Sagrada Escritura: “Estoy mustio como hierba cortada; mi corazón se encuentra seco como el heno del prado porque He dejado de comer mi pan”. Esto es, sabía que debía comer el pan (que deja de ser pan para transformarse en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo) que Jesús me ha dado para vivir, y por indiferencia, por descuido, por fútiles razones, no lo he hecho. Esto constituirá el continuo remordimiento de los que descuidan la Comunión, aunque vivan sin cometer faltas graves.
D. —Entonces, Padre, ¿hacen mal los que dejan de comulgar porque no sienten ni piedad ni devoción?
M. —Sí. Hacen mal y se equivocan, como los que no comen porque no sienten apetito, los que no toman medicamentos cuando están enfermos, los que no buscan ayuda cuando están débiles, los que no se acercan a la lumbre cuando sienten frío, o a la fuente cuando tiene sed.
Pbro. Luis José Chiavarino
COMULGAD BIEN
miércoles, 2 de julio de 2025
¿POR QUÉ LA GENTE SE QUEDA CON LA IDEA POPULAR Y ERRÓNEA QUE AL MORIR ALGUIEN YA LA HIZO EN AUTOMÁTICO Y SE VA DE FRENTE AL CIELO?
lunes, 30 de junio de 2025
LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS Y EL CERRO DE OTOMCAPULCO EN TOTOLTEPEC
sábado, 28 de junio de 2025
viernes, 27 de junio de 2025
CATÓLICO: PERMANECE SIEMPRE UNIDO A LA CRUZ DE CRISTO
jueves, 26 de junio de 2025
LA HISTORIA TUVO UN ROSTRO
miércoles, 25 de junio de 2025
martes, 24 de junio de 2025
POR LO QUE DEBE PREOCUPARSE EL SACERDOTE
“Mira, sacerdote mío, despreocúpate tú de la sugestión del número y preocúpate más de la calidad. Más que llenarme de gente mis iglesias, preocúpate en llenármela de buen olor de Comuniones fervorosas, de adoraciones rendidas, de suspiros de amor, de aspiraciones de esperanza, de inspiraciones de fe, de oraciones bien rezadas, de lágrimas de pecadores, de propósitos eficaces de enmienda, de vida intensamente eucarística.”
Autor: Monseñor Manuel González (1877-1940), el Apóstol de los Sagrarios Abandonados.
lunes, 23 de junio de 2025
sábado, 21 de junio de 2025
viernes, 20 de junio de 2025
LA ENCARNACIÓN: EL ESCÁNDALO REAL QUE SOSTIENE AL MUNDO
jueves, 19 de junio de 2025
EL JUEVES DE CORPUS OBLIGA LA MISA AL MENOS EN MÉXICO

Este día recordamos la institución de la Eucaristía que se llevó a cabo el Jueves Santo durante la Última Cena, al convertir Jesús el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre. Es decir, Cristo está realmente presente en la hostia y el caliz, luego de la consagración, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Esta verdad es dogma de fe para todo católico.
Es una fiesta muy importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Dios nos ha hecho, movido por su querer quedarse con nosotros después de la Ascensión.
Origen de la fiesta:
Dios utilizó a santa Juliana de Mont Cornillon para propiciar esta fiesta.
Juliana, desde joven, tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Y siempre añoraba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Este deseo se dice haberse intensificado por una visión que ella tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta solemnidad. Cuando creció, hizo su profesión religiosa y más tarde fue superiora de su comunidad. Murió el 5 de abril de 1258.
El Concilio de Trento
El Concilio de Trento declara que muy piadosa y religiosamente fue introducida en la Iglesia de Dios la costumbre, que todos los años, determinado día festivo, se celebre este excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad, y reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos. En esto los cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino beneficio. Recordemos que durante la Misa se renueva el santo Sacrificio del Calvario de manera incruenta.
miércoles, 18 de junio de 2025
NO EXISTE UN CULTO SUPERIOR
Padre Pedro Vignes
Reglamento de vida I, 21, art II
martes, 17 de junio de 2025
PRESENCIA
"El dolor de la amistad, su tormento, es la ausencia. El alejamiento debilita los vínculos de la amistad, y por muy arraigada que esté, llega a extinguirla si se prolonga demasiado.
Si nuestro señor Jesucristo estuviese ausente o alejado de nosotros, pronto experimentaría nuestro amor los efectos disolventes de la ausencia.
Está en la naturaleza del hombre, y es propio del amor el necesitar para vivir la presencia del objeto amado".
San Pedro Julián Eymard
lunes, 16 de junio de 2025
LA SANTÍSIMA TRINIDAD
¿Qué hemos de hacer en la fiesta de la Santísima Trinidad? –
En la fiesta de la Santísima Trinidad hemos de hacer cinco cosas: 1ª, adorar el misterio de Dios uno y trino; 2ª, dar gracias a la Santísima Trinidad por todos los beneficios temporales y espirituales que de Ella recibimos; 3ª, consagrarnos totalmente a Dios y rendirnos del todo a su divina Providencia; 4ª, pensar que por el Bautismo entramos en la Iglesia y fuimos hechos miembros de Jesucristo por la invocación y virtud del nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; 5ª, determinarnos a hacer siempre con devoción la señal de la Cruz, que expresa este misterio, y a rezar con viva fe e intención de glorificar a la Santísima Trinidad aquellas palabras que tan a menudo repite la Iglesia: Gloria sea al Padre y al Hijo y al Espíritu. Santo.
(Catecismo de San Pío X, Instrucción I, c. XII).