lunes, 30 de enero de 2023

QUE NUNCA FALTE LA ORACIÓN ANTES DE LOS ALIMENTOS


Los padres deben poner siempre el ejemplo a sus hijos, para que éstos -a su vez- lo transmitan, en un futuro, a los suyos.

No dejes de hacerlo también en los restaurantes. Quien da testimonio de Cristo públicamente, Cristo dará testimonio de él ante su Padre.

EJEMPLO DE ORACIÓN:

Bendícenos, Señor, y bendice los alimentos que vamos a tomar recibidos de tu mano generosa por Jesucristo Nuestro Señor. 

Da de comer a los que no tienen.

Gracias te damos por la vida y el sustento, tú nos los das por Quien eres, no porque lo merezcamos.

Amén.

sábado, 28 de enero de 2023

LA SUMA CATÓLICA CARIDAD



“La suma intransigencia católica es la suma católica caridad. Y porque hay pocos intransigentes, hay en el día pocos caritativos de veras. La caridad liberal que hoy está de moda es en la forma de halago y condescendencia y cariño; pero es en el fondo el desprecio de los verdaderos bienes del hombre y de los supremos intereses de la verdad y de Dios”.

Don Félix Sardá y Salvany. "El Liberalismo es Pecado".

viernes, 27 de enero de 2023

EL QUE SE HUMILLA SERÁ ENSALZADO


«El hombre orgulloso se yergue como si quisiera parecer más alto de lo que es, la humildad, en cambio, –reverente o penitente– acerca a la tierra, reduce la apariencia humana, postra de rodillas. De hinojos el hombre ha sacrificado casi la mitad de su estatura, forma parte del suelo y de la nada, tiene una modestia que quisiera hacer invisible. Parece que dijera: tú Señor eres tan grande, yo tan pequeño, tan próximo al lodo...

Quien se halla de rodillas está soldado a la dura piedra de este mundo, pero en su interior se ha superado, aceptando su pequeñez y contingencia, reconociendo la Majestad de Dios. Y así se cumple una vez más que el que se humilla será ensalzado...» 

Alberto Wagner de Reyna

miércoles, 25 de enero de 2023

¡INFAMIA!: SE IMPIDE, EN ESPAÑA, OFRECER A MADRES OÍR LOS LATIDOS DEL CORAZÓN DE SUS HIJOS EN GESTACIÓN ANTES DEL ABORTO


 

En España a raíz de la llamada Ley Aído del 2010, se permite el aborto libre a las 14 semanas del embarazo. Esta ley es contraria a las decisiones del Tribunal Constitucional español que ha dicho que el concebido no nacido encarna un valor fundamental: el de la vida humana, protegida constitucionalmente. Pero eso es irrelevante para los cálculos electoreros de los abundantes politicastros y secuaces de una ciudadanía enajenada, ignorante, hedonista y consumidora.

En fecha muy reciente, se dio en España un caso que ilustra, de manera elocuente, tal moda impugnadora de la verdad. Los gobernantes de la comunidad autónoma española de Castilla y León expidieron un protocolo para ofrecer a las madres la posibilidad de oír los latidos del corazón y de ver imágenes de ecosonogramas de sus concebidos no nacidos, antes de tomar la decisión de abortar a la luz de la llamada Ley Aído que insistimos, vulnera los principios constitucionales españoles que protegen toda vida humana, incluyendo la del nasciturus. 

Al conocerse el contenido del protocolo de Castilla y León, las furias de los impugnadores de la verdad se desataron, y tras la presión inaudita, el protocolo fue derogado. Debe quedar claro que dicho protocolo no imponía a las madres el escuchar dichos latidos y ver tales imágenes, sino simplemente ofrecía a las mismas la posibilidad de ello como oportunidad última de reflexión, de discernimiento, de deliberación prudencial que es propia de todo ser racional y libre, de honradez elemental.

El oír latidos del corazón de un concebido no nacido, de un ser humano que vive en el vientre de la madre en paciente espera de ver la luz del día, despierta las conciencias adormecidas por ideologías y propagandas perversas, enemigas de la verdad de las cosas, como lo dijo hace poco un sabio español cuyas lecciones me recomendó escuchar un brillante jurista e historiador, Manuel Andreu Gálvez. 

El ver imágenes, no de una masa, no de un coágulo, sino de una persona humana en «tránsito hacia el nacimiento», cura cegueras y mezquindades camufladas con un absurdo jurídico y moral: el eslogan de un supuesto «derecho» a abortar, es decir, a asesinar a seres humanos indefensos, los más vulnerables, como bien lo señaló dicho sabio español.

Los impugnadores de la verdad a toda costa evitan que la misma aflore en la conciencia de las madres al escuchar la diástole y sístole de los pequeños corazones de quienes habitan en sus benditos vientres, a fin de que impere la ideología del crimen legalizado: un totalitarismo sin precedentes. Pero esos mismos enemigos españoles de la vida aplauden, como focas, que en las cajetillas de cigarros se reproduzcan imágenes de pulmones ennegrecidos, en descomposición a causa del fumar, con el fin de desanimar a los fumadores en vista del daño terrible a sus pulmones provocado por el tabaco.

Pero el que las madres tomen la decisión de no abortar fundada en la verdad que aflora en la conciencia antes errónea, al aceptar el ofrecimiento comentado; de no apagar para siempre los latidos de un ser humano, no es aceptable, es para los impugnadores, algo intolerable que nunca se debe permitir. Hipocresía pura la de esos individuos que utilizan un doble rasero a conveniencia. Uno defiende pulmones, el otro aniquila corazones humanos que laten indefensos ante la maldad del mundo necrófilo.

Es lamentable que políticos y secuaces de izquierda, de centro y de derecha en España, en Europa, traicionen los valores cristianos que un día le dieron vida y pujanza a esa Europa, a los primeros parlamentos, el de Huesca, España el primero según Hilaire Belloc en su libro «La Crisis de nuestra Civilización», antes que en Inglaterra, emulados después por las naciones del mundo; que dieron vida a las primeras universidades, catedrales góticas, divinas comedias y sumas teológicas, en siglos gloriosos, el XI, XII y XIII, que abarcan la «más alta y mejor civilización de cuantas recuerda la historia», en palabras del citado historiador Hilaire Belloc, amigo y compañero de luchas intelectuales del genial G. K. Chesterton, converso al catolicismo en la Inglaterra del siglo XX.

Siglos plenos esos del Dante, Tomás de Aquino, Alberto Magno, San Luis rey de Francia, San Fernando de Castilla, Francisco de Asís, Antonio de Padua, Clara de Asís, Domingo de Guzmán. Hoy Europa es un despojo vil al servicio del gobierno yanqui, de la hegemonía imperial de las armas, el dinero, el aborto, la ideología de género desconocedora de la verdad de la naturaleza de las cosas. 

Ojalá que pronto soplen vientos frescos que vengan de otras latitudes y que restauren a Europa, al Occidente todo, a una civilización envejecida, caduca, decadente, con avances científicos y tecnológicos que asombran pero que a la vez, con frecuencia inusitada, deshumanizan, aterran en materia de armas y ensayos eugenésicos para suplir calculadoramente a algunos de los millones de seres humanos abortados. Es tiempo de impugnar con las armas nobles del espíritu a los enemigos de la verdad, conscientes de que al final ésta vencerá arrolladoramente.

Fuente: La Gironda.

lunes, 23 de enero de 2023

¿A QUIÉN ACUDIREMOS? por el padre Miguel Pro


 
 ¿A quién acudiremos en busca de consuelo, 
sin patria, sin familia, sin techo y sin hogar; 
sino a Ti, que dejaste tu trono allá en el cielo 
por conquistar la patria que quisiste habitar?

 ¡Errantes y proscritos, nos vedan, Madre mía,   volver a nuestra patria, que es patria de tu amor; 
nos vedan que a tu lado pasemos este día; 
nos vedan que a tus plantas pongamos una flor!

 Qué importa que la muerte nos quite la existencia, 
sufriendo del destierro la amarga soledad, 
si en medio de las penas sentimos tu presencia, 
sentimos que tu manto nos cubre con piedad.

 P. Miguel Agustín Pro, S.J. Mártir de Cristo Rey

sábado, 21 de enero de 2023

SOY, PUDIENDO NO SER


 

SOY, PUDIENDO NO SER


¡Antes no era y ahora soy!

¡Y pude tal vez no ser!

mas mi corazón me hace ver

que, si aquí presente estoy,

y antes no era el ser que soy,

Alguien, antes, en su mente,

me vió posible existente;

y al darme ser en su poder,

tan sólo por su querer,

soy un ser aquí presente.


Anónimo.


viernes, 20 de enero de 2023

LA GRACIA SANTIFICANTE


  Participar a la naturaleza divina significa participar a la vida divina. Dios es vida. El mismo lo dice en el Evangelio: «Yo soy la resurrección y la vida; Yo soy el camino, la verdad y la vida» (San Juan 11, 25). ¿Dónde está la vida? «In Ipso vita erat: en El está la vida» (ibid. 1, 4). ¿Qué es la vida? «Esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti Padre, y a quien enviaste Jesucristo» (ibid. 17, 3). 

 La vida: siempre nos encontramos con la vida cuando hablamos de Dios y cuando nos acercamos a El: vida en la doctrina de Cristo, vida en el Bautismo, vida en la Penitencia, vida en la Eucaristía... Fuentes y ríos de vida. «El que beba mi agua jamás volverá a tener sed, pues mi agua se convertirá en una fuente que salte hasta la vida eterna» le dijo Jesús a la samaritana (San Juan 4, 14). «Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia» decía Jesús (ibid. 10, 10). 

 LA GRACIA DE DIOS, INCOMPATIBLE CON EL PECADO 

Pues bien vamos a ver ahora cómo la gracia de Dios es la vida de Dios en el alma. La Gracia es incompatible con el pecado. Un alma no puede estar al mismo tiempo en pecado mor­tal y en gracia de Dios. 

 El pecado se define como la muerte del alma. El pecado es como sacar al hierro candente del fuego y enfriarlo, como apartar al espejo de la luz del sol. Y el pecador lo sabe: «Si cometo ese pecado grave sé que voy a perder el mayor tesoro del mundo: la gracia de Dios». No hay término medio. 

 ¡Qué terrible misterio! Mi alma -y lo mismo vale para todas las almas del mundo: o está en gracia de Dios o en pecado. No puede haber nadie que sea indiferente a la gracia. Por más que muchas personas no piensen o no quieran conocer lo que es la gracia, sin embargo están definidas en relación a ella: o tienen la gracia de Dios o carecen de ella y entonces están en pecado mortal. 

 Jesús en el Evangelio compara la gracia a una lámpara encendida. Cuenta aquella parábola de las 10 vírgenes (San Mateo 25), las amigas de la esposa, que esperaban la llegada del esposo para la boda. Cuando llegó el esposo, 5 estaban preparadas con sus lámparas de aceite encendidas y 5 no; y sólo las que tenían la lámpara encendida, pudieron entrar en la fiesta. Sólo hay dos alternativas: o la lámpara está encendida o está apagada. 

 Dios es el Dios de la vida. La gracia es la vida del alma. Por eso desde el mismo instante en el que un alma recupera la gracia de Dios, no hay pecado en ella. Después puede cometer pecados veniales, pero eso no le hace perder la gracia. Así como hemos definido el pecado mortal como la muerte del alma, el pecado venial se puede definir como una mancha o una herida. 

 Imaginemos una niña que hace su Primera Comunión: lleva un vestido hermoso y blanco. Ahora bien: cuanto más hermoso y más blanco sea ese vestido, más feas se verán las manchas que tenga. Por eso no hay que pensar que el pecado venial es un pecado sin importancia: es como una mancha o una herida. Cuantas más heridas acumula una persona más cerca está de la muerte, y cuantos más pecados veniales hacemos con deliberación más cerca estamos del pecado mortal. 

 El que comete un pecado mortal hace lo mismo que hizo en el Antiguo Testamento Esaú, que por un plato de lentejas vendió su derecho de primogeni­tura: pierde todo. 

 Por eso ya vemos que el primer efecto que causa la gracia en el alma es darle la vida de Dios y acabar con la muerte del pecado. 

 LA GRACIA DE DIOS: VIDA DIVINA 

Ahora bien, no se acaban aquí los inmensos beneficios de la gracia. La gracia no sólo nos quita la muerte del alma, sino que nos da una plenitud de vida. Es decir, que la gracia no es una especie de letargia o “coma” espiritual. Los enfermos muy graves que caen en estado de coma están vivos, pero muy poco vivos, si podemos hablar así. Son co­mo plan­tas, porque aunque viven no se mueven. Por eso decimos que la gracia no es un estado de coma sino una plenitud de vida. 

 San Pablo nos dice en su Epístola a los Romanos lo que es el resumen de la gracia bajo este aspecto: «No habéis recibido el espíritu de esclavos sino el de adopción de hijos, con el que clamamos: Abba, Padre. El mismo Espíritu da testimonio en nuestro interior, de que somos hijos de Dios» (Rom. 8, 15). 

 He aquí que la vida divina en nosotros, por la gracia, nos convierte en verdaderos hijos de Dios. Para ser padre es preciso transmitir a otro la propia vida y naturaleza. El artista que fabrica una estatua no se convierte en su padre, sino sólo en su autor. En cambio las personas que nos han dado a nosotros la vida son nuestros padres en el orden natural, porque nos dieron su propia naturaleza humana. 

 Ahora bien: la gracia santificante no nos da esta filiación natural de Dios: ¿por qué? Porque Dios sólo tiene un Hijo según su naturaleza: el Verbo Eterno, la segunda Persona de la Santísima Trinidad. Sólo a El le transmite toda la plenitud de su naturaleza divina, de tal modo que el Hijo es exactamente igual al Padre. Nuestra filiación divina es muy distinta, como dice San Pablo, es adoptiva. 

 FILIACION ADOPTIVA 

Esto no impide que nuestra filiación adoptiva está mil veces por encima de todas las filiaciones adoptivas humanas, pues ésta no es un mero título jurídico, sino que nos comunica la verdadera vida divina. Por eso dice san Juan en su primera epístola: «ved qué amor nos ha mostrado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios y lo seamos de verdad» (1 Juan 3, 1). 

 Si se permitiera la comparación, es como si se nos inyectara sangre divina que comienza a circular realmente en las venas de nuestra alma, haciéndonos entrar en la familia misma de Dios. 

 Esta participación de la naturaleza divina es la razón por la que el alma en estado de gracia es lo que Cristo por naturaleza: hijo de Dios. Por ella adquiere en el plano de la adopción el máximo parecido con Jesucristo. A esta gran realidad se refiere san Pablo en su epístola a los Romanos: «Los predestinó a ser conformes a la imagen de su Hijo, para que Este sea el primogénito entre muchos hermanos» (Rom 8, 29). Y el mismo Cristo se proclamó abiertamente nuestro hermano: «No temáis: id y decir a mis hermanos que vayan a Galilea y que allí me verán» (San Mateo 28, 10). «Subo a mi Padre y a vuestro Padre» (San Juan 20, 17). 

 Este privilegio de la filiación adoptiva eleva al alma en estado de gracia a una dignidad casi infinita. 

 LA GRACIA: INHABITACION DE DIOS EN EL ALMA 

Pero no acaba aquí el misterio de la gracia. No es sólo la vida de Dios en el alma, sino el mismo Dios en el alma, lo que los teólogos suelen llamar «inhabi­tación» de la Santísima Trinidad en el alma. Qué diferente de la paternidad humana: que da la vida a sus hijos, incluso un parecido: pero el padre nunca vive en sus hijos. 

 El hecho de la inhabitación de la Sma. Trinidad en el alma es una verdad de fe. Nos lo dice Nuestro Señor en el Evangelio y los apóstoles en sus epístolas: 

 “Si alguno me ama, guardará mi palabra y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos nuestra morada en él” (San Juan 14, 23). 

 “¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros?” (1 Cor. 3, 16). 

 “¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que mora en vosotros?” (I Cor. 6, 19). 

 No cabe pues duda la inhabitación de la Santísima Trinidad en el alma en estado de gracia. Es verdad que san Pablo atribuye esta inhabitación al Espíritu Santo. Esto no quiere decir se trate de una presencia especial de la Tercera Persona, sino que esta inhabitación se le atribuye a El por apropiación, ya que es una obra de amor, y que las obras de amor se le apropian al Espíritu Santo. 

 El modo por el que Dios está presente en nuestra alma es real, pero diferente de su presencia en la Sagrada Eucaristía. En la Eucaristía Dios está presente de un modo particular, pues sabemos que quien está realmente presente en la Eucaristía es Jesucristo, con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad. 

 La presencia de Dios en el alma es distintinta a la de la Eucaristía. La presencia que establece Dios en el alma justificada por la gracia es la presencia del padre y del amigo en el alma: es decir, una presencia de paternidad divina y de amistad divina. 

 El alma se convierte en hija de Dios por adopción, la cual es muy superior a las adopciones humanas. Desde este momento, Dios, que ya residía en el alma como está en todas partes, comienza a vivir en ella como Padre, y a mirarla como verdadera hija suya. 

 Al infundirse en el alma junto con la gracia santificante, Dios se halla en ella como amigo. La inhabitación de Dios en el alma tiene una finalidad altísima: la presencia de Dios mismo en el alma. La inhabitación es el efecto más grande de la misma gracia santificante, pues gracias a ella tenemos la presencia de Dios. 

 TEMPLOS DE DIOS

 El alma del justo es como un cielo todavía oscuro, pues la Santísima Trinidad está en él y un día la verá con claridad. ¡Qué deberes tan grandes para con este huesped divino! 

 Pensar con frecuencia en El y decirse: «Dios está en mí». Consagrar a Dios todos los momentos y horas del día, diciendo: «en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». Adorarle: «Mi alma glorifica al Señor». 

 Este es el verdadero camino a la santidad: la experiencia de Dios en nosotros o el desarrollo de la vida de la gracia. Son los santos los que, por haberse dado cuenta de ello, viven como se debe vivir; las demás almas están un tanto dormidas. Es como si un padre para distraer a su hijo que alborota mucho, le diese para distraerse un billete de $ 500. El pobre niño no pudiendo saber el valor de lo que se le da, podría jugar con él e incluso romperlo. 

Pues bien: eso es lo que suele ocurrir con nosotros, que ignoramos estas grandes verdades y fácilmente las perdemos de nuestra alma por el pecado mortal. Pues bien, esperemos que con la ayuda de Dios y de la Santísima Virgen, estas consideraciones nos ayuden a comprender mejor y valorar como se debe todo lo que Dios nos ha dado en este misterio.

miércoles, 18 de enero de 2023

EL ABORTO FUE LA PRINCIPAL CAUSA DE MUERTE EN EL MUNDO EN 2022


EL PEOR GENOCIDIO DE LA HISTORIA 

Más personas murieron a causa del aborto en 2022 que por cualquier otro motivo. Las estadísticas compiladas por Worldometer indican que más de 44 millones de abortos tuvieron lugar en todo el mundo en el año que acaba de terminar. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció la cifra en 73 millones.

Wordldometer es una institución independiente que recopila datos de gobiernos y otras organizaciones y, a partir de estos datos, produce informes que contienen estimaciones y proyecciones.

La institución basa sus cifras en una ficha técnica de la OMS, que estima que el número de abortos por año es incluso superior al de Worldometer. "Alrededor de 73 millones de abortos inducidos ocurren en todo el mundo cada año", indica la OMS.

Si se comparan las cifras de los abortos realizados con otras causas de muerte: cáncer, VIH/SIDA, accidentes de tráfico y suicidio, los abortos superan con creces a todas las demás causas.

Se estima que en el año 2022, 9.6 millones de personas murieron de cáncer, 6 millones a causa del tabaquismo, 16 millones por diversas enfermedades comunes y 2 millones por VIH/SIDA. Las muertes por malaria y alcohol también son significativas.

67.1 millones de personas murieron el año pasado por una causa distinta al aborto y un total de 111 millones por todas las otras causas, por tanto, los abortos representan casi el 40% de las muertes en todo el mundo el año pasado.

El porcentaje podría ser aún mayor si se mantiene la cifra dada por la OMS. Efectivamente, entre 73 y 44 millones la diferencia es de 29 millones que se sumarían a los 111 millones oficiales, es decir, 140 millones. En este caso, el número de abortos superaría el 50% de las muertes registradas en 2022.

Esta situación muestra cómo el aborto es banalizado, considerado un "derecho" de la mujer en el peor de los casos, una necesidad desafortunada en el mejor de los casos, mientras que es un crimen abominable ante Dios, y que destruye la naturaleza humana. En la mente de muchos, es una negación de Dios. Y la negación de Dios es lo peor que le puede pasar al hombre y a las sociedades.

Fuentes: InfoCatolica/worldometers.info -Fsspx.Actualités. Imagen: InfoCatolica

martes, 17 de enero de 2023

LA BUENA MUERTE


La tradición católica ha invocado a San José como patrono de la buena muerte. Nuestra cultura occidental ha llegado a valorar que la buena muerte es aquella que tiene lugar sin que el que la padece se dé cuenta de lo que está ocurriendo. La fe nos dice lo contrario: la enfermedad y la agonía son una ocasión de gracia para preparar el Encuentro; son uno de los momentos cumbres de nuestra vida. El vigor físico decae muy pronto, la agilidad psicológica entra en declive un poco más tarde, el demonio tratará de hacer dudar sobre la fe y la vida futura, pero la salud espiritual alcanza en la agonía su corona al vencer al demonio con el arrepentimiento de nuestros pecados con un acto de Contrición Perfecta por amor a Dios y propósito firme de no volver a pecar y de confesarse a la brevedad. Bienaventurados los moribundos que son auxiliados espiritualmente por un sacerdote. Nunca dejemos de llevarlo a nuestros familiares y amigos con el tonto prejuicio de que se pueden espantar. ¡Jesús, José y María, asistidme en mi agonía!


lunes, 16 de enero de 2023

MEDITAR SOBRE LA PASIÓN


“Lo primero que podemos obtener al meditar en la cruz y en las virtudes de nuestro Salvador es un profundo arrepentimiento de nuestros pecados que fueron los que ocasionaron su Pasión y su Muerte, un deseo grande de desagraviarlo por las ofensas que le hemos hecho y un esfuerzo continuo por conseguir la conversión de los pecadores.

Lo segundo que debemos hacer al meditar en la pasión y cruz del Redentor es pedirle confiadamente perdón de todas nuestras faltas, convencidos de que fue por obtenernos el perdón que sufrió tan atroces tormentos. Al recordarlos deberíamos sentir un verdadero odio y asco hacia nuestras maldades, y un gran amor hacia quien tanto ha sufrido por salvarnos.

Lo tercero debe ser esforzarnos con toda la voluntad en alejar del corazón y sofocar en nuestra vida las indebidas inclinaciones que nos llevan al pecado. Lo cuarto que nos propongamos imitar las admirables virtudes de Jesús, el cual según dice san Pedro "sufrió por nosotros, dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas" (1P 2, 21).

P. Lorenzo Scupoli – Combate espiritual

sábado, 14 de enero de 2023

DE LA CONDICIONALIDAD DE LA OBEDIENCIA

 

"Una sola causa tienen los hombres para no obedecer: cuando se les exige algo que repugna abiertamente al derecho natural o al derecho divino. Todas las cosas en las que la ley natural o la voluntad de Dios resultan violadas no pueden ser mandadas ni ejecutadas. Si, pues, sucede que el hombre se ve obligado a hacer una de dos cosas, o despreciar los mandatos de Dios, o despreciar la orden de los príncipes, hay que obedecer a Jesucristo, que manda dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios[14].

A ejemplo de los apóstoles, hay que responder animosamente: «Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres»[15]. Sin embargo, los que así obran no pueden ser acusados de quebrantar la obediencia debida, porque si la voluntad de los gobernantes contradice a la voluntad y las leyes de Dios, los gobernantes rebasan el campo de su poder y pervierten la justicia. Ni en este caso puede valer su autoridad, porque esta autoridad, sin la justicia, es nula."

S.S. León XIII

(Carta encíclica Diuturnum illud del Sumo Pontífice León XIII, 29 de junio de 1881).


jueves, 12 de enero de 2023

COMULGA EN LA BOCA Y DE RODILLAS



Los modernistas increparon al Papa Pío X, para que les permitiera comulgar de pie, aduciendo que los israelitas habían comido de pie el cordero pascual, símbolo y promesa de la eucaristía. 

La respuesta del Papa fue: “Los símbolos y promesas se reciben de pie, más la realidad se recibe de rodillas y con amor.” 

Catecismo mayor papa san Pío X: 

¿Qué quiere decir: Comulgar con devoción? Comulgar con devoción quiere decir acercarse a la sagrada Comunión con humildad y MODESTIA, así en la persona como en el VESTIDO, prepararse antes (*) y dar gracias después de la sagrada comunión. 

643.- ¿Cómo hemos de estar en el acto de recibir la Sagrada Comunión? En el acto de recibir la Sagrada Comunión hemos de estar ARRODILLADOS, tener la cabeza medianamente levantada, los ojos modestos y vueltos a la Sagrada Hostia, la BOCA suficientemente abierta y la lengua un poco fuera sobre el labio. 

 (*)Nota: Antes de comulgar se debe analizar la conciencia y si se ha cometido pecado mortal después de la última Confesión bien hecha, deberá de acercarse al sacramento de la Penitencia, y con dolor de haber ofendido a Dios y con propósito firme de no volver a pecar, acusará sus pecados al sacerdote confesor. Nadie puede comulgar en pecado grave, pues hacerlo es un gravísimo sacrilegio y quien lo realiza "come y bebe su propia condenación" como explica san Pablo y enseña el Concilio de Trento. 
______________ 

 No vayas, por ningún motivo, con sacerdotes que obligan a tomar la hostia con la mano, en donde quedan partículas consagradas en las que está Cristo realmente presente y caen por todas partes.

miércoles, 11 de enero de 2023

LA IGLESIA NO PUEDE ADECUAR NI MODIFICAR SU DOCTRINA

El fundamento sobre el que se fundan estas nuevas ideas es que, con el fin de atraer más fácilmente a aquellos que disienten de ella, la Iglesia debe adecuar sus enseñanzas mas conforme con el espíritu de la época, aflojar algo de su antigua severidad y hacer algunas concesiones a opiniones nuevas. Muchos piensan que estas concesiones deben ser hechas no solo en asuntos de disciplina, sino también en las doctrinas pertenecientes al “depósito de la fe”. Ellos sostienen que sería oportuno, para ganar a aquellos que disienten de nosotros, omitir ciertos puntos del Magisterio de la Iglesia que son de menor importancia, y de esta manera moderarlos para que no porten el mismo sentido que la Iglesia constantemente les ha dado. […] Tal política tendería a separar a los católicos de la Iglesia en vez de atraer a los que disienten. No hay nada más cercano a nuestro corazón que tener de vuelta en el rebaño de Cristo a los que se han separado de Él, pero no por un camino distinto al señalado por Cristo. […]  La historia prueba claramente que la Sede Apostólica, a la cual ha sido confiada la misión no solo de enseñar, sino también de gobernar toda la Iglesia, se ha mantenido “en una misma doctrina, en un mismo sentido y en una misma sentencia” (Constitutio de Fide Catholica, cap. IV). […] En este asunto la Iglesia debe ser el juez, y no los individuos particulares, que a menudo se engañan con la apariencia de bien.

 (León XIII. Carta Testem Benevolentiae al Card. James Gibbons, 22 de enero1899).

 

martes, 10 de enero de 2023

EL LADRÓN NO ATACA AL MENDIGO

“Los buques que nada llevan, dice San Crisóstomo, no temen a los piratas; los que los temen, son los que van cargados de oro, de plata y de piedras preciosas: he aquí por qué el demonio no se decide fácilmente a perseguir al pecador, sino antes bien al justo, que posee grandes riquezas, es decir, muchas virtudes y méritos.

El ladrón no ataca al mendigo, sino al rico. El demonio, que es el ladrón de los ladrones, deja, por decirlo así, descansar al pecador, porque todo lo ha saqueado en él, el cuerpo y el alma, el espíritu y el corazón, el tiempo y la eternidad; pero trata de robar y de asesinar al hombre cargado con el tesoro de las virtudes.

El justo es una presa que el demonio mira como muy deliciosa. Alimentándose constantemente de pecadores, Satanás encuentra soso su alimento que es siempre el mismo; le repugna, lo desprecia y lo arroja. Pero codicia al justo, que no le pertenece, y del cual no ha podido alimentarse todavía; lo devora con el deseo, y le persigue tenazmente”.

“Tesoros de Cornelio Á Lápide”

viernes, 6 de enero de 2023

EPIFANÍA


 

LOS REYES MAGOS


¡Qué gran misterio el de la Epifanía! Yacía Jesús en un pesebre y sin embargo, como Dios que era, guiaba a los magos que venían desde el oriente. Se escondía en un establo y se manifestaba a los Reyes.

En esa carne mortal, en ese niño humilde, adoraron al Verbo de Dios: en su infancia a la Sabiduría; en su debilidad a la Fortaleza; en sus pañales al Rey de Reyes; y en su realidad de hombre, al Señor de la Gloria.

Con sus dones los Reyes Magos predicaron a Dios a quien ofrecieron incienso, al Rey merecedor del símbolo por excelencia de la realeza, el oro, y al hombre al que un día habría que ungir con mirra.

Del mismo modo, presurosos y dóciles, llevémosle nosotros la voluntad de servirlo y amarlo ante todo.

Han llegado los santos Reyes Magos, protagonistas principales de la Epifanía de Nuestro Señor Jesucristo. Lamentablemente los católicos parecemos haber perdido de vista el significado de esta Solemnidad, que pasa un tanto desapercibida aunque sea la Navidad de las naciones.

Signo de lo cual es la abrumadora propaganda que tiene Papá Noel, desconocido casi por completo no muchos años ha, en detrimento de nuestros tradicionales astrónomos.

Nademos nosotros contra corriente, restaurando la tradición católica en la mente y en el corazón de nuestros hijos. ¡Qué las "verdades" de los racionalistas sean para ellos malos sueños, como enseña este cuento de José María Pemán que los Reyes han dejado como presente a nuestros lectores:

El Republicano y los Reyes Magos

Como su padre había sido también republicano y racionalista, le había puesto por nombre Sócrates. Él, a su vez, siguiendo la costumbre, le había puesto a su hijo Plutarco.

Su mujer, obesa y dulce, disculpaba todo esto, con la sumisa tolerancia de las mujeres españolas. Tenía un supersticioso respeto para ese mundo de fronteras inviolables donde se encierran las «cosas de los hombres».

Estaba segura de que su marido tenía «buen fondo», que es lo que importa, y de que, cuando se sintiese morir, pediría los sacramentos.

Respaldada en estas confianzas, con su bata de flores y su manojo de llaves, iba y venía por la casa, callada, hacendosa, humilde de llamarse, sencillamente, Rosario, entre el bebedor de la cicuta y el autor de las Vidas paralelas.

Don Sócrates era republicano federal. Profesaba las «ideas nuevas», o sea, las ideas francesas y alemanas de 1890. En un estante, encuadernadas y con cantos de oro, guardaba las obras de Castelar, Pi y Margall, Salmerón, Darwin y Augusto Compte. Y su mujer les quitaba el polvo, todos los sábados, con un plumerito, cogiendo cada tomo displicentemente, con dos dedos, para no contagiarse, como quien coge una viborilla.

Don Sócrates había oído, en sus mocedades, un discurso de Castelar en un círculo republicano. Era la anécdota más emocionante de su vida, y recordaba todos los detalles de la escena.

Al terminar, había logrado llegar hasta el orador y apretarle una mano, diciendo:

—No sé cómo puede usted respirar, don Emilio.

Y don Emilio se había vuelto a él y le había hablado. Era la única vez que le había hablado don Emilio. Le había dicho:

—¡Je!… ¡La costumbre!

Y aquella noche, Rosario alzó de pronto sus dulces ojos cansados de la costura.

—Sócrates, ¿sabes que Plutarquito le ha pedido una trompeta a los reyes magos?

Sócrates dejó sobre la camilla el periódico que leía, se quitó los quevedos y replicó con severidad:

—Rosario: es menester acostumbrar al niño, desde chico, a no pedir nada a los reyes…

—Pero ya tú ves: una trompeta…

—Una trompeta todavía menos; al son de una trompeta ha cometido la humanidad todas sus grandes estupideces.

Hubo una pausa. Sócrates terminó:

—Se empieza pidiendo a los reyes una trompeta y se acaba pidiéndoles una credencial. Es menester infundir en el niño, desde ahora, la dignidad del ciudadano libre... Es preciso que se entere que cada uno tiene que buscarse lo suyo, de día y muy despabilado. Que nadie le trae a uno nada...

—Pero, hijo, tiempo tiene el niño de enterarse de eso. Todavía es pronto…

—Nunca es pronto para la verdad…

—Está bien, hombre. No te enfades…

Y Rosario bajó la cabeza otra vez sobre la costura, y no habló ya una palabra. Porque había tomado la resolución que todas las mujeres dulces y sumisas toman siempre ante estos pequeños conflictos: no discutir más.

La escena que se desarrolló a prima noche, la noche de reyes, no tuvo originalidad ninguna. Desde la alcoba matrimonial se oyó la voz adormilada de don Sócrates:

—Pero, Rosario, ¿no vienes? Y Rosario, que cosía en la salita, contestó sencillamente:

—Espérate, Sócrates, que tengo que acabar de marcar estos calcetines. Duérmete tú…

Y aguzando el oído, esperó unos momentos a que la respiración de su marido, que se filtraba entre las cortinas de la alcoba, fuese convirtiéndose en un ronquido leve, pacífico y sereno, característico de los niños y de los republicanos federales.

Entonces Rosario se descalzó para no hacer ruido, se dirigió a un armario y sacó un envoltorio de papel...

Nadie se desliza más suavemente que las madres, en la noche de reyes. Calzadas de silencio y de ternura, resbalan como hadas, en suave complicidad con la alfombra...

Así entró doña Rosario en la alcoba con su bata de flores... obesa y sublime, sobre la sordina de sus pies descalzos.

Plutarquito dormía apaciblemente en su cama de metal dorado, bajo una litografía de la Sagrada Familia de Murillo. Porque don Sócrates no creía, pero respetaba el arte. Doña Rosario recorrió tácitamente la habitación... e iba a dar un beso a Plutarquito, cuando se sintió bruscamente separada de un empellón.

Miró con horror y encontró tras de sí a su marido, magnífico y desconcertante, con sus zapatillas, su largo batín azul y su gorro con borla. Estaba agigantado por la ira. Parecía la imagen de la inteligencia rompiendo la superstición.

Don Sócrates sentencio:

—Rosario, te oí salir de puntillas del gabinete, y me lo supuse todo. Porque otra cosa no podía ser. Tienes cincuenta años y pelos en la barba.

Y después de estas declaraciones mortificantes, don Sócrates encendió la luz eléctrica, zamarreó fuertemente a Plutarquito para despertarlo y exclamó con tono de arenga revolucionaria:

—¡Plutarco! ¡Plutarco! No he de dejar que siembren de errores tu razón naciente. Fíjate bien. ¿Ves a tu madre? Tu madre es la que te ha traído esa ridícula trompeta bélica. No creas nunca que te la trajeron los reyes magos. Eso es una superchería. Nebrija dice que los tres reyes magos ni fueron tres, ni fueron reyes, ni fueron magos...

Rosario lloraba tras su marido. Plutarquito se había despertado a medias y pugnaba por abrir sus ojos azules. Don Sócrates tomó a su mujer con una mano... y recalcó apocalípticamente: 

—Graba bien lo que te digo, Plutarco. ¿Ves a tu madre? ¿Ves la trompeta? ¿Ves la realidad cruda?

Plutarquito abrió un ojo con dificultad. Bostezó. Le temblaba la voz.

—Veo a mamá y a la trompeta. Lo otro no lo veo…

—Quiero decir, Plutarco, que es preciso que, desde niño, aprendas a guiarte por lo que ven tus ojos y no por…

Plutarquito se había dormido profundamente. El sueño de sus seis años sin remordimientos podía más que las sonoras palabras del racionalista.

A la mañana siguiente, don Sócrates estaba desayunándose en la cama. Don Sócrates desayunaba en la cama los días que no tenía oficina. Tomaba frutas y espinacas, porque era vegetariano. De pronto irrumpió en la alcoba Plutarquito, tocando sonoramente la trompeta. Don Sócrates le hizo subir a la cama sobre sus rodillas.

—Vamos a ver, Plutarquito, ¿quién te ha traído esa trompeta?

—Toma…, ¡los reyes!

—Pero, entonces, ¿no recuerdas que esta noche?…

—Verás, papá. Esta noche, cuando me acosté, me quedé con los ojos muy abiertos, para no dormirme, y ver entrar a los reyes. Paquito, el primo, me había dicho que él los vio el año pasado, y que entraron en su cuarto por el balcón. Y yo los vi esta noche. Gaspar tenía una barba blanca, como el tío Miguel. Y Melchor era negro. Parecía un limpiabotas. Llevaban todos unos mantos muy largos, muy largos…

—Pero, luego…

—Luego me dormí, papá. Y soñé una cosa rarísima y divertidísima. No me atrevo a decírtela.

—¿Qué soñaste?

—Soñé que tú, papá, estabas junto a mi cama. Llevabas una sotana azul muy larga y un gorro colorado. ¡Qué ridículo! Parecías uno de esos muñecos de la feria a los que se le pueden tirar seis pelotas por una perra gorda.

—¿Y qué más?

—¡Qué sé yo! Allí empezaste a decir que si la trompeta la había traído mamá, que si los reyes magos no eran de verdad. ¡Qué sé yo! ¡Tonterías! Yo no recuerdo bien todos los disparates que decías.

Luego bajó la voz y añadió:

—Pero no se lo vayas a contar a mamá. Porque, cuando sueño cosas raras, mamá me da una cucharada de sal de fruta.

Don Sócrates bajó la cabeza pensativo. Entre las cortinas se dibujaba la figura obesa y dulce de doña Rosario, sonriente, paciente, ligeramente irónica; segura de su triunfo definitivo.

Don Sócrates reanudó su austero desayuno de vegetariano. Estaba perplejo. Los reyes magos habían podido más que él. Sus verdades eran sueños para su hijo…

miércoles, 4 de enero de 2023

ENSEÑA A TU HIJO EL BUEN CAMINO


Cuentan que un niño de unos ocho años, le recuerda a su papá que ese día es domingo y que hay que ir a misa. –Hoy no vamos– respondió el papá. –Yo tengo otras cosas que hacer. –Pero, papá, -insistió el niño-, es que hoy tenemos la obligación de ir. Así lo manda el tercer mandamiento de la Ley de Dios, santificar las Fiestas. –No te preocupes. Eso no tiene importancia. Ya irás otro día. El niño se calla. Pero al poco rato el papá le manda a que limpie su cuarto. El niño se queda pensativo por unos momentos y luego responde: -Papá, si el tercer mandamiento no tiene importancia, el cuarto que es honrar padre y madre, no debe de importar tampoco. ¿No crees, Papá?- El Padre no tuvo fuerza moral para exigir obediencia a su hijo. Poco mas tarde se acercó al muchacho, lo abrazo y le dijo: -Gracias, hijo mío, por enseñarme a obedecer y a honrar al Padre que lo merece todo, que es nuestro Padre  Dios.- Esa tarde toda la familia fue a Misa y desde ese día en adelante siguieron yendo juntos a la Santa Eucaristía. El niño creció en edad y en estatura ante su papá quien optó, desde aquel entonces,  enseñar a su hijo con palabras sí, pero mas aún, con su ejemplo.


martes, 3 de enero de 2023

ACCIÓN DE GRACIAS Y PETICIONES PARA ESTE AÑO QUE INICIA


Padre nuestro que estás en los cielos, dueño de la Verdad, del tiempo y de la eternidad: Tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Al iniciar  el año 2023, en nombre propio y de los míos, queremos darte gracias, por todo aquello que recibimos de Ti el pasado año y pedimos tus gracias para este que inicia.

Gracias por la familia que nos diste, por la vida y el amor, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por todo cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.

Gracias por acogernos en tu verdadera Iglesia. Te ofrecemos todo cuanto hicimos el año pasado y lo que haremos el presente. El trabajo que pudimos realizar, las cosas que pasaron por nuestras manos, y lo que con ellas pudimos construir de positivo.

También, Señor, hoy queremos pedirte perdón. Perdón por nuestros pecados, por el mal que hemos causado, por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por las omisiones, por la palabra inútil y el amor desperdiciado.

Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho. Y perdón por vivir sin entusiasmo. También por la oración, que poco a poco, fuimos aplazando y que hasta ahora hacemos para agradecerte todo lo que nos has dado.

Por todos nuestros olvidos, descuidos y silencios. Nuevamente te pedimos perdón, Señor. 

Iniciamos un nuevo año. Te presentamos estos futuros días, que sólo Tú sabes, quienes llegaremos a vivirlos completos. Si no los terminamos... ayúdanos a morir en Ti, en gracia santificante, luego de haber acudido -sinceramente contritos- al tribunal de la Confesión.

Hoy te pedimos para cada uno de nosotros: la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la caridad y la sabiduría, el empeño para serte fieles y vivir siempre en tu Gracia, pues sólo en Gracia se transita el camino seguro. Sólo el necio esto no lo entiende, por lo que te pedimos que nos quites cualquier venda que nos impida ver nuestra estulticia.

Señor, ayúdanos a ser celosos de tu gloria y la de tu Iglesia, y vivir sólo por Ti, en Ti y para Ti.

Queremos vivir cada día con optimismo y bondad, llevando a todas partes, un corazón lleno de comprensión y paz que busque siempre la Verdad de tu Palabra. Que nada nos arranque de ella, pues tu fe es nuestro mayor tesoro.

Cierra Tú nuestros oídos, a toda calumnia, a las falsas doctrinas contra tu Palabra. Y nuestros labios, a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes. Abre, en cambio, nuestro ser a todo lo que es bueno.

Que nuestro espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a nuestro paso. Cólmanos de bondad y de alegría, para que cuantos conviven con nosotros, o los que se acerquen, encuentren en nuestras vida, un poquito de TI.

Gracias, Señor, por todo y perdona nuestras deudas contigo. Guíanos a todos por la senda del camino estrecho que nos permita un día entrar por la puerta angosta y estar en tu regazo eterno para bendecirte por los siglos de los siglos. Si para ello es necesario que utilices tu mano derecha que nos sacuda, de antemano aceptamos cualquier pena y dolor por difíciles que sean.

Danos un feliz 2023 y enséñanos a amarte viviendo siempre en tu gracia, y seguirte con plena fidelidad. Gracias, Señor, por todas las bendiciones del pasado año, así como por las que derramarás el que inicia.

Santísima Virgen María, encomiendo a tu Inmaculado Corazón a toda la familia mía.

Amén.


lunes, 2 de enero de 2023

SANTO NOMBRE DE JESÚS


El ardoroso san Pablo es el apóstol por excelencia del Santo Nombre de Jesús. Afirma que es “el nombre por encima de todo nombre” y ensalza su poder con estas palabras: “Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los infiernos” (Flp 2, 10).

San Bernardo se llenaba de alegría y consolación inefables al repetir el nombre Jesús; sentía como miel en su boca y una deliciosa paz en su corazón. San Francisco de Sales no vacila en afirmar que quien tenga la costumbre de repetir con frecuencia el nombre de Jesús, puede estar seguro de obtener la gracia de una muerte santa y feliz.