miércoles, 31 de agosto de 2022

LA BELLEZA DE LA VIDA HUMANA


Ella es Anabelle Raelynne Danison, falleció a las 8 semanas de gestación por causas naturales y sus padres quisieron mostrar la belleza de la vida humana intrauterina. A esta edad ya muchos pierden la vida por el aborto.

A las 8 semanas la persona ya tiene párpados, nariz y labio superior formados. Ya tiene un latido cardíaco. El cuerpo mide entre 12 y 17 mm.  A través de la piel traslúcida se puede ver el esqueleto que en este momento está formado por cartílago.  El hígado también está en pleno funcionamiento. 

A partir de este momento el niño se alimenta exclusivamente a través del cordón umbilical. La maravilla de la persona humana...

Comparte si crees en el derecho a la vida de éste y de todos los niños.

martes, 30 de agosto de 2022

DIOS NO IMPONE PRUEBAS QUE NO PODAMOS SORTEAR NI DICTA MANDAMIENTOS IMPOSIBLES DE CUMPLIR


 «Si aun los hombres más rudos saben las cargas que sus caballos o sus mulas pueden llevar y no les imponen más para no acabar con ellos, y si el alfarero sabe cuánto debe permanecer al fuego su arcilla para estar cocida a punto… hace falta no saber lo que se piensa ni lo que se dice para atreverse a decir que Dios, que es la sabiduría misma y nos ama infinitamente, puede cargar sobre nuestras espaldas un fardo demasiado pesado y dejarnos más tiempo del indispensable en el fuego de la tribulación. No sintamos inquietud alguna, pues el fuego no será más vivo ni de mayor duración que lo CONVENIENTE para cocer nuestra arcilla al punto necesario.» 

P. Jean Baptiste Saint-Jure, S. J. (1656)

sábado, 27 de agosto de 2022

NO HAY OTRO EVANGELIO


Gálatas 1, 6. Me maravillo de que tan pronto, abandonando al que os llamó a la gracia de Cristo, os paséis a otro evangelio.

7. No es que haya otro; lo que hay es que algunos os turban y pretenden pervertir el Evangelio de Cristo.

8. Pero aunque nosotros o un ángel del cielo os anunciase otro evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema.

9. Os lo hemos dicho antes, y ahora de nuevo os lo digo: Si alguno os predica otro evangelio distinto del que habéis recibido, sea anatema.

10. ¿Busco yo ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿Acaso busco agradar a los hombres? Si aún buscase agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.


viernes, 26 de agosto de 2022

LEÓN XIII ENSEÑA


Papa León XIII, encíclica Libertas praestantissimum, 20/06/1888: 

«La justicia y la razón prohíben, por tanto, el ateísmo del Estado, o, lo que equivaldría al ateísmo, el indiferentismo del Estado en materia religiosa, y la igualdad jurídica indiscriminada de todas las religiones. Siendo, pues, necesaria en el Estado la profesión pública de una religión, el Estado debe profesar la única religión verdadera, la cual es reconocible con facilidad, singularmente en los pueblos católicos, puesto que en ella aparecen como grabados los caracteres distintivos de la verdad. Esta es la religión que deben conservar y proteger los gobernantes.»

jueves, 25 de agosto de 2022

SOBRE LA HEREJÍA


«El colmo de la deslealtad a Dios es la herejía. Es el pecado de los pecados, la cosa más abominable que haya a los ojos de Dios en este mundo maligno. ¡Pero qué poco comprendemos su odiosidad excesiva!… 

«La miramos, y estamos tranquilos. La tocamos y no nos estremecemos. Nos mezclamos con ella, y no tenemos miedo. La vemos tocar cosas sagradas, y no tenemos sentido de sacrilegio… 

«Por no ser severa, nuestra caridad deja de ser veraz, y por no ser veraz deja de convencer… Donde no hay odio de la herejía, no hay santidad.»

(Padre F. Faber, The Precious Blood, 1868)

lunes, 22 de agosto de 2022

22 DE AGOSTO: FIESTA DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


La primera vez que San Lucas nos habla del Corazón de la Virgen es durante la noche del nacimiento de nuestro Redentor. Ese momento de intimidad celestial, esa primera vez que se cruzaron las miradas de amor infinito del hijo con la madre, así como la posterior adoración de los ángeles y los pastores al Dios hecho hombre; todo quedó impreso en Nuestra Señora, quien como tesoro valiosísimo “guardó todas estas cosas en su corazón para meditarlas.” (Lc. 2:19). Queda claro, pues, que si queremos acceder de manera realmente profunda al inicio del misterio de nuestra Redención y llegar al nivel en donde únicamente se encuentra Dios, tenemos que hacerlo forzosamente a través del Corazón Inmaculado de María, pues sólo ahí se encuentran estos misterios. 

San Lucas nos habla a continuación de un pasaje dolorosísimo en la vida de Nuestra Señora: la profecía del Santo Simeón. Es aquí donde, nuevamente, se vuelve a mencionar su Corazón, ahora en boca del anciano profeta, quien después de alabar al niño que la madre llevaba en brazos y reconocerlo como el Hijo de Dios, le profetiza que por ese mismo niño su Corazón sería traspasado por una espada de dolor. ¿Cuál es esa espada de dolor? No es otra más que la Pasión y Muerte de su Hijo tan amado. Mucho antes de que llegara el momento de la Pasión, ella ya sufría interiormente la agonía terrible de saber que un día la violencia del dolor le arrancaría de los brazos al que era su vida, su amor, su todo; en pocas palabras, a Aquel que era su corazón.

Nuevamente, queda claro que Dios nos quiere dar a conocer el misterio de la Pasión de su Hijo sólo y únicamente a través del Corazón de María, pues es precisamente por medio de él que sabemos y conocemos que un día ese Dios hecho niño va a sufrir hasta la muerte y va a entregar su vida por salvar a sus criaturas. Comprobamos, una vez más, que los misterios más íntimos de la vida de Nuestro Señor Jesucristo se encuentran atesorados en el Corazón de su Madre. Tenemos por fuerza que acudir a él si es que queremos conocer realmente en todo su esplendor al que es nuestro Redentor, y llegar a decir con el Apóstol San Pablo: “No me precio de conocer otra cosa más que a Jesucristo, y a éste crucificado.” (1 Cor. 2:2).

Por último, San Lucas nos habla de la pérdida del Niño Jesús. Después de tres días de angustiosa búsqueda, San José y la Virgen encuentran al Niño en el templo, en medio de los doctores. Movida por el profundo dolor que le habían ocasionado esos tres días de soledad, Nuestra Señora le hace un reproche amorosísimo: “Hijo, ¿por qué te has portados así con nosotros?”  Y la respuesta que recibe podría sonarnos a primera vista un poco dura: “¿Por qué me buscabas? ¿No sabías que es preciso que me ocupe de las cosas de mi Padre?” Pero lo que nos dice a continuación San Lucas es que al no comprender del todo esta respuesta, la Madre guardó estas palabras en su corazón para meditarlas. Y es aquí donde entendemos por qué Nuestro Señor responde así.

Todo se reduce nuevamente al Corazón de María. Es a través de él que Jesús nos hace saber que Él es el hijo de Dios, que ha venido aquí a llevar a cabo una misión redentora, que lo único importante es cumplir la voluntad de su Padre, glorificarlo y, al mismo tiempo, liberarnos de la esclavitud del demonio. Es en este Corazón donde depositó todos estos misterios y es ahí donde debemos ir para poder conocerlos.

sábado, 20 de agosto de 2022

LA MUJER por Gilbert K. Chesterton


“En su hogar, una mujer puede ser decoradora, cuentacuentos, diseñadora de moda, experta en cocina, profesora... Más que una profesión, lo que desarrolla son veinte aficiones y todos sus talentos. Por eso no se hace rígida y estrecha de mente, sino creativa y libre. Esta es la sustancia de lo que ha sido el papel histórico de la mujer. No niego que muchas han sido maltratadas e incluso torturadas, pero dudo que jamás hayan sido torturadas tanto como ahora, cuando se pretende que lleven las riendas de la familia y, al mismo tiempo, triunfen profesionalmente. No niego que antes la vida era más dura para las mujeres que para los hombres. Por eso nos descubrimos ante ellas.

Es la misma Naturaleza quien rodea a la mujer de niños muy pequeños que requieren que se les enseñe, no cualquier cosa, sino todas las cosas. Los bebés no necesitan aprender un oficio, sino que se les introduzca a un mundo entero. El niño es un ser humano capaz de hacer todas las preguntas posibles, y muchas de las imposibles. Si alguien dice que responder a ese niño insaciable es una tarea agotadora, tiene razón. Si dice que es un cometido desagradable, admito que puede ser tan desagradable como el de un cirujano o un bombero. En cambio, cuando la gente dice que esa tarea femenina no sólo es cansada, sino trivial y odiosa, se me hace imposible entender lo que quieren decir. Si odioso significa insignificante, descolorido e intrascendente, confieso que no lo entiendo. Porque decidir y organizar casi todo; ser ministro de economía que invierte y compra ropa, libros, sábanas y pasteles; ser Aristóteles que enseña lógica, ética, buenos modales e higiene... Todo esto puede dejar a una persona exhausta, lo que no puedo imaginar es cómo podría hacerla estrecha y limitada.

La manera más breve de resumir mi postura es afirmar que la mujer representa la idea de salud mental, el hogar intelectual al que la mente ha de regresar después de cada excursión por la extravagancia. Corregir cada aventura y extravagancia con su antídoto de sentido común no es —como parecen pensar muchos— tener la posición de un esclavo. Es estar en la posición de un Aristóteles o de un Spencer, es decir, poseer una moral universal, un sistema completo de pensamiento. Una mujer así tiene que hacer muchos equilibrios para arreglar y resolver casi todo, para adaptarse a lo que haga falta. Y hacer equilibrios puede ser propio de personas cobardes, que se arriman al más fuerte. Pero también define a las personas de carácter noble, que siempre se ponen al lado del más débil, como el regatista que equilibra un velero sentándose donde se necesita su peso. Así es la mujer, y su oficio es generoso, peligroso y romántico. Su carga es pesada, pero la humanidad ha pensado que valía la pena echar ese peso sobre las mujeres para mantener el sentido común en el mundo”.

Gilbert K. Chesterton, “Mujeres torturadas”, La mujer y la familia.

jueves, 18 de agosto de 2022

URGENTE ORACIÓN


San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la ruina y perdición de las almas. Amén.

martes, 16 de agosto de 2022

"ID AL FUEGO ETERNO"


"El infierno existe, señores. Lo ha dicho Cristo. Poco importa que lo nieguen los incrédulos. A pesar de esa negativa, su existencia es una terrible realidad. Pero es conveniente que avancemos un poco más y tratemos de descubrir lo que hay en él. El catecismo, ese pequeño librito en el que se contiene un resumen maravilloso de la doctrina católica, nos dice que el infierno es “el conjunto de todos los males, sin mezcla de bien alguno”. Maravillosa definición. Pero hay otra forma más profunda todavía: la que nos dejó en el Evangelio Nuestro Señor Jesucristo en persona. Es la misma frase que pronunciará el día del Juicio final: “Apartaos de Mí, malditos, id al fuego eterno”. En esta fórmula terrible se contiene un maravilloso resumen de toda la teología del infierno".

P. Royo Marín


lunes, 15 de agosto de 2022

LA ASUNCION DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

 


CATECISMO MAYOR DE SAN PÍO X

161. ¿Qué celebra la Iglesia en la fiesta de la Asunción? 

En la fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen, la Iglesia celebra el fin de la vida mortal de la Virgen María y su gloriosa Asunción al cielo.

162. ¿Subió también con el alma el cuerpo de la Santísima Virgen? 

-Es dogma de fe, definido por el Papa Pío XII, que juntamente con el alma fue llevado también al cielo el cuerpo de la Santísima Virgen.

163. ¿A qué gloria ha sido ensalzada la Santísima Virgen en el cielo? 

-La Santísima Virgen ha sido ensalzada sobre todos los coros de los Ángeles y sobre todos los Santos del Paraíso, como Reina de cielo y tierra.

164. ¿Por qué la Virgen ha sido ensalzada en el cielo sobre todas las criaturas?

 - La Virgen ha sido ensalzada en el cielo sobre todas las criaturas porque es Madre de Dios y la más humilde y santa de todas las criaturas.

165. ¿Qué hemos de hacer en la solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen? 

- En la solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen: 1°, hemos de alegrarnos de su gloriosa Asunción y exaltación; 2°, reverenciarla como Señora y Abogada nuestra para con su divino Hijo; 3°, pedirle nos alcance de Dios la gracia de llevar una vida santa y la de prepararnos de tal manera a la muerte que merezcamos su asistencia y protección en aquella hora, para tener parte en su gloria.

166. ¿Cómo podemos merecer la protección de la Santísima Virgen? 

-Podemos merecer la protección de la Santísima Virgen imitando sus virtudes, especialmente la pureza y humildad.

167. ¿Deben también los pecadores confiar en el patrocinio de la Santísima Virgen? 

- También los pecadores deben confiar muchísimo en el patrocinio de la Santísima Virgen, porque es Madre de misericordia y el refugio de los pecadores para recabarles de Dios la gracia de la conversión.

viernes, 12 de agosto de 2022

¿RIGIDEZ OPRESIVA?


 

Dirigiéndose a los participantes de la “Jornada de la familia” realizada en marzo de 1952, decía el Papa Pío XII:

[...] La «nueva moral» afirma que la Iglesia, en lugar de fomentar la ley de la libertad humana y del amor e insistir en cierta dinámica digna de la vida moral, hace hincapié, casi exclusivamente y con excesiva rigidez, sobre la firmeza e intransigencia respecto de las leyes morales cristianas, recurriendo frecuentemente al “están obligados” o al “no es lícito”, que tienen un excesivo sabor de humillante autoritarismo.

Pero al contrario, la Iglesia quiere —y lo destaca expresamente cuando se trata de formar las conciencias— que el cristiano sea introducido en las infinitas riquezas de la fe y de la gracia, de modo persuasivo, para que así se sienta inclinado a profundizar en ellas.

La Iglesia, sin embargo, no puede abstenerse de advertir a los fieles que estas riquezas no pueden ser adquiridas ni conservadas si no es al precio de precisas obligaciones morales. Una conducta diversa acabaría por hacer olvidar un principio fundamental, sobre el que ha insistido siempre Jesús, su Señor y Maestro. Él ha enseñado, precisamente, que para entrar al reino de los cielos no basta con decir: “Señor, Señor”, sino que debe hacerse la voluntad del Padre Celestial. Ha hablado de la “puerta estrecha” y del “camino angosto” que conducen a la Vida y ha añadido: “Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque muchos, os digo, pretenderán entrar y no lo lograrán”. Ha puesto, como piedra de toque y señal distintiva del amor a Él mismo, Cristo, la observancia de los Mandamientos. Igualmente al joven rico, que le interroga, Él le dice: "Si deseas entrar en la vida observa los mandamientos” y a la nueva pregunta: “¿Cuáles?”, responde: “¡No matar, no cometer adulterio, no robar, ni dar falso testimonio, honrar al padre y a la madre y amar al prójimo como a uno mismo!”. Él ha puesto como condición a quien quiera imitarlo, el renunciar a sí mismo y tomar cada día su cruz. Exige que el hombre esté listo para dejar por Él y por su causa cuanto tiene de más querido, como el padre, la madre, los propios hijos y, al fin, el último bien, su propia vida. Porque Él mismo afirma: “A vosotros os digo, amigos míos: no temáis a los que matan el cuerpo, porque no pueden hacer nada más. Temed más bien a Aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo al infierno”.

Así hablaba Jesucristo, el divino Pedagogo, que sin duda sabe mejor que los hombres penetrar en las almas y atraerlas a su amor con las infinitas perfecciones de su Corazón, “bonitate et amore plenum” [“pleno de bondad y amor”].

Y el Apóstol de las Gentes, San Pablo, ¿ha predicado acaso de otra manera? Con su vehemente acento de persuasión, revelando el arcano encanto del mundo sobrenatural, ha desplegado la grandeza y el esplendor de la fe cristiana, la riqueza, la potencia, la bendición y la felicidad encerradas en ella, ofreciéndola a las almas como digno objeto de la libertad del cristiano y meta irresistible de impulsos puros de amor. Pero no es menos cierto que también son suyas advertencias como estas: “Trabajad por vuestra salvación con temor y temblor”, y que de su misma pluma han brotado altos preceptos morales, destinados a todos los fieles, ya sean de inteligencia común o almas de elevada sensibilidad.

Teniendo, por tanto, como norma estricta las palabras de Cristo y del Apóstol, ¿no se debería decir más bien que la Iglesia de hoy está más inclinada a la condescendencia que a la severidad? De ahí que la acusación de dureza opresiva que hace la “nueva moral” contra la Iglesia, en realidad golpea en primer lugar a la misma adorable Persona de Cristo [...].

jueves, 11 de agosto de 2022

LA EDUCACIÓN DE LA MODESTIA DEBE INICIARSE DESDE LA NIÑEZ. QUIEN ENTONCES NO ADQUIRIÓ ESTA VIRTUD, DIFÍCILMENTE LO HARÁ DE JOVEN O EN LA ETAPA ADULTA


"PADRES CRISTIANOS:

El bien de nuestra alma es más importante que el de nuestro cuerpo; y tenemos que preferir el bienestar espiritual de nuestro vecino a nuestra comodidad corporal… Si cierta clase de vestido constituye una ocasión grave y próxima de pecado y pone en peligro la salvación de su alma y de la de los demás, es su deber dejarlo y no usarlo… Oh madres cristianas, si vosotras supierais qué futuro de ansiedades y penas, de vergüenza mal guardada que preparáis para vuestros hijos e hijas, dejando imprudentemente que ellos se acostumbren a vivir ligeramente vestidos y haciendo que pierdan su sentido de modestia, estaríais avergonzadas de vosotros mismas y temeríais el daño que os hacéis y el daño que estáis causando a estos niños, quienes el Cielo os ha confiado para que los crieis como cristianos.” 

(Pío XII a los Grupos de Mujeres Católicas Jóvenes de Italia)

miércoles, 10 de agosto de 2022

CERRARÁN SUS OÍDOS A LA VERDAD

«Predica la palabra de Dios con toda fuerza y valentía, insiste con ocasión, y sin ella; reprende, ruega, exhorta con toda paciencia, y DOCTRINA. Porque vendrá tiempo en que los hombres no podrán sufrir la SANA DOCTRINA, sino que, teniendo una comezón extremada de oír doctrinas que lisonjeen sus pasiones, recurrirán a una caterva de doctores propios para satisfacer sus desordenados deseos, cerrarán sus oídos a la verdad, y los aplicarán a las fábulas. Tú, entretanto, vigila en todas las cosas, soporta las aflicciones, desempeña el oficio de evangelista, cumple todos los cargos de tu ministerio, vive con templanza.» 

(II Tim 4,2-5)


martes, 9 de agosto de 2022

DESPEGARSE DE LOS AFECTOS TERRENOS


"La gente del mundo que no conoce otros placeres que los terrenos, no concibe qué placer pueda gozarse al pie del altar en donde está la hostia consagrada; más para las almas que son amantes de Dios, las horas y los días enteros pasados delante del Santísimo Sacramento no son más que minutos: tan dulces son los goces que el Señor allí les da a probar.

   ¿Pero cómo podrían los mundanos gozar de estas dulzuras, ellos cuyo corazón y cabeza no están llenos sino de tierra? San Francisco de Borja decía que para que reinase en nuestros corazones el amor divino, era menester antes quitar de ellos la tierra; de otra manera, el amor divino, ni siquiera entra allí, porque no encuentra lugar donde estar. Cesad, dice David, y ved que yo soy Dios. Para percibir el sabor de Dios y experimentar cuán dulce es para quien le ama, es menester quedar vacante, esto es, despegarse de los afectos terrenos. ¿Queréis encontrar a Dios? Desprendeos de las criaturas y lo encontraréis, decía Santa Teresa".

Cornelio Á Lápide


sábado, 6 de agosto de 2022

LOS ÁNGELES VAN CON NOSOTROS A MISA.


Ahí están ellos, de todos los coros angélicos, desde los más altos serafines hasta los ángeles custodios, para adorar a Dios.

La parte más importante de la misa es la Consagración, cuando la hostia y el vino se transforman en el verdadero cuerpo y sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

Y ¿tú piensas que el santísimo sacramento está ahí solito, en las manos del sacerdote?

Claro que no.

El sacrificio de la misa es asistido por el Espíritu Santo y, en el momento de la consagración, miríadas de ángeles están presentes para adorar a Dios. Ahí están ellos, de todos los coros angélicos, desde los más altos serafines hasta los ángeles custodios.

Donde está Dios, están los santos ángeles también.

Consideremos esto al ir a misa: estamos frente a Dios, en presencia real, y lo adoramos junto con todos sus santos ángeles.

Nosotros somos la Iglesia, la asamblea de los hijos de Dios, ¡el Reino de Dios!

Bendito sea Dios en el santísimo sacramento del altar.


miércoles, 3 de agosto de 2022

EL TEMOR A LA BONDAD Y EL TEMOR A LA VERDAD


Por Mons. Fulton J. Sheen

La gente teme a Dios porque es la Divina Verdad; ese temor les hace pasar la vida en la mediocridad, en la indiferencia y falta de fe. San Pablo mencionó esto escribiendo a los Gálatas: “¿Me he creado enemigos entre vosotros por decir la verdad?”(Gál. IV, 16). Hay una diferencia entre nuestro alejamiento de Dios por ser la Bondad y por ser la Verdad.

La Bondad es temida, pero no puede ser plenamente odiada, porque incluso al rechazar la perfecta Bondad aún se ama un bien imperfecto; el temor es suscitado porque sospechamos que el Bien máximo de Dios apartará de nosotros algunos bienes menores, a los que amamos.

Pero la Verdad no es tanto temida cuanto es odiada, porque es hiriente y repugna al ego.

El hombre, incapaz de soportar lo que se llama la “terrible verdad” acerca de sí mismo, concibe un odio contra la verdad misma. Aun cuando disfrace esa actitud con el aparente paliativo de agnosticismo, o con la desesperación que siempre sigue a la arrogancia, y con el violento cinismo y el odio de toda la vida, ese hombre huye de la verdad por el temor de las exigencias que pueda hacerle.

La verdad puede ser odiada por cualquiera de estas tres razones:

A causa de nuestro orgullo intelectual, que se niega a admitir que una posición, una vez adoptada puede ser falsa. (…) Con el tiempo esto lleva al prejuicio y al empecinamiento irrazonado, lo que ciega a la mente respecto de la Verdad, mediante el odio.

También se puede odiar a la verdad porque su aceptación requeriría que abandonáramos nuestros malos caminos. Así como el alcohólico odiará a la verdad de que el alcoholismo ha arruinado su salud, y por lo tanto debe dejarlo, así se puede odiar a la verdad que se halla en Cristo, en su Iglesia, porque exige un modo de vida contrario al modo adoptado de pecado y disolución.

También se puede odiar a la verdad cuando implica que otra Mente conoce la verdad de nuestras faltas, y no puede ser engañada por el falso exterior de piedad con que se engaña al mundo. Esto explica por qué tanta gente odia la doctrina del Juicio Final o se niega a creer en el Infierno como lugar de castigo. La verdad de Dios que conoce lo que realmente son, les repugna tanto que sus mentes son capaces de construir un credo personal, descabellado, que esté de acuerdo a sus alocados modos de vida. El bien nunca niega la verdad del Infierno, pero el mal lo hace frecuentemente a fin de aquietar su intranquila conciencia.

En todos los casos mencionados la Verdad es odiada porque el egoísta desea ser ley en sí mismo, y eludir así la responsabilidad, o también porque desea continuar una vida equivocada y errada que la Verdad condena, o también porque desea que nadie más sepa la verdad acerca de él.

Ninguno querrá admitir, con palabras explícitas, que teme a la Bondad u odia a la Verdad, porque ambas son admirables en sí mismas para todos nosotros. Pero la mente recurre a racionalismos para justificar su rechazo de lo verdadero. Todas las personas no religiosas o antirreligiosas son escapistas; temerosas de inquirir, de buscar la Verdad o de seguir la virtud, racionalizan su escapismo mediante la indiferencia o la burla, el ridículo o la persecución.

La forma más popular de cubrir el odio a la Verdad y el temor de la Bondad consiste en la indiferencia, que todos los “cerebros” denominan agnosticismo, negando que exista la Verdad. Con una cultivada indiferencia respecto de la distinción entre verdad y error, anhelan tornarse inmunes de toda responsabilidad en lo que hace al modo cómo viven. Pero la negación estudiada a distinguir entre justo e injusto, en realidad de verdad no es indiferencia o neutralidad: es una aceptación de lo injusto, de lo erróneo.

La burla y el ridículo de la religión forman otro medio mediante el cual el temor de la Bondad y el odio de la verdad dentro de nuestro corazón, son proyectados a la Bondad y a la Verdad existentes fuera de nuestro corazón. Las personas virtuosas, piadosas y religiosas frecuentemente son ridiculizadas y mofadas en las oficinas y fábricas. Rebajando la bondad de los demás, esos burladores esperan justificar su propia carencia de bondad.

Pero el que se mofa de la Bondad o la Verdad Divinas, ya ha desenraizado a las mismas de su propia alma. Todavía sobrevive la posteridad de Herodes: Al verse confrontados con una Verdad que acusa, calman sus conciencias cubriendo a Cristo con una túnica de loco. El mal no puede soportar la visión de la Bondad, porque es un juicio de culpabilidad, un reproche para la maldad que no se arrepiente, por eso siempre al hallarse con ella quiere envilecerla y abusar de la misma. Búsquese la religión que es perseguida por el espíritu mundano y se hallará así la religión Divina. Si Nuestro Señor no hubiera sido la Bondad perfecta nunca hubiera sido crucificado.

El tercer tipo de “escapismo” o huída de la Verdad, es el ateísmo, tan violento en su odio que si pudiera destruiría a la Verdad y a la Bondad. Hasta el siglo presente sólo se negaba de un modo general uno u otro aspecto de la verdad, a un mismo tiempo; ahora se hace oposición a la Verdad total. Se ha cumplido la advertencia del Señor: “VENDRÁ UN TIEMPO EN QUE TODO EL QUE OS CONDENE A MUERTE PROCLAMARÁ QUE ESTÁ REALIZANDO UN ACTO DE CULTO A DIOS” (Juan XVI, 2). 

Estar en pecado y temer al pecado puede ser un camino hacia la Bondad; pero estar en pecado y temer a la Bondad y odiar a la Verdad, es demoníaco. San Agustín, quien durante su juventud luchó contra la Verdad Divina, conoció por qué hay hombres que odian a la Verdad, puesto que él la odió durante tantos años y su respuesta es la siguiente:

Los hombres aman a la Verdad cuando ella ilumina, la odian cuando la misma reprueba. Aman a la Verdad cuando se descubre dentro de ellos, y la odian cuando los descubre a ellos. De ahí que ella haya de pagarles, que a ellos, quienes no querrían ser manifestados, contra su voluntad los haga manifiestos, y se vuelva manifiesta a ellos. Sí, de ese modo la mente del hombre, ciega y enferma, alocada y mal favorecida, desea ser ocultada, pero no lo logrará.

Es dable preguntar si en toda la literatura hay un ejemplo más claro de cómo los hombres temen a la Bondad y odian a la Verdad que en la historia de Juan el Bautista. Nuestro Señor alabó la bondad de Juan, diciendo: “Entre los nacidos de mujer nadie es superior a Juan el bautista” (Lucas, VII, 28).

Un día ese hombre bueno fue invitado a hablar en la corte de Herodes, ante una audiencia de gente rica, con muchas personas divorciadas y muchas casadas otra vez. El sermón fue breve: señalando con un dedo al Rey, el Bautista profirió con voz de trueno esta verdad: “No está bien que vivas con la mujer de tu hermano”. Un minuto después Juan estaba encadenado. Pocos meses más tarde, intoxicado Herodes por el vino y por las sensuales danzas de Salomé, prometió a su hermosa hijastra que le concedería cualesquiera cosa le pidiese, y aconsejada por su madre le dijo Salomé: “Dame la cabeza de Juan el Bautista”. El mal siempre matará a la bondad cuando ésta se ha convertido en reproche.

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martes, 2 de agosto de 2022

LA VERDADERA CONCEPCIÓN EVANGÉLICA DE LA POBREZA

La pobreza que elogia el evangelio no es tanto la efectiva carencia de bienes cuanto la inexistencia de apego a las riquezas. Yo puedo vivir miserablemente, falto de casi todas las cosas, y estar fuertemente adherido a lo poco que tengo, deseando cada vez más. Al contrario, puedo vivir haciendo buen uso de las cosas que están, sí, a mi alcance y que, sin embargo, no se me pegan al corazón.

Además de esta concepción evangélica de la pobreza resulta preciso considerar también el modo como la virtud de la justicia debe presidir nuestra relación con los bienes. El cuidado más delicado debe reinar, para que no caigamos en la tentación de apoderarnos arbitrariamente de lo ajeno.

El séptimo mandamiento («no robarás») nos manda que se respete la hacienda ajena, que se pague el jornal justo que se guarde la justicia en todo lo que mira a la propiedad de los demás. Al que ha pecado contra el séptimo mandamiento no le basta la confesión, sino que debe hacer lo que pueda para restituir lo ajeno y resarcir los perjuicios.

El décimo mandamiento («No codiciarás los bienes ajenos»), nos prohíbe el deseo de quitar a otros sus bienes y el de adquirir hacienda por medios injustos. Dios prohíbe los deseos desordenados de los bienes ajenos porque quiere que aun interiormente seamos justos; que nos mantengamos siempre muy lejos de las acciones injustas y que estemos contentos con el estado en que nos encontramos.

Y no creamos que todo esto es de poca importancia para nuestra salvación. Escribía san Pedro de Alcántara: «¿Qué responderás en aquel día, cuando te pidan cuenta de todo el tiempo de tu vida y de todos los puntos y momentos de ella?» (Tratado de la Oración y Meditación, 23).

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Invocamos a Santa María, Abogada nuestra y Refugio de los pecadores: Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Que nos enseñe a hacer uso de los bienes de este mundo de manera que sean medio y nunca obstáculo en nuestro camino hacia el Cielo.

Marcial Flavius - presbítero


lunes, 1 de agosto de 2022

DEJAOS LLEVAR POR EL ESPÍRITU DE DIOS


Epístola (Rom 8, 12-17):

Así pues, hermanos, somos deudores, pero no de la carne para vivir según la carne. Pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis. Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abba, Padre!». Ese mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios; y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo; de modo que, si sufrimos con Él, seremos también glorificados con Él.