domingo, 1 de mayo de 2011

JUAN PABLO II DECLARADO BEATO


“Con nuestra autoridad apostólica, concedemos que el venerable Siervo de Dios, Papa Juan Pablo II, de ahora en adelante sea llamado beato...en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, declaró Benedicto XVI e inmediatamente después la multitud presente en la Plaza San Pedro y los alrededores estalló en júbilo, aplaudiendo, cantando y agitando banderas de diversos países.

El rito de beatificación inició con la solicitud formal del cardenal Agostino Vallini al Papa de inscribir a Karol Wojtyla en el libro de los beatos. Posteriormente se dio lectura a la biografía oficial de Juan Pablo II, recordando los pasajes más importantes de su vida.

Inmediatamente después del pronunciamiento de la fórmula de beatificación por parte de Benedicto XVI el coro entonó un cántico litúrgico mientras dos religiosas llevaron ante el altar la reliquia del nuevo beato, una ampolleta con su sangre que fue extraída a Juan Pablo II en los últimos días de su vida por médicos del Hospital Niño Jesús de Roma.

En su homilía Benedicto XVI señaló: "Nuestro pensamiento se dirige a otra bienaventuranza, que en el evangelio precede a todas las demás. Es la de la Virgen María, la Madre del Redentor. A ella, que acababa de concebir a Jesús en su seno, santa Isabel le dice: «Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá» (Lc 1, 45). La bienaventuranza de la fe tiene su modelo en María, y todos nos alegramos de que la beatificación de Juan Pablo II tenga lugar en el primer día del mes mariano".


En más de diez siglos, es la primera vez que un Pontífice declara beato a su predecesor  inmediato, además en un tiempo récord (a seis años después de su muerte), simplificando el proceso al dispensar de los cinco años de espera que deben transcurrir tras la muerte del postulado, introduciendo, también, otra novedad: se le beatifica sólo por sus cualidades personales y no por su desempeño como Pontífice, como explicó el cardenal Amato. Se siguió asimismo la nueva normatividad, iniciada y dispuesta por Juan Pablo II, de exigir sólo un milagro (antes era requisito que fuesen dos). Finalmente Juan Pablo II fue declarado beato en el plazo en el que se estaría iniciando normalmente, apenas, el proceso de beatificación que generalmente dura muchos años, lo que marca un tiempo récord desde que se exclamó, tras su muerte, la exigencia de muchos fieles de que fuese declarado "santo súbito".

"SE CANONIZA LA PERSONA NO EL PONTIFICADO": ACLARA EL CARDENAL AMATO

El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, recientemente hizo referencia a las nuevas disposiciones al señalar terminantemente que se beatifica a la persona de Karol Wojtyla, no su pontificado, para responder así a las reservas que diversos grupos y personas (incluso de criterios antagónicos) presentaron ante la beatificación, aludiendo a sucesos del pontificado relativos al manejo de los escándalos sexuales o a las políticas ecuménicas. La causa de beatificación de Juan Pablo II no ha llegado a su fin por el impacto que ha tenido en la historia o en la Iglesia, sino por el modo en que vivió las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad, señaló el purpurado, manteniendo así la validez de que puedan ser analizados los actos del pontificado en sí mismo. Luego de esta aclaración, algunos aún expresaron dudas al propio cardenal Amato, quien también ha señalado: "Es cierto que la causa ha sido muy veloz. Sin embargo, ha tenido dos facilitaciones. La primera ha sido el hecho de que Benedicto XVI concedió enseguida la dispensa de los cinco años de espera prescritos. Por lo tanto, la causa comenzó casi inmediatamente después de la muerte de Juan Pablo II. La segunda ha sido una suerte de vía preferencial: habiendo tenido la derogación, la causa se encontró sin una lista de espera delante, por lo que pudo proceder sin el impedimento de otros procedimientos en curso. La diligencia, que ha sido máxima, ha estado unida con una gran solicitud, una gran profesionalidad por parte de la postulación".

EL LUNES CONCLUIRÁN LA CELEBRACIONES

Las celebraciones concluirán este lunes con una misa en honor de Juan Pablo II que se celebrará en la Plaza de San Pedro de Roma a las 10:00 a.m. y será presidida por el Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone.

Durante este lunes los peregrinos podrán continuar visitando los restos del difunto pontífice y no se cerrará la basílica de San Pedro "hasta que no haya pasado el último peregrino", según confirmó el padre Federico Lombardi. En cualquier caso, la basílica permanecerá cerrada durante las dos horas que dure la ceremonia.

BEATIFICACIÓN

La beatificación es una sentencia no definitiva, que tiende a la canonización. La beatificación permite que se le tribute culto público de veneración a una persona con ciertas limitaciones y lugares. La veneración universal está reservada para los santos canonizados.

¿Qué es, pues, una «beatificación»? Es una primera respuesta oficial y autorizada del Santo Padre a las personas que piden poder venerar públicamente a un cristiano que consideran ejemplar, con la cual se les concede permiso limitado para hacerlo. La fórmula se dice precisamente en respuesta a la petición hecha por el obispo de la diócesis que ha promovido el proceso. La «beatificación» no impone nada a nadie en la Iglesia. Pide, eso sí, el respeto que merece una decisión del Papa, y el que merece la piedad de los hermanos cristianos. Por esto la memoria de los beatos no se celebra universalmente en la Iglesia, sino solamente en los lugares donde hay motivo para hacerlo y se pide. Incluso en estos casos, excepto cuando se trata del fundador de una congregación, o de un patrono, o de la Iglesia donde está enterrado, la memoria es siempre libre y no obligatoria, para respetar el carácter propio de la beatificación.

La canonización, en cambio, es la declaración formal realizada por el Vicario de Cristo señalando que una persona está en el Cielo y goza eternamente de la visión beatifica, quedando así incluida en el catálogo de los santos, estableciendo que esta persona ha de ser honrada en toda la Iglesia entre los santos con piadosa devoción. Así, actualmente se dice que si todos los nuevos santos han sido beatos no todos los nuevos beatos serán necesariamente declarados santos (N. de la R.: es decir, canonizados), pues ésta facultad corresponde a una decisión del Romano Pontífice luego de un proceso particular.

Los santos canonizados son personas humanas que actúan como intercesores nuestros ante Dios y conservan su naturaleza humana, por ello no son adorados por los creyentes sino sólo reciben el culto de dulía, que es de veneración y son considerados un ejemplo de vida. Los milagros que por su medio se consiguen, en realidad es Dios quien los concede pero gracias a la intercesión del santo.

De lo anterior, se desprende que debe existir un ordenado culto a ellos, que de ninguna manera sustituye el culto de latría (adoración) debido a Dios.

En el caso particular de Juan Pablo II, el periodista Pedro Ferriz de Con recordaba recientemente que en una entrevista que le realizó, este Papa le señaló su deseo de hacerse muy, muy pequeño para que las multitudes en vez de verlo a él, siguieran y vieran a Cristo.

BENEDICTO XVI ES INVITADO A MÉXICO POR EL PRESIDENTE CALDERÓN

Entre los miles de asistentes a la ceremonia, estuvieron los cardenales mexicanos Norberto Rivera y Juan Sandoval Íñiguez, así como el presidente de la república mexicana, Felipe Calderón, quien dijo a S.S. Benedicto XVI: "Le traigo una invitación de lo mexicanos para que visite nuestro país, que en este momento sufre mucha violencia. Ellos le necesitan mucho, más que nunca...Estamos sufriendo".


Fuentes: Notimex, Rome reports, Panorama Católico, Catholic net, ACI, YouTube, etc.
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