sábado, 18 de junio de 2011

OPINIÓN: EL TORO DE LIDIA



Amigos y enemigos tiene la fiesta de los toros. Suscita pasión lo mismo en sus aficionados que entre sus malquerientes. Por encima de todas las polémicas, empero, nadie podrá negar los valores de arte que hay en la tauromaquia, ni el gran legado artístico de que ha sido fuente lo mismo en la pintura y la escultura que en la poesía y la música. El torero, oficiante de un antiguo ritual, bailador solitario de una danza al filo de la muerte, está obligado a crear una obra de arte en el mínimo tiempo que le dan 15 minutos. Efímera es su obra, e inmortal al mismo tiempo. Queda nada más en la memoria -las películas y las fotografías no son la obra: son sólo la imagen de la obra-, pero ahí, en la memoria, permanecen el toro y torero como estatuas que duran un instante, un irrepetible instante. Las grandes faenas de los insignes diestros se siguen recordando como si aquí y ahora estuvieran sucediendo. Yo amo la fiesta de los toros. La amo porque amo al toro, su principal protagonista. Si no hubiera corridas, ese hermoso animal desaparecería, pues su razón de ser está en la lucha. No es que la humana necesidad lo haya enseñado a tener crueldad, como escribió maravillosamente, pero erradamente, don Pedro Calderón de la Barca. Embestir, atacar, está en la naturaleza del toro; es parte de su instinto. La pinturera imagen del astado que en su dehesa se lanza contra el tren en marcha es algo más que una metáfora. De mí yo sé decir que si por algún extraño avatar me viera convertido en toro, preferiría morir en el ruedo, bajo la deslumbrante luz del sol, entre olés y músicas y aplausos, mi nombre quizá inmortalizado por la faena de un artista, en vez de sufrir adocenada muerte anónima en la sordidez de un rastro. (Esto da material para la reflexión: los toros que se lidian en las plazas tienen nombre; los que van al matadero no). Además en el ruedo tendría yo una posibilidad; una quizá entre 100, pero posibilidad al fin: la de salir indultado de la plaza para volver luego al cortijo a vivir vida de sultán de harén. En cambio el fin seguro que para los toros de lidia quieren los enemigos de la tauromaquia -entre los cuales, quiero imaginar, no hay abundancia de vegetarianos- es el destino sin nobleza de la matanza colectiva. Milanesas sí, arte no. Sirva al menos la casta y la fiereza de esos hermosos bovinos para crear tesoros de arte y gloria en esa atávica cita, que tiene la misma edad del animal y el hombre, donde se simboliza la lucha entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal, entre Eros y Thánatos, entre la desbordada fuerza del bruto y la afinada inteligencia humana. Por eso comparto la admiración de Vargas Llosa por la torería; aplaudo por eso la gallarda defensa que hace él de la fiesta. También por eso gozo los deslumbramientos taurinos de Goya y de Picasso, de Alberti y Lorca, de Lara y de Penella; de todos aquellos, en fin, que en la pintura, el bronce, las letras y la música han buscado inspiración en la liturgia y el arte de torear. 

Ahora la fiesta sufre amenazas de politiquería. La prohibición de las corridas en Cataluña fue más cosa de política -nacionalismo extremo: ¡cuántas necedades se cometen en tu nombre!- que de un sincero propósito de salir por los fueros de "los derechos de los animales". La ley ahí no ha prohibido algunas formas regionales de entretenimiento con los toros, algunas de mayor crueldad y donde el toro no es objeto de respeto, sino de escarnio y befa. No todo, sin embargo, es interesada simulación de piedad con miras de política. En abril de este año, Francia, que ciertamente no es un país de irracionales, inscribió la tauromaquia en la lista de los bienes que forman su patrimonio cultural inmaterial. En otros países -España y México entre ellos, desde luego- hay ya iniciativas tendientes a conseguir el mismo reconocimiento a su honda tradición taurina, que es parte de su cultura y su legado artístico. Apoyaré ese esfuerzo, pese a las diatribas de los enemigos de la fiesta, que suelen ser más virulentos y agresivos que el más encendido aficionado. Lo apoyaré porque pienso que defender la fiesta de los toros es pugnar por la conservación de una de las más bellas especies animales que en el mundo existen: el toro de lidia... FIN.


Ver video:


 Autor: Catón. Título original: Toro de lidia.
Fuente: Reforma.
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7 comentarios:

  1. Sin la tauromaquia esta bella especie ya hubiera desaparecido. El toro vive una vida de rey en el campo bravo. Se llenan los ojos de belleza y el espíritu de admiración sólo de verlo en su habitat.

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  2. Excelente artículo y el video con la música de Ravel está buenísimo, que maravilla.

    A lo mejor tu sabes tío, en algún artículo leí que la Iglesia -no recuerdo la fecha- se expresó respecto a la fiesta brava y los comentarios no eran nada buenos. De hecho creo que no se les podía dar cristiana sepultura a quienes murieran en la faena. Sabes algo al respecto???

    Saludos a todos tío.

    Coche

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  3. señores de catolicidad:

    sigo cada día sus publicaciones que considero muy interesantes y edificantes; no obstante, en esta ocasion me veo obligado a escribirles para señalarles el error que cometen al salir en defensa de un espectaculo tan barbaro e inhumano como éste. pueden ustedes sacar toda la lirica que quieran para dornar con jirones de poesia la prosa con que pretenden hacer apologia de la crueldad sin razon, de la tortura de un animal que muere desangrado lentamente para diversiond e las masas, como otrora sucediera en el circo romano.

    me extraña mucho que se inclinen por esta pendiente.

    normalmente recomiendo a mis amigos la lectura de este blog. lamento reconocer que entradas de este tipo me hacen ver que quiza cometo un error.

    no pueden ustedes darse el lujo de filtrar en tre grandes artiuclos éste de tan bajo linaje.

    estoy estupefacto,

    se les fueron las luces.

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  4. “In dubiis libertas, in necesariis unitas, in omnia charitas”, "En la duda (en lo opinable) libertad, en lo necesario unidad, en todo caridad". Con esta sentencia de San Agustín se ponía fin a una larga discusión sobre los márgenes de acción intelectual que los cristianos teníamos dentro de la Iglesia.

    ¿Qué quiere decir esto? Que salvo en materias que son dogmas de fe -es decir, son obligatorias siempre y en todo lugar para todos los católicos sin excepciones ni restricción, debemos creer aquello que la Iglesia nos manda creer y que el Santo Padre ha enseñado con las estrictas condiciones que supone su infalibilidad- tenemos libertad de opinar y pensar lo que sea siempre que nos mantengamos fieles en el espíritu a las dos fuentes de revelación que son las Sagradas Escrituras y la tradición.

    Si lo anterior atañe a opiniones en materia y aspectos de nuestra Iglesia, en otros temas que son más lejanos aún, la libertad de opinión es mayor, como es el tema de la tauromaquia.

    Precisamente -si se observa- el título lo señala: es una opinión. Y una opinión en ese sentido es tan respetable como las que existan en el sentido contrario. Tan es así que aquí hemos publicado también la suya. Cabe sólo aclarar que quienes son en verdad aficionados de la fiesta brava no son apologistas ni gozan de la crueldad, ni lo que se busca es ésta en sí misma. Aunque entendemos que lo anterior no resulte claro para quien está lejos de ella.

    No es tampoco nuestro propósito explicar en esta breve respuesta el sentido que esta fiesta encierra para el verdadero aficionado, pues no es un tema fundamental ni queremos imponer un criterio único en lo que como hemos dicho se trata de algo opinable.

    Comprendemos los criterios de los opositores a la tauromaquia. Tan es así que el papa San Pío V la condenó disciplinarmente pero su sucesor levantó las sanciones contra los toreros. Es pues un tema opinable y no contradicen la fe ninguna de las diversas posturas sobre ella (aunque subsiste la norma moral que condena el exceso desmesurado de un riesgo irresponsable en la actitud de algunos toreros). Dentro de quienes gustan del toreo, existen también criterios diversos, por ejemplo en Portugal la lidia no culmina con la muerte del astado.

    Además, como usted habrá podido notar, es un tema accidental (no es recurrente) dentro de la temática preponderantemente católica y doctrinal de nuestro blog, así que no creemos que ello -aunque sea a alguien de un criterio contrario- pueda llevarlo a dejar de recomendar nuestro sitio. Más aún si tiene toda la libertad también para expresar aquí sus puntos de vista en esta MATERIA OPINABLE, mismos que nos merecen todo el respeto.

    Tengamos todos el criterio amplio -en el buen sentido de la palabra- que debe existir, tal como lo explica San Agustín: "En lo opinable libertad, en lo necesario unidad, en todo caridad".

    Agradecemos su comentario
    Un abrazo en Cristo,
    Atte
    CATOLICIDAD

    P.D. Este comentario responde a la pregunta que formula también Coche.

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  5. En esto de tratar temas en materia opinable y buscar un criterio amplio, respetando profundamente a quien opine diferente, debo decir que han existido, existen y existirán muchos aficionados al toro entre la clerecía católica. Ciertamente se trata de eso: una afición, que como tal gustará a muchos (religiosos o seglares) y tendrá también sus muchos detractores.

    Podría mencionar varios aquí pero de momento quisiera recordar al famoso Padre Ramón Cué, S.J. (autor del extraordinario libro "MI CRISTO ROTO"). A los antitaurinos que quieran conocer otra óptica (no para convencerse o no, sino tan sólo para ampliar criterios, enriquecerse y comprender verdaderamente cómo piensan otros, porque la imágen que tienen de la afición muchas veces está muy deformada) podrían leer su bella obra "DIOS Y LOS TOROS".

    Como decía el Padre de la Torre sobre ese ensayo poético sobre el mundo taurino del Padre Cué:

    "Destacaría dos aspectos. El primero, está en la convicción demostrada con hechos y personas que la religiosidad del mundo de los toros no la ha tirado nadie, ni la secularización, ni el relativismo, ni el laicismo materialista. Todo hombre del mundo taurino tiene el nombre de Dios en su boca: Siempre, si Dios quiere. Existen excepciones que confirman la regla general. Pero son habas contadas.

    "El segundo, es cómo los hombres que están en el mundo taurino siempre portan una serie de estampas, medallas e insignias religiosas, que las llevan a donde torean. Todavía nadie, con la que está cayendo, ha puesto en cuestión la existencia de capillas en las plazas de toros, que es donde acuden los diestros antes de pisar el albero al comenzar el festejo".

    Concluyo con un poema del padre Cué, dedicado a Manolete y a la patrona de Linares, y firmado en 1971, dice así:

    Si yo en Linares toreo
    quiero hacer mi “paseillo”
    señora por tu paseo.
    Para cantarte el deseo
    -tarantos- de este estribillo:
    ¡Dame temple, gancho y raza,
    y yo me daré tal traza
    que haré regresar de lejos
    a Manolete a tu plaza
    Señora de Linarejos!"

    Va todo esto sin ningún ánimo de polemizar con los antitaurinos.

    Saludos afectuosos a todos (taurinos o no), con mi mayor respeto.

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  6. El día de hoy se inundó nuestro blog con múltiples comentarios antitaurinos desde diversos ángulos y puntos de vista. Naturalmente, tal número de respuestas viene promocionado por un grupo que combate la existencia de la fiesta brava. Con excepción de la de un comentarista anti-católico, agradecemos y respetamos las demás opiniones enviadas.

    Como ya explicamos en un comentario anterior, este post es un tema accidental (no es recurrente) dentro de la temática preponderantemente católica y doctrinal de nuestro blog. No es, pues, nuestra intención abrir este foro a una discusión entre amantes de la fiesta y opositores a la tauromaquia. Por lo mismo, los comentarios en este post quedan cerrados pues sabemos la polarización que esto genera y considerando, además, que no es un tema que sea fundamental para los objetivos de este blog. Agradecemos releer lo que explicamos ya en nuestro comentario del día 19 de junio de 2011, ya que se trata de un tema opinable y como tal, los diversos criterios son respetables. No le vemos caso alguno abrir aquí una polémica agria en un tema en el que cada quien puede tener su personal opinión.

    Seguros de que comprenderán nuestro criterio, agradecemos de antemano su comprensión.

    Atentamente
    CATOLICIDAD

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  7. A una lectora: En el comentario anterior se explicó que los comentarios para este post han quedado cerrados y se señala el porqué.

    Atte
    CATOLICIDAD

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