¿Por qué algunas personas sienten atracción por el mismo sexo? La pregunta plantea un dilema al lobby gay en su intento de marcar la agenda política y cultural. Si esa atracción es sobrevenida y obedece a una amplia diversidad de causas personales y familiares posteriores al nacimiento, tendrían que dar la razón a quienes proponen la posibilidad de su reversión, hoy satanizados como supuestamente homófobos. Si esa atracción tiene un origen genético, los homosexuales quedarían singularizados ya desde la vida intrauterina con un marcador ineludible que choca con la evidente finalidad biológica de perpetuación de la especie de la función sexual, algo que rompería con la idea de normalidad que se esfuerzan por difundir y favorecería la intolerancia de los homófobos reales.
domingo, 14 de agosto de 2016
¿EXISTE UN GEN HOMOSEXUAL? ¿ALGUIEN PUEDE NACER HOMOSEXUAL?
"COMO CIENTÍFICO PUEDO AFIRMAR QUE LA HOMOSEXUALIDAD SE HACE"
El doctor Jokin de Irala, médico e investigador de la Universidad de Navarra, explica que la exclusión de esta conducta del manual de enfermedades de la APA se realizó por simple votación. Cuestiona el hecho de que cualquier crítico al fenómeno es considerado homófobo.
El doctor de Irala, máster en salud pública y especializado en afectividad y sexualidad humana, señala en esta entrevista la necesidad de pasar al plano científico el debate sobre la homosexualidad. Afirma que ella es un desarrollo inadecuado de la identidad sexual y asegura que es posible el cambio de conducta de los que sienten atracción hacia las personas del mismo sexo.
-¿Existe evidencia científica de que se nace homosexual?
-Como científico diría que la homosexualidad se hace, no se nace, rotundamente. Hay que afirmar que efectivamente no existe ninguna evidencia científica que avale la teoría genética de la homosexualidad o que ella pueda ser innata. Especialistas en homosexualidad que trabajan en asociaciones científicas como la NARTH en EEUU (Asociación nacional de investigación y terapia de la homosexualidad) afirman que se trata de un desarrollo inadecuado de la identidad sexual. Por ello, deberíamos por lo menos aceptar que el debate científico sobre este tema pueda seguir existiendo.
-¿De dónde nace la corriente de pensamiento que afirma que es una opción sexual normal?
-Esto de que uno nace homosexual tiene su origen en los años 70, cuando los activistas de la homosexualidad en EEUU hicieron mucho lobby para que la APA, que es la Asociación Americana de Psiquiatras, quitara este tema del manual de clasificación de enfermedades. Entonces, lo que hicieron fue provocar una votación, y fueron a votar el 25 por ciento de los miembros, y allí salió un 69% a favor de retirar la homosexualidad de ese material. Que yo sepa, es el único ejemplo en la medicina donde algo se decide si es o no enfermedad por una votación simple de quienes asisten a una reunión. Imagínese que se haga una votación por la sociedad española de endocrinología votando a favor o en contra de que la obesidad es un problema de salud o no. Esto no tiene precedentes. Lo que hay que hacer es analizar el problema con estudios científicos.
-¿Se trata de una conducta que se puede modificar?
-Hay datos científicos, estudios publicados en revistas científicas que muestran que la homosexualidad sí se puede modificar con una terapia adecuada, incluso en EEUU hay asociaciones de ex gays. Muchos de ellos protestan porque dicen que estos grupos de activistas no dejan que se sepa que el cambio es posible. Y no solo no dejan que se sepa, sino que no admiten que alguien pueda libremente pedir ayuda. Así, por ejemplo, se tiene el caso de un juez de Lombardía (Italia) que ha declarado ilegal ayudar a un homosexual aunque te lo pida libremente. Esto es increíble. Es un atentado contra la autonomía del paciente.
-¿Y en qué se basan?
Señalan que la terapia es casi una tortura, traumática, con electroshock. Sin embargo, no tiene nada que ver con eso. El tratamiento es básicamente psicoterapia. Pero no se puede impedir que las personas elijan pedir libremente ayuda. Pero hay que decir que hoy se utiliza el término AMS para identificar a las atracciones por personas del mismo sexo, porque una cosa es que uno pueda tener atracciones por personas del mismo sexo y otra es que alguien, fruto de esas atracciones, acabe teniendo relaciones sexuales de tipo homosexual. El hecho de que uno tenga la atracción no significa que sea homosexual, en absoluto. De hecho, hoy en día, con al ambiente que hay, pro homosexual, con la cultura que hay, se tienen muchos casos de jóvenes que simplemente tienen una confusión y requieren de ayuda.
-¿Y cuáles serían las causas de esta conducta?
-Hay diversas posibles causas, pero parece ser que lo que más casos de homosexualidad está produciendo es una mala identificación con la figura del varón o de la mujer en la familia. Es muy común el paradigma de padre autoritario, pasivo, ausente en la vida de un varón que a lo mejor es sensible, perfeccionista. O una madre muy posesiva desde el punto de vista emocional. Eso es una de las mayores vías que lleva a la homosexualidad.
-¿Hay otras?
-Otra vía que está mezclada con esta es que ese varón, por ejemplo, sensible -y que no es nada malo que lo sea- , por esa sensibilidad los de su sexo lo rechacen en su colegio. Ese rechazo puede llevar a una baja autoestima como varón y, por consiguiente, cuando llegue a la pubertad, a una orientación homosexual. Otra vía es la conocida ambigüedad de la identidad sexual en el adolescente. Es normal que un adolescente, varón o mujer, pueda tener dudas de su identidad sexual, pero esa ambigüedad bien llevada, fortaleciendo la identidad masculina o femenina de los jóvenes, no genera problemas, lleva a la heterosexualidad. El problema actual es que eso está mal llevado y se le dice a ese joven que lo que tiene que hacer es salir del armario o del clóset.
-¿Hay problemas de salud ligados a esta conducta?
-Sí, la actividad sexual de tipo homosexual conlleva problemas de salud, algunos de los cuales son específicos. Además de los problemas asociados a la promiscuidad sexual y las infecciones de transmisión sexual, que también hay entre heterosexuales promiscuos, existen problemas asociados a la utilización de los órganos sexuales sin tener en cuenta que por su "diseño" están orientados a la complementariedad entre varón y mujer.
-¿Por qué a pesar de los datos científicos se sigue negando el problema?
-Hay muchas razones. La primera es que hay desinformación. Muchos profesionales no manejan estos datos y solo toman el manual de la APA. Luego están las ideologías. Los intereses económicos y también está la realidad del miedo. Hay profesionales que saben de esto, pero el precio que tienen que pagar al afirmarlo es muy caro. Si en España un psiquiatra pusiera una placa que es terapeuta de la homosexualidad, lo lógico es que le quemen el portal de su consultorio y puede quedar sin clientes.
-¿Dónde estaría el equilibrio?
-El equilibrio está en reinvindicar un respeto incondicional por toda persona con sentimientos homosexuales. Habría que compatibilizar ciencia con respeto a la libertad; debe de ser posible el debate científico con respecto al tema. Debe ser posible que yo como científico opine sobre la homosexualidad sin que se me llame homófobo solo porque tengo una postura contraria a las organizaciones gays.
-Hay también mucho de sentimiento en este tema...
-Efectivamente, por eso es necesario sacar este tema del sentimiento y del afecto. Hay gente que te dice: "Mi hijo homosexual es buena persona y yo le quiero". Y claro que sí, y está bien, pero eso no tiene nada que ver con lo que estamos diciendo. No es una cuestión de ser mala o buena persona, no es una cuestión de sentimiento. Tú puedes y debes amar mucho a tu hijo homosexual; ahora eso no quiere decir que no le puedas plantear que tu opinión es que tiene un problema y que además que tiene una solución posible. Es como si el debate sobre la diabetes fuera que los diabéticos son buenas personas, pues esto es llevar el debate a los sentimientos.
-Pero hay miedo a discriminar.
-Claro que la discriminación es una barbaridad, pero eso no quiere decir que tengan derechos a adoptar (N. de la R: la adopción no es un derecho universal para todos. Los adoptados sí tienen derecho a tener padre y madre, y los candidatos a ello deben cubrir ciertas condiciones. Ni siquiera todo heterosexual tiene derecho a adoptar), por ejemplo. No hay que mezclar, ese es otro problema. El problema es que hoy se intenta etiquetar de homófobo a cualquiera que simplemente no opine en la línea del homosexualismo político.
Jokin de Irala es Catedrático en Medicina Preventiva y Salud Pública. Máster en Salud Pública, Doctor en Medicina y Doctor en Salud Pública- Epidemiología. Investigador en educación sexual. Profesor y conferenciante. Jokin ha impartido conferencias a unos 80.000 jóvenes y adultos de distintos países. Por tanto, tiene una amplia experiencia en hablar a jóvenes, padres y educadores sobre la educación de la afectividad y de la sexualidad. Ha escrito diversos libros sobre estos temas.
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UN GAY ¿NACE O SE HACE? OCHO ESTUDIOS SOBRE GEMELOS MONOCIGÓTICOS ROMPEN LA IDEA DEL GEN HOMOSEXUAL
¿Por qué algunas personas sienten atracción por el mismo sexo? La pregunta plantea un dilema al lobby gay en su intento de marcar la agenda política y cultural. Si esa atracción es sobrevenida y obedece a una amplia diversidad de causas personales y familiares posteriores al nacimiento, tendrían que dar la razón a quienes proponen la posibilidad de su reversión, hoy satanizados como supuestamente homófobos. Si esa atracción tiene un origen genético, los homosexuales quedarían singularizados ya desde la vida intrauterina con un marcador ineludible que choca con la evidente finalidad biológica de perpetuación de la especie de la función sexual, algo que rompería con la idea de normalidad que se esfuerzan por difundir y favorecería la intolerancia de los homófobos reales.
Un reciente artículo de Lupo Glori en Corrispondenza Romana aborda la cuestión guiándose exclusivamente por los estudios científicos sobre los supuestos orígenes genéticos de la atracción por el mismo sexo:
Gay, ¿se nace o se hace? La fatídica pregunta acerca de la existencia de un presunto gen gay innato vuelve de vez en cuando, si bien hace tiempo que este interrogante ha recibido respuestas amplias e inequívocas. No hace mucho, la cuestión fue planteada de nuevo por una organización americana de ex gays llamada PFOX [Parents and Friends of Ex Gays and Gays, Padres y Amigos de Ex Gays y Gays], cuando a finales de 2014 promovió en Richmond, capital del estado de Virginia, una amplia campaña publicitaria para dar a conocer los datos científicos reales sobre la homosexualidad.
En particular, dichos datos hacen referencia a distintos casos de gemelos monocigóticos, perfectamente idénticos, que sin embargo difieren en sus tendencias sexuales. Existen por lo menos ocho importantes estudios científicos llevados a cabo sobre gemelos idénticos en Australia, los Estados Unidos y en Escandinavia durante los dos últimos decenios que demuestran que los homosexuales no nacen homosexuales.
Ninguna significación estadística
El doctor Neil Whitehead, que tras haber prestado servicio durante 24 años como investigador científico para el gobierno de Nueva Zelanda y haber trabajado para las Naciones Unidas y la Agencia Internacional para la Energía Atómica, desempeña hoy el cargo de asesor en algunas universidades japonesas, subraya el irrelevante papel de la genética en la elección de la orientación sexual, al afirmar: «Como mucho, la genética es un factor secundario». Los gemelos monocigóticos derivan de una única célula huevo fecundada, es decir, son nutridos en condiciones prenatales iguales y comparten el mismo patrimonio genético.
De aquí deriva que si la homosexualidad fuera una tendencia innata, establecida por los genes, dicha atracción debería ser idéntica en los gemelos monocigóticos. Como observa efectivamente el Dr. Whitehead: «Puesto que tienen ADN idénticos, deberían ser idénticos al 100%». Sin embargo, dicha hipótesis es desmentida por la realidad de los hechos que afirman que «si un gemelo idéntico tiene atracción por el mismo sexo, la posibilidad de que su gemelo tenga la misma atracción es sólo del 11% para los hombres y del 14% para las mujeres, aproximadamente». El Dr. Whitehead concluye, por lo tanto, excluyendo categóricamente que la homosexualidad pueda depender de factores genéticos: «Nadie nace gay. (…) Los factores predominantes que crean la homosexualidad en un gemelo idéntico y no en el otro deben ser factores post-parto».
Según este especialista, la atracción hacia el mismo sexo está determinada por «factores no compartidos», hechos que suceden a un gemelo pero no al otro, o por una reacción personal distinta ante un acontecimiento específico por parte de uno solo de los gemelos. La pornografía, los abusos sexuales, un ambiente familiar o escolar particular: todos ellos son elementos que pueden influir de manera distinta en uno de los gemelos respecto al otro. Un gemelo puede no ser capaz de interactuar socialmente como el otro gemelo, teniendo así una sensación de soledad que podría llevarlo a la necesidad de ser aceptado por un grupo de personas; y, en algunos casos, dicho grupo se convierte en una comunidad LGBT. De hecho, según el doctor Whitehead, «predominan estas respuestas individuales e idiosincrásicas a ciertos acontecimientos casuales o a factores ambientales comunes».
Estudios coincidentes
El primer estudio serio y profundo sobre gemelos monocigóticos fue llevado a cabo en Australia en 1991, seguido por otro gran estudio americano en 1997. Hoy, el instrumento principal para la investigación biomédica, según el especialista, son los registros nacionales sobre gemelos: «Los registros de gemelos son la base de los estudios modernos acerca de los gemelos. Ahora son muy amplios y existen en muchos países. Por el momento se está proyectando un gigantesco registro europeo del que formarán parte 600.000 miembros, pero uno de los más grandes actualmente en uso está en Australia, con más de 25.000 gemelos registrados».
En 2002, la pareja de sociólogos americanos Peter Bearman (Universidad de Columbia) y Hannah Brueckner (Universidad de Yale) publicaron un estudio (Opposite-sex twins and adolescent same-sex attraction [Gemelos de sexo contrario y atracción por el mismo sexo en adolescentes]) que incluyó a 5.552 parejas de gemelos de los Estados Unidos, evidenciando que la atracción por el mismo sexo entre gemelos idénticos era común sólo en el 7,7% de los hombres y el 5,3% de las mujeres. La misma investigación examinó el cambio de orientación sexual durante el curso de la vida, observando cómo la mayor parte de estos cambios, que tuvieron lugar por vía "natural" más que terapéutica, estaban dirigidos hacia una heterosexualidad exclusiva: el 3% de la población heterosexual afirmó haber sido en el pasado también bisexual u homosexual. Al final dichos datos hicieron emerger un dato curioso según el cual el número de personas que han cambiado su orientación sexual hacia una heterosexualidad total resulta más alto que la cifra actual resultante de sumar bisexuales y homosexuales. En otras palabras, concluye Whitehead, «los ex gay superan en número a los gays actuales».
De nuevo, la realidad le da con la puerta en las narices a la ideología. La loca y tendenciosa investigación de los activistas LGBTQ sobre la existencia de un codiciado gen gay que afirmaría la normalidad de la homosexualidad se debe detener bruscamente ante los indiscutibles datos concretos que certifican claramente que la homosexualidad no tiene nada de genético o natural. Más que de "gen gay" sería correcto haber de "virus gay"; de hecho, si nadie nace con el gen de la homosexualidad todos, y en particular las jóvenes generaciones, están en riesgo de ser contaminados por la ideología de género impuesta como diktat ético por la mentalidad cultural dominante.
Traducción de Helena Faccia Serrano (diócesis de Alcalá de Henares).
Fuente de ambos escritos: Katehon.
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