martes, 23 de junio de 2020

LA CRUZ EN EL MATRIMONIO


Según la tradición croata, cuando una pareja se prepara para casarse, en la Iglesia no les dicen que han encontrado a la persona perfecta. ¡No! En lugar de eso, el sacerdote les dice: "Has encontrado tu cruz. Es una cruz para amarla, para llevarla contigo, una cruz que no se tira sino que se atesora.”

En Herzegovina, la Cruz representa el amor más grande y el crucifijo es el tesoro de la casa.

Cuando los novios entran a la iglesia el día de su boda, llevan el crucifijo con ellos. El sacerdote bendice el crucifijo. Cuando llega el momento de intercambiar sus votos, la novia pone su mano derecha sobre el crucifijo y el novio pone su mano sobre la de ella, de manera que las dos manos están unidas a la cruz.

El sacerdote cubre las manos de ellos con su estola mientras proclaman sus promesas, según el rito de la Iglesia, de ser fieles el uno al otro, en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, hasta la muerte.

Acto seguido los novios no se besan sino que ambos besan la cruz. Los que contemplan el rito pueden comprender que si uno de los dos abandona al otro, abandona a Cristo en la Cruz.

Después de la ceremonia, los recién casados llevan el crucifijo a su hogar y lo ponen en un lugar de honor. Será para siempre el punto de referencia y el lugar de oración familiar. En tiempo de dificultad no van al abogado ni al psiquiatra sino que van juntos ante la cruz en busca de ayuda de Jesús. Se arrodillarán y tal vez llorarán y abrirán sus corazones pidiendo perdón al Señor y mutuamente. Van a dormir en paz en el Corazón porque han recibido perdón del único que tiene poder para salvar.

Los esposos enseñarán a sus hijos a besar la cruz cada día y a no irse a dormir como los paganos, sin dar gracias primero a Jesús. Saben que Jesús los sostiene en Sus brazos y no hay nada que temer.

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