lunes, 21 de diciembre de 2020

BUSCAD PRIMERO EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA 


 Asegurar el pan de cada día para su esposa e hijos: esa es la tarea más urgente de un padre. Oh! su tristeza cuando ve a los que ama consumirse porque no queda nada en el armario, ¡nada en el bolso! 

 Los hombres olvidan las palabras de Nuestro Señor Jesucristo: "Buscad primero el reino de los cielos y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura" (Mt 6,33). Valiente y leal, dale a Dios lo que tiene derecho a esperar de ti: todo tu esfuerzo personal, la obediencia que le debes como al Maestro Supremo, la confianza que el mejor de los padres merece. Entonces puedes contar con lo que esperas de él y que te ha prometido con estas palabras: “Mira las aves del cielo; mira los lirios del campo, y no te preocupes por el mañana ”(Mt 6, 26-34).

 Saber pedirle a Dios lo que necesitamos es el secreto de la oración y de su poder, y esta es otra enseñanza de San José. El Evangelio, es cierto, no nos dice expresamente cuáles fueron las oraciones que se hicieron en la casa de Nazaret. Pero la fidelidad de la Sagrada Familia a las prácticas religiosas se nos atestigua explícitamente, si alguna vez se necesita, cuando San Lucas (II, 41 y siguientes) nos dice que, según la costumbre, Jesús fue con María y José al templo de Jerusalén... Por tanto, es fácil, es dulce imaginarse a la Sagrada Familia en el momento de la oración. En el amanecer dorado o el crepúsculo púrpura en Palestina, en la pequeña terraza de su cabaña blanca, frente a Jerusalén, Jesús, María y José están de rodillas: como cabeza de familia. 

 Jefes de familia, reflexionen e imiten este ejemplo que hoy muchos hombres olvidan. En el recurso confiado a Dios encontrarás no sólo bendiciones sobrenaturales, sino la mejor garantía de este "pan de cada día" tan ansiosamente, tan laboriosamente y a veces tan vanamente buscado. Delegados y representantes del Padre que está en los cielos y "de quien toma su nombre toda paternidad en el cielo y en la tierra" (Ef 3, 15), pidan que les dé algo de su poder, como él les ha dado algo de su ternura, para llevar con dignidad la carga muy querida, pero a veces muy pesada, de las preocupaciones y cargas familiares. 

 S.S. Pío XII.

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