domingo, 29 de abril de 2012

INVITACIÓN A LA FELICIDAD por Alfonso Junco



Todos la buscamos; pocos la asimos. Hay un recio contraste entre lo universal de la persecución y lo excepcional de la conquista. Viva advertencia de que buscamos por donde no es.

Buscamos, a menudo, por el camino del dinero. Y el dinero puede contribuir, en cierta dosis, a la felicidad; pero no la constituye.

Cosa íntima, incoercible, inmaterial, que no puede comprarse ni venderse, la felicidad es asunto del alma. Y las felicidades más profundas -las del amor auténtico, las de la paternidad, las del goce estético, las del magnánimo sacrificio- son gratuitas e irreducibles a moneda.

No me cuesta nada este crepúsculo fastuoso, ni este embrujo musical, ni este decir sabroso de Cervantes, ni este beso de mi hija, ni este árbol que ennoblece la dulzura de la tarde, ni esta página de Chesterton, ni esta delicadeza de mi mujer, ni este verso que me está hechizando el alma, ni esta fruición inexpresable de la comunión con Dios. Todo lo más alto, lo más fino, lo más hondo, no puede adquirirse por dinero: gratuitamente se goza.

Fuente: Alfonso Junco. Del "Libro de la invitación". Cap. 2.
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