martes, 14 de mayo de 2013

EL ABORTISTA KERMIT GOSNELL DECLARADO CULPABLE DE ASESINATO

  • SE ENFRENTABA A 260 ACUSACIONES RELACIONADAS CON ABORTO E INFANTICIDIO
  • FUE ENCONTRADO CULPABLE DE TRES CARGOS DE ASESINATO EN PRIMER GRADO

El médico abortista Kermit Gosnell fue declarado culpable hoy de tres cargos de asesinato en primer grado por cortar la espina dorsal de bebés nacidos vivos durante abortos en su clínica en la zona oeste de Filadelfia. El juicio ahora entra en la fase de sentencia, para decidir si Gosnell será condenado a pena de muerte o a cadena perpetua. El veredicto fue anunciado horas después de que el jurado informara al juez que estaban ‘atascados’ en otros dos cargos.
13/05/13 
(Agencias/InfoCatólica) No quedó claro cuál de las más de 260 acusaciones en contra de Gosnell causaron el estancamiento. «El hecho de que estén detenidos en dos cargos significa que están considerando seriamente la evidencia. Es una indicación de su sinceridad», les dijo el juez Jeffrey P. Minehart a los jurados.

Los veredictos se han dado durante el décimo día de deliberaciones por parte de los miembros del jurado, que entraron en una tercera semana.

Gosnell, de 72 años, estaba acusado de cuatro homicidios en primer grado en relación a las muertes de los bebés identificados como A, C, D y E en la corte. Originalmente enfrentaba siete de estos cargos, pero el juez Minehart rechazó tres de ellos. Finalmente ha sido declarado culpable del asesinato de los bebés A, C y D.

Gosnell también estaba acusado de homicidio en tercer grado por la muerte de Karnaya Mongar, una mujer de 41 añosde Virginia que murió en 2009 tras recibir una sobredosis de droga durante un aborto en la clínica del acusado.

La clínica Women’s Medical Society, situada en el oeste de Filadelfia estuvo operativa entre 1979 y 2010, cuando fue clausurada a raíz de una queja relacionada con la prescripción ilegal de narcóticos y las autoridades descubrieron el tipo de operaciones que se realizaban allí.

Gosnell y su plantilla, parte de la cual no tenía certificación ni licencias, llevaron a cabo durante años abortos de embarazos en avanzado estado de gestación y emplearon tijeras para cortar la médula espinal de los bebés nacidos vivos.
Una vez dentro de la clínica, los investigadores encontraron fetos muertos y a varias mujeres en avanzado estado de gestación en espera de ser sometidas a abortos ilegales.

Los fiscales ya han señalado que pedirán la pena de muerte para Gosnell, en la siguiente fase del juicio que concluirá con su sentencia definitiva.

La investigación reveló que las pacientes de Gosnell, la mayoría inmigrantes y pobres, pagaban alrededor de 300 dólares por abortos realizados durante el primer trimestre de embarazo y entre 1.600 y 3.000 por los abortos que realizaba después de la 24ª semana de gestación, no amparados por la ley.

También se puso de manifiesto que, pese a la existencia de quejas contra Gosnell y su clínica durante más de 20 años, el médico nunca recibió una sanción oficial, por lo que fueron posteriormente relevados de su puesto seis funcionarios del Departamento de Salud de Pensilvania.


*Hoy también publicamos (haz click): ES DECLARADA SANTA LA MADRE LUPITA, UNA RELIGIOSA MEXICANA

7 comentarios:

  1. Jaja muy ilustrativos los "chistes"
    los voy a imprimir y poner en una cartelera.....
    muy buenos!!!!

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  2. A un lector: Aunque sean videos de denuncia preferimos no publicar el enlace que lleva a otro con videos eróticos. Estamos seguros comprenderá.

    Un abrazo en Cristo

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  3. Es una gran noticia que este tipo de actos inhumanos sea llevado ante la justicia y que se le imponga una pena ejemplar al culpable: la sociedad tiene que despertar y darse cuenta de la abominación que es el aborto, pues significa privar de la vida a los más inocentes. Como defensor de la causa de la Vida, me alegro porque muchos pequeños se habrán salvado de acabar igual.

    Sin embargo, como católico, no puedo decir lo mismo al leer que se le puede aplicar la pena de muerte, pese a la barbaridad que ha cometido. La Justicia ya cuenta con medios más que suficientes para que cumpla una pena ejemplar y nadie puede disponer de la vida, sino Dios. La pena de muerte no soluciona nada: a los niños abortados no los devuelve a la vida, y, en cambio, ahora se añade una muerte más, la del preso. Aunque haya cometido un acto inhumano con esos pequeños, eso no hace que deje de ser un hijo de Dios, como cualquiera de nosotros.

    Defender la causa de la Vida significa proteger la vida de los más débiles (niños, ancianos,...)y recuperar el sentido de la dignidad humana, pero no a costa de privar de ella a otros, por muy culpables que sean y aunque hayan cometido atrocidades.

    Como decía la beata Madre Teresa de Calcuta "hay que amar hasta que duela" y, aunque duela en el alma leer las crueldades que ha llevado a cabo, no puedo estar a favor de que se le quite la vida: el Señor ya lo juzgará en su momento de estos crímenes. Y, aunque cueste muchísimo, también por él hay que rezar para que no se pierda definitivamente, sino que se arrepienta sinceramente de todo y pueda reparar todo el daño que ha hecho.

    No sé que opinarán ustedes.

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    1. Dice el Catecismo Mayor de San Pío X:
      "415.- ¿Hay casos en que es lícito quitar la vida al prójimo? - Es lícito quitar la vida al prójimo cuando se combate en guerra justa, cuando se ejecuta por orden de la autoridad suprema la condenación a muerte en pena de un delito y, finamente, en caso de necesaria y legítima defensa de la vida contra un injusto agresor."

      O sea, en estricta teoría la Iglesia no considera intrínsecamente mala a la pena de muerte en todos los casos dictados por la justicia. Sería en contra de las enseñanzas de la Iglesia, el decir que la pena capital es per se inmoral, como algunos dicen y opinan. ¿Cuándo y en qué casos es lícita? Ha corrido mucha tinta analizándose esto como para dar una respuesta breve. Pero si éste fuera el único camino posible para defenderse eficazmente del agresor injusto de las vidas humanas podría utilizarse. En cambio, si los medios incruentos bastan para proteger y defender del agresor la seguridad de las personas, la autoridad se limitará a esos medios. La pena capital debe estar fundamentada por los requisitos del bien común y la justicia, y no por motivo de venganza. Además, el problema surge en la práctica y en la aplicación de un principio para casos muy excepcionales. Veamos porqué: El 68 por ciento de las sentencias de muerte dictadas en Estados Unidos desde 1973 hasta 1995 fueron revocadas debido a errores graves. Luego, una decisión errónea en este aspecto se vuelve en algo irreparable e irreversible. Ni que decir de una decisión mal intencionada -que tampoco es difícil- sobre todo cuando existen intereses políticos o personales que maquinen el fallo y cuando eso es posible porque la justicia es corruptible en tal sitio o sistema. Independientemente de todo esto, también es discutible hasta que punto sirve como elemento de disuasión de futuros crímenes. Muchos opinan que sí, en cambio otros sostienen que no, o al menos no tanto como se piensa. En fin que el tema de su aplicación EN LA PRÁCTICA (cuándo y en qué casos) es muy discutido y opinable. Y en estos aspectos creemos que es preferible errar de menos que de más (cuando es algo ya irreparable), pues hablamos de la vida de un ser humano.

      Por último, y más allá del tema sobre la pena capital, es necesario siempre tener presente que la procuración de la justicia, cuando verdaderamente lo es (no cuando pretende la satisfacción de un sentimiento negativo de venganza*), es un bien en sí mismo. Y sólo en este contexto deben establecerse y aplicarse todas las leyes.

      En este sitio se encuentra una interesante respuesta de un sacerdote: http://www.ewtn.com/spanish/preguntas/pena_de_muerte_posici%C3%B3n_del_Papa.htm

      De cualquier modo, e independientemente de lo que determine la Justicia de tal o cual país, el católico no debe odiar ni alegrarse del mal ajeno, sino al contrario, como bien señalas, hay que orar para que un criminal se arrepienta sinceramente por genuino amor a Dios y por dolor del mal hecho a otros, y pueda llegar a ser salvo; lo que es en sí mucho más importante que todo. No hay mayor caridad que procurar la salvación eterna del prójimo.

      Gracias por tus siempre interesantes comentarios.

      Un abrazo en Cristo
      Atte
      CATOLICIDAD

      *Nota: No olvidemos que en otros tiempos el término "venganza" muchas veces se entendía como sinónimo de castigo o pena justa, significado que en la actualidad casi se ha perdido en su totalidad para dar a entender una satisfacción que proviene del sentimiento del odio al procurar el mal -per se- a quien nos ha dañado.

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  4. Ex abortista convertida en líder pro-vida cuestiona a quienes piden la pena de muerte para Gosnell
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    Abby Johnson, quien hace pocos años dejó su trabajo como directora de una clínica abortista para convertirse en líder pro-vida, criticó la «hostilidad» de quienes piden la pena de muerte para el médico abortista Kermit Gosnell. «¿Qué es lo que merezco yo?», cuestionó Johnson en una columna publicada en su sitio web tras el veredicto del jurado que encontró culpable a Gosnell de haber asesinado a tres bebés nacidos vivos tras un aborto fallido. Gosnell les cercenó la columna vertebral.
    16/05/13

    (ACI/InfoCatólica) Johnson recordó que al abrazar la fe católica, eligió como su santa para el sacramento de la Confirmación a María Magdalena, pues sintió «una conexión inmediata con ella. Ella había pecado tanto… y fue perdonada en cantidades aún más grandes».
    «Ella sabía que ella no merecía el perdón… pero lo recibió de todas formas. Y debido a esto, ella se aferró a Cristo. Ella sabía que no era nada sin Él».
    Johnson señaló que ella también hizo su «parte de pecado. Y también he sido perdonada mucho más de lo que merezco».

    «No soy mejor que Kermit Gosnell», escribió la ahora líder pro-vida.
    «Abusé y traicioné a mujeres en la peor forma posible. Las convencí de matar a sus hijos. ¿Corté el cuello de los niños después de que nacieron? No. Pero fui una cómplice en el asesinato».
    Johnson recordó además que ella también abortó en dos ocasiones, «no porque fuera coaccionada. No porque no tuviera más información. Sino porque pensé que los niños serían un inconveniente para mi estilo de vida. Yo soy responsable por sus muertes, nadie más».

    «Así que cuando alguien habla sobre Gosnell y dice cosas como ‘los asesinos y la gente como él no merece respirar el mismo aire que yo’ o ‘espero que se queme en el infierno’, hiere un poco. Porque esa fui yo. Pero aún estoy aquí… respirando el mismo aire… e intentando pasar el resto de mi vida corrigiendo mis errores».

    Y esas palabras no solamente la hieren a ella, señaló, pues «hieren a otros como yo, también. Personas que han dejado la industria del aborto y que trabajarán cada día para recuperarse de sus pecados. Personas que aún están en la industria y piensan que serán rechazados por el movimiento pro-vida… quizás ellos nos buscarían si supieran que los aceptaremos».
    «Estoy siempre aterrorizada de que los trabajadores de las clínicas vean algunas de las palabras de los pro-vida. Me han dicho varios ex trabajadores que nunca vendrán directamente a nosotros con sus historias porque están tan atemorizados de cómo serán tratados por nosotros… por nosotros… el supuesto movimiento ‘cristiano’».

    sigue abajo..

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    1. viene de arriba...


      «Sé que algunos dirán ‘pero tú te arrepentiste, ahí está la diferencia’. Pero, ¿qué hubiera pasado si no lo hubiera hecho… no aún? ¿Qué hubiera sido si aún estuviera dentro de la industria del aborto? ¿Qué hubiera sido si aún fuera una cómplice de asesinato? ¿Qué pasaría si me tomara más tiempo darme cuenta de la verdad? ¿Merezco morir?», cuestionó.
      «La gente a la que me dirigí me aceptó, con todo y equipaje. Ellos sabían que era una persona destrozada, y me amaron de todas formas».
      «Fue Cristo quien me cambió. Fueron las palabras misericordiosas y compasivas de Su gente. No fue la condenación. No fueron las oraciones para que yo arda en el infierno. No fueron aquellos que me gritaban y me insultaban», señaló.

      La líder pro-vida advirtió que «el odio viene del infierno», mientras que «la misericordia viene de Cristo». «Cuando odiamos, no somos mejores que aquellos que matan», señaló y aseguró que espera «ansiosamente el día cuando pueda llamar a Kermit Gosnell un ex y arrepentido abortista».
      «¡Qué victoria tan celestial será esa! ¿Puede suceder? Si me dicen que no, entonces ustedes no conocen el Dios que yo conozco».

      Abby aseguró que «mi Dios está en el negocio de los milagros. Y mi Dios no quiere que nadie sufra en el infierno. Él quiere que todos sus hijos vengan a Él… sí, incluso aquellos de nosotros ‘monstruos’ que están o han estado en la industria del aborto».

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  5. Unas palabras muy emocionantes y que, viniendo de esta persona (que conoció de cerca y trabajó en la industria del aborto y hoy es una defensora de la Vida), tienen un valor muy grande.
    "Ama al pecador, no al pecado", es decir, condenar el crimen miserable y homicida del aborto (que es la repetición de lo que sucedió con Caín y Abel, con la frase que la responde a Dios cuando le pregunta dónde está su hermano, al que acababa de matar: No sé, ¿soy yo acaso el guardián de mi hermano?; porque, sabiendo que ese pequeño es tu prójimo, buscas un pretexto para que tu conciencia no te condene: "no es un ser humano", "no siente dolor", "es una parte de mi cuerpo y mi cuerpo es mío"). Es negar la evidencia científica, moral y religiosa de que ese pequeño es tan humano como tú, tan digno como tú y tan hijo de Dios como tú. El crimen siempre debe ser denunciado y el que lo comete cumplir la pena acorde a lo que ha hecho (protección de la sociedad frente a él), pero buscando que se arrepienta de lo que ha hecho, que pida perdón a sus víctimas (restaurando en la medida de lo posible el daño hecho)y que retome el buen camino.
    Pero Dios, nuestra realidad última, no quiere que ninguno se pierda y siempre está con los brazos abiertos para que el pecador acuda a Él y se convierta de corazón. Por eso, todo cristiano siempre tiene que estar dispuesto a perdonar y pedir para que el otro -aunque haya pecado gravísimamente- encuentre el perdón de Dios y se salve. Porque, si uno se mira a sí mismo, sólo puede preguntarse: ¿cuántas millones de veces a lo largo de nuestra vida no nos habrá perdonado Dios y de qué hechos tan graves?
    La conversión de Abby Johnson es el ejemplo de que para Dios nada hay imposible, pues hasta del corazón más endurecido puede sacar una conversión absoluta: recordemos el pasado del apóstol San Pablo antes de su conversión, persiguiendo a los cristianos. Y el bien que está haciendo Abby en favor de la vida de aquéllos a los que antes "persiguió para matarlos" es sencillamente increíble, fruto del amor que ha recibido de Aquél cuya misericordia no conoce límites.

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