lunes, 17 de agosto de 2015

¿QUE IBA A SER DE LOS NO NATOS EN ESTA VIDA?


DE LA VIDA REAL

Hace cinco años asistí a una ordenación sacerdotal. Después de la ceremonia una mujer vino hacia mí muy emocionada y me dijo:

“Padre, tengo que contarle algo: Cuando usted era un joven sacerdote yo escuché un retiro que usted había predicado en la catedral de Puerto Príncipe. En su sermón usted habló sobre el aborto. Dijo que las madres deben velar por sus hijos, pues “este hijo que quizás quieren destruir podría llegar a ser presidente de la República, sacerdote u obispo”.

En aquel momento yo llevaba un niño en mi seno y tenía la intención de abortarlo. Después de su sermón reflexioné mucho, y cambié de opinión a causa de sus palabras. Pues bien, aquel niño es uno de los sacerdotes que acaban de ser ordenados aquí. Sentí la obligación de agradecerle”.

Yo le respondí: “Demos gracias a Dios”.

Padre Eustache Saint Hubert.
PARA PONERSE A PENSAR...

5 comentarios:

  1. ABORTÓ LA VIDA DE LA GRACIA CON SU ASQUEROSO NATURALISMO!!!

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  2. Este testimonio me impresionó al punto de que se me aguaron los ojos, llevo un bebe en mi vientre, mi segundo hijo gracias a Dios y el solo hecho de pensar como se matan a diario muchos bebes con el aborto me da mucha tristeza e indignación.

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  3. Pero lo peor es ¡que los niños abortados no ven a Dios! Van al Limbo por no ser bautizados y tener el pecado original.
    Las madres no sólo asesinan el cuerpo de sus hijos sino que los privan de la visión beatífica, es algo demoniaco el aborto.

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    1. Y muchas madres no abortan el cuerpo pero los dejan nacer para que vayan al infierno porque no los educan en la Fe.

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  4. Al lector que no entiende lo que es el limbo: El limbo es un lugar de dicha y felicidad natural donde los niños no bautizados están luego de haber muerto. No hay sufrimiento ni existe la "venganza" que se inventa e imagina nuestro lector. Cierto que no se alcanza la visión beatífica (para alcanzarla se requiere la gracia santificante y la pertenencia a la Iglesia). Dios no está obligado a dar la visión beatífica a todos pues nadie la merecemos por nuestros propios méritos. La mera creación del hombre es un regalo inmerecido que otorga Dios. Y quienes ahí yacen (en el limbo) son felices, pues viven en una eterna dicha natural, como hemos ya señalado.

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