domingo, 1 de junio de 2014

DESTINO DE CRUZ

LAS OBRAS DE MISERICORDIA


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Escuchemos esta bellísima canción argentina en la voz de Marito que si bien fue escrita para la época navideña, tiene una vigencia plena en cualquier época del año. Sirva para hacernos reflexionar en la necesidad de ver por los que poco o nada tienen y cuestionarnos con sinceridad qué hacemos por ellos. Siempre habrá algo en que se pueda ayudar, sin importar nuestra condición social ni nuestros haberes.

Dice Cristo: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia". El Catecismo Mayor de San Pìo X pregunta: "¿Quiénes son los misericordiosos?" para enseguida responder: "Misericordiosos son los que aman en Dios y por amor de Dios a su prójimo, se compadecen de sus miserias así espirituales como corporales y procuran aliviarlas según su fuerza y estado".

No, no nos contentemos con dar lo que nos sobra y sentirnos, así, muy "buenitos". Demos lo que necesitamos y démonos nosotros mismos. En particular, no hay más grande obra de caridad que ayudar al prójimo a llegar a Cielo.

En el mismo Catecismo se nos enseña (los paréntesis son de la Redacción y no del Catecismo):

Las principales obras de misericordia corporales son:

1.ª Visitar y cuidar a los enfermos.

2.ª Dar de comer al hambriento.

3.ª Dar de beber al sediento.

4.ª Dar posada al peregrino.

5.ª Vestir al desnudo.

6.ª Redimir al cautivo; y

7.ª Enterrar a los muertos. (No dice “cremar a los muertos”)

Las principales obras de misericordia espirituales son:

1.ª Enseñar al que no sabe. (Principalmente, la doctrina cristiana sin adulteraciones)

2.ª Dar buen consejo al que lo necesita. (Lo que supone guiarlo para que viva conforme a la ley evangélica)

3.ª Corregir al que yerra. (Especialmente en la doctrina de la Fe católica y la Moral)

4 ª Perdonar las injurias. (Algo que tanto nos asemeja a Cristo cuando lo hacemos)

5.ª Consolar al triste. (Por ejemplo, a los enfermos graves, con la verdad, es decir, la esperanza final de la salvación y el deseo de ella. No entreteniendo a un enfermo grave para que no sepa que puede o va a morir… e impidiendo con ello que reciba los sacramentos, lo que pudiera llegar a llevarlo a condenarse eternamente. En realidad es una de las mejores obras de misericordia llevarles un sacerdote a los enfermos graves o a los moribundos y es una exigencia cuando sus familiares descuidan su atención espiritual o porque no les importa ese aspecto o porque temen -según la carne- que se pueda inquietar el enfermo, ignorando que estará más "inquieto" toda la eternidad si no pone su conciencia en orden antes de morir).

6.ª Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.

7.ª Rogar a Dios por los vivos y difuntos. (En la práctica, rezar también por las almas del purgatorio, misas de difuntos, oraciones con indulgencia a favor de las benditas almas, etc.).

Repetimos: No, no nos contentemos con dar sólo lo que nos sobra y sentirnos, así, muy "buenitos". Ni seamos de aquellos que dan caridad únicamente como una mera fórmula para ganar prestigio social, ni juzguemos a otros suponiendo que incurren en ese defecto. Sólo Dios conoce el corazón y la intención de cada uno. En cuanto sea posible, que nuestra mano izquierda no se entere lo que hace la derecha. ¡Hay tanto que podemos hacer en beneficio de una mayor equidad luchando por la justicia social en diversas empresas y preocupándonos verdaderamente de nuestro prójimo al que debemos amar! No olvidemos que también existen los pecados de omisión y de ellos daremos cuenta. Tan grave es la apatía y evitar el compromiso con los que menos tienen como, también, enarbolar su causa como un pretexto político y demagógico para fines meramente partidistas por conveniencia personal o de grupo, y/o para impulsar esquemas o sistemas sociales que la realidad ha comprobado que sólo esclavizan más al pobre, le quitan su libertad y devienen en socializar su miseria, inspirados en tesis materialistas y antirreligiosas que operan, además, contra la parte trascendente del propio hombre: su alma y su espiritualidad.  Lo peor es que estas tesis se han infiltrado incluso dentro de la propia Iglesia en detrimento de los mismos pobres y hasta son abanderadas por clérigos modernistas que rocían el marxismo con agua bendita. No, el católico verdadero ama al prójimo en Dios y por amor a Dios, y lucha por la justicia social verdadera y por el bien común. Ni el odio de clases ni la violencia fratricida pueden ser su patrimonio. Lo lamentable es que por la grave descristianización social, producto -en gran medida- de la escuela materialista, laica y atea así como por el descuido en la formación religiosa familiar, en muchos -de cualquier nivel socioeconómico- existe una apatía y un descuido por el segundo mandamiento en el que se resume la Ley: el amor al prójimo como a sí mismos, que exige el desprendimiento del propio egoísmo. Y ello es notorio -en creyentes que lo son ya sólo de nombre- desde un funcionario o ejecutivo enriquecido por la corrupción como hasta en personajes provenientes de clases económicamente bajas que también lo han hecho mediante su incursión en el crimen organizado, empleando como modus vivendi la extorsión, el secuestro, el tráfico de personas y estupefacientes, y el asesinato; sin importarles nada ni nadie más que su propio beneficio a costa de lo que sea y por encima de todo y todos. La injusticia, la corrupción y el egoísmo más profundo campean por todas partes y en todos los niveles y clases sociales. 

Hoy, más que nunca, urge difundir de nuevo los principios morales y religiosos por todos los medios en la sociedad. En la familia, en la escuela, en el templo, en los medios de comunicación, etc. Hay que crear hombres con profundas convicciones éticas y religiosas. Cierto que sobre la humanidad pesa el lastre del pecado original y que la maldad y el pecado siempre existirán en mayor o menor medida, pero nunca habían alcanzado este nivel en nuestro medio y sólo retornando al amor a Dios y al amor al prójimo se podrá detener la debacle.

¿Tú en qué forma práctica participas en ello?, ¿qué obras de caridad practicas?, ¿te preocupas por el bien común?, ¿realmente amas a tu prójimo como a ti mismo?

Analízalo y no olvides que en la tarde de la vida seremos juzgados en el amor.




 Canción de cuna navideña
Interpreta Marito.

Todos van alegres
llegó Navidad
y en mi rancho pobre
y en mi rancho pobre
tristeza solo hay.

No llores mi niño,
ya no llores más,
que nadie se acuerda,
que nadie se acuerda
que no tienes pan.

Allá en un pesebre
dicen que nació
un Niñito rubio,
rubio como el sol.

Dicen que es muy pobre,
pobre como tú,
destino de pobre,
destino de pobre,
destino de Cruz.

Cierra tus ojitos
boquita de pan,
pliega tus alitas,
pliega tus alitas
y duérmete ya.

Repican campanas
llegó navidad,
duérmete mi cielo,
duérmete mi cielo,
mi cielo, sin pan.

Allá en un pesebre
dicen que nació
un Niñito rubio,
rubio como el sol.

Dicen que es muy pobre,
pobre como tú,
destino de pobre,
destino de pobre,
destino de Cruz.

Destino de pobre,
destino de pobre,
destino de Cruz.

1 comentario:

  1. Qué voz y qué bella canción. ¡Hermosísima! No he dejado de llorar viendo las imágenes mientras la escuchaba. Es un regalo este post que además nos hace meditar en las obras de misericordia. Dios los bendiga.

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