viernes, 6 de junio de 2014

RELIGIÓN Y CIENCIA

El método propio de las ciencias físicas no es apto para estudiar realidades espirituales. La Filosofía sin la ciencia de la Teología no puede dar las respuestas concretas y certeras al hombre que busca la verdad trascendente de su realidad.



"La idea de que la obra de Dios es racional y puede ser descrita bajo la forma de leyes universales, hizo posible la investigación científica". Así lo expresó A. Maurois. Mariano Artigas explica que "sobre todo, el cristianismo de Europa proporcionó una ‘matriz cultural’ que hizo posible que la ciencia misma tuviera sentido y que los científicos encontraran el estímulo imprescindible para su difícil tarea". (Ver su obra dedicada al tema Ciencia, Razón y Fe, Libros MC, 2 Ed., Madrid, 1985, 187 ps.).

Es que la doctrina cristiana sobre las relaciones entre Dios, el hombre y el universo constituye el fundamento teórico de la actitud científica, y la hizo posible.

Recuerda el mencionado Artigas el punto de vista del historiador de la ciencia y físico Stanley L. Jaki sobre esta cuestión: en las culturas antiguas hubo varios intentos de nacimiento de la ciencia experimental que no llegaron a término, por falta de unas convicciones capaces de prestar a la ciencia sus fundamentos filosóficos. Mas esas condiciones se dieron, por mucho tiempo, en la Europa cristiana. De hecho, la base de la ciencia moderna ha sido siempre un realismo metafísico y gnoseológico, el que se encuentra en continuidad con el razonamiento metafísico que lleva hasta Dios.

Es que la ruta de la ciencia experimental es un realismo en el que se admite la racionalidad del mundo, que existe un orden racional de la naturaleza, que tal orden natural puede ser conocido por la inteligencia humana. Este realismo sólo llegó a ser una convicción generalizada cuando, gracias al cristianismo, una cultura entera admitió que el mundo tiene que ser racional por ser obra de un Dios infinitamente inteligente, y que el hombre tiene la capacidad de conocer ese orden racional por estar hecho a imagen y semejanza de Dios.

Es por ello que cabe afirmar la dirección común de la ruta de la ciencia y del conocimiento racional de Dios, como condición que hizo posible el moderno desarrollo científico. A mayor abundamiento, los grandes científicos que crearon la ciencia moderna fueron creyentes convencidos.

Santo Tomás de Aquino.
Filósofo y téologo. Doctor de la Iglesia.
Dice Artigas con todo el fundamento histórico de su parte, que "La ciencia experimental moderna no nació a pesar de la teología, sino de su mano". Y una vez desarrollada, no se opone a ella ni a la fe cristiana: el mismo camino racional que sigue la ciencia es el que, debidamente estudiado y profundizado, conduce al reconocimiento de la existencia de Dios y del alma espiritual humana.

Es oportuno recordar, entonces, que la concepción metafísica central de Kepler era la de la existencia desde la eternidad en la mente de Dios, de ideas arquetípicas, que eran reproducidas, por una parte, en el universo visible y, por otra, en la mente humana. Kepler dejó escritas esas sus convicciones que lo llevaron a hacer la ciencia que hizo. Estuvo persuadido de que el hombre puede conocer las leyes naturales, puesto que Dios quiso que las reconociéramos al crearnos según su propia imagen, de manera que pudiéramos participar en sus mismos pensamientos.

Copérnico tenía las mismas convicciones, como también Galileo y Newton, y las tenían precisamente porque eran cristianos interesados, además, en las cuestiones religiosas y teológicas.

Cuando hay distanciamientos entre la ciencia y la fe, ello proviene de prejuicios o de doctrinas equivocadas que arbitrariamente pretenden presentarse como científicas sin serlo y que ignoran cómo ocurrieron las cosas. Por ejemplo, el materialismo niega la espiritualidad, y por ende la inmortalidad del alma humana; para ello argumenta que la ciencia no puede comprobarla; pero olvida que el método experimental propio de las ciencias físicas no es apto para estudiar realidades espirituales.

Pero debe tenerse presente que siendo tan valiosa por su fiabilidad, debido a la certeza de sus conocimientos, al éxito de sus aplicaciones y al progreso que alcanzan ambos campos, en todo, fuera de la ciencia experimental también se puede alcanzar y se alcanza la certeza. Ello es así porque hay varias formas de saber. Además, el enfoque propio de la ciencia experimental tiene, como se ha señalado, los límites que dejan fuera de consideración las cuestiones vitales más importantes.

Pensar, por otra parte, que todo lo que circula como ciencia es cierto y está demostrado, es un mito que perjudica a la propia ciencia y lleva al cientificismo que es un error.

Los caminos hacia la verdad son muchos. La ciencia experimental se refiere a una parte de la realidad.



La frase célebre del gran científico Louis Pasteur.

Tomado de CIENCIA Y FE por Guillermo Malavassi. Catedrático por cuarenta años de Historia del Pensamiento, ex Ministro de Educación de Costa Rica (1966-1969), ex Diputado (1982-1986), cofundador de la Universidad Autónoma de Centro América (1975-1976), Rector de ella desde su fundación en 1976; autor de varios libros y muchos artículos; comentarista radial del programa PANORAMA desde 1982. Comendador de la Orden Civil "Alfonso El Sabio"; Grand’Ufficiale Dell’Ordine al Merito della Repubblica Italiana; Oficial en la Orden de las Palmas Académicas de la République Francaise; "Galardón Democracia y Libertad" de la Cámara de Comercio de Costa Rica (1990); Académico Honorario de la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas; Doctor Honoris Causa de la Universidad Autónoma de Centro América con la mención de Magnvs Docendi Libertatis Defensor. 

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1 comentario:

  1. Einstein dijo, en La Física, aventura del pensamiento, que, sin un universo inteligible, la ciencia no tiene posibilidades de éxito, habría que decir, que, sin inteligibilidad, no hay entendimiento ni ciencia, como dijo Platón. Benedicto XVI, en el discurso en Ratisbona, muestra que el Cristianismo es religión del Logos, de la Razón creadora. En un ambiente cristiano creció la ciencia, merced a la devoción cristiana por la razón, el orden creado y la inteligibilidad consecuente, de un mundo creado por un Dios que es Noesis Noeseos, una Intelección que se Intelige. Los ateos dicen que el mundo viene del caos y es reino de caos y ocasionalidad y azar. ¿Con quién está la ciencia? Saquen sus propias conclusiones. En el mundo del hombre-pedazo de materia, no puede haber ni ciencia ni libertad ni ningún régimen que respete al hombre-lo mismo que una piedra-pedazo de plastilina infinitamente moldeable

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