domingo, 17 de enero de 2010

¿REUNIONES O CONFESIONES? ¿QUÉ ES MÁS IMPORTANTE?


Historia (imaginada) de un sacerdote que recordó que lo más importante es cuidar a las ovejas:
.
El abad acababa de entrar a su oficina. Abrió la agenda con el programa del día:

9.00, reunión con el consejo del monasterio.
10.30, reunión de sacerdotes del sector.
12.30, reunión con los administradores de la zona.
15.00, reunión del obispo con los agentes de pastoral.
17.30, reunión para planeación de la catequesis.
.
Sonó el timbre de la sacristía. El abad estaba colocando varios papeles en su sitio, cuando se acercó el hermano portero.

"Ha llegado una señora anciana con un chico joven. Quieren hablar con un sacerdote".

"Diles que estamos ocupados, que vengan más tarde".

El portero se retira. A las 8.45, el abad se dirige a la sala de reuniones. Tiene que pasar por la sacristía. Allí seguían, en pie, la señora y el joven.

"Padre, perdone nuestra insistencia. ¿Podemos hablar un momento con usted?"

"Buenos días, buenos días. Perdonen, es que tengo un poco de prisa. Ahora debo ir a una reunión, y toda la mañana y la tarde voy a estar ocupado. ¿No pueden venir más tarde, cuando encuentren algún sacerdote libre?"

"Padre, es que llevo más de un año con deseos de confesarme. Nunca encuentro a un sacerdote en la iglesia, o si lo encuentro están siempre muy ocupados. Pero hoy no puedo dejar pasar más tiempo. Convencí a mi nieto para que viniese a confesarse o, al menos, a hablar un rato con un padre. Quizá es el momento de Dios, no habría que dejar pasar más tiempo. ¿No le parece?"

El padre abad sintió un poco de pena, pero es que las reuniones son tan importantes, y estaban programadas desde hacía tanto tiempo…

"Mire, señora, seguro que hacia mediodía encontrarán otro padre. El ecónomo salió de compras, el administrador ahora viene conmigo. El encargado de catequesis lleva unos días fuera en cursillos de actualización, pero cuando regrese estoy seguro de que les recibirá con mucho gusto".

"Padre, por favor, mi nieto está aquí ahora, pero a mediodía tiene que irse. ¿No es posible hacer algo, encontrar a alguien?"

El padre abad notó dentro de sí un movimiento de impaciencia. Tenía prisa. El reloj marcaba las 8.55. Pero había que mostrarse educado.

"Señora, lo siento… Seguro que habrá otra oportunidad… Quizá cuando vuelva su nieto, otro día…"

Como la señora hizo un gesto de insistencia, el padre decidió escapar directamente por la iglesia, para llegar más rápido a la sala de reuniones.

Al pasar por la capilla del Sagrario, hizo la genuflexión. Algo dentro de sí le dejó triste e inquieto. Como si Cristo le susurrase al corazón: "¿Vas a dar más importancia a las reuniones que a unas personas que han llegado aquí para pedir ayuda? ¿Para eso te escogí sacerdote?"

Fue como una lanzada profunda. Unas lágrimas asomaron por sus ojos. Repitió la genuflexión, y fue otra vez a la sacristía.

La señora y el joven estaban a punto de salir por la puerta lateral. El abad les dijo en voz alta: "Esperen, creo que hay una solución. Vuelvo en seguida".

Volvió al despacho y llamó al portero. "Cancela todas las citas que tengo en la mañana. Están anotadas aquí, en la agenda".

"Pero, padre, si ya el consejo está reunido para la reunión".

"Ahora hay algo más importante. Luego explico a todos lo que ha pasado".

Fue a la iglesia y se dirigió al confesionario de la izquierda. Daba pena verlo tan solo, tan triste, tan sucio. Rompió una telaraña y sacudió el polvo. Volvió a la sacristía y llamó a la señora y al nieto.

La luz del confesionario se encendió. ¡Todavía funcionaba! Tenía dudas el padre abad, pues desde hacía mucho tiempo que no se usaba ese lugar para lo que fue construido: para confesar…

Entró primero el joven. Estuvo tiempo, mucho tiempo, tranquilo, sin prisas. ¿Conversó o se confesó? Dios lo sabe. Pero el joven salió distinto, con una sonrisa como pocas veces se le había visto en los últimos meses. Al despedirse del padre abad, le dijo: "¿Sabe? Es la primera vez en mi vida que hablo con un sacerdote".

Luego entró la señora anciana. Quería estar poco tiempo, confesarse rápido, pues pensaba que el padre tendría mucha prisa. Pero se sintió extrañamente acogida, con más cariño que nunca. El padre abad le dedicó tiempo, mucho tiempo, como si ella fuese la persona más importante del mundo.

En la capilla del Sagrario, Jesús estaba muy feliz. Porque un sacerdote había recordado que lo más importante es cuidar a las ovejas. Y porque dos almas, de edades y mentalidades muy diferentes, habían tenido la ocasión de recibir una nueva señal del cariño inmenso que Dios tiene por cada uno de sus hijos.

Autor: P. Fernando Pascual

TEMAS RELACIONADOS: ¿COMULGAR SIN CONFESARSE? y Farrah Fawcett ¿Un ejemplo?
Fuente: Catholic.net
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------

5 comentarios:

  1. Me encanto la historia. Gracias por compartirla! Me gustaría preguntarles si hay un escrito con respecto al temor de Dios. Tengo grandes conflictos en mi cabeza, será acaso que siento temor a morir en pecado? será acaso que siento temor de ofender a Dios? será acaso que siento temor al juicio de Dios por mis pecados? Qué es sentir temor de Dios? Me acercará a Dios el amor que le tengo a él o el miedo al castigo. será acaso que el temor al castigo sea motivo de hipocresía mia por ejemplo al enfermermar y temer por morir, acercarme a Dios y una vez recuperado el miedo a morir desaparezca y vuelva a ofenderlo? Hago mal al temer por el infierno? No debiera yo de adorar a Dios con toda mi alma, con todo mi corazón, con toda mi mente y con todo mi cuerpo como un sentimiento innato y que mi amor por Él sea parte de mi naturaleza como mis pensamientos, mis gustos o mi alma? Agradecería enormemente cualquiera ayuda y si es un documento papal que mejor.

    ResponderEliminar
  2. Estimado Rob:

    Esperemos que te guste y ayude este escrito:

    http://www.corazones.org/articulos/temor_de_dios_necesario.htm

    Un fuerte abrazo
    Atte
    CATOLICIDAD

    ResponderEliminar
  3. Una vez mas gracias por la respuesta. Me encanta su proyecto y confio en Dios que por la intercesion de nuestra Santisima Maria no quedara en vano su evangelizacion y estudio de quien es la Verdad. Solo para reforzar los conceptos: Es posible alcanzar la gracia de Dios alejandome del pecado por miedo a las consecuencias del mismo y por medio de una contricion imperfecta que daria como consecuencia el amor puro a Dios, seria esa una buena conclusion?
    Aprovecho ademas para hacer una pequena sugerencia, que tal si por medio de este proyecto de catolicidad se pudiera organizar un rosario o una oracion por la paz en una fecha y hora especifica entre todos los que entramos y leemos los posts y sin siquiera conocernos pero por intenciones comunes y en una sola voz desde los distintos puntos en los que nos encontremos y por intercesion de nuestra hermosisima Maria rogarle a Dios su misericordia.

    ResponderEliminar
  4. Agradecemos infinitamente sus palabras que mucho nos motivan. Su sugerencia nos parece muy atinada y próximamente la haremos del conocimiento general de nuestros lectores.

    En cuanto a su conclusión, no nos queda muy clara, sobre todo lo referente a qué quiere usted significar cuando se refiere a la contrición imperfecta.

    Sólo algunas observaciones:

    La gracia santificante se recupera por la confesión sacramental, aunque también puede ser mediante un acto de contrición PERFECTO (es decir dolor de nuestros pecados por AMOR a Dios, con el propósito de no volverlo a ofender y confesar a la brevedad). La contrición perfecta perdona nuestros pecados, recupera la gracia santificante y en caso de morir nos lleva al Cielo, pero es insuficiente para comulgar pues para ello hay que confesar nuestros pecados al sacerdote en el sacramento de la Penitencia.

    La contrición imperfecta (es decir, dolor de nuestros pecados por temor al infierno) es insuficiente para recobrar la gracia por sí misma, pero aunada al propósito de enmienda, es suficiente para realizar la confesión sacramental. La absolución del sacerdote en la confesión nos perdona los pecados y recupera la gracia santificante.

    En algún próximo post pondremos el tema del temor de Dios, para dejar más claro qué significa.

    Un abrazo en Cristo.
    Atte
    CATOLICIDAD

    ResponderEliminar
  5. Que tal, agradezco su respuesta y sus comentarios que tanto me enriquecen. Lamento que mi conclusion no haya sido del todo clara, sin embargo es algo parecida a sus observaciones (la confesion lo tome como algo implicito pero fue un error mio el no mencionarla porque es algo muy importante para recobrar la gracia).

    Agradezco ademas que mi propuesta haya sido tomada en cuenta. Estoy seguro que aunque todos nosotros seamos seres insignificantes, pecadores y pobres de su hermosa gracia nuestra plegaria de misericordia sera tomada en cuenta.

    Roberto Mutxika.

    ResponderEliminar