sábado, 16 de octubre de 2010
LA FECUNDACIÓN IN VITRO IMPLICA EL ANIQUILAMIENTO DE MILES DE EMBRIONES
SAN JOSÉ, 14 Oct. 10 / (ACI). Un experto genetista señaló a los costarricenses las consecuencias de permitir la práctica de la fertilización in vitro (FIV) y recordó que estas técnicas implican la muerte de miles de embriones en todo el mundo.
Alejandro Leal, especialista en Genética Humana Molecular, escribió el artículo "Fertilización in vitro y presiones", difundido por el diario local La Nación.
Leal explicó que la FIV "vulnera el derecho a la vida de los embriones" y "es una técnica riesgosa para la salud de la mujer y del feto", ante los intentos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de abrir de nuevo las puertas a esta práctica en Costa Rica.
El genetista señaló que "científicamente está demostrada la inmensa mortalidad de embriones en ese procedimiento, lo que vulnera el derecho a la vida resguardado en los artículos 21 de la Constitución Política y 4 de la Convención Americana".
Leal recordó que solo entre los años 2004 y 2005 el Centro de Fertilidad de Yale produjo 2.252 embriones y solo nacieron 326.
En ese año, en Europa se transfirieron al menos 486.981 embriones y nacieron 49.634 niños. "Así, el 90% de los embriones murieron; esto, sin contemplar los embriones congelados y descartados", agregó.
Asimismo, recordó que la prevalencia de malformaciones congénitas aumenta con la FIV. En Finlandia, un estudio ha revelado que los niños concebidos en FIV tienen un riesgo 5,6 veces mayor de parto prematuro, 6,2 veces mayor de muy bajo peso al nacer, 9,8 veces mayor de bajo peso al nacer, 2,4 veces mayor de enfermedad neonatal, 3,2 veces mayor de hospitalización y 4 veces mayor de malformaciones cardíacas.
El experto admitió que "la incapacidad de tener un hijo propio reta los instintos más básicos del ser humano. Muchos de los afectados están dispuestos a probar cualquier tecnología, sin importar cuán especulativa o riesgosa sea. Algunos médicos, por simpatía, tienden a dar falsas esperanzas; también se dan presiones comerciales para proponer ciertos tratamientos".
Para Leal, "la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le dio más valor al deseo del adulto con problemas de infertilidad, que a la vida y dignidad de los embriones, y los altos riesgos en la salud de los personas nacidas por FIV. La Comisión se olvidó del Principio del Interés Superior del Menor y del Principio In Dubio Pro Vita, ampliamente desarrollados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos".
"En aras de la protección a la vida humana, el Estado costarricense, antes que allanarse a una mera recomendación, debe reemprender con nuevos bríos la lucha contra la FIV –es decir, a favor de la vida humana en sus inicios– ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos", agregó.
Para leer el artículo completo: http://www.nacion.com/2010-10-12/Opinion/Foro/Opinion2550154.aspx
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Hoy asistimos a un importante progreso en los conocimientos biomédicos sobre el origen, la naturaleza, las patologías y los tratamientos de la vida humana. Pero también constatamos el perfeccionamiento de las técnicas para manipularla y suprimirla. Conviene recordar, por ello, que la investigación biomédica y sus posibilidades técnicas no están justificadas a cualquier precio, de la misma manera que una buena investigación policial no justifica la tortura, y que la necesidad de ganar dinero tampoco justifica el robo o la venta de droga.
ResponderEliminarEl problema de la manipulación y eliminación de embriones consiste en saber si son o no son personas. Quienes niegan la condición personal del embrión aducen que ser persona es tener autonomía vital y capacidad de relación inteligente. Pero eso les pone en la difícil tesitura de negar la condición personal no sólo al embrión, sino también al recién nacido, al deficiente mental profundo y al hombre que duerme. Quienes afirmamos la condición personal del embrión nos basamos en el testimonio de la biología: el óvulo fecundado tiene individualidad genética y es capaz de presidir su propio destino hasta la vejez y la muerte natural. La biología pone así de manifiesto la verdad de una intuición universal: que el embrión es un ser humano en estado embrionario.
Por eso, la investigación biomédica debe renunciar a intervenir sobre embriones vivos si no existe la certeza moral de que no se causará daño alguno a su vida y a su integridad. Los embriones vivos merecen el respeto que se debe a cualquier persona humana, y tanto crearlos como mantenerlos en vida para fines experimentales o comerciales es contrario a la dignidad humana. Incluso en la hipótesis de que pusiéramos en duda el estatuto humano del embrión, esa misma duda tendría una enorme fuerza argumental: ¿no será el embrión una persona llamada a la autonomía y al protagonismo de su propia vida? Podría argüirse. Pero si algo está claro es que, aún en la duda, es obligatorio respetar: nadie tiene derecho a disparar en el bosque cuando duda si lo hace sobre un hombre.