Cardenal John H. Newman declarado Beato por Benedicto XVI |
NOTA DE CATOLICIDAD: En ocasiones la historia es recurrente. Hoy en día se presenta una situación semejante: muchos laicos conservan el sensus fidei (sentido de la fe) y mantienen íntegra la fe bimilenaria de la Iglesia, es decir la de todos los papas y concilios, mientras que existen sacerdotes y teólogos (e incluso jerarcas de la Iglesia) que se han contaminado -en mayor o menor grado- de los errores modernistas contra la fe, como lo advirtieron varios papas desde hace más de un siglo. En el extremo opuesto, se presenta un nuevo fenómeno: hay fieles que extralimitando el papel del laicado y arrogándose un falso derecho, sostienen errores contra el magisterio de la Iglesia y desobedecen a la jerarquía que enseña ese magisterio bimilenario. Ambos fenómenos son debidos a la actual crisis que atraviesa la Iglesia, en un proceso que desde la Silla de Pedro se ha denominado de "autodemolición", mismo que a pesar a todo, no podrá destruir totalmente la Iglesia, porque aunque ésta quedase reducida a un pequeño rebaño, siempre subsistirá por la promesa de Cristo de asistirla hasta la consumación de los siglos.
Los laicos tienen también una función fundamental en la Iglesia, en su propio ámbito, como sostenía el cardenal Newman. Juegan un importante papel en la evangelización dentro de su propio entorno. Naturalmente deben estar preparados en la verdadera doctrina católica de ese magisterio bimilenario y no seguir los errores modernistas de quienes quieren revolucionar la Iglesia y su doctrina, y las intentan transformar de un modo diferente a como nos las dejó Cristo. Los laicos deben dar testimonio de su fe y actuar en su familia, en su trabajo, en su medio social, deben llegar a donde no llega el sacerdote o la religiosa proclamando virilmente siempre su fe con convicción y valentía. Serán de mucha utilidad en la catequesis, con la pluma, con el consejo, con su testimonio de vida, etc. En ocasiones han tenido un papel crucial, como en el ejemplo que señalaba el cardenal Newman: durante la herejía arriana, el cuerpo del laicado fue fiel a su bautismo, mientras que la mayoría del cuerpo episcopal fue infiel al encargo recibido de Cristo a través de la Iglesia. Un laicado fiel, instruido y responsable es algo esencial para la Iglesia.
OBSERVACIÓN: Algunos paréntesis y precisiones en el texto son de Catolicidad.
*Nota: Consensus fidelium, cuando tomamos la universalidad de los fieles en el sentido histórico vemos que si toda la Iglesia, tanto el pueblo como los pastores, han creído -aceptado como revelada- una verdad, entonces no pueden errar.
Fuente: Apostolado Eucarístico.
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Muy motivante este post para nosotros los laicos. Gracias por publicarlo.
ResponderEliminarFraternalmente