viernes, 18 de noviembre de 2011

CARDENAL JOHN HENRY NEWMAN: LOS FIELES Y LA TRADICIÓN (EL PAPEL DE LOS LAICOS)

Cardenal John H. Newman
declarado Beato por Benedicto XVI

La revista Rambler que se había fundado en 1846 y era la única revista crítica y literaria que sostenía la causa católica en el ámbito intelectual inglés, pasaba en 1859 por momentos difíciles. Había empezado a irritar al cardenal Wiseman y a los obispos católicos, porque algunos de sus redactores (entre ellos Simpson, amigo personal de Newman) parecían disfrutar señalando las «deficiencias» católicas.

En realidad la revista había suscitado en el último decenio agrias polémicas entre los laicos y los obispos católicos. Los obispos pidieron a Newman  (entonces ya Doctor en Teología y que años más tarde -en 1879- alcanzaría la dignidad de cardenal) que mediara en el conflicto y éste aceptó hacerse cargo de la dirección. Consintió dirigir la revista porque, a la vez que servía a los laicos instruidos y conservaba un órgano de prensa valioso para ellos, ayudaba a los obispos a solucionar un conflicto y a mantener la paz entre los católicos. Desde el principio Newman puso reparos al tono de la revista Rambler, pero no a sus principios. Newman, que había aprendido que a la Iglesia la forman todos los que han recibido el Espíritu Santo, y que había aceptado la dirección de Rambler, un poco por los mismos motivos que había aceptado ser rector en la universidad de Dublín, decidió que debía defender abiertamente el puesto que ocupa el laicado en la Iglesia, pues una Iglesia sin laicos parecería una «cosa de tontos».

Los obispos católicos no entendían que Newman sostuviera que un laicado instruido y responsable era algo esencial para la Iglesia. Resultado: Newman tuvo que abandonar la dirección de Rambler. Pero en el número de julio Newman publicó su famoso artículo sobre "La consulta a los fieles en materia doctrinal", demostrando que las creencias de los fieles sencillos participan de lo que la Iglesia llama el consensus fidelium* que es una de las maneras de mantener y reconocer las verdades reveladas. Retomó una idea ya expuesta en su escrito "Los arrianos del siglo IV" y mostró de nuevo cómo en aquel período «la divina tradición confiada a la Iglesia infalible fue proclamada y sostenida mucho más por los fieles que por el episcopado», cuando «el dogma de la divinidad de nuestro Señor Jesucristo fue proclamado, inculcado, sostenido y (humanamente hablando) protegido mucho más por los oídos de los fieles que por las voces de los que predicaban» y cuando la mayor parte del «cuerpo del episcopado fue infiel al encargo que había recibido, mientras que el cuerpo del laicado fue fiel a su bautismo».

NOTA DE CATOLICIDAD: En ocasiones la historia es recurrente. Hoy en día se presenta una situación semejante: muchos laicos conservan el sensus fidei (sentido de la fe) y mantienen íntegra la fe bimilenaria de la Iglesia, es decir la de todos los papas y concilios, mientras que existen sacerdotes  y teólogos (e incluso jerarcas de la Iglesia) que se han contaminado -en mayor o menor grado- de los errores modernistas contra la fe, como lo advirtieron varios papas desde hace más de un siglo. En el extremo opuesto, se presenta un nuevo fenómeno: hay fieles que extralimitando el papel del laicado y arrogándose un falso derecho, sostienen errores contra el magisterio de la Iglesia y desobedecen a la jerarquía que enseña ese magisterio bimilenario. Ambos fenómenos son debidos a la actual crisis que atraviesa la Iglesia, en un proceso que desde la Silla de Pedro se ha denominado de "autodemolición", mismo que a pesar a todo, no podrá destruir totalmente la Iglesia, porque aunque ésta quedase reducida a un pequeño rebaño, siempre subsistirá por la promesa de Cristo de asistirla hasta la consumación de los siglos.

Los laicos tienen también una función fundamental en la Iglesia, en su propio ámbito, como sostenía el cardenal Newman.  Juegan un importante papel en la evangelización dentro de su propio entorno.  Naturalmente deben estar preparados en la verdadera doctrina católica de ese magisterio bimilenario y no seguir los errores modernistas de quienes quieren revolucionar la Iglesia y su doctrina, y las intentan transformar de un modo diferente a como nos las dejó Cristo. Los laicos deben dar testimonio de su fe y actuar en su familia, en su trabajo, en su medio social, deben llegar a donde no llega el sacerdote o la religiosa proclamando virilmente siempre su fe con convicción y valentía. Serán de mucha utilidad en la catequesis, con la pluma, con el consejo, con su testimonio de vida, etc. En ocasiones han tenido un papel crucial, como en el ejemplo que señalaba el cardenal Newman: durante la herejía arriana, el cuerpo del laicado fue fiel a su bautismo, mientras que la mayoría del cuerpo episcopal fue infiel al encargo recibido de Cristo a través de la Iglesia. Un laicado fiel, instruido y responsable es algo esencial para la Iglesia.

OBSERVACIÓN: Algunos paréntesis y precisiones en el texto son de Catolicidad.

*Nota: Consensus fidelium, cuando tomamos la universalidad de los fieles en el sentido histórico vemos que si toda la Iglesia, tanto el pueblo como los pastores, han creído -aceptado como revelada- una verdad, entonces no pueden errar.
Fuente: Apostolado Eucarístico. 
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1 comentario:

  1. Muy motivante este post para nosotros los laicos. Gracias por publicarlo.

    Fraternalmente

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