- El Cristo del Cubilete "da muestra de la raigambre de la fe católica entre los mexicanos"
- "Nuestra Madre del cielo ha seguido velando por la fe de sus hijos"
- Oraré a la Virgen de Guadalupe por los mexicanos, "para que hagan honor a la fe recibida y a sus mejores tradiciones".
Guanajuato, México, 23 de marzo de 2012. (Catolicidad). El papa Benedicto XVI, a su llegada al país, en el aeropuerto de esta entidad, se dirigió al presidente mexicano, Felipe Calderón, a los cardenales, obispos, sacerdotes, autoridades civiles y al "amado pueblo de Guanajuato y de México entero" con las siguientes palabras:
"Me siento muy feliz de estar aquí, y doy gracias a Dios por haberme permitido realizar el deseo, guardado en mi corazón desde hace mucho tiempo, de poder confirmar en la fe al Pueblo de Dios de esta gran nación en su propia tierra...
"Con esta breve visita, deseo estrechar las manos de todos los mexicanos y abarcar a las naciones y pueblos latinoamericanos, bien representados aquí por tantos obispos, precisamente en este lugar en el que el majestuoso monumento a Cristo Rey, en el cerro del Cubilete, da muestra de la raigambre de la fe católica entre los mexicanos, que se acogen a su constante bendición en todas sus vicisitudes...Nuestra Madre del cielo ha seguido velando por la fe de sus hijos también en la formación de estas naciones, y lo sigue haciendo hoy ante los nuevos desafíos que se les presentan.
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El Cristo del Cubilete: "Consuelo de los que sufren, adoración de la gente". |
"Vengo como peregrino de la fe, de la esperanza y de la caridad. Deseo confirmar en la fe a los creyentes en Cristo, afianzarlos en ella y animarlos a revitalizarla con la escucha de la Palabra de Dios, los sacramentos y la coherencia de vida. Así podrán compartirla con los demás, como misioneros entre sus hermanos, y ser fermento en la sociedad, contribuyendo a una convivencia respetuosa y pacífica".
El Pontífice subrayó la necesidad de una libertad religiosa "en su genuino sentido y en su plena integridad" como un derecho fundamental.
LA ESPERANZA CAMBIA LA EXISTENCIA
En seguida agregó: "Como peregrino de la esperanza, les digo con san Pablo: «No se entristezcan como los que no tienen esperanza» (1 Ts 4,13). La confianza en Dios ofrece la certeza de encontrarlo, de recibir su gracia, y en ello se basa la esperanza de quien cree. Y, sabiendo esto, se esfuerza en transformar también las estructuras y acontecimientos presentes poco gratos, que parecen inconmovibles e insuperables, ayudando a quien no encuentra en la vida sentido ni porvenir. Sí, la esperanza cambia la existencia concreta de cada hombre y cada mujer de manera real. La esperanza apunta a «un cielo nuevo y una tierra nueva» (Ap 21,1), tratando de ir haciendo palpable ya ahora algunos de sus reflejos".
El Pontífice continuó: "Además, cuando arraiga en un pueblo, cuando se comparte, se difunde como la luz que despeja las tinieblas que ofuscan y atenazan. Este país, este Continente, está llamado a vivir la esperanza en Dios como una convicción profunda, convirtiéndola en una actitud del corazón y en un compromiso concreto de caminar juntos hacia un mundo mejor. Como ya dije en Roma, «continúen avanzando sin desfallecer en la construcción de una sociedad cimentada en el desarrollo del bien, el triunfo del amor y la difusión de la justicia».
"Junto a la fe y la esperanza, el creyente en Cristo, y la Iglesia en su conjunto, vive y practica la caridad como elemento esencial de su misión.
"En su acepción primera, la caridad «es ante todo y simplemente la respuesta a una necesidad inmediata en una determinada situación», como es socorrer a los que padecen hambre, carecen de cobijo, están enfermos o necesitados en algún aspecto de su existencia. Nadie queda excluido por su origen o creencias de esta misión de la Iglesia, que no entra en competencia con otras iniciativas privadas o públicas. Es más, ella colabora gustosa con quienes persiguen estos mismos fines.
"Tampoco pretende otra cosa que hacer de manera desinteresada y respetuosa el bien al menesteroso, a quien tantas veces lo que más le falta es precisamente una muestra de amor auténtico.
LOS MEXICANOS DEBEN HACER HONOR A LA FE QUE RECIBIERON Y A SUS MEJORES TRADICIONES
"Señor Presidente, amigos todos: en estos días pediré encarecidamente al Señor y a la Virgen de Guadalupe por este pueblo, para que haga honor a la fe recibida y a sus mejores tradiciones; y rezaré especialmente por quienes más lo precisan, particularmente por los que sufren a causa de antiguas y nuevas rivalidades, resentimientos y formas de violencia. Ya sé que estoy en un país orgulloso de su hospitalidad y deseoso de que nadie se sienta extraño en su tierra. Lo sé, lo sabía ya, pero ahora lo veo y lo siento muy dentro del corazón". Una larga ovación de la multitud interrumpió el discurso papal. Esperando un momento por las demostraciones de júbilo, finalizó así su discurso: "Espero con toda mi alma que lo sientan también tantos mexicanos que viven fuera de su patria natal, pero que nunca la olvidan y desean verla crecer en la concordia y en un auténtico desarrollo integral. Muchas gracias".
Tras recibir el saludo de las autoridades gubernamentales y eclesiásticas, un grupo de danza regional bailó ante el Papa y unos mariachis le interpretaron música mexicana. Benedicto XVI saludó y estuvo algunos momentos con un grupo de niños discapacitados a los que bendijo. Luego, partió del aeropuerto a bordo del papamóvil hacia la ciudad de León donde sería hospedado en el Colegio de Miraflores. En el trayecto de varios kilómetros, cientos de miles de fieles se congregaron para vitorear al Pontífice que los bendecía.
LA IDEOLOGÍA MARXISTA NO TIENE RESPUESTAS
Anteriormente a su llegada al país, durante su vuelo fue entrevistado por varios periodistas. En sus declaraciones señaló -hablando de las divisiones que existen en la sociedad- que “la Iglesia no es un poder político, no es un partido, sino una realidad moral, una autoridad moral”. Añadió: "Tal vez, en América Latina, pero también en otros lugares, hay en muchos católicos, una cierta esquizofrenia entre la moral individual y la moral pública: individualmente, son creyentes católicos, pero en la vida pública siguen otros caminos que no responden a los grandes valores del Evangelio que son necesarios para el establecimiento de una sociedad justa. Es bueno educar para superar esta esquizofrenia, educar no sólo a una moral individual, sino a una moral pública. Y tratar de hacer esto con la doctrina social de la Iglesia, porque, naturalmente esta moral pública debe ser una moral razonable y compartida, compartida también por los no creyentes, una moral de la razón. Por supuesto, a la luz de la fe podemos ver mejor tantas cosas que también la razón puede ver. Y precisamente la fe sirve también para eliminar los falsos intereses y los intereses que oscurecen la razón. Debemos trabajar para superar esta división social".
Con relación a Cuba, expresó: "Hoy está claro que la ideología marxista, tal como fue concebida, ya no responde a la realidad, porque no tiene respuestas para la construcción de una nueva sociedad. Deben ser encontrados nuevos modelos, con paciencia. Este proceso requiere paciencia, pero también decisión, queremos ayudar en un espíritu de diálogo, para ayudar a construir una sociedad más justa. Queremos cooperar en este sentido. Es obvio que la Iglesia está siempre del lado de la libertad".
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Refiriéndose al narcotráfico dijo: "México además de todas sus grandes bellezas tiene el grave problema del narcotráfico y de la violencia. Ciertamente es una gran responsabilidad de la Iglesia católica en un país con el 80 % de católicos. Tenemos que hacer lo posible contra este mal destructivo para la humanidad y para nuestra juventud. Ante todo hay que anunciar a Dios. Dios que es juez y nos ama. Pero nos ama para llamarnos al bien y a la verdad contra el mal. Por lo tanto, es una gran responsabilidad de la Iglesia la de educar las conciencias y de educar a la responsabilidad moral y desenmascarar el mal. Desenmascarar esta idolatría del dinero que esclaviza a los hombres; desenmascarar estas falsas promesas, la mentira, el engaño. Debemos ver que el hombre tiene necesidad del infinito. Es importante la presencia de Dios que nos guíe, que nos señale la verdad y en este sentido la Iglesia desenmascara el mal: hace presente la bondad de Dios, hace presente su verdad, el verdadero infinito."
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El Santo Pontifice, Benedicto XVI en Mexico,
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