martes, 3 de mayo de 2016

LA MORAL SITUACIONAL ESTÁ CONDENADA POR LA IGLESIA (Discurso de S.S. Pío XII)

LLAMADA TAMBIÉN ÉTICA SITUACIONAL



SOYEZ LES BIENVENUES*
DISCURSO SOBRE LOS ERRORES DE LA MORAL DE SITUACIÓN PRONUNCIADO POR S.S. PÍO XII

Viernes 18 de abril de 1952

1. Bien venidas seáis, amadas hijas de la Federación Mundial de las Juventudes Femeninas Católicas. Os saludamos con el mismo placer, con la misma alegría y con el mismo afecto con que hace cinco años os recibimos en Castelgandolfo con ocasión de la gran Asamblea Internacional de las Mujeres Católicas.

Los estímulos y sabias directivas que os proporcionó aquel Congreso, lo mismo que las palabras que Nos os dirigimos entonces (Discorsi e Radiomessaggi 9, 221-223), no han quedado, en verdad, sin fruto. Conocemos los esfuerzos que en este intervalo habéis desarrollado para realizar los objetivos precisos de los cuales teníais clara visión. Esto también nos lo prueba la Memoria impresa que, con motivo de preparar este Congreso, nos habéis hecho llegar: La foi des jeunes. Problème de notre temps. Sus 32 páginas tienen el peso de un grueso volumen, y Nos las hemos examinado con gran atención, porque resume y sintetiza las enseñanzas de numerosas y variadas encuestas sobre el estado de la fe en la juventud católica de Europa, siendo altamente instructivas sus conclusiones.

2. De muchas de las cuestiones tocadas en ella, Nos mismo hemos tratado en nuestra alocución del 11 de septiembre de 1947, a la que asistíais vosotras, y en muchas otras alocuciones de antes y después. Hoy querríamos aprovechar la oportunidad que nos ofrece esta reunión con vosotras para decir lo que pensarnos acerca de cierto fenómeno que se manifiesta algo por todas partes en la vida de la fe de los católicos y que afecta un poco a todos, pero particularmente a la juventud y a sus educadores, del que se encuentran huellas en diversos lugares de vuestra Memoria, como cuando decís: «Confundiendo el cristianismo con un código de preceptos y prohibiciones, los jóvenes tienen la impresión de ahogarse en ese clima de moral imperativa, y no es una ínfima minoría la que echa por la borda el embarazoso fardo» (p. 10).

Una nueva concepción de la ley moral

3. Fenómeno este al que podríamos llamar una nueva concepción de la vida moral, pues se trata de una tendencia que se manifiesta en el campo de la moralidad. Ahora bien: en las verdades de la fe se fundan los principios de la moralidad, y vosotras sabéis bien cuán capital importancia tiene para la conservación y el desarrollo de la fe el que la conciencia de la joven se forme cuanto antes y se desarrolle según las justas y sanas normas morales. Por ello, la nueva concepción de la moralidad cristiana toca muy directamente al problema de la fe de los jóvenes.

Nos hemos hablado ya de la nueva moral en nuestro radiomensaje del 23 de marzo último a los educadores cristianos. Y lo que hoy vamos a tratar no es sólo una continuación de lo que entonces dijimos: Nos queremos descubrir los profundos orígenes de esta concepción. Se la podría calificar de existencialismo ético, de actualismo ético, de individualismo ético, entendidos en el sentido restrictivo que vamos a explicar y tal como se les encuentra en lo que con otro nombre se ha llamado Situationsethik (moral de situación).

La «moral de situación». Su signo distintivo

4. El signo distintivo de esta moral es que no se basa en manera alguna sobre las leyes morales universales, como —por ejemplo— los diez mandamientos, sino sobre las condiciones o circunstancias reales y concretas en las que ha de obrar y según las cuales la conciencia individual tiene que juzgar y elegir. Tal estado de cosas es único y vale una vez para cada acción humana. Luego la decisión de la conciencia —afirman los defensores de esta ética— no puede ser imperada por las ideas, principios y leyes universales.

5. La fe cristiana basa sus exigencias morales en el conocimiento de las verdades esenciales y de sus relaciones; así lo hace San Pablo en la carta a los Romanos (Rom 1, 19-21) para la religión en cuanto tal, ya sea ésta la cristiana, ya la anterior al cristianismo: a partir de la creación, dice el Apóstol, el hombre entrevé y palpa de algún modo al Creador, su poder eterno y su divinidad, y esto con una evidencia tal que él se sabe y se siente obligado a reconocer a Dios y a darle algún culto, de manera que desdeñar este cultivo o pervertirlo en la idolatría es gravemente culpable, para todos y en todos los tiempos.

6. Esto no es, de ningún modo, lo que afirma la ética de que Nos hablamos. Ella no niega, sin más, los conceptos y los principios morales generales (aunque a veces se acerque mucho a semejante negación), sino que los desplaza del centro al último confín. Puede suceder que la decisión de la conciencia muchas veces esté de acuerdo con ellos. Pero no son, por decirlo así, una colección de premisas, de las que la conciencia saca las consecuencias lógicas en el caso particular, el caso de una vez. ¡De ningún modo! En el centro se encuentra el bien, que es preciso cumplir o conservar en su valor real y concreto; por ejemplo, en el campo de la fe, la relación personal que nos liga a Dios. Si la conciencia seriamente formada estableciera que el abandono de la fe católica y la adhesión a otra «confesión» lleva más cerca de Dios, este paso se encontraría justificado, aun cuando generalmente se le califica de defección en la fe. O también, en el campo de la moralidad, la donación de sí —corporal o espiritual— entre jóvenes. Aquí la conciencia seriamente formada establecería que por razón de la sincera inclinación mutua están permitidas las intimidades de cuerpo y de sentidos, y éstas, aunque admisibles solamente entre esposos, resultarían permitidas. La conciencia abierta de hoy decidiría así, porque ella deduce de la jerarquía de los valores el principio de que los valores de la personalidad, por ser los más altos, podrían servirse de los valores inferiores del cuerpo y de los sentidos o bien descartarlos, según lo sugiera cada situación. Se ha pretendido con insistencia que, precisamente según ese principio, en materia de derechos de los esposos sería necesario, en caso de conflicto, dejar a la conciencia seria y recta de los cónyuges, según las exigencias de las situaciones concretas, la facultad de impedir directamente la realización de los valores biológicos, en favor de los valores de la personalidad.

Los juicios de una conciencia de esta naturaleza, por muy contrarios que a primera vista parezcan a los preceptos divinos, valdrían, sin embargo, delante de Dios; porque, se dice, la conciencia sincera, seriamente formada, es más importante delante de Dios mismo que el precepto y que la ley.

Y por ello, tal decisión es activa y productiva, no pasiva y receptiva de la decisión de la ley, escrita por Dios en el corazón de cada uno, y menos todavía de la del Decálogo, que el dedo de Dios ha escrito en tablas de piedra, dejando a la autoridad humana el promulgarlo y el conservarlo.

La «moral nueva» eminentemente «individual»

7. La ética nueva (adaptada a las circunstancias), dicen sus autores, es eminentemente individual. En la determinación de la conciencia, cada hombre en particular se encuentra directamente con Dios y ante El se decide, sin intervención de ninguna ley, de ninguna autoridad, de ninguna comunidad, de ningún culto o confesión, en nada y de ninguna manera. Aquí sólo existe el yo del hombre y el Yo del Dios personal; no del Dios de la ley, sino del Dios Padre, con quien el hombre debe unirse con amor filial. Vista así, la decisión de la conciencia es, por lo tanto, un riesgo personal, según el conocimiento y la valoración propios, con plena sinceridad ante Dios. Estas dos cosas, la intención recta y la respuesta sincera, son lo que Dios considera; la acción no le importa. Por ello, la respuesta puede ser la de cambiar la fe católica por otros principios, la de divorciarse, la de interrumpir la gestación, la de rehusar la obediencia a la autoridad competente en la familia, en la Iglesia, en el Estado; y así, en otras cosas.

Todo esto correspondería perfectamente a la condición de mayoría de edad del hombre y, en el orden cristiano, a la relación defiliación, que, según la enseñanza de Cristo, nos hace rezar Padre nuestro...

Esta visión personal ahorra al hombre tener que medir en cada momento si la decisión que se ha de tomar corresponde a los artículos de la ley o a los cánones de normas y reglas abstractas; ella le preserva de la hipocresía de una fidelidad farisaica a las leyes; ella le preserva tanto del escrúpulo patológico como de la ligereza o de la falta de conciencia, porque hace recaer personalmente sobre el cristiano la responsabilidad total ante Dios. Así hablan los que predican la moral nueva.

Esta fuera de la ley y de los principios católicos

8. Expuesta así la ética nueva, se halla tan fuera de la ley y de los principios católicos, que hasta un niño que sepa su catecismo lo verá y se dará cuenta y lo percibirá. Por lo tanto, no es difícil advertir cómo el nuevo sistema moral se deriva del existencialismo, que, o hace abstracción de Dios, o simplemente lo niega, y en todo caso abandona al hombre a sí mismo. Tal vez sean las condiciones presentes las que hayan inducido a intentar el trasplantar esta moral nueva al terreno católico, para hacer más llevaderas a los fieles las dificultades de la vida cristiana. De hecho, a millones de ellos se les exigen hoy —en un grado extraordinario— firmeza, paciencia, constancia y espíritu de sacrificio si quieren permanecer íntegros en su fe, bien sea bajo los reveses de la fortuna o bien bajo las seducciones de un ambiente que pone a su alcance todo aquello que forma la aspiración y el deseo de su corazón apasionado. Pero semejante tentativa nunca jamás podrá tener éxito.

Las obligaciones fundamentales de la ley moral

9. Se preguntará de qué modo puede la ley moral, que es universal, bastar e incluso ser obligatoria en un caso particular, el cual, en su situación concreta, es siempre único y de una vez. Ella lo puede y ella lo hace, porque, precisamente a causa de su universalidad, la ley moral comprende necesaria e intencionalmente todos los casos particulares, en los que se verifican sus conceptos. Y en estos casos, muy numerosos, ella lo hace con una lógica tan concluyente, que aun la conciencia del simple fiel percibe inmediatamente y con plena certeza la decisión que se debe tornar.

10. Esto vale especialmente para las obligaciones negativas de la ley moral, para las que exigen un no hacer un dejar de lado. Pero no para éstas solas. Las obligaciones fundamentales de la ley moral están basadas en la esencia, en la naturaleza del hombre y en sus relaciones esenciales, y valen, por consiguiente, en todas partes donde se encuentre el hombre; las obligaciones fundamentales de la ley cristiana, por lo mismo que sobrepasan a las de la ley natural, están basadas sobre la esencia del orden sobrenatural constituido por el divino Redentor. De las relaciones esenciales entre el hombre y Dios, entre hombre y hombre, entre los cónyuges, entre padres e hijos; de las relaciones esenciales en la comunidad, en la familia, en la Iglesia, en el Estado, resulta, entre otras cosas, que el odio a Dios, la blasfemia, la idolatría, la defección de la verdadera fe, la negación de la fe, el perjurio, el homicidio, el falso testimonio, la calumnia, el adulterio y la fornicación, el abuso del matrimonio, el pecado solitario, el robo y la rapiña, la sustracción de lo que es necesario a la vida, la defraudación del salario justo (cf. Sant 5,4), el acaparamiento de los víveres de primera necesidad y el aumento injustificado de los precios, la bancarrota fraudulenta, las injustas maniobras de especulación, todo ello está gravemente prohibido por el Legislador divino. No hay motivo para dudar. Cualquiera que sea la situación del individuo, no hay más remedio que obedecer.

11. Por lo demás, a la ética de situación oponemos Nos tres consideraciones o máximas. La primera: Concedemos que Dios quiere ante todo y siempre la intención recta; pero ésta no basta. El quiere, además, la obra buena. La segunda: No está permitido hacer el mal para que resulte un bien (cf. Rom 3,8). Pero esta ética obra —tal vez sin darse cuenta de ello— según el principio de que «el bien santifica los medios». La tercera: Puede haber situaciones en las cuales el hombre —y en especial el cristiano— no pueda ignorar que debe sacrificarlo todo, aun la misma vida, por salvar su alma. Todos los mártires nos lo recuerdan. Y son muy numerosos, también en nuestro tiempo. Pero la madre de los Macabeos y sus hijos, las santas Perpetua y Felicitas —no obstante sus recién nacidos—, María Goretti y otros miles, hombres y mujeres, que venera la Iglesia, ¿habrían, por consiguiente, contra la situación, incurrido inútilmente —y hasta equivocándose— en la muerte sangrienta? Ciertamente que no; y ellos, con su sangre, son los testigos más elocuentes de la verdad contra la nueva moral.

El problema de la formación de las conciencias

12. Donde no hay normas absolutamente obligatorias, independientes de toda circunstancia o eventualidad, la situación de una vez en su unicidad requiere, es verdad, un atento examen para decidir cuáles son las normas que se han de aplicar y en qué manera. La moral católica ha tratado siempre y ampliamente este problema de la formación de la propia conciencia con el examen previo de las circunstancias del caso que se ha de resolver. Todo lo que ella enseña ofrece una ayuda preciosa para las determinaciones de la conciencia tanto teóricas como prácticas. Baste citar la exposición, no superada, de Santo Tomás sobre la virtud cardinal de la prudencia y las virtudes con ella relacionadas (Sum. Theol. II-II q. 47-57). Su tratado revela un sentido en la actividad personal y de la realización, que contiene todo cuanto hay de justo y de positivo en la ética según la situación, pero evitando todas sus confusiones y desviaciones. Bastará, por lo tanto, al moralista moderno continuar en la misma, línea si quiere profundizar nuevos problemas.

La educación cristiana de la conciencia está muy lejos de despreciar la personalidad, ni aun la de la joven y del niño, y de matar su iniciativa. Porque toda sana educación tiende a hacer al educador más innecesario poco a poco y al educando más independiente dentro de los justos límites. Y esto vale también en la educación de la conciencia por Dios y la Iglesia: su objetivo es, como dice el Apóstol (cf. 2Cor 13,13), el hombre perfecto, según la medida de la plenitud de Cristo; por consiguiente, el hombre «mayor», que tiene también el valor de su responsabilidad.

¡Solamente es necesario que esta madurez se coloque en el plano justo! Jesucristo permanece como Señor, Jefe y Maestro de cada hombre, de toda edad y de todo estado, por medio de su Iglesia, en la cual continúa El obrando. El cristiano, por su parte, debe asumir el grave y grande cometido de hacer valer en su vida personal, en su vida profesional y en la vida social y pública, en cuanto de él dependa, la verdad, el espíritu y la ley de Cristo. Esto es la moral católica; y ella deja un vasto campo libre a la iniciativa y a la responsabilidad personal del cristiano

Los peligros para la fe de la juventud

13. He aquí lo que Nos queríamos deciros. Los peligros para la fe de nuestra juventud son hoy extraordinariamente numerosos. Cada uno lo sabía y lo sabe, pero vuestra Memoria es particularmente instructiva a este respecto. Sin embargo, pensamos Nos que pocos de esos peligros son tan grandes y tan graves en consecuencias como los que la moral nueva hace correr a la fe. Los extravíos a que conducen así tales deformaciones como la debilitación de los deberes morales, que se derivan directamente de la fe, terminarían, con el tiempo, por corromper aun la fuente misma. Así muere la fe.

Dos conclusiones

De todo lo que hemos dicho sobre la fe vamos a sacar dos conclusiones, dos normas que Nos queremos dejaros al terminar, para que orienten y animen toda vuestra acción y toda vuestra vida de cristianas valientes:

Primera: La fe de la juventud debe ser una fe orante. La juventud debe aprender a orar. Que ello sea siempre en la medida y en la forma que corresponden a su edad. Pero siempre teniendo conciencia de que sin la oración no es posible permanecer fiel a la fe.

Segunda: La juventud debe estar orgullosa de su fe y aceptar que le cueste algo. Ha de acostumbrarse desde la primera edad a hacer sacrificios por su fe, a caminar delante de Dios en rectitud de conciencia, a reverenciar lo que El ordena. Entonces crecerá, como de por sí misma, en el amor de Dios.


* Discurso al Congreso de la Federación Mundial de las Juventudes Femeninas Católicas: AAS 44 (1952) 413ss.

Fuente: Vatican.va     TEMA RELACIONADO (haz clic): AMORIS LAETITIA

6 comentarios:

  1. La moral neomodernista de situación es, más que un auténtico sistema de teología moral, un
    fenómeno, una tendencia o una moda; en conclusión: una mentalidad sentimental, según el modus
    operandi [modo de obrar] adogmático e irracional del modernismo.

    No existe un manual sistemático de teología moral de situación, un documento o un
    “manifiesto” auténtico que recoja los principios fundamentales de la nouvelle morale [nueva
    moral]. Con todo y con eso, «se echa de ver la neomoral en todas partes, en una medida débil bien
    que no despreciable, y bajo las formas más dispares (…), particularmente en literatura, donde se
    habitúa a un público demasiado confiado o demasiado snob a oponer a las leyes de la Iglesia
    Católica, a las que se juzga rígidas en demasía, la ley sencilla y soberana de la conciencia
    individual. Así pues, el error [de la neomoral] estriba esencialmente en querer sustituir las normas
    objetivas (…) por las aspiraciones subjetivas y el sentimiento personal en todas las respuestas a los
    mil problemas de orden moral que se presentan en el curso de la existencia» (F. Roberti y P.
    Palazzini, Dizionario di Teologia morale, Roma, ed. Studium, 4ª edición, 1968, vol. II, pág. 1065,
    voz Morale della situazione, texto redactado por Pietro Palazzini).

    La neomoral habla mucho de conciencia subjetiva. Ahora bien, la voz conciencia posee
    dos acepciones, una moral y otra psicológica; la acepción principal es la moral: la conciencia
    consiste esencialmente en un conocimiento moral, en darse cuenta de la bondad o malicia de los
    actos humanos (es el juicio que forma el sujeto acerca de la moralidad de sus actos); en cambio,
    prevalece la acepción psicológica con la moral subjetiva de situación, la cual reivindica el primado
    absoluto de la conciencia subjetiva sobre la moral objetiva, y en este sentido la conciencia es el
    conocimiento que tiene el hombre de que existe y obra (es el conocimiento íntimo que el sujeto
    tiene de si propio y de sus actos).

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  2. Estupendos todos los recuadros con textos y el esquema de CATOLICIDAD que complementan el discurso de S.S. Pío XII. Los felicito sinceramente, pues deja muy claro este gravísimo error modernista impulsado hoy desde las más altas esferas. Error ya condenado antaño, de manera contundente, por la Iglesia Católica.

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  3. La "moderna forma de salvación" según la alta jerarquía eclesial.
    "Si; esta ley no la podemos cumplir, cambiemos la ley"
    "Ya cambiada la ley, ahora si podremos cumplir con la ley"

    Y así, se "acaba el problema", muy "fácil" solucionan un problema.

    A ver pues, una pregunta para los modernizadores de La Ley de Dios:

    ¿Porque si, matar, robar o dar falsos testimonios, que son actos contrarios a la ley social, moral y Espiritual, porque no hacen cambios y ajustes a estas leyes, para que quienes matan, roban o falsean testimonios, estén dentro de la "ley"?

    Y así, los que eramos malos con la Ley "antigua" de Dios, con
    la "nueva ley", que ustedes modernicen, TODOS SEREMOS BUENOS y SALVADOS !!

    PERO, aquí hay una pregunta: ¿ Esto quiere decir, que ustedes encontraron el Arca de La Alianza, que contienen las Tablas De La Ley de Dios, El Mana y La Vara de Aron?

    ¿Ya tienen el permiso de Dios para re-grabar sus "nuevas leyes", en Las Tablas de La Ley de Dios, o la modernización de Las Leyes es por su cuenta?.

    --- Pido una disculpa por esta sátira mía ---

    Pero por el momento, no encuentro otra forma mas clara de cuestionar a estos "sabios" y cuasi-dioses, que se atreven
    tratar de modificar una Ley Eterna, dictada por Dios, para que todos nos "salvemos".

    Si, Dios quiere la salvación de TODOS, pero, PERO, El nos da
    la LIBERTAD de elegir, "El LIBRE ALBEDRÍO", "La VOLUNTAD" propia
    e individual, para que si; queremos vivir siempre en La casa de El, tendrá que ser con Las Leyes de Su Casa, NO con las leyes que cada quien juzgue como "buenas".
    -- Los que no crean que es así, lean La Parábola dicha por labios de Jesús, "EL HIJO PRODIGO" --

    Dios no nos impone Sus Leyes, mas bien nos invita a obedecer Sus Leyes, para VIVIR ETERNAMENTE CON EL, esto lo hace por AMOR a nosotros Sus criaturas, tanto nos AMA que dio a su Único hijo y Su Vida para venir a rescatarnos de este mundo, donde el que gobierna es un ángel que no quiso obedecer Las Leyes de Dios, y quiso ser dios, cuando solo es una criatura mas de Dios.

    Pero se revelo a el ORDEN de Dios, Creador de TODO LO QUE EXISTE, VISIBLE E INVISIBLE, no se arrepintió de su desobediencia, y fue expulsado DEL REINO DE DIOS por su SOBERBIA. -- NO QUISO SERVIR A DIOS NI A SU CREACIÓN --

    Engaña a nuestros primeros padres, para que caigan en la SOBERBIA que el mismo había caído, y también ellos Adan y Eva
    fueron expulsados Del Reino de Dios, para habitar este mundo ya habitado por el ángel caído, Luzbel. Y nosotros, herederos de ellos, heredamos su pecado de desobediencia.

    Pero Dios Padre manda a Su Hijo a rescatarnos, borrando ese pecado que cometieron nuestros primeros padres - por el Bautismo -, pero como también creo a Adan a Su Imagen y Semejanza, con LIBERTAD, entonces nosotros heredamos de el esa LIBERTAD de elegir.

    Jesús viene a SALVARNOS, pero sus criaturas engañadas por la ley del mundo, del diablo, no conocieron a su Salvador, y lo rechazaron.
    Pero Dios tiene un Plan, El mismo se convierte en El Camino de retorno a el Cielo, enseña La Verdad por medio de Sus Leyes, y en este mundo donde solo esperábamos la muerte, El que Es VIDA,
    NOS INVITA A RECOBRAR LA VIDA.

    Pero el ángel que se revela a Las Leyes de Dios, ODIA Y ENVIDIA
    a los que Jesús viene a rescatar, porque el ya no podrá retornar a El Reino de Dios, y quiere evitar nuestra SALVACIÓN.

    Para ello se vale de hacernos caer en la misma tentación con la que hizo caer a Adan y Eva, la tentación de desobedecer Las Leyes Del Reino, y de esta forma llevarnos a la muerte eterna donde el esta ya CONDENADO.

    Jesús nos advirtió que cuando se acerque el FIN DE LOS TIEMPOS, es decir cuando se vaya a terminar el poder que tiene el diablo en este mundo, tratara de suplantar a Dios, engañando, imponiendo "leyes nuevas" y "modernas", para que los hijos de Dios, no podamos ser rescatados por EL.
















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    1. Estudie la Libertas Praestantisimum de León XIII y a Santo Tomás y verá que ellos explican que la libertad es moverse en el bien, y no lo que le hacen creer a la gente en la actualidad que es elegir entre el bien y el mal. Dios puso ante el hombre el bien y el mal pero no le dió licencia para pecar.

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    2. Si, Dios quiere la salvación de TODOS, pero, PERO, El nos da
      la LIBERTAD de elegir


      esa libertad Dios no la dió para elegir el mal...

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    3. Dios Padre nos otorga la libertad de elegir.

      El claro ejemplo nos lo enseña en la parábola del "HIJO PRODIGO", el hijo le pide a El Padre su herencia, y el hijo con la LIBERTAD que el Padre le otorga, toma un rumbo que el DECIDE.
      Aun que decide mal, porque al llegar al extremo de su mal actuar, el hijo RECONOCE que obro mal, que ofendió, deshonro y peco contra El Padre.

      Esto no significa que El Padre le haya dado "licencia" para pecar, lo que le da es LIBERTAD de elegir entre el bien y el mal, que eso es el LIBRE ALBEDRÍO.

      El hijo prodigo reconoce que obro mal, porque toma como referencia las enseñanzas del Padre, esos son los VALORES que le dio como herencia.

      Si; El Padre le dio su herencia y lo dejo partir, eso significa que a pesar de que El lo ama, no lo forza u obliga a permanecer en Su casa, le da la libertad de elegir, y el elige irse a un país lejano y derrochar la herencia que el Padre le había dado.

      El hijo pensó en que la decisión que había tomado, lo haría LIBRE, pero termina por encontrarse como ESCLAVO y pobre, sin alimento, esto es, vacio del alma.

      Allí descubre que la "libertad" que el buscaba lo esclavizo, y que la real LIBERTAD la tenia en la Casa de Su padre.

      Aprende que lo que realmente LIBERA es La Verdad, y que el pecado - EL LIBERTINAJE - esclaviza.

      Lo mismo que ha pasado en la historia del hombre, me ha pasado a mi y a todo ser humano que ha pisado este planeta, el demonio nos engaña, y nos hace creer que La Libertad es hacer todo lo que nos satisface y place.

      Confundimos a La Libertad, con el "Libertinaje" y en esta confusión perdemos La Libertad.

      "La Verdad os hará LIBRES" Juan 8:31
      Por lo Tanto:
      "La mentira -- el libertinaje -- os esclavizara"

      Y nosotros tenemos esa "libertad de elegir", que claro es otorgada por Dios Padre, elegir entre el bien y el mal.
      El "hijo prodigo", somos TODOS, porque siempre estamos en el dilema de elegir un camino u otro, esa es nuestra debilidad, pero nuestra fortaleza esta en La Verdad, y La VERDAD esta Solo en El Padre, porque El Personifica a La VERDAD, El Es La VERDAD.

      Fuera del dominio de El, solo esta la esclavitud y el mal, El no se complace en darnos La Libertad - la "licencia" - para que pequemos, El se complace cuando hacemos uso de La Libertad para permanecer en La VERDAD. Esto es cumpliendo Sus Leyes, no en las leyes que nosotros creamos para hacer lo que nos place, eso es LIBERTINAJE.

      Dios Padre nos propone, no nos impone, y en "el proponer", esta implícita la elección nuestra, de obedecer Sus Leyes o no obedecerlas.

      Pero también nos advierte que al no aceptar Su Propuesta de VIDA, la otra opción que hagamos con nuestro "libertad", sera la MUERTE.

      Un saludo en Cristo, y en Su Madre Santísima quien nos conduce a La Verdadera LIBERTAD, por medio de La Única y Verdadera Iglesia de Cristo nuestro Salvador.








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