domingo, 2 de junio de 2013

EL SANTO ROSARIO Y EL FALSO ECUMENISMO


La relación que guarda el Santo Rosario con el ecumenismo es muy esclarecedora, para el que quiera comprobar que no hay otro camino que no pase por la CONVERSIÓN y el RETORNO de los herejes y cismáticos a la Santa Iglesia Católica.

1. ¿Quién fue Santo Domingo de Guzmán?

Santo Domingo de Guzmán, insigne santo español del siglo XII, fundador de la orden de los Predicadores –también conocidos como dominicos–, fue un apóstol de primera categoría, que junto a San Francisco de Asís, dieron pie a la creación de las llamadas órdenes mendicantes.

Su carisma fundamental era la predicación para la conversión de los alejados de Dios, y sobre todo la de los herejes, que en aquella época campaban por doquier.

Su labor se centró sobre todo en el sur de Francia, donde estaban ubicados los herejes cátaros o albigenses, que mantenían doctrinas y prácticas gnósticas, con gran desmedro de la fe católica, pues el error se propagaba con rapidez y pertinacia.

Santo Domingo y sus compañeros sostuvieron una serie de encuentros con los adalides de la herejía, en varias ciudades donde estaba muy arraigada ésta, en las que se dieron una serie de torneos de controversia con la Sagrada Escritura y con argumentos teológicos; en todos ellos los herejes se vieron derrotados o no lograron imponerse al santo castellano.

A pesar de vencer a los herejes en estos torneos de oratoria, el endurecimiento de los seguidores de la herejía, no producía muchas conversiones.

2. ¿Cuál es el fin de la revelación del Santo Rosario a Santo Domingo?

Santo Domingo, en un momento de debilidad y desesperación por los pocos frutos obtenidos, recibió una revelación de la Santísima Virgen, que le confortó, y en la que le mostró la oración del santo Rosario, para que sus desvelos apostólicos y predicaciones dieran por fin el éxito deseado: la CONVERSIÓN de los herejes. Y en efecto, a partir de ese momento las conversiones se incrementaron maravillosamente.

Así pues, La Santísima Virgen dio a Santo Domingo el Rosario, para que lograra la CONVERSIÓN de los herejes, y no para rezar con ellos en comandita.

¿Acaso la condescendencia con los herejes atrae más conversiones? Los frutos obtenidos dicen que no.

3. ¿Cuál es la omisión del falso ecumenismo?

Este es el drama del falso ecumenismo: que no se busca la CONVERSIÓN y el RETORNO de los herejes y los cismáticos, sino que cada uno permanezca como está: el hereje en su error –por muy de buena fe que persista en él–; y el católico sin obedecer el mandato de Cristo: “Id pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado.” (Mt. 28, 19-20).

Ni la orden de San Pablo al obispo Tito, que en sentido propio nos podemos aplicar todos los católicos, cada uno según su capacidad, pues todos somos soldados de Cristo: “Porque es necesario que un obispo sea capaz de instruir en la sana doctrina y refutar a los que contradijeren.” (Tit. 1,7.9).

Reflexionemos: “haced discípulos”, ¿no es “CONVERTID”?; “refutar a los que contradijeren”, ¿no es hacer lo que hacía Santo Domingo con los herejes?

4. ¿Qué pensar del “diálogo” interreligioso?

La Sagrada Escritura, los Santos Padres, los propios santos con su vida y obras –como santo Domingo–, claman con toda fuerza que el camino a seguir en el ecumenismo y el diálogo interreligioso es el RETORNO, y la CONVERSIÓN, como único fin. Todo fin que no sean estos conceptos, es desvirtuar el verdadero ecumenismo.

Como en el falso ecumenismo no se busca la conversión, se dejan de practicar algunas de las obras de misericordia, como son “corregir al que yerra” y “enseñar al que no sabe”, como hacía Santo Domingo.

Pero claro, ahora está muy extendido ese error de que “hay que dejar a cada uno en su religión, pues si está de buena fe se salvará” y erróneamente dicen que “el ecumenismo con los hermanos separados hay que practicarlo dejando a cada uno en su creencia y convergiendo todos (católicos y herejes) hacia un centro común a todos.”

¿Y el mandato de Cristo, qué?, ¿lo mandamos a paseo?

Como ahora no se busca convertir, se pisotean las obras de misericordia, por decir lo menos grave.

5. ¿Cuál es el ejemplo de los santos?

¿Por qué los promotores del falso ecumenismo no siguen el ejemplo de los santos como santo Domingo de Guzmán o S. Luis Mª. Grignión de Monfort?

Éste último, en su famoso libro El secreto admirable del Santísimo Rosario, escribe: “Aún cuando fueseis un hereje endurecido y obstinado como un demonio, tarde o temprano os convertiréis y os salvaréis, con tal que recéis devotamente todos los días el Santo Rosario hasta la muerte, para conocer la verdad y obtener la contrición y el perdón de vuestros pecados.”

6. ¿Cuál es el verdadero ecumenismo?

En conclusión: la oración en el ecumenismo debe ser para la CONVERSIÓN y el RETORNO como fin último; si no, es un falso ecumenismo de la peor especie que olvida el mandato de Cristo; y del que desobedece a Cristo ya sabemos su situación:

“Todo el que no está conmigo, está contra Mí, y el que no recoge conmigo, desparrama.” (Mt. 12,30).

Temas relacionados: 

1)ACERCA DEL VERDADERO Y EL FALSO ECUMENISMO (ENCÍCLICA MORTALIUM ANIMOS)




4 comentarios:

  1. Brillante,brillante,brillante ¡¡¡¡
    El articulo es simple,claro y absolutamente concreto.Mil veces he dicho que no hace falta una clase de alta teologia para encontrar el camino de la salvacion.
    Ademas,reafirma que el SANTO ROSARIO es un salvavidas de oro,que Maria Santisima nos regala,por su inmensa bondad.
    Lastima que tantas dignatarios de la Iglesia ( y en que cargos¡¡¡) esten imbuidos de falso ecumenismo

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  2. A un lector: Gracias por la interesante información que nos proporciona. La emplearemos en algún futuro post. Un abrazo en Cristo.

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  3. ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia? Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos, sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos? Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados? Pero vosotros cometéis el agravio, y defraudáis, y esto a los hermanos. ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo. ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne. Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.
    1 Corintios 6:2-17

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