sábado, 18 de enero de 2014

UNA GUITARRA A CUATRO MANOS



2 comentarios:

  1. Nos pregunta Emilio Montt Marchant:
    ¿Y, como están las cosas, cree usted hermano que es posible el reinado social de Nuestro Señor? ¿No estamos, más cerca que nunca, en el adviento parusiaco, donde sí, en persona, reinará Cristo?

    RESPUESTA DE CATOLICIDAD:
    A nosotros nos corresponde luchar siempre por su reinado social, lo demás está en manos de Dios. Los tiempos y los "cómos" corresponden al Señor. Nadie sabe el día ni la hora. "Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor" Mt 24,42.

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    1. Utilizar el argumento de la Parusía para castrar la lucha por Cristo y su reinado social, para lavarnos las manos y dejarlo todo en las de Dios, es transformar la milicia que debemos asumir como creyentes en algo estéril y evadir la responsabilidad que como católicos tenemos. Resulta una visión equivocada que reprime la lucha viril que obliga a todo cristiano con su Redentor.

      Es lógico que cada vez -entre más tiempo pasa- estemos más cerca de los últimos tiempos, pero ni los ángeles conocen la fecha sino sólo el Padre. No invoquemos fechas que se desconocen para paralizar e impedir la reacción viril que es menester tener y la lucha que se debe dar. El argumento de la Parusía no debe ser un freno para nosotros. No debemos ponernos en riesgo de dar malas cuentas el día de nuestro juicio argumentando que creíamos que nada podía ya hacerse, porque creíamos que todo lo resolvería y solucionaría el propio Dios. Múltiples hombres han errado al ponerle fechas a las profecías. El católico no debe paralizarse lleno de pesimismo por los malos tiempos que corren. Por el contrario, debe estar más alerta y firme en la defensa de su fe y de su Dios. Luchemos como si todo dependiera de uno, poniendo nuestra esperanza en que todo dependerá de lo que Dios quiera o permita. "Revestíos de la armadura de Dios para que podáis sosteneros ante las asechanzas del diablo. Que no es nuestra lucha contra carne y sangre, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires. Tomad, pues, la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y, vencido todo, os mantengáis firmes.” (Ef. 6,11-13).

      José.

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