“Mientras no consigue extinguir la familia, la Revolución procura reducirla, mutilarla y vilipendiarla de todos los modos”.
Los padres que se ocupen en educar bien a sus hijos no serán confundidos, en el juicio particular y en el juicio universal. Triste, no obstante, será el juicio de padres apenas empeñados en gozar la vida y despreocupados de la educación de su prole.
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Teniendo en vista la intensa y creciente oposición a las enseñanzas de la Santa Iglesia observada en nuestros días, es nuestro deber propagar la moral católica tradicional.
Los padres deberán prestar cuentas a Dios por cada hijo que se pierda por su negligencia — Amonestación materna, Ferdinand Georg Waldmüller, 1850
En ese sentido, es notorio el conflicto entre dos categorías de personas: los que desean formar acertadamente a sus familias de acuerdo con esas enseñanzas tradicionales; y aquellos que, debido a las influencias del neopaganismo actual —como las provenientes de la televisión, que invade incontables hogares con telenovelas y otros programas de tenor anticatólico—, tratan de adaptarse a las máximas de la mentalidad moderna.
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Un hijo puede llegar a desviarse de los buenos
principios recibidos, pero esa semilla latente
le puede permitir abrirse de nuevo a la gracia
y retornar como el hijo pródigo |
Acción Familia procura ofrecer a todos los que desean mantener la fidelidad integral a la moral católica, subsidios para resistir valientemente a la avalancha que busca desagregar y hasta extinguir la familia, célula mater de la sociedad.
En su obra Revolución y Contra-Revolución, el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira denuncia claramente tal objetivo de la Revolución, multisecular proceso que viene destruyendo la civilización cristiana. Así, en el capítulo 7 (Primera Parte, n. 3, f) declara: “Entre los grupos intermedios que serán abolidos, ocupa el primer lugar la familia. Mientras no consigue extinguirla, la Revolución procura reducirla, mutilarla y vilipendiarla de todos los modos”.
Como poderoso auxilio para los padres de familia, transcribimos algunos principios que el gran Doctor de la Iglesia, San Alfonso María de Ligorio, fundador de los Redentoristas, proclamó en sus sermones*:
Cuando Dios bendice a los padres dándoles hijos, lo que Él tiene en vista no es la ventaja de la casa; sino que los hijos sean educados en el santo temor y formados para la salvación eterna. De ahí estas palabras de San Juan Crisóstomo: “Miremos a los hijos como precioso depósito, velemos por ellos con toda la solicitud posible”. Si los hijos fuesen un don ofrecido apenas a los padres, estos podrían disponer de ellos como quisiesen; pero como son un simple depósito, los padres deberán prestar cuentas a Dios por cada hijo que se pierda por su negligencia.
Consecuencias de una buena o mala formación
Quien quiera saber si la conducta de un padre de familia es buena o mala, examine la conducta del hijo.
A fin de que comprendamos que viviendo según la voluntad de Dios los padres atraen las bendiciones celestiales sobre ellos y sobre toda la casa, la Sagrada Escritura dice: “Así serán felices, tú y tus hijos después de ti, porque habrás realizado lo que es bueno y recto a los ojos del Señor, tu Dios” (Deut. 12, 25). Quien quiera saber si la conducta de un padre de familia es buena o mala, examine la conducta del hijo. “El árbol se conoce por su fruto” (Mt. 12, 33), dice Nuestro Señor. Cuando un padre de familia muere, pero deja un hijo, es como si él no hubiese muerto, pues ese hijo lo perpetúa, lo continuará. “Muere el padre, y es como si no muriera, porque deja detrás de sí a uno igual a él” (Eclo. 30, 4). Por los hijos que blasfeman, que dicen palabras impuras o roban, se puede advertir los vicios del padre. Pues, dice el Eclesiástico, “Un hombre se conoce por los hijos que deja” (Eclo. 11, 30).
Responsabilidad de los padres
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La educación consiste no sólo en decir qué deben
hacer, sino en sembrar convicciones.
¿Las estás realmente sembrando? |
Tranquila y feliz será la muerte de los padres y madres de familia que forman a sus hijos en la vida cristiana. “Mientras viva, se alegrará de verlo, y a su muerte, no sentirá ningún pesar” (Eclo. 30, 5). Y dice San Pablo: “se salvará por su maternidad mientras persevere con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad” (1 Tim. 2, 15). Gracias a la buena educación que les habrán dado. Al contrario, muy triste y hasta desesperada, será la muerte de aquellos padres que únicamente se preocupan en aumentar la fortuna y el brillo de su casa, para gozar la vida, sin preocuparse en lo más mínimo en educar a sus hijos. “Si alguien —dice aún San Pablo— no tiene cuidado de los suyos, principalmente de sus familiares, ha renegado de la fe y es peor que un infiel” (1 Tim. 5, 8).
¡Si al menos ciertos padres cuidasen de sus hijos tanto cuanto de sus animales (N. de la R.: hoy: de sus autos, negocios, fincas y propiedades)! ¡Cuánta solicitud para que nada les falte! ¡Qué atención para que la comida les sea dada a su tiempo! Y, con la atención enteramente puesta en ello, no se preocupan si sus hijos conocen o no el catecismo, si asisten a misa y se confiesan. “¡Sí —lamenta San Juan Crisóstomo—, caballos y bueyes les toman más el corazón que los propios hijos!”
Consecuencias de la negligencia de los padres
Para los hijos, cuando aún son niños, es fácil adquirir buenos hábitos, es difícil al hombre maduro corregirse de los malos hábitos contraídos en la mocedad. Es una gran desgracia para los hijos tener malos padres, no sólo incapaces de educarlos, sino, peor aún, indiferentes a sus conductas: que ven a sus hijos en malas compañías, discutiendo, divirtiéndose con amistades sórdidas, y, en vez de reprenderlos y castigarlos, los excusan diciendo: “No se puede hacer nada, son cosas de la juventud”. ¡Bella máxima… bella educación…!
Así como para los hijos, cuando aún son niños, es fácil adquirir buenos hábitos, es difícil al hombre maduro corregirse de los malos hábitos contraídos en la mocedad.
Pasaremos al segundo punto, y yo os suplico, padres y madres de familia, que retengáis bien esto que os diré sobre la manera de educar bien a vuestros hijos.
La disciplina comprende la enseñanza de la religión y de la moral
¿En qué consiste precisamente la buena educación de los hijos? San Pablo lo dice claramente en dos palabras: “Educad a vuestros hijos en la disciplina y en la corrección del Señor” (Ef.6,4).
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La hija no aprenderá a vestir con modestia si la madre no le pone primero el ejemplo |
En primer lugar, por disciplina, es necesario comprender todo lo que los padres deben hacer para formar a los hijos en las buenas costumbres. Consiste en instruirlos y darles buen ejemplo.
Que los padres tengan ante todo el deber de enseñar a los hijos el temor de Dios y la fuga del pecado. Así hacía el justo Tobías con relación a su hijo. En efecto, leemos en la Sagrada Escritura: “Al cual enseñó desde la infancia a temer a Dios y abstenerse de todo pecado” (Tob. 1, 10).
¡Qué consolaciones y qué alegrías el Cielo reserva en recompensa por la solicitud de los padres cristianos! Sí, dice el Sabio: “Corrige a tu hijo, y él te dará tranquilidad y colmará tu alma de delicias” (Prov. 29, 17). Pero, si el hijo bien instruido es la alegría de sus padres, los hijos ignorantes los llenan de tristezas; pues, ignorar las reglas de la vida cristiana y comportarse mal, es una sola cosa.
Cuenta Tomás de Cantimpré que, en 1248, un sacerdote fue encargado de hacer un discurso al clero de París reunido en sínodo. Este sacerdote era muy ignorante y, estando en la presencia de su auditorio, se confundió completamente. Entonces el demonio vino en su ayuda y le sugirió que pronunciase las siguientes palabras: “Los príncipes de las tinieblas saludan a los príncipes de la Iglesia, y les agradecemos vivamente por la negligencia en instruir al pueblo. Pues, las almas estancadas en la ignorancia, siguen el camino del mal y llegan al infierno”. Semejante lenguaje bien se podría dirigir a ciertos padres de familia (N. de la R.: y a ciertos clérigos modernistas actuales).
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Rezad el Rosario en familia |
* Sermons de S. Alphonse de Liguori, Analyses, commentaires, exposé du système de sa prédication, par le R. P. Basile Braeckman, de la Congrégation du T. S. Rédempteur, Tome Second, Jules de Meester-Imprimeur-Éditeur, Roulers, pp. 464-47.
VER TAMBIÉN (HAZ CLICK): 1) UN DEBER DE LOS PAPÁS: LA CONFESIÓN DE LOS NIÑOS 2) EN CUANTO EL NIÑO PUEDA DISTINGUIR ENTRE EL PAN Y LA HOSTIA CONSAGRADA; HAGA SU PRIMERA COMUNIÓN 3) ESTUDIA CON TUS HIJOS EL CATECISMO EN VIDEOS
es mentira el ejemplo no arrastra sino india debería ser igual a madre teresa y no lo es.....
ResponderEliminaresa es una frase estúpida y modernista
lo que ayuda y convierte es hacer la voluntad de Dios y eso es lo que menos les enseñan a la gente en la iglesia hoy en día porque hoy en día se adora al hombre y todos están salvados por que son muuy dignos.... y casi que por esa dignidad niegan el dogma del pecado orignial y asi toda una cadena de errores......
Estamos hablando de la familia y de la educación, no del ejemplo de una persona que -según usted- debería arrastrar a todos los habitantes de una nación, lo que es bastante absurdo e ilógico pedir.
EliminarDe la Encíclica Divini Illius Magistri, de Pío XI, del 31 de diciembre de 1929:
“El primer ambiente natural y necesario de la educación es la familia, destinada precisamente para esto por el Creador. Por esta razón, normalmente, la educación más eficaz y duradera es la que se recibe en una bien ordenada y disciplinada familia cristiana; educación tanto más eficaz cuanto más claro y constante resplandezca en ella el buen ejemplo, sobre todo de los padres y el de los demás miembros de la familia."
¿Le parece "modernista" y "estúpido" lo que enseña el Magisterio de la Iglesia?
Si el ejemplo no arrastrara, ¿entonces el ejemplo que Jesucristo nos mostró en su sacrificio para salvarnos, no fue necesario ?.
Eliminar¿Que ejemplo de Jesucristo toma usted ?, ¿ninguno ?, Su ejemplo para usted no tiene ninguno sentido?.
Es cierto unas pocas gotas de agua no hace el verano, pero un trago de agua puede ser la diferencia ente la vida y la muerte.
Usted se refiera a que la valerosa actitud de esta bella persona -- La madre Teresa de Calcuta -- no tubo sentido. Ella salvo con sus actitudes a muchas vidas, y con su voluntad conmovió a muchos que después siguieron su ejemplo, para hacer y cumplir la VOLUNTAD de Dios, sirviendo como gotas de agua en el desierto .
Si al ejemplo de esta mujer, otro hubiera salvado la vida de un hijo de usted, o a usted mismo, ¿ entonces su ejemplo, si hubiera tenido sentido para usted ?.
¿ Entonces en que consiste hacer La Voluntad de Dios?
Lea la hermosa parábola de "El buen samaritano", que Jesús enseño a Sus apóstoles, que también lo dejo como EJEMPLO para todo que quiera ser Su seguidor, para usted y para mi.
Si aun esto le parece "moderno" y estúpido, entonces fíjese a quien usted esta llamado "estúpido".
Conosco un caso muy cercano y siceramente me da miedo y me frustra la indiferencia de los padres ante el conportamiento de los hijos lo unico que falta es que lo digan. Divierte goza la vida que solo hay una no importa que ofendas a Dios lo importante es que seas "Feliz"
ResponderEliminarEl ejemplo de una madre pesa más que cualquier sermón. Mis hijos son muy rápidos para enojarse y juzgar, y sentirse merecedores de todos sus deseos. Como vuelta a nacer católica, solo ven en mi la hipocresía de la religión. Pues de niños nunca vieron humildad, sencillez, suavidad en el trato de mamá. Hoy solo puedo depender de mi confianza en Dios, del poder de la oración y del Sacramento de la reconciliación. Ofrezco y pido que los tire del caballo, sabiendo que si yo recaigo tengo la fuerza de pedir perdón y reparar. Saber que Jesús quiere que todos se salven, y que Su Santísima Madre nos guía para que ellos eventualmente regresen.
ResponderEliminarPUES NO, LA PALABRA Y LA FORMACIÓN EN DOCTRINA TAMBIÉN TIENEN PESO.
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