
"Tengo 31 años y hace cinco aborté. Sabía lo que hacía. No soy creyente. He conseguido rehacer mi vida, soy abogada y tengo un trabajo normal. No me he casado aún. Se está armando un enorme revuelo con el tema del aborto y creo que se enfoca mal el asunto: yo he conseguido rehacer mi vida, pero no me olvido de que suprimí voluntariamente la vida a un ser, no sé si era niño o niña, distinto a mí. Me he preguntado muchas veces por qué lo hice. Sólo se me ocurre que lo hice porque no había recibido una adecuada educación humana, ni en valores, ni sexual. Me he dado cuenta de que no tengo derecho a suprimir la vida de otro ser humano, que el amor de una mujer y un hombre debe ser para siempre, porque, si no es para siempre, no hay amor, sino placer egoísta. Y he llegado a la conclusión de que las relaciones sexuales hay que limitarlas responsablemente dentro del contrato matrimonial. Si se hacen las cosas de otra manera, el resultado lo he vivido yo misma: maté a un ser humano y no le deseo a nadie que pase por lo que yo pasé".
Muy buen testimonio. Ea es la realidad. El aborto siempre es un asesinato, sea por la causa que sea, si es provocado, es un asesinato. No importa la edad, desde el momento de la concepción, en ese instante, hay una nueva vida en el primer instante en el que existe el material genetico completo y nunca igual a otro, para un nuevo ser.
ResponderEliminarMuy buen testimonio. Para ella lo lógico es lógico y no se anda con sofismas. El aborto provocado siempre será un asesinato independientemente de la causa. El nuevo ser lo es desde el instante de la concepción. Desde el momento de la fecundación. Desde el hecho de encontrar una nueva célula con todo el material genético del nuevo ser.
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