A mi Cristo roto lo encontré en Sevilla. Dentro del arte me subyuga el tema de Cristo en la cruz. Se llevan mi preferencia los cristos barrocos españoles. La última vez, fui en compañía de un buen amigo mío. Al Cristo, ¡Qué elección! Se le puede encontrar entre tuercas y clavos, chatarra oxidada, ropa vieja, zapatos, libros, muñecas rotas o litografías románticas. La cosa, es saber buscarlo. Porque Cristo anda y está entre todas las cosas de este revuelto e inverosímil rastro que es la Vida.
Pero aquella mañana nos aventuramos por la casa del artista, es más fácil encontrar ahí al Cristo, ¡Pero mucho más caro!, es zona ya de anticuarios. Es el Cristo con impuesto de lujo, el Cristo que han enriquecido los turistas, porque desde que se intensificó el turismo, también Cristo es más caro.
Visitamos únicamente dos o tres tiendas y andábamos por la tercera o cuarta.
- Ehhmm ¿Quiere algo padre?
- Dar una vuelta nada más por la tienda, mirar, ver.
De pronto… frente a mí, acostado sobre una mesa, vi un Cristo sin cruz, iba a lanzarme sobre él, pero frené mis ímpetus. Miré al Cristo de reojo, me conquistó desde el primer instante. Claro que no era precisamente lo que yo buscaba, era un Cristo roto. Pero esta misma circunstancia, me encadenó a Él, no sé por qué. Fingí interés primero por los objetos que me rodeaban hasta que mis manos se apoderaron del Cristo, ¡Dominé mis dedos para no acariciarlo! No me habían engañado los ojos… no. Debió ser un
Cristo muy bello, era un impresionante despojo mutilado. Por supuesto, no tenía cruz, le faltaba media pierna, un brazo entero, y aunque conservaba la cabeza, había perdido la cara.
Se acercó el anticuario, tomó el Cristo roto en sus manos y…
- Ohhh, es una magnífica pieza, se ve que tiene usted gusto padre, fíjese que espléndida talla, qué buena factura…
- ¡Pero… está tan rota, tan mutilada!
- No tiene importancia padre, aquí al lado hay un magnífico restaurador, amigo mío y se lo va a dejar a usted, ¡Nuevo!
Volvió a ponderarlo, a alabarlo, lo acariciaba entre sus manos, pero… no acariciaba al Cristo, acariciaba la mercancía que se le iba a convertir en dinero.
Insistí, dudó, hizo una pausa, miró por última vez al Cristo fingiendo que le costaba separarse de Él y me lo alargó en un arranque de generosidad ficticia, diciéndome resignado y dolorido:
- Tenga padre, lléveselo, por ser para usted y conste que no gano nada 3000 pesetas nada más, ¡Se lleva usted una joya!
El vendedor exaltaba las cualidades para mantener el precio. Yo, sacerdote, le mermaba méritos para rebajarlo… Me estremecí de pronto. ¡Disputábamos el precio de Cristo, como si fuera una simple mercancía! Y me acordé de Judas… ¿No era aquella también una compraventa de Cristo? ¡Pero cuántas veces vendemos y compramos a Cristo, no de madera, de carne, en él y en nuestros prójimos! Nuestra vida es muchas veces una compraventa de cristos.
Bien… cedimos los dos… lo rebajó a 800 pesetas. Antes de despedirme, le pregunté si sabía la procedencia del Cristo y la razón de aquellas terribles mutilaciones. En información vaga e incompleta me dijo que creía procedía de la sierra de Arasena, y que las mutilaciones se debían a una profanación en tiempo de guerra.
Apreté a mi Cristo con cariño… y salí con Él a la calle. Al fin, ya de noche, cerré la puerta de mi habitación y me encontré solo, cara a cara con mi Cristo. Qué ensangrentado despojo mutilado, viéndolo así me decidí a preguntarle:
- Cristo, ¡¿Quién fue el que se atrevió contigo?! ¡¿No le temblaron las manos cuando astilló las tuyas arrancándote de la cruz?! ¿Vive todavía? ¿Dónde? ¿Qué haría hoy si te viera en mis manos? …¿Se arrepintió?
– ¡CÁLLATE!— me cortó una voz tajante.
- ¡CÁLLATE, preguntas demasiado! ¡¿Crees que tengo un corazón tan pequeño y mezquino como el tuyo?!
¡CÁLLATE! No me preguntes ni pienses más en el que me mutiló, déjalo, ¿Qué sabes tú? ¡Respétalo!, Yo ya lo perdoné. Yo me olvidé instantáneamente y para siempre de sus pecados. Cuando un hombre se arrepiente, Yo perdono de una vez, no por mezquinas entregas como vosotros.
- ¡CÁLLATE! ¿Por qué ante mis miembros rotos, no se te ocurre recordar a seres que ofenden, hieren, explotan y mutilan a sus hermanos los hombres? ¿Qué es mayor pecado? Mutilar una imagen de madera o mutilar una imagen mía viva, de carne, en la que palpito Yo por la gracia del bautismo. ¡Ohh hipócritas! Os rasgáis las vestiduras ante el recuerdo del que mutiló mi imagen de madera, mientras le estrecháis la mano o le rendís honores al que mutila física o moralmente a los cristos vivos que son sus hermanos.
Yo contesté: “No puedo verte así, destrozado, aunque el restaurador me cobre lo que quiera ¡Todo te lo mereces! Me duele verte así. Mañana mismo te llevaré al taller.
¿Verdad que apruebas mi plan? ¿Verdad que te gusta?”
- ¡NO, NO ME GUSTA!— Contestó el Cristo, seca y duramente.
- ¡ERES IGUAL QUE TODOS Y HABLAS DEMASIADO!
Hubo una pausa de silencio. Una orden, tajante como un rayo, vino a decapitar el silencio angustioso:
- ¡NO ME RESTAURES, TE LO PROHIBO! ¡¿LO OYES?!
- Si Señor, te lo prometo, no te restauraré.
- Gracias— me contestó el Cristo. Su tono volvió a darme confianza.
- ¿Por qué no quieres que te restaure? No te comprendo. ¿No comprendes Señor, que va a ser para mí un continuo dolor cada vez que te mire roto y mutilado? ¿No comprendes que me duele?
- Eso es lo que quiero, que al verme roto te acuerdes siempre de tantos hermanos tuyos que conviven contigo; rotos, aplastados, indigentes, mutilados. Sin brazos, porque no tienen posibilidades de trabajo. Sin pies, porque les han cerrado los caminos. Sin cara, porque les han quitado la honra. Todos los olvidan y les vuelven la espalda. ¡No me restaures, a ver si viéndome así, te acuerdas de ellos y te duele, a ver si así, roto y mutilado te sirvo de clave para el dolor de los demás! Muchos cristianos se vuelven en devoción, en besos, en luces, en flores sobre un Cristo bello, y se olvidan de sus hermanos los hombres, cristos feos, rotos y sufrientes.
Hay muchos cristianos que tranquilizan su conciencia besando un Cristo bello, obra de arte, mientras ofenden al pequeño Cristo de carne, que es su hermano. ¡Esos besos me repugnan, me dan asco!, Los tolero forzado en mis pies de imagen tallada en madera, pero me hieren el corazón. ¡Tenéis demasiados cristos bellos! Demasiadas obras de arte de mi imagen crucificada. Y estáis en peligro de quedaros en la obra de arte.
Un Cristo bello puede ser un peligroso refugio donde esconderse en la huida del dolor ajeno, tranquilizando al mismo tiempo la conciencia, en un falso cristianismo. Por eso
¡Debieran tener más cristos rotos, uno a la entrada de cada iglesia, que gritara siempre con sus miembros partidos y su cara sin forma, el dolor y la tragedia de mi segunda pasión, en mis hermanos los hombres! Por eso te lo suplico, no me restaures, déjame roto junto a ti, aunque amargue un poco tu vida.
- Si Señor, te lo prometo— contesté. Y un beso sobre su único pie astillado, fue la firma de mi promesa. Desde hoy… viviré con un Cristo roto.
Dios tiene mano izquierda
La misma tarde que compré mi Cristo, le pregunté al anticuario dónde estaría el brazo derecho.
- ¡Oh, imposible encontrarlo! –me contestó— Y no crea usted que no revolvimos ya todo el pajar en donde estaba tirada la imagen mutilada. Encontramos, eso sí, la pierna izquierda y se la pegamos pero de la mano derecha ¡Ni rastro!
El anticuario no sabía Señor por dónde andaba tu mano derecha, pero Tú, Tú sí que lo sabes, la estás desclavando continuamente y se te escapa siempre. No, no me extraña que no la tengas, anda por ahí, invisible pero eficaz.
¡¿Quién no siente de vez en cuando, el suave roce de la mano llagada de Cristo?! Esa mano invisible que, sin llamar a la puerta, se mete en todas partes; en el hospital, en el lecho de muerte, en la oficina, en el despacho, en la fábrica, en el cine, en el teatro. Se cuela de puntillas como una ráfaga luminosa y musical. No podemos dar un paso por la vida sin tropezar con la mano de Dios. Pero tú, Cristo mío roto, sólo tienes mano izquierda.
Y me imaginé que decía, después de sentir que mi Cristo sonreía silencioso: “Qué poco y mal me conocéis, ¿Qué sería de vosotros los hombres si yo no tuviera mano izquierda?, La tengo, pero no para evitar que me crucifiquen, sino para conseguir que mi padre no os condene, Yo no uso mi mano izquierda para salvarme de la cruz, sino para salvaros del infierno, ¿Lo comprendes ahora?”
Toda la aventura trágica y divina de nuestra vida, está en dejarnos guiar por las manos de Dios. Pero hay en nosotros un elemento difícil, esquivo, peligroso: la libertad. Y Dios la respeta misteriosamente, infinitamente.
Para conquistarnos dispone Dios de dos manos, la derecha y la izquierda que representan dos técnicas y dos tácticas. La mano derecha es clara, abierta, transparente, luminosa. La mano izquierda busca atajos, da rodeos, es cálculo, diplomacia, no tiene prisa, si es necesario actúa a distancia y finge la voz, pero aunque izquierda no es maquiavélica ni traidora, porque la mueve el amor.
Para cada alma Dios tiene dos manos, pero las emplea de modo distinto porque todas las almas son diferentes. Con la derecha, como a palomas blancas o a ovejas dóciles,
Dios guiaba a Juan Evangelista, a Francisco de Asís, a Juan de la Cruz, a Francisco Javier, a las dos Teresas...
Para conquistar a Pedro, a Pablo, a Magdalena, a Agustín, a Ignacio de Loyola, Dios tuvo que emplear la izquierda. Ante la mano derecha, se rebelan, entonces entra en juego la izquierda, busca un disfraz y se trueca en rayo, en bala, trata de ser freno que nos detenga, quiere alzarnos del barro en que caímos, se nos mete en el pecho para ver si logra ablandar nuestros corazones. Sus recursos son infinitos, hoy la disimula con modernos y actuales disfraces, es el ser más actual...
¡Se rompe una presa que arrastra mis fincas! Tengo un descuido inexplicable en el trabajo, y la máquina me siega un brazo. Íbamos en coche a 100 por hora, nos salió inesperadamente un camión, murieron en el acto mi mujer y un hijo, y quedé solo en la vida. Jamás he tenido una enfermedad, pero me dice el médico que tengo algo incurable...
Ante la mano izquierda de Dios, la primera reacción es un grito de rebeldía y desesperación, olvidamos la presa, el coche, el traidor, la muerte, porque adivinamos que ellos no tienen en definitiva la culpa, presentimos a Dios como responsable de ese dolor, que por ser tan terriblemente profundo, no puede venir de las criaturas y lógicamente nos encaramos a Dios. ¡Le gritamos, le emplazamos, le protestamos, le exigimos, le desafiamos, le condenamos! “¡PADRE…! ¡SI FUERAS PADRE, NO ME TRATARÍAS ASÍ!” Gritamos, protestamos, nos rebelamos y luego… nos quedamos solos.
Y vienen las primeras lágrimas nerviosas y quemantes, y sin darnos cuenta, la primera oración. Volvemos a protestar contra Dios, contra nuestra primera oración... Sucede el cansancio, las lágrimas ya son más serenas, ya rezamos sin protestar, tenemos ganas de besar algo, ¿Qué? Oh sí, eso, ya lo encontramos, un crucifijo, y con un beso le decimos a Dios, que está bien lo que Él disponga...
Terrible, violenta, dura, implacable, pero bendita mano izquierda de Dios. Se formulan absurdas expresiones: “Bendita presa que se rompió, arrasó mi fábrica, pero me acercó a Dios, yo andaba muy lejos de Él”.
Cristo mío roto, te lo digo en nombre mío y de todos, porque todos somos valientes para pedírtelo desde ahora: Señor, si no basta para salvarnos la ternura de tu mano derecha, desclava tu izquierda, disfrázala de lo que quieras: fracaso, calumnia, ruina, accidente, muerte. Cristo, que seamos hijos de tu mano, de tu derecha o de tu izquierda.
A la cabecera de tu cama, amigo, o en tu mesita de noche, tienes un Cristo clavado en la cruz, ¿Por qué esta noche, antes de acostarte, no le besas la mano izquierda? Dios sabrá compensarte ese gesto de valor y resignación cristiana.
Se ha perdido una Cruz
¡Atención! Se ha perdido una cruz y no se da con ella, es la de mi Cristo roto. ¿Alguno de vosotros, ha encontrado una cruz? ¿Queréis las señas? ¿El tamaño? No es muy grande, pero es una cruz y no hay cruz pequeña, además es una cruz para Cristo y entonces no hay modo de medirla, con estas señas basta porque en definitiva todas las cruces son iguales.
Perdonad pues mi insistencia, ¿Quién de nosotros no ha encontrado una cruz? Mejor dicho: ¿Quién no tiene una cruz? Es un derecho de propiedad irrenunciable que se está ejerciendo siempre, todos la llevamos. La llevamos encima, a cuestas, aunque no se nos vea, aunque sonriamos.
A veces por oculta, es más pesada. Esta noche al acostarnos, no podremos dejarla colgada en la percha, al levantarnos mañana, no será necesario vestírnosla, saltaremos de la cama con ella ya puesta.
¿Que quién ha encontrado una cruz? Todos… todos, buenos y malos, santos y criminales, sanos y enfermos, ni siquiera respeta a los que parecen desafiar el dolor con las carcajadas y juergas de su vida.
Esa pobre mujer, que repintada y aburrida espera sentada a la barra de la cafetería o arrimada a la esquina estratégica, lleva una pavorosa cruz a cuestas, pesa tanto, que se apoya recostándose en la esquina, es una cruz más pesada de lo que sospechamos y el que se acerca a ella buscando el placer, lo hace por huir de otra cruz. Hablan los dos, regatean, prometen, se arreglan al fin y allá van por la calle adelante, con prisa y con la cruz a cuestas, y cuando regresan, cuando ya han tratado de aplacar su hambre de felicidad, sienten defraudados que ha aumentado su cruz, que es mayor. En ella, asco y envilecimiento, en él, desolación.
Toda ciudad en definitiva es un bosque, una selva, una colmena de cruces, ¿Y sabes amigo por qué a veces nuestra cruz resulta intolerable? ¿Sabes por qué llega a convertirse en desesperación y suicidio? Porque entonces nuestra cruz, es una cruz sola, sin Cristo, solamente se puede tolerar cuando lleva un Cristo entre sus brazos.
Una cruz laica, sin sangre ni amor de Dios, es absurda, no tiene sentido, por eso, se me ocurre una idea: Yo tengo un Cristo sin cruz y tú tienes, tal vez, una cruz sin Cristo. Los dos están incompletos. Mi Cristo no descansa, porque le falta su cruz, tú no resistes tu cruz porque te falta Cristo. ¿Por qué no le das esta noche tu cruz vacía al Cristo? Tú tienes una cruz sola, vacía, helada, negra, sin sentido. Te comprendo, sufrir así es irracional y no me explico ¿Cómo has podido tolerarla tanto tiempo? Tienes el remedio en tus manos… anda, dame esa cruz tuya, dámela, te doy en cambio, este Cristo sin reposo y sin cruz. Tómalo, es tuyo, dale tu cruz, toma mi Cristo; júntalos, clávalos, abrázalos y todo habrá cambiado.
Mi Cristo roto descansa en tu cruz, tu cruz se ablanda con mi Cristo en ella. Hemos encontrado una cruz, la nuestra, que resulta ser la de Cristo...
¡¿Quién te partió la cara?!
“¡MIRA QUE TE PARTO LA CARA!” Y siempre pensé que todo suele quedar en un puñetazo, un bofetón, una cuchillada en la mejilla. Sólo en Ti se ha cumplido literalmente la brutal amenaza, te han partido la cara de un solo tajo.
Yo se la hubiera restaurado, pero Él me lo prohibió. Por eso me dedico en un juego de fantasía y cariño, a restaurársela idealmente, colocando sobre su cabeza sin facciones, las caras que para mi Cristo, ha soñado el arte universal. Consumo en este juego, museos, colecciones, galerías, catedrales, pinacotecas. Todo va pasando por el tajo de su cara en un desfile lento, y me siento Velázquez o Juan de Meza, con un patetismo barroco, o Montañés con olímpica belleza, o Leonardo, de infinita tristeza.
Pero desde hace unos días, he tenido que renunciar también al consuelo de este juego, ¡el Cristo roto es terrible en su exigencia!, no concibe treguas, y me lo ha prohibido también. Yo creí al principio que le gustaba, al menos lo toleraba silencioso, hasta que un día me interrumpió severamente:
- ¡BASTA! No me pongas ya más caras, he tolerado tu juego demasiado tiempo. ¿No acabas de comprenderlo? No me pongas más esas caras que pides de limosna, al arte de los hombres. ¡Quiero estar así, sin cara! Prometiste que jamás me restaurarías… a no ser, que quieras ensayar otro juego, ponerme otras caras. Esas… sí las aceptaré.
- ¿Cuáles Señor? Te las pondré enseguida. Dime qué caras y te las pongo.
- Temo que no lo entiendas, incluso que te escandalices como los fariseos... Me refiero a otros rostros, pero reales, no fingidos como los que inventabas, y que son también míos, como el que me cortaron de un tajo.
- Ahh, ya creo adivinar Señor, te refieres a las caras de los santos, de los apóstoles, de los mártires…
- Esas caras en verdad, son mías. Nadie me las niega ni me las regatea. Pero yo quiero otras, las reclamo, muy pocos se atreverían a ponérselas, Yo sí.
Hizo un descanso, como para tomar fuerzas. Respiró profundamente. Yo estaba asustado, tenía miedo, pero no había remedio. Entonces me dijo:
- Oye, ¿No tienes por ahí un retrato de tu enemigo? De ese que te tiene envidia y que no te deja vivir; del que interpreta mal por sistema todas tus cosas, del que siempre va hablando mal de ti, del que te arruinó, del que dio malos y decisivos informes sobre ti, del traidor que te puso una zancadilla, del que logró echarte del puesto que tenías, del que te denunció, del que te metió en la cárcel...
- Cristo, ¡no sigas!
- Es demasiado, ¿Verdad?
- Es inhumano, es absurdo…
- ¿Te has fijado bien en la cara de los leprosos, de los anormales, de los idiotizados, de los mendigos sucios, de los imbéciles, de los locos...?
- ¿Y...? ¿Y me vas a decir Cristo, que esas caras son tuyas y… y que te las ponga? No, no, imposible.
- ¡Espera! no acabo aún... Toma bien nota de esta última lista y no olvides ningún rostro: Tienes que ponerme la cara del blasfemo, del suicida, del degenerado, del ladrón, del borracho, del asesino, del criminal, del traidor, del vicioso. ¿No has oído?
¡Necesito que pongas todos esos rostros sobre el mío!
- …No, no Señor… -contesté— ¡No entiendo nada! ¿Todos esos rostros miserables y corruptos sobre el tuyo, sagrado y divino?
- ¡Sí, así lo quiero! ¿No ves que todos ellos pertenecen a esta pobre humanidad doliente creada por mi padre? ¿No te das cuenta que yo he dado la vida por todos?
Quizá ahora comprendas lo que fue la Redención.
Escucha: Yo, como hijo de Dios, me hice responsable voluntariamente de todos los errores y pecados de la humanidad. Todo pesaba sobre Mí, mi Padre se asomó desde el cielo para verme en la cruz y contemplarse en Mi rostro, clavó sus ojos en Mí y su pasmo fue infinito. Sobre mi rostro, vio sobrepuesta sucesiva y vertiginosamente las caras de todos los hombres. Desde el cielo, durante aquellas tres horas terribles de mi agonía en la cruz, contemplaba el desfile trágico de la humanidad vencida, mientras tanto Yo le decía:
“¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!” No era Yo sólo quien moría en la cruz, eran miles y miles de dolientes seres humanos, derrotados muchos por sus propias pasiones, por sus errores, por sus pecados. El desfile era terrible, repugnante, grosero. Mi Padre vio pasar sobre mi rostro la cara del soberbio; la del sectario, imaginando la destrucción de Dios, la del asesino frío y desalmado...
Había labios repugnantes, ojeras hundidas marcadas con fuego de lujuria, alientos insoportables de ebriedad, palidez de madrugadas encenagadas en el vicio, sórdidos rictus de amargura y desesperación, turbadoras miradas de perversión y delito, de subterráneas anormalidades inconfesables y oscuras. Toda la derrota y las lacras de una humanidad irredenta, la agonía, la muerte. Y mi Padre… Dios, las amó a todas y perdonó sus pecados”.
Mi Cristo calló, qué pobre y ridículo me pareció el arte de los hombres y qué profundo e insondable el amor de Dios. Y desde entonces, enmudeció. No volvió a hablarme más.
No olvidemos nunca esta suprema y difícil lección. No olvidemos nunca la superficie lisa del rostro de mi Cristo, tajado verticalmente. Podríamos compararlo con un portarretrato vacío. En él se nos ofrece la oportunidad de colocar la cara de aquél o aquellos que nos han hecho daño o que odiamos profundamente, haciéndonos más daño a nosotros mismos que a quien es objeto de nuestro rencor.
¡Sí…, sí, seamos valientes! Recordemos el rostro que mayor odio y antipatía nos produzca, acerquémoslo a Cristo, aunque sintamos temblar nuestro pulso. Coloquémoslo sobre el suyo e imaginemos que nuestro enemigo, ese ser que odiamos, ocupa su lugar en la cruz. Cerremos los ojos, acerquémonos al crucificado y besemos reverentes y humildes su figura.
Al besar un Cristo, con el rostro de nuestro enemigo, nos envolverá una voz cálida y musical, paternal y bondadosa. Aquélla que hace muchos siglos nos dejara la más grande y maravillosa herencia que hombre alguno pueda tener, encerrada en sólo seis sencillas palabras:
.
“Amaos los unos a los otros”..
OJO: VER ABAJO COMENTARIOS
Gracias, en verdad muy agradecida porque subieron estas grabaciones. Yo las tenía en un disco de vinil y no las podía conseguir ya con el autor. Las otras versiones no son tan buenas.
ResponderEliminarLo volveré a escuchar con frecuencia y recomendarlo mucho a otras personas.
Bendiciones
Margarita
Me gustaría que mucha gente lo oyera, porque esto es lo más bello, que le llega al corazón aún más duro, Ahora gracias a Uds. voy a compartirlo con todos mis contactos y demás amistades. DIOS LES BENDIGA
ResponderEliminarles agradesco de mil amores el dar a conocer estas grabaciones "TE AMO , MI CRISTO ROTO"
ResponderEliminarAcabo de descubrir "Catolicidad".Me ha gustado tanto que pienso seguiros y hacer propaganda.Que Dios os bendiga.
ResponderEliminar¿còmo puedo hacer para descargarlos?
ResponderEliminarRocìo
Hasta donde entendemos sólo se pueden escuchar y no descargar.
ResponderEliminarSeguramente en alguna librería católica puede conseguirse alguna versión, aunque en la voz del P. Cué no es fácil.
Atentamente
CATOLICIDAD
Se puede descargar aquí:
ResponderEliminarhttp://www.megaupload.com/?d=UXVFTX81
Un saludo.
Más vínculos:
ResponderEliminarTodo el audio:
http://www.4shared.com/file/69125526/59d1bb8a/MI_CRISTO_ROTO-CINTA_1.html
Pistas individuales:
1:
http://www.4shared.com/file/20670093/3f6d50f6/mi_cristo_roto_1.html?s=1
2:
http://www.4shared.com/file/20670759/7642e061/mi_cristo_roto_2.html?s=1
3:
http://www.4shared.com/file/20668808/8fba62d0/mi_cristo_roto_3.html?s=1
4:
http://www.4shared.com/file/20669345/218e53ed/mi_cristo_roto_4.html?s=1
Un saludo.
Mil gracias, Miguel.
ResponderEliminarUn abrazo.
CATOLICIDAD
Para descargar Mi Cristo roto con la voz del rp Ramón Cue:
ResponderEliminarhttp://www.badongo.com/es/file/20637124
Un saludo.
EL ENLACE YA NO ESTA, QUE TRISTEZA!!!! LO PUEDE POR FAVOR REPARAR!!!
EliminarEstimado Ollurole:
EliminarLos enlaces de este post sí están. Probablemente fue una falla momentánea. Ahora bien, si te refieres al enlace que señala Miguel Serrano, ése no lo pusimos nosotros y por lo tanto no podemos restablecerlo en caso de que no esté.
Un abrazo en Cristo.
mixas muxas gracias te pasaste lo buscaba hace ya un buen tiempo
ResponderEliminarMe gustaria saber donde puedo conseguir todo el audio de mi cristo roto por el padre cue, ya que me ha sido imposible descargarlo en ninguna de las direcciones que poneis.Muchas gracias
ResponderEliminarSe puede comprar en librerías católicas bien surtidas como las paulinas, por ejemplo. La versión en la voz del P. Cue es difícil de hallar, pero hay otras grabaciones con otras voces.
ResponderEliminarUn saludo y un abrazo en Cristo
Atte.
CATOLICIDAD
ES UN HERMOSO PORTAL PARA VIVIR NUESTRA FE.
ResponderEliminarPOR CIERTO, GRACIAS MIGUEL POR LA APORTACION.
pongan el resumen de cada tema
ResponderEliminarhola ,encontre mi disco de mi cristo roto abandonado en un baul cuando era muy pequeña y la curiosidad hizo que escuchara uno de los tesorros mas grandes para el alma ,ya ahora lo escuchan mis hijos y cada vez que lo oigo me hace estremecer .quisiera saber si alguien me puede responder lo siguiente :como se que es un disco con la voz original de ramon cue? y si el disco es un original ?.mil gracias !!.alejandra rivarola rojocrisal@hotmail.com
ResponderEliminarEstimada Alejandra: Arriba hemos colocado la grabación original en la voz del P. Cué en cuatro partes. Si tu disco es igual a ellas, podrás deducir que es original en la voz de su autor. Ciertamente hay otras versiones, pero para nuestro gusto no hay mejor que la original.
ResponderEliminarUn abrazo en Cristo.
Atte
CATOLICIDAD
No olvidemos nunca esta suprema y difícil lección. No olvidemos nunca la superficie lisa del rostro de mi Cristo, tajado verticalmente. Podríamos compararlo con un portarretrato vacío. En él se nos ofrece la oportunidad de colocar la cara de aquél o aquellos que nos han hecho daño o que odiamos profundamente, haciéndonos más daño a nosotros mismos que a quien es objeto de nuestro rencor.
ResponderEliminarBueno es impresionante el libro mi Cristo, creo que entra en cada espacio de nuestros corazones, permitiéndonos reflexionar sobre el valor verdadero que tienen las personas en nuestras vidas, es muy importante el idealismo que tenemos de Cristo. El llevarlo a nuestro lado crea en nosotros una seguridad la cual es reflejada en nuestro vivir. Es saber que todo lo podemos teniéndolo a nuestro lado es humildad, es amor…. Cristo es misericordia.
ResponderEliminarhoy lo vi por primera vez, haciendo zapping aburrida en casa, casi cambio de canal, y me quede prendada de sus palabras. Por eso decidi buscar mas sobre el cristo roto. Es bello, gracias por publicarlo
ResponderEliminarHace mas de 20 años que escucho esta grabación ocasionalmente...siempre me ayuda a vencer momentos de decaimiento, esos momentos en que parece que todo se va a derrumbar, , en los reveses de la vida, cuando estoy triste o me agobian los problemas........¿porqué?..Porqué me ayuda oirla?...porque "toca" la parte mas buena que llevo dentro..me siento "yo mismo"...y creo que todas las personas que se sienten identificadas con los sentimientos que transmite es porque en el fondo de su corazón, sienten cada palabra, cada frase como si hubiesen sido escritas para ellas, las felicito por ello...son buenas personas, si todo el mundo se emocionara al oirla, la humanidad sería de otra manera.
ResponderEliminarHace un mes perdí a mi hijo,fue asesinado me siento destrozada, confundida y cegada por el dolor, acudí a la iglesia y hable con el padre, el me recomendo leer sobre está obra.Es muy difícil encontrar consuelo. Es muy duro llevar una cruz tan pesada acuesta, ahora se que está es la cruz que debo llevar.
ResponderEliminarSin duda tu dolor es irreparable. Te regalo la imagen de María a los pies de la cruz viendo a su hijo agonizar y luego injustamente morir. No hay consuelo posible.
EliminarPon en la cara de Cristo la del asesino y desde ahi pide al Padre compañia y consuelo....que terrible.
Estimada hermana en Cristo:
ResponderEliminarQué difícil cruz debes llevar. Comprendemos la gravedad de esto y te acompañamos en tu dolor. Quisiéramos recomendarte dos posts que creemos te serán de mucha ayuda:
http://catolicidad-catolicidad.blogspot.com/2010/02/el-perdon-ante-la-perdida-de-un-hijo.html
y
http://catolicidad-catolicidad.blogspot.com/2009/06/sufres-requieres-consuelo.html
También el consejo que te dio ese sacerdote es muy sabio. Escucha estas grabaciones del Padre Cué que seguramente te serán de gran provecho también.
Un fuerte y sincero abrazo en Cristo. A Él te encomendaremos en nuestras oraciones. Te aconsejamos mucho pidas la intercesión de María, para que la devoción a nuestra dulcísima Madre te traiga consuelo. Ella que sabiendo que su Hijo sería inmolado de la manera más cruel en la Cruz del Calvario, aceptó fuera asesinado de ese modo por amor a nosotros sus hijos. Qué la Virgen dolorosa te traiga el consuelo que necesitas, pues Ella sufrió un dolor semejante al perder así a su divino Hijo.
Con gran aprecio y estimación
Atte
CATOLICIDAD
P.D. El gran cariño por tu hijo lo puedes ahora canalizar orando mucho por él. Es recomendable mandarle decir unas misas gregorianas.
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ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDONDE PUEDE DESCARGAR EL VIDEO ORIGINAL DEL PADRE CUE? RECUERDO QUE TVE, CUANDO ERA EN BLANO Y NEGRO, OFRECIO UN PROGRAMA DE "MI CRISTO ROTO" REALIZADO PO EL PADRE CUE.
ResponderEliminarG R A C I A S
Estimado lector:
ResponderEliminarIgnoramos ese dato. Hay videos con la voz original del P. Cué en YouTube, pero sólo es su voz con fotografías:
http://www.youtube.com/watch?v=5g5z3YZmnwo.
Un abrazo en Cristo
Atte
CATOLICIDAD
Buenas tardes. En la misma grabacion del Padre Cue hace referencia a que estan grabando en los estudios de Zaragoza; los camara, el encaragdo de sonido, ...
ResponderEliminarLo escucho una y otra vez, y no me canso. Siempre encuentro algo nuevo en que meditar.
ResponderEliminarQue bueno que alguien aya puesto este contenido yo comprendi que en verdad no se necesita dinero para poder vivir bien que solo basta con sonreirle,ayudar poner la mano sobre el hombro de un ser lastmado, desconocidoo amado te hace sentir una paz insolita desde tus entrañas sean benditos por siempre hermanos
ResponderEliminarhola amigos muchas bendiciones, quisiera tener el audio completo pero no se como descargarlo. Quiero ponerselo a mi familia y a algunos amigos
ResponderEliminarTal vez algún lector pueda asesorar como realizar esto.
EliminarUn abrazo en Cristo
Atte
Anónimo 25 de enero de 2013,
EliminarMe parece que los links expuestos aqui ya no funcionan. Y el de los editores creo no es descargable en mp3. Te sugiero descargar el video de youtube. Busca una versión de calidad, copia toda la dirección del video desde la página de youtube, después abre la liga de la página www.acedownloader.com y pega tu liga de youtube ahi. Da click en "download" (descargar), escoge el formato que deseas (te recomiendo mp3 o mp4) y descargalo. Si el formato con el que bajaste el archivo no te fue útil, trata con otro.
Saludos.
No se de donde es el anónimo pero cuando yo necesito imprimir o bajar un audio o documento en pdf etc, voy a un telecentro o cyber. Eso es en Argentina.
ResponderEliminarME HA SIDO IMPOSIBLE ESCUCHA LA VERSION QUE ME TRAE RECUERDOS DE MI JUVENTUD ¿COMO HE DE HACERLO PARA LOGRARLO
ResponderEliminarLE AGRADEZCO QUE ME RESPONDAN
ATENTAMENTE
MABILENA
Estimada Mabilena:
EliminarSe escucha perfectamente, lo acabamos de probar ahorita. Solo oprime la primera flechita a la izquierda (play) de la parte que vayas a oír y ten prendido el sonido de tu PC. Ocasionalmente puede suceder que existan problemas de transmisión, intenta -en ese caso- más tarde.
Un abrazo en Cristo
Estará disponible en inglés? nuestro párroco esta muy interesado en el dvd o en una presentación con Alberto Mayagoitia.
ResponderEliminarinformes en:
ResponderEliminarmicristroto@me.com
www.micristoroto.com
Leelo Mimi. Es hermoso.
ResponderEliminarNo me canso de escuchar al Padre Cué. Les recomiendo esto a todos los lectores.Utilísimo para nuestra superación y crecimiento espiritual.
ResponderEliminarJosé.
Yo hace años escuche esa narración y verdaderamente es un a belleza, no me canso de recodarlo y escucharlo y me tiene fascinada, con todo mi corazón Cristo en mi.
ResponderEliminarcomo lo puedo descargar???
ResponderEliminarNo se puede, pero arriba algún lector puso algún link donde sí se puede.
EliminarUn cordial saludo en cristo....Agradezco la información práctica de este contenido , por su valiosa enseñanza que se hace una
ResponderEliminar"verdadera Práctica diaria" en nuestras vidas. Es realmente Excelente . hay cosas con las que aveces no podemos soportar o
personas a as que no podemos aceptar y esto te lleva a analizar tu falla y cambiar por encima de tu orgullo y vanidad al querer
todo como lo expone el Padre Cue, el arte y lo bello pasa a ser plano abstracto y no espiritual. Gracias.
No se escuchan sus audios, es una lastima, por que es un buen mensaje, conosco la grvacion desde hace muchos años, gracias.
ResponderEliminarOscar Saavedra: Gracias por avisarnos. Hemos agregado un nuevo reproductor a cada uno de los cuatro temas para que se pueda escuchar. Los anteriores parece que están fallando (no los eliminamos por si volvieran a funcionar). Ahora ya puede escuchar MI CRISTO ROTO accediendo al primer reproductor de cada tema (tarda unos segundos en aparecer).
EliminarUn abrazo en Cristo.
CATOLICIDAD
Gracias por tu atención he vuelto a ver tu bloc y he visto lo que has mencionado; Ya tienes nuevos reproductores y ahora si se escuchan los audios. Gracias Resibe un fuerte abraso y muchas bendiciones.
ResponderEliminarBuenas tardes, quisiera saber cómo debo hacer para bajar los audios y así poder escucharlos en otros dispositivos. Al intentar hacerlo accediendo al sitio,goear, me solicitan un número de celular, que no daré, por seguridad.
ResponderEliminarCordialmente.
Puede bajarlo también de aquí: https://www.youtube.com/watch?v=ItmhtYrTDmw
EliminarUn abrazo en Cristo
Que reflexión tan hermosa para nosotros en un mundo tan lleno de odios y de egoísta y falta de amor al prójimo
ResponderEliminarGracias, por subir esta versión con el autor original, conocía la de José Antonio Cossio e igual que con ella muchos años atrás logró sacar unas lagrimas con la profundidad de la reflexión. En estos tiempos de cuidados por la pandemia que estamos pasando estar en casa nos hará reflexionar para tener nuestra propia Pascua Vital. Bendiciones
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