lunes, 14 de septiembre de 2009

"ES MI FE LA DE LA IGLESIA": COMPOSICIÓN DEL SIGLO XVIII



Esta composición anónima, de posible procedencia del norte de la Argentina, es del siglo XVIII, la cual RAFAEL JIJENA SÁNCHEZ (poeta y folclorista argentino) ha recogido en su libro "LA LUNA Y EL SOL". Es muy recomendable para que se la aprendan y la digan los niños, pues es un excelente compendio de sana doctrina católica que les será de gran beneficio toda su vida. La consideramos un utilísimo medio para la catequésis tanto en familia como en escuelas (clase de religión) o en los catecismos parroquiales. Una vez aprendida de memoria, se le puede -y se le debe- ir explicando al niño, parte por parte, todo su profundo y amplio contenido, pues ciertamente es una síntesis magistral del catecismo. Ojalá a muchos católicos adultos de hoy se la hubiesen enseñado y explicado de niños, sin duda tendrían una mayor cultura religiosa. No dudes en imprimirla y enseñarla a tus hijos, sobrinos o alumnos.


Es mi fe la de la Iglesia
más firme que la razón;
porque la fe está fundada
en la palabra de Dios.

Soy discípulo de Cristo,
ésta es mi dicha mayor;
y quiero ser buen cristiano
con el auxilio de Dios.

Uno es Dios en tres personas,
iguales en perfección:
Padre, Hijo, Espíritu Santo;
Principio, Verbo y Amor.

Dios es un ser perfectísimo
que cielo y tierra creó;
El nos hizo para amarle
y gozar de su visión.

Para salvar a los hombres
encarnó el Hijo de Dios;
y en Belén, de Madre Virgen,
humilde y pobre, nació.

Esta Purísima Virgen,
sin mancha en su concepción,
es María, nuestra Madre,
que en la cruz Jesús nos dio.

Jesucristo, Dios y Hombre,
la Santa Iglesia fundó,
para que todos en ella
consigan la salvación.

Por librarnos del pecado,
a la muerte se entregó,
y con su sangre divina
pagó nuestra redención.

Tres días después de muerto
glorioso resucitó,
y con los justos del limbo
subió al cielo triunfador.

Para regir en su nombre
la Iglesia que instituyó,
a Pedro, obispo de Roma,
nombró supremo pastor.

El Pontífice Romano,
de San Pedro es sucesor;
infalible en las verdades
de moral y religión.

A la muerte nuestras obras
las juzgará el Señor,
los justos irán triunfantes
al cielo a gozar de Dios.

Hay que orar para salvarse;
el Señor escuchará
al que pida confiado,
con constancia y humildad.

Si en Dios piensas, y le amas,
haces oración mental.
Si tus plegarias pronuncias,
tu oración será vocal.

Es la mejor, entre todas,
la oración dominical*,
pues la dijo Jesucristo,
y es compendio de piedad.

El Dios te salve, a la Virgen,
con devoción rezarás;
invocarás a los Santos
y a tu Ángel Tutelar.

Si quieres salvarte, debes
diez mandamientos guardar;
honra a Dios con culto puro,
Fe, Esperanza y Caridad.

No perjures, ni blasfemes;
tus promesas cumplirás;
oye misa y no trabajes
en las fiestas de guardar.

A tus padres y mayores
respetarás y honrarás;
dañar, injuriar, no debes,
ni odiar, ni escandalizar.

Casto en obras y palabras
y pensamiento serás;
no harás robos, ni injusticia,
ni lo ajeno retendrás.

Guarda el secreto, no mientas,
no infames, ni juzgues mal;
no tendrás deseos torpes,
bien ajeno no ansiarás.

Faltar en materia grave,
será pecado mortal;
y si es leve la materia,
pecado venial será.

Siete Santos Sacramentos
Jesucristo instituyó.
para dar gracia y virtudes,
y salvar al pecador.

La gracia santificante
nos hace amigos de Dios;
y sus hijos herederos,
por derecho de adopción.

Obras sobrenaturales
no haces, si no te da Dios
la gracia actual, luz del alma
y moción del corazón.

El Bautismo nos regala
la gracia que Jesús ganó;
por él nacemos en Cristo,
y sin él no hay salvación.

La Confirmación nos hace
fuertes soldados de Dios.
A los enfermos da fuerza,
Y alivio la Santa Unción.

Consagra el Orden ministros
para la iglesia de Dios;
y el Matrimonio fomenta
la cristiana educación.

La Penitencia perdona
-con la santa absolución-
las culpas del bautizado,
confesadas con dolor.

Cinco cosas son precisas
para hacer la Confesión:
examinar los pecados,
decir todos con dolor,

prometer con gran firmeza
no ofender más al Señor;
y cumplir la penitencia
que impusiere el confesor.

En el examen recorre
los mandamientos de Dios;
de las culpas piensa el número,
gravedad y distinción.

La atrición odia al pecado,
movida por el temor;
la contrición le detesta
por perfecto amor de Dios.

En los peligros de muerte
haz acto de contrición,
pues borra las culpas antes
que te absuelva el confesor.

Pronunciando el Sacerdote
la Santa Consagración,
todo entero en Hostia y Cáliz
está Jesús, Hombre y Dios.

En la Santa Eucaristía,
Sacramento Angelical,
es Jesús vivo y glorioso,
el Hombre-Dios Inmortal.

Allí está presente Cristo,
del mundo Dios Creador,
que vive en estrecha cárcel
para probarnos su amor.

Todo en todo el sacramento,
glorioso Jesús está:
y en cada una de sus partes,
íntegro Jesús se da.

Alimento del alma
la Sagrada Comunión;
debes recibirla en gracia
y en ayunas, con fervor.

Asiste a la Santa Misa
con profunda devoción,
pues es inmolado en ella
el que en la cruz se inmoló.


..
* Se refiere al padrenuestro
- Fotografía que simboliza la fe: Tomada en el Cofre de Perote (México).

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