Fue párroco de Praga y obtuvo el doctorado en la Universidad de Padua. Después ocupó el alto puesto de Vicario General del Arzobispado (o sea el segundo después del Arzobispo) lo cual significa que era un hombre de total confianza para el prelado.
El rey de Praga, Wenceslao, se dejaba llevar por dos terribles pasiones, la cólera y los celos y dicen las antiguas crónicas que siendo Juan Nepomuceno confesor de la reina, se le ocurrió al rey que el santo le debía contar los pecados que la reina le había dicho en confesión, y al no conseguir que le revelara estos secretos se propuso obtener sus propósitos por medio de la tortura.
Entonces el rey mandó que lo martirizaran pero como el sacerdote decía: "Jamás consentiré en tal sacrilegio. Mandad cualquier otra cosa. En esto digo lo mismo que San Pedro: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres", al padre Juan -por orden del Rey- lo ataron doblado, con la cabeza pegada sobre los pies, y lo lanzaron al río Moldava. Fue en el año 1393. Los vecinos recogieron el cadáver y le dieron santa sepultura.
Desde su muerte siempre San Juan Nepomuceno fue considerado patrono de los confesores, porque prefirió morir antes que revelar los secretos de la confesión.
También ha sido considerado Patrono de la buena fama, porque prefirió el martirio a permitir que la buena fama de una penitente fuera destrozada.
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