domingo, 4 de abril de 2010

¡CRISTO RESUCITÓ! ¡ALELUYA, ALELUYA!


¡Cristo resucitó! ¡Aleluya, aleluya!

La Resurrección de Jesucristo es el misterio más importante de nuestra fe cristiana. En la Resurrección de Jesucristo está el centro de nuestra fe cristiana y de nuestra salvación. Por eso, la celebración de la fiesta de la Resurrección es la más grande del Año Litúrgico, pues si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe... y también nuestra esperanza.

Y esto es así, porque Jesucristo no sólo ha resucitado Él, sino que nos ha prometido que nos resucitará también a nosotros. La Sagrada Escritura nos dice que saldremos a una resurrección de vida o a una resurrección de condenación, según hayan sido nuestras obras durante nuestra vida en la tierra.

Así, la Resurrección de Cristo nos anuncia nuestra salvación; es decir, ser santificados por Él para poder llegar al Cielo. Y además nos anuncia nuestra propia resurrección, pues Cristo nos dice: “el que cree en Mí tendrá vida eterna: y yo lo resucitaré en el último día”.

El Domingo de Resurrección o Vigilia Pascual es el día en que incluso la iglesia más pobre se reviste de sus mejores ornamentos, es la cima del año litúrgico. Es el aniversario del triunfo de Cristo. Es la feliz conclusión del drama de la Pasión y la alegría inmensa que sigue al dolor. Y un dolor y gozo que se funden pues se refieren en la historia al acontecimiento más importante de la humanidad: la redención y liberación del pecado de la humanidad por el Hijo de Dios.

Nos dice San Pablo: "Aquel que ha resucitado a Jesucristo devolverá asimismo la vida a nuestros cuerpos mortales".
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Cristo, al celebrar la Pascua en la Cena, dio a la conmemoración tradicional de la liberación del pueblo judío un sentido nuevo y mucho más amplio. No es a un pueblo, una nación aislada a quien Él libera sino al mundo entero, al que prepara para el Reino de los Cielos. Las pascuas cristianas -llenas de profundas simbologías- celebran la protección que Cristo no ha cesado ni cesará de dispensar a la Iglesia. Él abre las puertas de la Jerusalén celestial. La fiesta de Pascua es, ante todo la representación del acontecimiento clave de la humanidad, la Resurrección de Jesús después de su muerte consentida por Él para el rescate y la rehabilitación del hombre caído. Este acontecimiento es un hecho histórico innegable. Además de que todos los evangelistas lo han referido, San Pablo lo confirma como el historiador que se apoya, no solamente en pruebas, sino en testimonios.

Pascua es victoria, es el hombre llamado a su dignidad más grande. ¿Cómo no alegrarse por la victoria de Aquel que tan injustamente fue condenado a la pasión más terrible y a la muerte en la cruz?, ¿por la victoria de Aquel que anteriormente fue flagelado, abofeteado, ensuciado con salivazos, con tanta inhumana crueldad?

Este es el día de la esperanza universal, el día en que en torno al resucitado, se unen y se asocian todos los sufrimientos humanos, las desilusiones, las humillaciones, las cruces, la dignidad humana violada, la vida humana no respetada.

La Resurrección nos descubre nuestra vocación cristiana y nuestra misión: acercarla a todos los hombres. El hombre no puede perder jamás la esperanza en la victoria del bien sobre el mal. ¿Creo en la Resurrección?, ¿la proclamo?; ¿creo en mi vocación y misión cristiana?, ¿la vivo?; ¿creo en la resurrección futura?, ¿me alienta en esta vida?, son preguntas que cabe preguntarse.
El mensaje redentor de la Pascua debe llevarnos a la purificación total del hombre, la liberación de sus egoísmos, de su sensualidad, de sus complejos; purificación que, aunque implica una fase de limpieza y saneamiento interior, sin embargo se realiza de manera positiva con dones de plenitud, como es la iluminación del Espíritu , la vitalización del ser por una vida nueva, que desborda gozo y paz -suma de todos los bienes mesiánicos-, en una palabra, la presencia del Señor resucitado. San Pablo lo expresó con incontenible emoción en este texto : "Si habéis resucitado con Cristo vuestra vida, entonces os manifestaréis gloriosos con Él" (Col. 3 1-4).

Importancia de la fiesta

El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.

La Resurrección es fuente de profunda alegría. Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.

La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.

Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.

En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?

Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.

San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)

Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.

Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.

La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico.

Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.

Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.

Durante toda la Cuaresma la Palabra de Dios nos ha estado hablando de “conversión”, de cambio de vida. A esto se refiere ese llamado: a cambiar de vida, a enterrar nuestro “yo”, para poder resucitar con Cristo. Consiste todo esto en poner a Dios en primer lugar en nuestra vida y a amarlo sobre todo lo demás. Y amarlo significa complacerlo en todo. Y complacer a Dios en todo significa hacer sólo su Voluntad ... no la nuestra.

Así, poniendo a Dios primero en todo y ante todo, muriendo a nuestro “yo”, podremos estar seguros de esa resurrección de vida que Cristo promete a aquéllos que hayan obrado bien, es decir, que hayan cumplido, como Él, la Voluntad del Padre.



¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN A TODOS NUESTROS LECTORES-AMIGOS!
CRISTO HA RESUCITADO ¡REGOCIJÉMONOS!

Fuentes: YouTube, Laetare Jerusalem, Aciprensa, Catholic.net-Teresa Fernández, CATOLICIDAD
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12 comentarios:

  1. ¡Igualmente, Feliz Pascua!

    ¡PERO!... no es verdad que si Jesús no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe y nuestra esperanza.

    ¿Cambiaría algo el deber de ayudar al prójimo... o el de proteger a los más débiles?

    Lo que Jesús nos transmitió no fue tan sólo un conjunto de reglas (que nos imponemos) con la esperanza de alcanzar una recompensa (lo que sólo sería egoísmo) o de evitar un castigo (lo que sólo sería hipocresía... -¡o precaución!), sino unos principios y unos valores que uno se debe exigir a sí mismo en nombre de determinada concepción del bien y del mal, de lo admisible y de lo inadmisible, de nuestra humanidad, de uno mismo.

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  2. Estimado lector y amigo:

    La frase “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” es palabra de Dios y se encuentra en la Biblia:I Corintios 15,14.

    No se refiere al deber de ayudar o no ayudar al prójimo, se refiere a que Cristo al haber resucitado por sí mismo, probó que era Dios.

    Ninguún hombre puede resucitarse a sí mismo, sino sólo Dios. San Pablo explica que vana sería nuestra FE en Cristo-Dios si Él no hubiese resucitado y comprobado que era Dios, tal como sí lo hizo.

    El conjunto de reglas (los 10 mandamientos) no son sólo para alcanzar una egoísta recompensa pues ellos implican necesariamente el amor al prójimo y el amor a Dios. Son esos valores a los que usted precisamente se refiere: una concepción genuina del bien y el mal, a favor de la humanidad y del hombre mismo. No son sólo para evitar un castigo o alcanzar un premio sino también para vivir en la verdadera caridad y el amor para con Dios y para con los semejantes, e incluso para con uno mismo, pues el mandamiento es "amar al prójimo como a uno mismo".

    El perfecto amor a Dios, la perfecta contrición, la perfecta caridad se puede apreciar en esta poesía:

    "No me mueve, mi Dios, para quererte
    el cielo que me tienes prometido,
    ni me mueve el infierno tan temido
    para dejar por eso de ofenderte.

    Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
    clavado en una cruz y escarnecido,
    muéveme ver tu cuerpo tan herido,
    muévenme tus afrentas y tu muerte.

    Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
    que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
    y aunque no hubiera infierno, te temiera.

    No me tienes que dar porque te quiera,
    pues aunque lo que espero no esperara,
    lo mismo que te quiero te quisiera".

    Y la perfecta caridad y amor al prójimo, se halla en la frase de San Agustín -hoy en día tan mal interpretdad-: "Ama y haz lo que quieras", pues el que ama a Dios y al prójimo sólo puede obrar el bien, evitar el pecado y procurar el bien de sus semejantes.

    De ahí que la palabra de Dios: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14), es plenamente cierta. Si Cristo no hubiese sido Dios vana sería una fe sobrenatural en Él. Pero como Cristo comprobó serlo por medio de su resurrección, nuestra fe es válida y plena en Él, por ser Dios mismo.

    Un fuerte abrazo en Cristo
    y Feliz Pascua de Resurrección.

    Atentamente
    CATOLICIDAD

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  3. Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.
    Como se señala en el artículo:

    Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.

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  4. FELICES PASCUAS CATOLICIDAD
    DIOS TE DE SABIDURIA Y FORTALEZA
    POR TU SERVICIO A LA IGLESIA CON ESTE BLOG!!!!!!!!

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  5. Mil gracias por tu deseos. Te deseamos, también, felices pascuas.

    Un abrazo en Cristo
    Atte.
    CATOLICIDAD

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  6. Queridos amigos de Catolicidad
    ante nada, les deseo una FELIZ PASCUA DE RESURREXION!

    Encontre vuestra pagina sin quererlo, y me alegre por el contenido solido en doctrina que presenta.
    Si Uds me lo permiten, quisiera hacerles un pedido: cuando me dispuse a ver el contenido de la pagina me llevo mucho tiempo hacerlo, por lo cual simplemente querria que considerasen hacer alguna reforma, de modo que sea mas simple al lector la busqueda... quiza un indice por materia mas a la vista... un indice tematico mas claro...
    No lo tomen a mal, es simplemente que me daria mucha pena que, por el tiempo que a alguien le pueda llevar encontrar el tema que busca, se vaya sin el.
    Un fuerte abrazo en Cristo

    Soy una religiosa misionera en Tierra Santa

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  7. Estimada hermana:

    Le agradecemos mucho su comentario.

    En la columna derecha (de color verde) ponemos estas alternativas donde dice MECÁNICA DEL BLOG:

    "2) En esta misma columna derecha, abajo, hallarás el Archivo del blog. En él aparecen, a manera de índice, todos los escritos del mes actual por nombre o título. Puedes, desde ahí, hacer click en cada uno de ellos y aparecerá, en primer plano, el elegido. También -desde ahí- podrás ir a los mensajes de los meses anteriores, haciendo click en el mes elegido (del año elegido).

    3) Las "ETIQUETAS" -abajo, también en esta columna- permiten ver por tema o rubro, los diversos escritos".

    Como verá la última opción corresponde a lo que usted solicita: un índice temático.

    También contamos en esa misma columna verde, a la derecha, la opción de "BUSCAR EN ESTE BLOG".

    Ahora, si el problema surge porque el equipo desde donde se consulta nuestro blog es antiguo y con programas poco actualizados, en los que tarda la respuesta. Existe una opción para bajar el blog con un versión más sencilla y un archivo más ágil y ligero por medio de esta dirección:

    http://catolicidad-catolicidad.blogspot.mx/?m=1

    Es como un índice -muy ligero- de los últimos temas publicados.

    De cualquier manera, en un futuro colocaremos una nueva página donde aparezca un índice integral de todo el blog, que haría innecesaria la opción 2, arriba señalada.

    Agradecemos su amable consejo y ponemos -por lo pronto- a su disposición las opciones antes señaladas.

    Aunque anticipadamente, le deseamos también una FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN.

    En Cristo y María.
    Atte
    CATOLICIDAD

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  8. Felices pascuas para todos, con la resurección de cristo todo lo podemos, lo hizo por nuestra felicidad y su bondad no tiene límites, digno de mucho amor el gran hijo de dios, que nos abrió las puertas al cielo con todo su sacrificio.

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  9. Felices Pascuas, Adalberto.

    Un fuerte abrazo en Cristo
    Atte
    CATOLICIDAD

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  10. Creo que ni el mismo Sábado de Gloria , Jesús nos dejó solos. Él (DIOS) es siempre presente . La Iglesia no debe dejar de dar la sagrada Eucaristía el Sábado Santo. Es un "espacio" un " vacío" que ocasiona la perdida de muchas almas que se convierten al recibirla.

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  11. Por supuesto, Dios es omnipresente. Está SIEMPRE en todas partes. A lo que se refiere el escrito del Sábado Santo, es al Cuerpo de Cristo muerto en cuanto a HOMBRE. Cristo nos deja solos (insistimos, en cuanto hombre) luego de su muerte y hasta su gloriosa Resurrección.

    La Iglesia sí da la comunión a los fieles en esa fecha. Lo que no se celebra es el Santo Sacrificio de la Misa ese único día al año. Quienes reciben la hostia -quienes comulgan- deben estar ya en Gracia santificante. Recibir a Cristo con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad presuponen ya una conversión por ese estado de Gracia. No es mediante su recepción cuando hay una conversión, sino antes: cuando nos arrepentimos, nos proponemos no pecar más y vamos al confesionario.. Naturalmente, la Eucaristía infunde muchas gracias a quienes comulgan devotamente y en Gracia de Dios.

    Gracias por su comentario.
    Un abrazo en Cristo.
    Atte
    CATOLICIDAD

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  12. Espero no equivocarme mis hermanos, también tenía entendido que los huevos eran por el significado de "nacimiento" o venir a la vida, o bueno, en éste caso, "renacimiento" en Cristo resucitado.

    Saludos!

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