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domingo, 3 de marzo de 2013
LA ORACIÓN ES PARTE SUSTANCIAL DE LA CUARESMA
La oración, junto con el ayuno y la caridad, es parte sustancial de la Cuaresma. Orar al Señor da alegría, esperanza y paz. Reconcilia a los ofendidos e induce al amor. Veamos que nos dice San Basilio:
"La fuerza de la oración se encuentra en el sentimiento del alma y las obras virtuosas de toda nuestra vida. San Pablo habla: "En resumen, sea que ustedes coman, sea que beban, o cualquier cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios" (1 Co. 10:31). Entonces cuando te sientas a la mesa, reza, cuando tomas el pan, agradece al Dador. Cuando refuerzas tu débil cuerpo con vino, entonces piensa en Aquel, que te concede estos dones para alegrarte y reforzarte en las debilidades. Y a pesar de tu poco tiempo para alimento, siempre recuerda al Bienhechor, jamás te olvides. Cuando te vistes agradece a Aquel que te dio el vestido. Si pasó el día, agradece al Señor que nos dio el Sol para trabajar; y en la noche a la luna para iluminar. La noche también tiene su motivo de oración. Cuando contemplas el cielo y admiras su hermosura, entonces ora al Señor de todo el mundo visible; reza al gran Creador de todo el mundo visible; reza al gran Creador de todo el mundo…
Y qué puede dar más suerte en la tierra, sino imitar los coros de los ángeles. Cuando a cada ocupación precede la oración, cuando con cantos, como sal condimentamos las ocupaciones, los cantos hermosos y espirituales dan al alma alegría y esperanzada tranquilidad. Ir a la madrugada a la oración, con cantos e himnos, alabando al Creador y luego, cuando el Sol más claramente, volver al trabajo. Los salmos son tranquilidad para el alma, principio de paz, que tranquiliza los atormentados e inquietos pensamientos, que no solamente dominan la turbulenta ira, la despertada cólera espiritual, sino que la conduce a la misericordia. Los salmos fortifican a los consagrados, reconcilian a los ofendidos, y entre amigos, inducen al amor." (San Basilio el Grande, El tesoro Espiritual, fragmento).
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