Si eres voz de los que aún no la tienen, un día Cristo te dirá: Venid bendito de mi Padre porque cuando alzaste tu voz por mis pequeños, en cuanto lo hiciste por ellos, a Mí lo hicisteis.
¡No calles!, también hay complicidad en los pecados de omisión.
Mientras sigan muriendo pequeños en el vientre de sus madres por culpa del abominable aborto no podremos hablar de una sociedad justa ni libre, ni donde todos somos iguales.
ResponderEliminarSe les ajusticia siendo completamente inocentes de todo mal. Son muchos los que justifican su muerte por intereses diversos (ideología, dinero,...). No pueden defenderse por sí mismos frente a los que quieren acabar con su vida.
Cada vez que a uno de estos pequeños le es arrebatada la vida, Cristo vuelve a ser crucificado. Cuando miramos para otro lado y no hacemos nada, es a Cristo a quien dejamos solo en la Cruz. Cristo está en cada uno de esos hermanos nuestros que diariamente son eliminados en los abortorios: no son un conjunto de células, son hijos de Dios.
El aborto es un mal que jamás puede ser defendido porque ninguna libertad o derecho puede servir para acabar con la vida de otro, cuya vida vale tanto como la nuestra.
Esos pequeños ángeles son el corazón del mundo.
Un abrazo desde Sevilla
Muy cierto lo que dices, con atinadas palabras. Dios mio danos un corazon de carne y quitanos el de piedra. , !ten compasión de nosotros que somos malos !
ResponderEliminarQuerido niño: Dentro de poco te veré por la calle y te reconoceré por tu fotografía. Desde ahora ya rezo por ti y serás un niño precioso: la alegría de todos los que te miren. Quiérenos, también, a nosotros desde esa cunita tan blandita.
ResponderEliminarTe quiero, desde ya.
Bienhablado