jueves, 10 de octubre de 2013

SOBRE LA INDEBIDA COMUNIÓN A LOS DIVORCIADOS EN NUEVA RELACIÓN: NINGUNA AUTORIDAD RELIGIOSA PUEDE MODIFICAR LA MORAL CATÓLICA


El Vaticano criticó la decisión de la diócesis alemana de Friburgo de abrir la posibilidad de comulgar para los divorciados dizque "casados" otra vez, precisando que no refleja ningún cambio en la posición de la Iglesia. Se trata de una decisión “firmada por una oficina del obispado de Friburgo y que para nada cuenta con el aval de la conferencia episcopal alemana. Es un documento puramente local”, indicó a los periodistas el padre Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede. "Con el hecho de que personas u oficinas locales propongan soluciones pastorales particulares, se corre el riego de generar confusión. Es bueno poner de relieve la importancia de transitar el camino de la plena comunión de la comunidad eclesial", señaló.

Ante un hecho tan grave como autorizar una práctica sacrílega -pues comulgar en estado de pecado mortal, como lo haría un divorciado dizque vuelto a "casar", es decir sin haberse arrepentido, corregido y confesado, viviendo realmente en amasiato, constituye un pecado de sacrilegio-, las palabras del padre Lombardi resultan francamente débiles, pues es sabido que la doctrina de la Iglesia enseña que ninguna autoridad ni entidad religiosa puede modificar los principios de la moral católica. Y quien lo pretendiere, sus órdenes o disposiciones resultarían írritas y sin ningún valor, pues la jerarquía está para transmitir un legado divino que recibió en custodia y no tiene ningún poder para modificarlo. Así que si ni siquiera el Papa tendría esa facultad, ¡mucho menos un obispo o una oficina episcopal!. De ahí que resultan muy "benevolentes" las declaraciones de Lombardi sobre lo que sucede en la diócesis alemana de Friburgo, pues minimizan la gravedad de estos hechos y no se refieren siquiera a alguna sanción proporcional a los mismos. Por otra parte, los fieles de Friburgo tienen no sólo el derecho sino también el deber de oponerse a estas disposiciones írritas, inválidas y sin valor alguno. El ejemplo de muchos santos (como por ejemplo San Pablo) y la doctrina católica avalan y enseñan que ésa debe ser la postura a seguir en estos casos.

Lombardi, muy tibio
Pueden existir todas las inquietudes pastorales que se quieran para tratar a estas personas que viven en un estado permanente de pecado mortal y alejados de la gracia de Dios, siempre que sea para procurar atraerlos caritativamente a una reconciliación con Dios, buscando, para ello, que se alejen de su estado anómalo a fin de que practiquen de nuevo una FE VIVA dentro de la Iglesia a la que pertenecen, pues la FE sin las obras (y la gracia santificante) es una fe muerta, como enseña la Palabra de Dios. En tanto el estado de pecado permanezca y no haya arrepentimiento y Confesión sacramental, necesariamente impide la recepción de los sacramentos. 

A continuación publicamos un escrito del padre Ángel David Martín Rubio que analiza esta noticia:

LA COMUNIÓN DE LOS DIVORCIADOS:
 LOS ALEMANES VUELVEN A LA CARGA

Inexplicablemente, hay medios de información religiosa que están dando pábulo a las muchas noticias que, al amparo del río revuelto, contribuyen a aumentar la confusión entre los católicos. En este caso me refiero a la noticia de que la archidiócesis de Freigburg quiere abrir la posibilidad de que los casados en segundas nupcias accedan a todos los sacramentos. Para ello, enviará esta semana un auto-denominado Manual de orientación para los directores espirituales con pretensiones de validez en todo el territorio alemán.

La historia viene de atrás, y nos permite evocar un episodio parecido ocurrido en 1993, cuando los obispos de la provincia eclesiástica del Rin Superior (Alemania) publicaron un documento sobre el Acompañamiento pastoral de los divorciados (10-julio) que provocó una crisis resuelta favorablemente desde el punto de vista doctrinal pero que no fue acompañada de medidas disciplinares contra los responsables.

Nada tiene, por tanto, de particular que los rebeldes interpretaran el pronunciamiento de Roma como un simple aplazamiento y haya seguido alentando la esperanza de un pronunciamiento oficial en contradicción con la doctrina de la Iglesia.

Obispos alemanes contra la pastoral católica

El texto citado apareció bajo la firma de Saier, Lehmann y Kasper. Oskar Saier, Arzobispo de Freigburg, falleció en 2008, habiendo presentado la renuncia en 2002 por razones de salud pero Lehmann y Kasper iban a alcanzar puestos de gran responsabilidad. Karl Lehmann, Obispo de Mainz, fue presidente de la Conferencia Episcopal Alemana durante 20 años, hasta enero de 2008, y fue creado Cardenal en 2001 por Juan Pablo II. Y Walter Kasper, Obispo de Rottenburg-Stuttgart, fue nombrado Cardenal en la misma fecha y presidió el Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos hasta 2010.

El documento tenía dos partes, una Carta Pastoral y, a continuación, unos Principios fundamentales para el acompañamiento pastoral. En la primera, se partía de la constatación del aumento en el numero de fracasos matrimoniales y divorcios, estableciendo un principio que sirve de línea argumental a toda la alternativa pastoral planteada: «La Iglesia no puede poner en discusión la palabra de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio, y sin embargo no puede tampoco cerrar los ojos frente al fracaso de muchos matrimonios». Aquí se apunta ya la contradicción nunca resuelta: se proclama teóricamente la doctrina revelada y enseñada por la Iglesia acerca de la indisolubilidad del matrimonio pero se propone una práctica en la recepción de los Sacramentos que, sin negarla, la deja sin efecto en la práctica.

Como responsabilidad de la comunidad cristiana se señalaba actuar contra la tendencia que quiere presentar el divorcio y el segundo matrimonio como una cosa normal y tratar con respeto y colaboración a los esposos cristianos que han sido abandonados y, por convicción interior, no piensan contraer una nueva unión, dando así testimonio de la indisoluble validez de su matrimonio. A este respecto, se recuerda que «quien, después de una separación, no se vuelve a casar civilmente, no está sometido a ningún género de restricciones con respecto a sus derechos y posición en la Iglesia». Afirmación, ésta última que no es, frecuentemente, resaltada con la atención que merece porque, tanto en el caso del cónyuge que ha solicitado la separación o el divorcio, como en el del que lo ha padecido, mientras no atenten un nuevo matrimonio civil, no existe ninguna dificultad para su admisión a los sacramentos. Eso sí, deberán concebir un arrepentimiento sincero de la culpa por la ruptura y acercarse al sacramento de la Penitencia reconociendo la pervivencia del vínculo y las obligaciones de él derivadas.

En cuanto a los divorciados que se han vuelto a casar civilmente, se afirma que deben sentirse aceptados en la comunidad y que la comunidad tiene comprensión para su difícil situación. De esta forma, el documento no resuelve una de las mayores dificultades que plantea esta pastoral “comprensiva” con quienes han roto su matrimonio y es que, sin explicar cómo, pretende equiparar el apoyo y la aceptación tanto del cónyuge que ha sido abandonado como del que ha protagonizado el abandono y contrae una nueva unión civil, sin exhortar a éste último a la conversión y al cumplimiento de las gravísimas responsabilidades que subsisten a raíz de su primera y legítima unión matrimonial.

En la segunda parte, se exponen los Principios fundamentales para el acompañamiento pastoral y se comienza recordando que la Iglesia ha abierto a los divorciados que se han vuelto a casar la posibilidad de acceso a la Eucaristía si viven su relación personal de forma casta. Como se afirma, no sin razón, en el documento alemán: «Muchos consideran tal recomendación no natural y no creíble […] indudablemente este modo de vida no puede ser verdaderamente realizado, durante mucho tiempo, por todos los divorciados que se han vuelto a casar, y por las parejas más jóvenes sólo raramente». Es curioso que, aunque en diversos documentos que se ocupan de los divorciados vueltos a casar se habla de esta fórmula, nunca se hace ninguna determinación concreta, dejando en el aire numerosos interrogantes y posibles conflictos. ¿Será una forma tácita de reconocer su nula operatividad práctica y las propias dificultades que plantea desde una perspectiva moral?

Finalmente se llega (indebidamente) a plantear una posibilidad de una decisión de conciencia de la persona para la participación en la Eucaristía. Se trata -dicen- de una decisión personal de conciencia pero que tiene necesidad de una asistencia iluminadora y un acompañamiento imparcial de la autoridad eclesiástica. Ahora bien, (según esta falsa tesis) el sacerdote respetará el juicio de conciencia de la persona.

La respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe

Después de varias sesiones de “diálogo”, la Congregación para la Doctrina de la Fe hizo público una  Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la recepción de la Comunión Eucarística por parte de los fieles divorciados casados de nuevo (14-septiembre-1994) en la que se reafirmaba la doctrina católica frente a la praxis introducida por los obispos alemanes:

"En algunas partes se ha propuesto también que, para examinar objetivamente su situación efectiva, los divorciados vueltos a casar deberían entrevistarse con un sacerdote prudente y experto. Su eventual decisión de conciencia de acceder a la Eucaristía, sin embargo, debería ser respetada por ese sacerdote, sin que ello implicase una autorización oficial. En estos casos y otros similares se trataría de una solución pastoral, tolerante y benévola, para poder hacer justicia a las diversas situaciones de los divorciados vueltos a casar (nº 3) […] Por consiguiente, frente a las nuevas propuestas pastorales arriba mencionadas, esta Congregación siente la obligación de volver a recordar la doctrina y la disciplina de la Iglesia al respecto. Fiel a la palabra de Jesucristo, la Iglesia afirma que no puede reconocer como válida esta nueva unión, si era válido el anterior matrimonio. Si los divorciados se han vuelto a casar civilmente, se encuentran en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios y por consiguiente no pueden acceder a la Comunión eucarística mientras persista esa situación (nº 4)".

Igualmente, la carta rechaza la doctrina de la llamada “nulidad de conciencia”, según la cual, si los fieles estuvieran “seguros en conciencia” de que el primer matrimonio había sido nulo, podrían acercarse a la comunión eucarística. El matrimonio no es una cuestión meramente privada sino que tiene una dimensión eclesial. Estrictamente hablando, el juicio sobre la validez o la nulidad de un matrimonio no es un juicio de la conciencia moral, es un juicio sobre una situación jurídica, social: la realidad o la inexistencia del matrimonio (nº 8).

En respuesta a esta Carta, los Obispos aludidos se vieron precisados a admitir que «Como se deduce del documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que ahora os transmitimos, apoyándose en la exhortación apostólica “Familiaris consortio”, no ha podido aceptarse nuestra posición en este punto. Debemos, por ello, tomar nota del hecho de que el documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe no acepta a nivel de Iglesia universal, algunas afirmaciones contenidas en nuestra “Carta pastoral” y en nuestros “Principios”, por lo que no pueden ser una norma vinculante para la acción pastoral».

Sin embargo, las prensa se hizo eco de posiciones mucho más críticas de los prelados alemanes. Y el periódico ABC reproducía las objeciones de Lehman a la doctrina de la Santa Sede. Pocos años después, tanto él como Kasper, (inexplicablemente) recibirían el cardenalato de manos de Juan Pablo II:
"El presidente de la Conferencia Episcopal alemana, Karl Lehman, afirmó el pasado sábado que el Vaticano debería prestar más atención a aquéllos que critican sus posturas sobre la admisión de los católicos divorciados a los sacramentos.
Para el prelado, si bien «la claridad de los principios es vital hoy, no es suficiente, pues la Iglesia tiene que ser capaz de ofrecer un hogar a aquellos que no son capaces de alcanzar y vivir conforme a los más elevados ideales».
Tanto este obispo como otro prestigioso miembro de la Conferencia Episcopal alemana, Walter Kasper, habían aceptado que los católicos divorciados y vueltos a casar pudieran comulgar, previa consulta a un sacerdote y conocimiento de la postura oficial de la Iglesia, pero dejándoles a ellos la última palabra sobre si debían comulgar o no. El Vaticano recordó que la conciencia no podía actuar de manera subjetiva, al margen de las enseñanzas morales de la Iglesia (28-diciembre-1994, pág. 56; cfr. ibid. 15-octubre-1994, pág. 73)."

Posteriormente, el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, publicó una Declaración sobre la admisión a la comunión de los divorciados vueltos a casar (24 de junio de 2000) en la que se explica el porqué de la inadmisibilidad a la comunión eucarística, haciendo una especial referencia a la interpretación del can. 915 del Código de Derecho Canónico («No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena, y los que obstinadamente persisten en un manifiesto pecado grave»). Algunos habían propuesto que no se podría afirmar que los divorciados vueltos a casar entran en el supuesto de «quienes obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave», porque no se puede juzgar del interior de las personas. El Pontificio Consejo aclara que, ante una situación objetivamente contradictoria con la indisolubilidad del matrimonio, los fieles tienen la obligación de abstenerse de la comunión eucarística mientras no se resuelva acerca de la posible nulidad de dicho matrimonio.

Algunas conclusiones

El interés del episodio que hemos recordado no es meramente histórico y abre luz ante horizontes semejantes en los que desde la misma jerarquía de la Iglesia se hacen declaraciones imprudentes o se sugieren expectativas guiadas por el inmoderado deseo de aceptación desde criterios mundanos.

En los últimos meses estamos asistiendo a un notable incremento de la confusión doctrinal que se manifiesta no solo en la circulación de opiniones dispares sino en la presentación, como doctrina de la Iglesia, de ideas contrarias a la misma. Y es previsible que este panorama se mantenga e incluso se acentúe a partir de ahora. Por eso, conviene recordar que cualquier replanteamiento de la pastoral en relación con las situaciones matrimoniales irregulares no puede olvidar una serie de determinantes, especialmente estas dos:

  • La irregularidad no es una cuestión meramente formal, sino que es de naturaleza jurídica. En una situación matrimonial irregular puede darse la dimensión interpersonal (ruptura o separación de la pareja y creación de una nueva) y la social (admisión legal del divorcio y sucesivos matrimonios civiles) pero siempre falta la dimensión eclesial que no es algo accidental, añadido o superpuesto, sino esencial.

  • Incluso cuando se produce el recurso al divorcio y a la celebración de una nueva unión civil, el ordenamiento canónico vigente no excluye totalmente a los fieles de la vida eclesial y no establece los límites a la participación en ésta como una sanción. Ahora bien no se puede negar que esta situación —como cualquier otra que vista desde fuera pueda ser calificada objetivamente de pecaminosa— tiene consecuencias morales y pastorales.

Por eso, la Iglesia reafirma la imposibilidad de admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se "casan" otra vez civilmente. Y la reconciliación en el sacramento de la Penitencia —que abriría el camino al sacramento eucarístico— puede darse únicamente a los que, arrepentidos, están sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio.

A mi juicio, el documento de los obispos alemanes, siendo muy cuidadoso con el sufrimiento de algunas personas a consecuencia del fracaso matrimonial, lo que es sin duda importante, fallaba clamorosamente en la consideración de estas afirmaciones. Y silenciaba, sistemáticamente, que tales situaciones pueden coincidir, al menos en alguna ocasión, con planteamientos y actitudes pecaminosas que se manifiestan en y a través de la misma irregularidad.

Una objeción similar cabría hacer a quienes, veinte años después, siguen proponiendo una revisión de la doctrina y la práctica pastoral de la Iglesia a partir de criterios similares a los rechazados en 1994 por la Congregación para la Doctrina de la Fe.

P. Ángel David Martín Rubio
Fuente: Tradición Digital

13 comentarios:

  1. Pero aun cuando nosotros mismos, o un ángel del cielo, os predique un evangelio diferente del que habéis recibido, SEA ANATEMA. Epístola de San Pablo a los gálatas. Cap. I, vers. 8.

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  2. El clero alemán e incluso sus obispos se acercan peligrosamente al protestantismo.

    Recuerden que permitieron la administración de la píldora del día después en los hospitales católicos, en caso de violación, bajo la condición de que no sea abortiva. Pero como eso ni existe ni va a existir, en realidad están suministrando las existentes en el mercado, que son abortivas. Es decir, en Alemania los Obispos han aprobado un mecanismo que puede conducir a la muerte a los nonatos. sin el Bautismo claro.

    De ahí que el sitio de Gloria TV haya declarado:

    "La redacción de la página de inglés de Gloria.TV afirma: Gloria.TV dirige una sección en alemán, sin embargo, queremos asegurarle a nuestro público preocupado internacional que de ninguna manera estamos conectados con los obispos alemanes--los que se han alejado de la doctrina moral católica, mediante la introducción de la píldora abortiva del día después, en los hospitales católicos.

    Gloria.TV se distancia públicamente de los obispos y de la aprobación de la píldora del día después. Vamos a seguir luchando internacionalmente para que este escándalo inaudito, que oscurece el testimonio de la Iglesia y socava su credibilidad, sea eliminado. Esperamos que los Cardenales que pronto se reunirán antes del Cónclave, reconozcan la gravedad de esta situación.

    Les pedimos a los obispos alemanes de distanciarse de la píldora del día después y no de Gloria.TV.".

    Publicado en:
    http://es.gloria.tv/?media=403244

    Al parecer estamos ya -o al menos muy próximos- a los tiempos de la gran apostasía predicha en la Sagrada Escritura. La gran mayoría apostatará. Clérigos y laicos. Pidamos fervientemente a Dios que nos conserve en su fe y en su verdadera Iglesia.

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  3. Dijo N.S. Jesucristo:
    Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, adultera, y el que se casa con la repudiada por el marido, comete adulterio.

    Ya le pueden dar mil vueltas, que las palabras de Cristo no las puede cambiar ni la Iglesia. Los que se divorcian y se vuelven a casar son adúlteros. Viven en estado de pecado mortal, arriesgan su destino eterno y no pueden comulgar. Esto no tiene derecho NADIE de cambiarlo. ¡Ni siquiera un Papa!

    Quien pretenda tal cosa, debe ser enfrentado, sin importar su dignidad. Se impone aquí la sentencia evangélica de OBEDECER A DIOS ANTES QUE A LOS HOMBRES.

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  4. La Iglesia Católica, por ser fiel a Cristo y no aceptar el divorcio de Enrique VIII, perdió a toda una nación (Inglaterra).

    Mártires como Tomás Moro dieron la vida por la defensa de los principios católicos. ¿Ahora estos modernistas aceptan de facto el divorcio y permiten a los divorciados y arrejuntados en SUPUESTAS segundas nupcias que viven en pecado mortal que comulguen?

    Naturalmente esto no es católico, venga de donde venga.

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  5. Y ni le cuento el tema de las nulidades, se maneja con un cinismo proverbial.
    20 años de casados siete hijos, ahhhhhh pero les otorgan la nulidad.....ni siquiera piensan que luego de obtenerla deberán decirles a sus hijos que son unos tremendos BASTARDOS.

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  6. muy bueno anónimo 12 de octubre de 2013 02:07
    es asi, exacto, si el que gobierna la iglesia se desvía hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. Pero para saber en que se desvía debemos formarnos e instruirnos.

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  7. Hermanos en Cristo, soy divorciada desde hace 12 años y por gracia de Dios, he estado bajo el amparo de la Santa Iglesia Católica: SIN AMORIOS. El padre de mis tres hijos, se volvió a casar por lo civil y empezó el tramite en el Tribunal Eclesiástico para la anulación del matrimonio religioso (duramos 20 años casados). Me enviaron a un curso de RR llamado RECONSTRUYENDOSE..que muchos católicos ignorantes creen que es para prepararte y volverte a casar...NADA QUE VER.. Nos ubican en todos los ámbitos: familia, sociedad, y sobre todo nos aclaran la doctrina de la Iglesia...Por favor continuaré.. Carmelina

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  8. Empezamos el curso más de 100 personas, y en las dos primeras sesiones salieron la mitad de los que estábamos inscritos. Claro, pues nos definieron las normas del curso y muchos iban a buscar pareja o pensaban que la Iglesia iba a aceptar nuevas "nupcias". En verdad el sacerdote que dio unas charlas fue hasta ofendido por algunos participantes por la postura de la Iglesia...NO NUEVAS NUPCIAS..y si las tienen por lo civil pues no hay sacramento de confesión y comunión..Claro hermanos hay casos muy tristes donde estas casada con un violador, alcohólico, homosexual, lesbiana o adultero(a)..que CREO YO, la iglesia presta mas atención...Fue mi experiencia y valoro mucho que la Iglesia nos ubique.. que otros divorciados nos den su testimonio y apoyo de MANTENERNOS CÉLIBES. vivido en Monterrey, México cARMELINA

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  9. Qué dificil es vivir el camino del Señor!...

    Dios te bendiga Carmelina...

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  10. A una lectora que comenta que si a un violador o un asesino se le da la Eucaristía ¿por qué no a un divorciado vuelto a dizque "casarse"?

    Respuesta: Porque no se le da a NADIE que esté en pecado: ni al violador, ni al asesino ni al que vive en adulterio. Para poder comulgar es necesario ARREPENTIRSE SINCERAMENTE, HACER PROPÓSITO DE ENMIENDA e ir AL CONFESIONARIO en cualquiera de los tres casos. La norma es la misma en cualquiera de estas situaciones y para todo pecador que se halle en pecado mortal contra cualquiera de los mandamientos.

    Atte
    CATOLICIDAD

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  11. A un lector:

    No dé malas ideas a otros. No vaya siendo...
    Já.

    Un abrazo en Cristo
    CATOLICIDAD

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  12. No la plantie como una mala idea, si no como una inquietud, por su respuesta, la cual agradezco, descubro que usted no encontró argumento bíblico, de tradición y doctrinal que pudiera explicar mi inquietud, por lo que me confirma que "Dios vino por los pecadores" y nunca, mientras haya vida, le cierra las puertas a los "pecadores" Divorciados y vueltos a casar. "Bendito Dios que a pesar de mi pecado, ilumina mi estupidez y me permite amarlo a pesar de ella". No difundo malas ideas a nadie, gracias a Dios me considero no el mejor de los hijos de la Iglesia, peso soy su hijo y jamás permitiría que nadie la calumnie, pero tampoco dejaría que "el hijo mayor" por egoísmo espiritual, no permita que nuestra Santa Madre Iglesia, disfrute con la presencia del hijo pecador. Dios les bendiga y les ilumine con su Gracia y su amor y jamás permita que ustedes tengan que pasar por lo que pasó el Rey David y muchos otros cristianos que sin dejar de amar a Dios se encuentran en una situación diferente.

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    1. Amigo: Su mensaje nos pareció más un comentario que una inquietud. Al parecer no captó la dosis de humor de nuestra respuesta. No nos pareció que usted nos preguntara sobre las bases bíblicas, de la Tradición y del magisterio donde claramente se señala la doctrina de que un divorciado (separado de su legítima esposa con la que contrajo el SACRAMENTO del matrimonio) y vuelto a unirse civilmente por nuevas dizque "nupcias" o simplemente viviendo maritalmente, está en estado de pecado mortal y por lo mismo no puede comulgar. Pero si esto es lo que desea conocer con mucho gusto lo podemos hacer si nos escribe a nuestro correo electrónico: catolicidad@hotmail.com. ¿O cuáles son los argumentos que busca conocer? No nos queda claro. Escríbanos ahí y díganos más claramente cuál es esa duda o inquietud.

      Aquí no hay ningún "egoísmo espiritual" del hijo mayor, sino las enseñanzas de Cristo y de su Iglesia. En cuanto a lo que señala usted, es cierto: Dios vino a los pecadores y mientras haya vida no les cierra las puertas. A ningún tipo de pecador. Dios está siempre con los brazos abiertos con el prerrequisito de la contrición, arrepentimiento, confesión y ENMIENDA. Y los casados por la Iglesia, divorciados civilmente y vueltos a casar, están incluidos entre estos pecadores (SIN COMILLAS, ¡POR FAVOR!).

      Le agradeceremos nos escriba a nuestro correo, si realmente tiene una inquietud o duda PERSONAL. Verá que sí hay muchos argumentos para señalar todo esto. La Iglesia busca la CONVERSIÓN de los pecadores. Es intolerante con el error y el pecado, pero ama al pecador y busca su arrepentimiento y que cambie de vida, para que pueda ser salvo. No hay nada más alejado del egoísmo que esta actitud que constituye la más genuina CARIDAD para con su hijos.

      Esperamos su correo si realmente tiene interés en esto.

      Un abrazo.
      Atte
      CATOLICIDAD
      catolicidad@hotmail.com

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