martes, 16 de junio de 2009

LA ULTIMA VOLUNTAD DE MONSEÑOR


MI TESTAMENTO

Antes que llevéis al camposanto
mi pobre cuerpo cuando yo muera,
llevadme por piedad al templo santo
que oyó de niño mi oración primera.
Ahí donde mora mi Virgen hechicera
de tez morena y estrellado manto.

Llevadme junto a Ella, abrid la tapa
de mi negro ataúd y si un gemido
de mi rígido pecho no se escapa,
ni sonríe mi labio enternecido
ni brota el llanto por mi rostro yerto,
llevadme ya a enterrar ¡estoy bien muerto!

 Autor: Mons. Vicente María Camacho
Obispo de Tabasco
Y a la muerte de este dignísimo obispo, se cumplió su testamento de manera literal: fue llevado ante la tilma de Juan Diego, ante la Morenita del Tepeyac. No hubo gemidos, ni sonrisas, ni llanto de su rostro yerto. Fue llevado a enterrar... ¡ciertamente estaba muerto!
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1 comentario:

  1. Bellísimo ejemplo de Mons. Camacho. Quiera Dios despertar semejantes vocaciones en nuestro querido México

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