lunes, 26 de octubre de 2015

MISERICORDIA Y JUSTICIA SON VIRTUDES COMPLEMENTARIAS (ANÁLISIS FINAL DEL SÍNODO)



Cuando las virtudes se desvinculan unas de otras se vuelven locas. Este tipo de "virtudes" son aquellas que se distorsionan y pierden su auténtico y original sentido, para transformarse en una caricatura de la verdadera y genuina virtud a la que hacen mención y referencia. Y cuando una virtud se vuelve loca, decía Chesterton quien se movía como pez en el agua dentro de la ortodoxia católica, resulta más funesta que cualquier vicio.

Así, no hay contradicción sino complementaridad entre misericordia y justicia. Al igual que entre defender tanto la ley como el espíritu de la misma. Querer presentar como antagónico lo complementario es incurrir en lo que bien señalaba Chesterton.

LA MISERICORDIA SIN JUSTICIA ES LA MADRE DE LA DISOLUCIÓN, ENSEÑA SANTO TOMÁS.

El error está en disociar lo que debe ir unido. Señalaba Santo Tomás de Aquino que si bien la justicia sin misericordia es crueldad, la misericordia sin justicia, en cambio, se transformaba en la madre de la disolución. Y así, la misericordia hoy se ha vuelto una virtud loca, al separarse de la justicia. Y la disolución implica relajación.

Esto es lo que, lamentablemente, prevalece hoy en día en la jerarquía (con sus honrosas excepciones): Una misericordia sin justicia. Una virtud que deja de ser tal para transformarse en un concepto sin sólido fundamento evangélico y desvirtuado de su genuino significado, porque ha sido mutilado del equilibrio que le proporciona otra necesaria virtud: la justicia.

Y lo mismo ocurre con quienes en teoría reconocen la complementaridad de las virtudes, pero en la práctica actúan de modo desproporcionado. Para no incurrir en yerro doctrinal aceptan la necesidad TEÓRICA de ese equilibrio, pero en la realidad y en la práctica sus palabras y acciones se cargan de un solo lado de la balanza desvirtuando a la genuina virtud. Y lo más grave aún es que cuando se les hace ver su equivocado proceder, acusan a quien lo haga de sólo cargarse hacia la virtud complementaria, aunque esto no sea así. De esta manera nunca salen de su error. Así, apelan al espíritu de la Ley para acusar a quienes defienden los principios que ellos desvirtúan o soslayan, aun cuando en realidad el espíritu de la Ley sea complementario a la misma y quienes defienden la Verdad no contradigan ese espíritu de la Ley.

Todo esto lo hemos visto, una vez más, con relación al reciente Sínodo que acaba de terminar. Un Sínodo donde se cuestionaron elementos inmutables de la fe como la posibilidad de comulgar por parte de aquellos que estando divorciados y nuevamente casados por lo civil, permanecen en estado de pecado mortal. Las verdades de fe no pueden ser ni discutidas ni votadas por los hombres. Y eso fue lo que se hizo en ambos sínodos (2014 y 2015). La fe fue entegada a la Iglesia Católica para su custodia y divulgación a todo el orbe y no para que los hombres de Iglesia la discutan conforme a sus criterios particulares ni para que sea sometida a votación en nombre de la virtud loca de "la misericordia". La Iglesia fue fundada sobre la Roca de Pedro para edificar la Iglesia de Cristo ("sobre esta piedra edificaré MI Iglesia"). La Iglesia no es de Pedro ni de sus apóstoles, ni de sus sucesores, sino de Cristo. Cristo la fundó, no sus representantes que deben custodiarla y mantenerla siempre fiel al depósito que les fue encomendado.

PADRES SINODALES APRUEBAN Y SE CONMUEVEN POR UN SACRILEGIO

Y en nombre de "la misericordia" hubo pastores en el Sínodo que propusieron este sacrilegio contrario a la Revelación de Cristo mismo y a las enseñanzas divinas inspiradas a San Pablo. Y esas propuestas se dijeron, se impulsaron, se discutieron y se votaron. No solo eso, sino que también se propuso disociar la praxis pastoral del dogma, con el subterfugio de mantener el dogma pero adaptarlo a las necesidades "misericordiosas" de la realidad humana, como si ésta, cuando es contraria a las enseñanzas divinas, pudiera compaginarse con la fe. ¿Puede haber un ejemplo más claro de que la virtud de la misericordia se había transformado en una locura? Y se llegó al clímax cuando varios padres sinodales se enternecieron hasta el llanto con el relato que hizo uno de ellos sobre un pequeño mal preparado para la Primera Comunión, que al recibirla tomó la hostia y la partió para compartirla con sus padres divorciados vueltos a casar que estaban impedidos a hacerlo bajo pena de sacrilegio. Y éstos comulgaron consumando el sacrilegio. Y no lloraron de dolor los padres sinodales por lo que es una gravísima falta y una gran ofensa contra Cristo sacramentado, sino de la "ternura" que les provocó el gesto del niño, que independientemente de su buena fe sólo denota una ignorancia y una inmensa falta de preparación de la que son gravemente culpables quienes lo catequizaron.

¡Así está la virtud loca de esta falsa "misericordia"! Seguramente nunca imaginó algo así Chesterton, a pesar de su ingeniosa y gran imaginación.

Y bien, el asunto es más grave todavía: este sacrilegio ya es moneda corriente en varios países y templos católicos (Alemania, Suiza y otros), sin que nadie ponga un término y un hasta aquí al sacrilegio institucionalizado. Y quienes ya lo practican, van y lo proponen al Sínodo en 2014. ¿Y qué sucede? Se discute, se analiza y se vota, igual que se puede analizar si conviene o no cualquier asunto terreno opinable. Y durante un año, la Autoridad Apostólica, el Vicario de Cristo calla y se espera hasta el próximo Sínodo en 2015. En tanto, los sacerdotes modernistas que ya permiten este sacrilegio, lo siguen practicando en su templos sin quien les diga nada ni ponga orden. ¿Se abre así la puerta para que en futuros sínodos se discutan otras verdades de fe? ¿Se podrá llegar a votar y "determinar" humanamente -contra la Revelación hecha por Dios- si la Santísima Trinidad tiene dos o cuatro personas?

Bueno, finalmente no se autorizó este sacrilegio, dirán algunos. El documento final del Sínodo no lo permitió, sostienen aliviados. Y en efecto, así fue. Pero se pasa por alto un aspecto: tampoco se recordó ni se concluyó con la doctrina perenne, la de la Biblia y el Evangelio, la de Cristo y la de san Pablo divinamente inspirado, la definida solemnemente por el Concilio dogmático de Trento y enseñada desde siempre. No se definió explícitamente que ésta sigue conservando, pues no puede nunca ser de otro modo, su total vigencia por ser una enseñanza contenida en la Revelación Divina que es Palabra inmutable de Dios. Tampoco se condenó a quienes tal sacrilegio ya lo practican. Y ciertamente éstos lo seguirán realizando sin quien los censure. Mantendrán el sacrilegio y la traición a Cristo de ofrecer su Cuerpo presente realmente en la Eucaristía a quienes estén en pecado mortal y contumazmente se mantengan en él al vivir en concubinato (por mucho que exista "matrimonio" civil). Traición muy semejante a la de Judas, que también entregó el Cuerpo del Señor para ser mancillado.

No solo eso, también se concluyó el asunto con un párrafo de compromiso que -en su ambigüedad- trató de dejar contentos a unos y a otros, aunque no mucho a nadie:

"84.- ...Su participación (de los divorciados y vueltos a casar civilmente) puede expresarse en diversos servicios eclesiales: es necesario por ello discernir cuáles de las diversas formas de exclusión actualmente practicadas en el ámbito litúrgico, pastoral, educativo e institucional pueden ser superadas. Ellos no están y no deben sentirse excomulgados, y pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia, sintiéndola como una madre que los acoge siempre, los cuida con afecto y los alienta en el camino de la vida y del Evangelio..."

¿Y quién va discernir cuáles son esas "diversas formas de exclusión"? ¿La prohibición que hace la Palabra de Dios de otorgar Eucaristía a los divorciados vueltos a casar civilmente en pecado mortal podría ser una de ellas? ¡No se dice ni se especifica nada! ¿No tuvieron dos sínodos y un año para determinar esto los padres sinodales? ¡Tanto tiempo y tanta discusión sólo para concluir que es necesario el discernir esto! ¿Y ahora -insistimos- quién lo va a hacer? ¿Cada Conferencia Episcopal en nombre de la colegialidad y la descentralización? ¿Cada sacerdote podrá decidir si es o no "conveniente"? ¿Los que ya practican este sacrilegio o quién? ¿El Papa? Hasta ahora no ha querido hacerlo.

LAS ANULACIONES DICTADAS POR MODERNISTAS

¿Y los padres sinodales que propusieron el sacrilegio institucionalizado de qué se preocupan? Nadie les ha prohibido terminantemente seguirlo haciendo. Es más, estos obispos ahora pueden hacer uso de las nuevas "anulaciones" express. Si no hay segunda instancia en muchos casos y se deja a todo obispo titular de una diócesis la facultad de anular... ¿por qué hemos de creer que quienes proponen o practican ya el sacrilegio institucionalizado van a seguir los procesos de anulación con todo el rigor canónico y comprobando plenamente que no existió matrimonio válido? Antes, la segunda instancia y hasta la tercera eran un freno para los abusos. Al desaparecer éstas en muchos casos... ¿quién garantiza que un obispo modernista que se lo proponga, no declare dizque "nulo" lo indisoluble, considerando -además- que hasta otros de buena fe desconocen a fondo las leyes canónicas? Si esos modernistas están dispuestos a traicionar a Cristo entregando la Eucaristía a quien vive permanentemente en pecado y no desea salir de él y por lo mismo no se arrepiente de ofender a Dios... ¿no lo estarán también para traicionar el sacramento del matrimonio por Él instituido "separando" lo que Dios ha unido?

Finalmente aclaramos que amamos y defendemos tanto la Doctrina Revelada como la Ley Divina, sin apartarnos de su espíritu, pues estos elementos son parte de un todo. Son otros -los modernistas- quienes en la teoría y/o en la práctica disocian lo que debe ir unido.

Sin duda... ¡las virtudes se han vuelto locas! La lucha del demonio contra el matrimonio avanza a grandes zancadas.

¡Ven ya, Señor Jesús!

-Se permite su reproducción citando la fuente (catolicidad.com), como todo nuestro material-

9 comentarios:

  1. Lo absurdo de querer encontrarle cuadratura a un circulo, es lo que parece ser quedo plasmado en el documento final del Sínodo.

    El Circulo establece que desde cualquier perspectiva siempre se le va a observar una sola forma.

    "Cualquiera que repudie a su mujer y se case con otra comete ADULTERIO, y el que se casa con la repudiada del marido comete ADULTERIO"
    Lucas 16:18

    Este es el CIRCULO, que desde cualquier posición que se le quiera observar, la forma siempre va a ser la misma -- nunca cambia, ni cambiara --.
    La única forma de que cambie la forma es deformando el CIRCULO, para que se observe como quiera verlo, el que quiera verlo como el quiera verlo.

    Con la salvedad que hay CÍRCULOS que no se pueden deformar, son de una sola forma, pues su forma es eterna por naturaleza.

    El agua en estado solido pasa a un estado liquido y de aquí a un estado gaseoso, para pasar de este estado gaseoso a un estado liquido y volver a tener un estado solido. Este circulo natural que describe La Naturaleza.

    Lo ilógico seria pretender que del estado gaseoso, pasase a un estado solido, sin pasar antes por un estado liquido, o de un estado solido pasase a un estado gaseoso sin pasar por su estado liquido.
    No se pude evitar ningún estado del orden del circulo natural de los estados del agua , aun que se pretenda.
    Las cosas son como son por Naturaleza Divina y ETERNA.

    El Creador estableció que el agua de forma natural sea formada de dos moléculas de Hidrógeno y una de Oxigeno.
    Entonces, ¿quien pensara que es posible ADULTERAR este orden para crear un orden diferente y contrario al establecido por El Creador de la Naturaleza, para crear de otra forma el agua?.
    ¿Lo que Dios Une, lo podrá separar el hombre?

    Así cuando dos almas -- un hombre y una mujer -- se unen Sacramentalmente, voluntariamente y por AMOR, para formar una familia, siguiendo el curso establecido por La Naturaleza Divina.
    Entonces, ¿podrá ser disuelta esta unión por cualquiera de los dos que SE PROMETIERON AMOR Y RESPETO hasta que la muerte los separe?

    "Por consiguiente ya no son dos, sino UNA SOLA CARNE. Por lo tanto, lo que Dios ha UNIDO no lo separe el hombre"
    Mateo 19:6

    ¿Una semilla se podrá separar de si misma , para ser lo que antes de ser fecundada fue?, ¿podrá hacer la inversa, la de pasar a ser flor, para pasar a ser polen y el ovulo al que se unió para darle lo que ahora ES ?.

    Si esto NO es posible, ¿porque la necedad de creer que lo que Dios Une, lo puede separa el hombre?

    Quien engañe a otro, para enseñarle que esto es posible estará disolviendo lo indisoluble, y esto es ADULTERAR La Naturaleza Divina.

    Por lo tanto quien pretenda separar a lo que ya ES una sola carne, creyendo que le dará nueva Vida, en realidad lo que estará haciendo es darle MUERTE.

    --- Valgame esta comparación y en su debida proporción alegorica --

    "El CIRCULO siempre sera CIRCULO, y el cuadrado siempre sera cuadrado, el Circulo se parece al cuadrado, lo que lo claro a lo oscuro, lo que la VIDA a la muerte".

    O es cuadrado o es circulo, o es VIDA o es muerte, NO hay estados medios.

    ResponderEliminar
  2. Creo que todo quedará al juicio de Dios si los sacerdotes deciden tomar la Ley por su mano y ahora su antojo, no son menos pecadores y tendrán que entregar cuentas, ellos son los guardianes de los sacramentos , si se desvían de los evangelios serán los verdaderos culpables del sacrilegio !!!

    ResponderEliminar
  3. Un sínodo fracasado: todos han quedado derrotados, empezando por la moral católica

    Al día siguiente del XIV Sínodo sobre la Familia, parecería que todos han ganado. Ha ganado el papa Francisco, porque ha conseguido elaborar un texto que pone de acuerdo a dos posturas opuestas. Han ganado los progresistas, porque el texto aprobado admite la Eucaristía para los divorciados vueltos a casar. Han ganado los conservadores, porque el documento no alude en concreto a la administración de la comunión a los divorciados y rechaza el matrimonio homosexual y la teoría de género.
    Para entender mejor lo sucedido, hay que partir de la tarde del 23 de octubre, cuando se encargó a los padres sinodales la redacción final, elaborada por una comisión ad hoc basándose en las enmiendas (modi) al Instrumentum laboris, propuestas por los grupos de trabajo organizados por idiomas (circuli minores).

    Con gran sorpresa de los padres sinodales, el texto que se les encargó el pasado jueves por la tarde sólo estaba en lengua italiana, estando totalmente prohibido comunicarlo no sólo a la prensa, sino también a los 51 oyentes y demás participantes en la asamblea. El texto no tenía en cuenta ninguna de las 1355 enmiendas propuestas durante las tres semanas previas, y en sustancia volvía a proponer la estructura del Instrumentum laboris, que incluía los párrafos que habían suscitado tan duras críticas en el aula: los referidos a la homosexualidad y a los divorciados vueltos a casar. El debate se fijó para la mañana siguiente, con lo que sólo se podían preparar durante la noche nuevas enmiendas a un texto redactado en una lengua que sólo dominaban algunos de los padres.

    Sigue abajo...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ...Pero en la mañana del 23 de octubre, Francisco, que siempre ha seguido con atención los trabajos, se ha topado con un inesperado rechazo del documento que había redactado la comisión. Nada menos que 51 padres sinodales intervinieron en el debate, la mayor parte de los cuales se oponía al texto avalado por el Santo Padre. Entre ellos estaban el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos; Joseph Edward Kurtz, presidente de la Conferencia Episcopal estadounidense; Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal italiana; Jorge Liberato Urosa Savino, arzobispo de Caracas; Carlo Caffarra, arzobispo de Bolonia; monseñor Zbigņevs Gadecki, presidente de la Conferencia Episcopal polaca; Henryk Hoser, arzobispo y obispo de Varsovia y Praga respectivamente; Ignace Stankevics, arzobispo de Riga; Tadeusz Kondrusiewicz, arzobispo de Minsk-Mohilev; Stanisław Bessi Dogbo, obispo de Katiola (Costa de Marfil); Hlib Borys Sviatoslav Lonchyna, obispo de la Sagrada Familia de Londres de rito ucraniano bizantino, y muchos otros, todos los cuales expresaron con diversos matices su desacuerdo con el texto.

      El documento no podía ciertamente volver a presentarse al día siguiente en el aula, por el riesgo de quedar en minoría y producir una grave división. La fórmula de conciliación se encontraba siguiendo la vía trazada por los teólogos del Germanicus, el círculo al que pertenecían los cardenales Kasper, icono del progresismo, y Müller, prefecto della Congregación para la Doctrina de la Fe. Entre la tarde del viernes y la mañana del sábado, la comisión redactó un nuevo texto, que se leyó en el aula en la mañana del sábado 24 y se sometió a votación por la tarde, obteniendo para cada uno de los 94 párrafos la mayoría exigida de dos tercios, que entre los 265 padres sinodales presentes era de 177 votos.

      En la sección informativa del sábado, el cardenal Schönborn había anticipado la conclusión en lo relativo al punto más discutido, el de los divorciados vueltos a casar: «Se habla de ello, se habla con mucho interés, pero la palabra clave es discernimento, y os invito a todos a pensar que no es una cuestión de blanco o negro, de un simple sí o un no, sino de discernir. Y de eso habló exactamente San Juan Pablo II en Familiaris consortio: de la obligación de actuar con discernimiento, porque las situaciones varían mucho. Y la gran necesidad de ese discernimiento la ha aprendido desde joven el papa Francisco, buen jesuita: discernir es tratar de entender la situación de tal pareja o de tal persona».

      Discernimiento e integración es el título que corresponde a los apartados 84, 85 y 86. El párrafo más polémico es el nº 85, que sienta las bases para una apertura con relación a los divorciados vueltos a casar y presenta la posibilidad de que se acerquen a los sacramentos. Eso sí, sin mencionar explícitamente la comunión. Fue aprobado con 178 votos a favor, 80 en contra y 7 abstenciones. Un solo voto de más sobre el quórum de dos tercios.
      Sigue...

      Eliminar
    2. ...La imagen de Francisco no sale reforzada de la asamblea de obispos, sino empañada y debilitada. El documento que había avalado fue rechazado abiertamente por la mayoría de los padres sinodales el 23 por la mañana, que fue su jornada negra. El discurso de clausura pronunciado por Bergoglio no expresaba el menor entusiasmo por la Relatio final, sino una reiterada crítica de los padres que habían defendido las posturas tradicionales. Por dicho motivo, dijo entre otras cosas el Papa en la tarde del sábado:

      «Concluir este sínodo significa también haber abierto los corazones sellados que con frecuencia se ocultan incluso tras las enseñanzas de la Iglesia, o tras buenas intenciones, para sentarse en la cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialmente, los casos difíciles y las familias heridas. (…) Significa haber intentado abrir horizontes para superar toda hermenéutica conspirativa o cerrazón de perspectivas, para defender y difundir la libertad de los hijos de Dios, para transmitir la belleza de la novedad cristiana, que a veces está cubierta por el óxido de un lenguaje arcaico o simplemente incomprensible».

      Palabras duras, que expresan amargura e insatisfacción. No son las palabras de un vencedor.

      También han sido derrotados los progresistas, porque no sólo se ha eliminado toda referencia positiva a la homosexualidad, sino que también la apertura a los divorciados vueltos a casar es mucho menos explícita de lo que les habría gustado. Pero los conservadores no pueden cantar victoria. Si 80 padres sinodales, un tercio de los congregados, han votado contra el párrafo 86, eso quiere decir que no les satisfacía. Que este párrafo haya sido aprobado por un voto no le quita el veneno que contiene.

      sigue...

      Eliminar
    3. De acuerdo con la Relatio final, la participación de los divorciados recasados en la vida eclesial puede darse en forma de «diversos servicios»: es preciso, por tanto,

      «discernir cuáles de las diversas formas de exclusión actualmente practicadas en el ámbito litúrgico, pastoral, educativo e institucional se pueden superar. Aparte de que no deben sentirse excomulgados, pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia» (nº 84);

      «El itinerario de acompañamiento y discernimiento orienta a estos fieles para que tomen conciencia de su situación a los ojos de Dios. El diálogo con el sacerdote, en su fuero interno, les ayuda a formarse un juicio correcto de lo que impide una participación más plena en la vida de la Iglesia y de las medidas que pueden favorecerla y hacerla crecer» (nº 86).

      Ahora bien, ¿qué significa ser «miembros vivos» de la Iglesia sino estar en gracia y recibir la Sagrada Comunión? Y para un seglar, la «más plena participación en la vida de la Iglesia», ¿no incluye participar del sacramento de la Eucaristía? Se dice que las formas de exclusión actualmente practicadas en los ámbitos litúrgico, pastoral, educativo e institucional se pueden superar «caso per caso», siguiendo una via discretionis. ¿Es posible superar la exclusión de la comunión sacramental? El texto no afirma tal cosa, pero tampoco la excluye. La puerta no está abierta de par en par, sino entreabierta, y por tanto no se puede negar que está abierta.

      La Relatio no proclama que los divorciados vueltos a casar tengan derecho a recibir la comunión (y por consiguiente derecho al adulterio), pero niega de hecho a la Iglesia el derecho a definir públicamente como adulterio la situación de los divorciados vueltos a casar, dejando la responsabildad de la valoración a la conciencia de los pastores y de los propios divorciados vueltos a casar. Retomando el lenguaje de Dignitatis Humanae, no se trata de un derecho afirmativo al adulterio, sino de un derecho negativo a que no se impida practicarlo, o sea de un derecho a la «inmunidad contra toda coerción en materia de moral». Al igual que en Dignitatis Humanae, se borra la distinción fundamental entre el fuero interno, que tiene que ver con la salvación eterna de los fieles individuales, y el foro externo, relativo al bien público de la comunidad de fieles. En realidad, la comunión no es un acto individual, sino un acto público que se realiza ante la comunidad de fieles. Sin entrar en el foro interno, la Iglesia siempre ha prohibido la comunión a los divorciados vueltos a casar porque es un pecado público; se comete en el fuero externo. La ley moral es absorbida por la conciencia, que se convierte en un nuevo lugar, no sólo teológico y moral, sino canónico. En este sentido, la Relatio finalis armoniza con los dos motu proprio del papa Francisco, cuyo significado subrayó el historiador de la escuela de Bolonia en el Corriere della Sera del pasado 23 de octubre: «Al delegar en los obispos la autoridad para juzgar sobre las nulidades, Bergoglio no ha cambiado la situación de los divorciados; lo que ha hecho es un silencioso y gigantesco acto de reforma del papado».

      Eliminar
    4. Atribuir a los obispos diocesanos, como jueces únicos, la facultad de instruir a su discreción procesos breves y dictar sentencia equivale a atribuirles discernimiento sobre la situación moral de los divorciados vueltos a casar. Si el obispo de la diócesis considera que ha concluido el itinerario de crecimiento espiritual y profundización de una persona que vive una nueva unión, esa persona podrá comulgar. El discurso dirigido por Francisco el 17 de octubre al Sínodo recomienda en la «descentralización» la proyección eclesiologica de la moral «caso per caso». El Papa ha afirmado:

      «Más allá de las cuestiones dogmáticas bien definidas por el Magisterio de la Iglesia, hemos visto también que lo que le parece normal a un obispo de tal continente puede resultarle extraño, prácticamente un escándalo, al de otro; lo que una sociedad considera violación de un derecho, puede ser un precepto evidente e intangible en otra; y lo que para unos es libertad de conciencia, para otros no ser sino confusión. En realidad, las culturas presentan mucha diversidad entre sí, y es necesario aculturar todo principio general si se quiere que sea observado y aplicado».

      La moral de la aculturación, es decir la del «caso per caso», relativiza y disuelve la ley moral que, por definición, es absoluta y universal. No hay ni buenas intenciones ni circunstancias atenuantes que puedan transformar en malo un acto bueno, y viceversa. La moral católica no admite excepciones; o bien es absoluta y universal, o no es ley moral. No se equivocan, pues, los periódicos que han presentado la Relatio final con este titular: «Desaparece la prohibición absoluta de comulgar para los divorciados vueltos a casar».

      La conclusión es que nos encontramos ante un documento ambiguo y contradictorio que permite a todos cantar victoria; pero no ha ganado ninguno. Todos han quedado derrotados, empezando por la moral católica, que sale profundamente humillada del Sínodo de la Familia clausurado el 24 de octubre.

      Roberto de Mattei

      Eliminar
  4. EXCELENTE ARTÍCULO DE CATOLICIDAD SOBRE EL FINAL DEL SÍNODO: ¡¡¡FELICIDADES!!!! HAY QUE DIFUNDIRLO:

    ResponderEliminar
  5. Un panorámico y muy bien realizado análisis. De verdad los felicito y me uno a su preocupación por la terrible situación que pasamos.

    ResponderEliminar