El matrimonio es y siempre será una unión indisoluble. Ante los ojos de Dios no hay alternativas después de que Él ha dado Su bendición y sellado dos almas con Su promesa de amor "que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre".(Mat.19,6)
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"¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo no es más que su maestro, si bien cuando termine su aprendizaje será como su maestro" (Lc 6,39-40).
Cuando un "ciego" dice que los casados que se separan se casen otra vez ("así rehacen sus vidas y pueden ser felices") y mas de cuatro repiten esta creencia, nos encontramos ante un ciego que guia a otros ciegos que están convencidos de que lo que dicen es lo mejor y lo correcto. Así lo que sucede es que terminarán cayendo todos en el "hoyo".
Por el hecho de que un grupo de ciegos no pueden ver el sol no quiere decir que no existe la luz. Por el hecho de que no todos entendemos las verdades de la fe no significa que no sean ciertas. Si nos comparamos con Dios podremos darnos cuenta de que somos de mente corta y que nuestros pensamientos son finitos y al fin y al cabo nos dejamos cegar por aquellos que insisten en vivir en la oscuridad.
Entender las verdades de la fe no es fácil y menos cuando decidimos buscar una felicidad falsa y egoísta queriendo ir contra la voluntad de Dios faltando a Su Palabra y a Sus mandamientos, al dar rienda suelta a nuestras pasiones desordenadas y al dejarnos guiar solo por el deseo, la pasión y el querer, confundiendo todo esto con el verdadero amor.
El verdadero amor esponsal solo se vive dentro del matrimonio en todo su esplendor y plenitud ya que los esposos han recibido la fuerza del Espíritu Santo a través de la bendición de Dios al unir en alianza dos vidas en una.
Hoy el hombre camina "ciego" en un mundo lleno de engaños y mentiras por buscar desesperadamente una felicidad falsa viviendo en desobediencia a Dios y apartados de Él, faltando al cumplimiento de Sus leyes y preceptos, arriesgando su santidad, salvación y vida eterna.
En el afán de "rehacer sus vidas" buscan de cualquier manera la aprobación a lo que quieren acudiendo a algunos sacerdotes que en su fragilidad humana y conmovidos por el sufrimiento buscan dar la respuesta que creen están esperando esa mujer o ese hombre: rehacer sus vidas a través de una nueva unión. Pero estas personas no se dan cuenta de que si el sacerdote es un hombre de oración profunda y de santidad les diría más bien: lucha por tu matrimonio, oremos juntos por ese esposo(a), reza mucho por él, ten fe en que para Dios nada es imposible y lo importante es su alma.
Si el sacerdote da una respuesta equivocada...uno puede creer que está bien buscar una nueva unión, que ese sacerdote ha dado el mejor consejo, y siguen adelante sin darse cuenta de que el enemigo los ha engañado valiéndose del sacerdote llevándolos a caer en el "hoyo", viviendo en adulterio y olvidándose que han abandonado a la esposa(o) e hijos y que nadie puede ser feliz sobre el dolor y la desolación de otros, y menos de aquellos a los que Dios le dio a cuidar.
El enemigo a quienes más ciega son a aquellos que están cerca de Dios, que van a misa, que están en ministerios y ayudan de manera especial a sus parroquias sacándolos del camino al hacerles creer que pueden y tienen derecho a ser felices.
¿Acaso un ciego puede guiar a otro ciego? Muchos hoy viven de esta manera "ciegos" a la única felicidad y verdad que existe, Jesús. Si fuéramos verdaderos discípulos de Jesús, del Maestro, le imitaríamos en todo especialmente en el amor, amando como Él ama, perdonando como Él perdona, haciendo siempre el bien, buscando la perfección y santidad para llegar un día a alcanzar los bienes eternos junto a Dios.
El matrimonio es y siempre será una unión indisoluble. Ante los ojos de Dios no hay alternativas después de que Él ha dado Su bendición y sellado dos almas con Su promesa de amor "que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre".(Mat.19,6).
Pidamos a nuestra Madre Santísima que interceda por los matrimonios para que cada día puedan encontrar en Jesús la fuente de agua viva que los mantenga unidos, que interceda como lo hizo en Caná de Galilea y pida por aquellos que se les ha acabado el vino, que llene nuestras tinajas con el mejor vino para que sean restaurados tantos matrimonios, y que de esa manera podamos glorificar a Dios. Que interceda por nuestros sacerdotes para que puedan alcanzar las gracias por Él prometidas y puedan cumplir Su Palabra y hacerla vida en ellos, dando a todos Sus hijos consejos a la luz del Evangelio con amor y santidad por la salvación de las almas.
¿De que le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma? (Mt.16, 24-2).
Fuente: Catholic.net Autoría: Luce Bustillo-Schott. TEMA RELACIONADO: ¿REHACER TU VIDA?
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