sábado, 28 de noviembre de 2009

MARTIRIO DE SAN JUAN FISHER: EL VERDADERO PASTOR ESTÁ DISPUESTO A MORIR POR TESTIMONIAR LA FE ANTE SUS OVEJAS




San Juan Fisher, obispo y mártir, que, por no aceptar el falso matrimonio del rey Enrique VIII y mantenerse fiel al primado del Romano Pontífice, fue encarcelado en la Torre de Londres. Obispo de Rochester, varón conocido por su erudición y por su dignidad de vida, fue degollado -por su fidelidad a Cristo y su Iglesia- ante la cárcel, por mandato del rey.




TRADUCCIÓN DEL VIDEO:

«- Dios te bendiga.

In nomine[…]

Ya veis que llevo mis "mejores ropas" porque hoy es el día de mi Boda. Buenas gentes, os pido que améis al rey y que le obedezcáis porque su corazón es bueno. Aunque su política religiosa sea errada. Se me condena a muerte por haber defendido el honor de Dios y de la Santa Sede. Ahora, buenos cristianos, os pido vuestra oración. Yo que soy de carne y hueso y temo la muerte como cualquiera. Es cierto que hace ya tiempo que me resigné a morir si fuere preciso por Cristo y su Iglesia. Pero ahora, que el momento ha llegado, necesito vuestra ayuda.

- ¡Dios os bendiga, Cardenal Fisher!

- Apiádate de mi alma, Señor.»

Vida de San Juan Fisher


Juan Fisher nació en Beverley, Yorkshire, Inglaterra en el 1469. Hijo de un mercader de telas que murió siendo Juan joven, San Juan Fisher entregó su corazón por entero al servicio de su Iglesia.
.
Ya siendo obispo, Fisher comprendía muy bien la necesidad de reformar a la Iglesia, incluso en las altas esferas de la jerarquía, pero se oponía al tipo de reforma de los protestantes, y escribió cuatro libros contra ellos. Sin embargo prefería la oración y el ejemplo a la controversia. El comprendía que la verdadera reforma requiere santidad de vida pues no es sino vivir con coherencia la enseñanza de la misma Iglesia.

Con gran valentía el Obispo Fisher censuró al clero en un sínodo por su corrupción, vanidad, relajamiento y amor a las ganancias. El sabía que, en Inglaterra, gran parte del clero en posiciones altas había llegado allí por su servicio al estado o por intereses privados. Lanzó también una severa protesta cuando se propuso en la asamblea aceptar que Enrique VIII fuese la cabeza de la Iglesia de Inglaterra.

El rey quería anular su matrimonio con Catalina de Aragón para casarse de nuevo. Como el Papa no se lo concedía por no haber causa justa, el rey decidió atribuirse la autoridad suprema de la Iglesia en Inglaterra. Enrique VIII impuso la obligación de tomar el famoso "oath of supremacy" (Juramento de Supremacía), por el cual se le reconocía a él como cabeza de la Iglesia de Inglaterra. El obispo Fisher rehusó jurar y caer en el cisma.

Ni la amonestación de amigos y ni las amenazas de enemigos lograron hacerle ceder. El obispo Fisher sabía, como San Pablo, en Quién había puesto su confianza. Trataron de envenenarlo y en una ocasión le dispararon tratando de matarlo. Pero el obispo se mantuvo fiel a su Señor.

Fisher fue llevado, a pesar de estar enfermo, a Lambeth para obligarlo a que jurase el "bill of succession". El rehusó por ser éste en esencia un juramento a favor de la supremacía del rey sobre la Iglesia. En Rochester fue arrestado y de los alrededores vino la gente a despedirse. Tuvo la oportunidad de arreglar sus asuntos, de dar limosnas y de pasar por las calles bendiciendo al gentío.

Al llegar a Londres fue confrontado por rehusar el juramento a lo que Fisher dijo: "Mi respuesta es que, ya que mi propia conciencia no puede estar satisfecha, yo absolutamente rehuso el juramento. No condeno la conciencia de ningún otro. Sus conciencias podrán salvarles, y la mía debe salvarme". En Abril del 1534, el prelado de 66 años comenzó su prisión de 15 meses en la Torre de Londres.

El rey envió un mensajero confidencial para ofrecerle libertad si asentía al juramento en secreto, "solo para los oídos del rey". Su negativa selló su martirio.

Durante su prisión el Papa Pablo III nombró al obispo Fisher cardenal. El rey enfurecido dijo: "Pues ese capelo se lo colgará de los hombros, porque no tendrá cabeza para llevarlo". Lo llevó a juicio acusado de traición por negar la autoridad del rey sobre la Iglesia. Lo declararon culpable. Algunos jueces lloraban cuando lo condenaron a muerte el 17 de junio de 1535. Pocos días después el cardenal fue despertado a las 5:00 a.m. con la noticia de que ese día le iban a ejecutar. El pidió que le dejasen descansar un poco más y durmió otras dos horas. Tan enfermo estaba que apenas podía pararse, por lo que le llevaron al lugar del martirio en una silla.

Fue cortés con los guardias agradeciéndoles sus atenciones. Pedía a la gente que rezaran por él para que fuese valiente. Llevaba un pequeño Nuevo Testamento del cual leyó a la puerta de la Torre estas palabras: "Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese." (Juan 17,3- 5). Cerrando el libro dijo: "Aquí hay instrucción suficiente para el resto de mi vida".

Junto al verdugo dice: "Voy a morir por Jesucristo y por la Iglesia Católica. Con mi muerte quiero dar testimonio del Papa como jefe único de la Iglesia. Hasta el cielo... hijos...". Sus últimas palabras fueron del salmo 31: "En tí Señor, he puesto mi confianza". Otros dicen que murió con las palabras del Te Deum en sus labios. Con total dominio de sí mismo y con gran paz se dispuso al martirio. Fue decapitado con un hacha. Era el 22 de Junio de 1535.

Su amigo Santo Tomás Moro, que compartió con él prisión y también murió mártir, escribió de San Juan Fisher: "No conozco a ningún hombre que compare con él en sabiduría, conocimiento y virtud probada".

San Juan Fisher fue enterrado junto a la iglesia de All Hallows en Barking. Su cabeza fue exhibida en el Puente de Londres por dos semanas y después echada al río Thames.

En 1935, cuatrocientos años después de su martirio, Juan Fisher fue canonizado por el Papa Pío XI.

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ORACIÓN

San Juan Fisher: ¡Concédenos de Dios, por tu intercesión, la fortaleza de primero morir antes que renegar de la fe de Jesucristo o de su verdadera Iglesia! Te rogamos intercedas por todo el clero para que, siguiendo tu ejemplo, sea totalmente fiel a la doctrina revelada por Dios y custodiada por el magisterio infalible de la Iglesia Católica.

Fuentes: In diebus illis, Youtube y Santopedia
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1 comentario:

  1. Impresionante testimonio.

    Me uno a la oración:

    San Juan Fisher: ¡Concédenos de Dios, por tu intercesión, la fortaleza de primero morir antes que renegar de la fe de Jesucristo o de su verdadera Iglesia! Te rogamos intercedas por todo el clero para que, siguiendo tu ejemplo, sea totalmente fiel a la doctrina revelada por Dios y custodiada por el magisterio infalible de la Iglesia Católica.

    María Isabel

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