- Si por medio de la oración consiguiésemos enseguida lo que pedimos, la piedad se convertiría en negocio.
- Reza, pide, insiste, una y otra vez, no cejes. Si Dios lo considera conveniente te lo concederá en el momento oportuno, pero no intentes creer que sabes perfectamente qué es lo mejor y cuándo debe darse. No compitas con la visión del que todo lo sabe. Entrégate con confianza a su Voluntad. Y bendícelo siempre. Él te ama con dulzura y vela por ti.
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