"Os entregarán a los tribunales, seréis azotados en las sinagogas y compareceréis ante gobernantes y reyes por mi causa, para que deis testimonio ante ellos. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre, pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará"
San Marcos 13,9. 13
Como todos los niños, acudió a la escuela parroquial de su pueblo y a la edad de doce años, por consejo de su hermana y con el apoyo de sus padres, ingresó al Seminario auxiliar de San Juan de los Lagos. María, además de hermana, fue una celosa promotora de la educación de Toribio. Sus padres oponían resistencia a que estudiara, pues era un apoyo en las faenas propias del campo. "Quica", como era llamada familiarmente María por sus parientes más cercanos, incluso contribuyó a infundir en él su vocación y fue quien lo acompañó en todos sus destinos para auxiliarlo.
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Después de ocho años pasó al Seminario de Guadalajara. a los 21 años de edad debió solicitar dispensa de edad a la Santa Sede antes de proceder a la recepción del orden presbiteral. El señor arzobispo Francisco Orozco y Jiménez le confirió el diaconado el 22 de septiembre de 1922, y el 23 de diciembre del mismo año administró la ordenación sacerdotal. Prestó su servicios ministeriales en Sayula, Tuxpan, Yahualica y Cuquío. En la parroquia de este último destino se encontró con el señor cura Justino Orona, padre bondadoso que le brindó su amistad.
La persecución callista contra la Iglesia Católica enardeció los ánimos de los habitantes de Cuquío y el 9 de noviembre de 1926 se levantaron en armas más de trescientos hombres para repeler la opresión del Gobierno, que perseguía a muerte al párroco y a los sacerdotes, quienes anduvieron a salto de mata huyendo de un lugar a otro, esperando de un momento a otro la muerte. El padre Toribio escribió en su diario: ..."Pido a Dios verdadero mande que cambie este tiempo de persecución. Mira que ni la Misa podemos celebrar tus Cristos; sácanos de esta dura prueba, vivir los sacerdotes sin celebrar la Santa Misa... Sin embargo, qué dulce es ser perseguido por la justicia. Tormenta de duras persecuciones ha dejado Dios venir sobre mi alma pecadora. Bendito sea El. A la fecha, 24 de junio, diez veces he tenido que huir escondiéndome de los perseguidores, unas salidas han durado quince días otras ocho... unas me han tenido sepultado hasta cuatro largos días en estrecha y hedionda cueva; otras me han hecho pasar ocho días en la cumbre de los montes a toda la voluntad de la intemperie; a sol, agua y sereno. La tormenta que nos ha mojado, ha tenido el gusto de ver otra que viene a no dejarnos secar, y así hasta pasar mojados los diez días..."
Su gran amor a la Eucaristía le hacía repetir con frecuencia esta oración: Señor, perdóname si soy atrevido, pero te ruego me concedas este favor: no me dejes ni un día de mi vida sin decir la Misa, sin abrazarte en la Comunión... dame mucha hambre de Ti, una sed de recibirte que me atormente todo el día hasta que no haya bebido de esa agua que brota hasta la Vida Eterna, de la roca bendita de tu costado herido. ¡Mi Buen Jesús!, yo te ruego me concedas morir sin dejar de decir Misa ni un solo día.
En septiembre de 1927, el padre Toribio tuvo que retirarse y desde el cerro de Cristo Rey lloró afligido porque tenía que dejar el pueblo, decir adiós a su querido párroco; porque los superiores le ordenaban que se hiciera cargo de la parroquia de Tequila, Jalisco, lo cual no era una misión apetecible ya que el municipio era entonces uno de los lugares donde las autoridades civiles y militares más perseguían a los sacerdotes.
No se intimidó por ello y localizó una antigua fábrica de tequila que se encontraba abandonada cerca del rancho Agua Caliente, la utilizó como refugio y lugar para seguir celebrando misas; presintió que allí sería su muerte inevitable, y lo dijo: "Tequila, tú me brindas una tumba, yo te doy mi corazón".
Por los graves peligros el padre Toribio no podía vivir en el curato de Tequila, y se hospedó en la Barranca de Agua Caliente en la casa del señor León Aguirre. En diciembre de 1927, el hermano menor de Toribio fue ordenado sacerdote y enviado también a Tequila como vicario cooperador; a los pocos días llegó también su hermana María para atenderlos y ayudarlos.
MARTIRIO
El padre Toribio había ofrecido su sangre por la paz de la Iglesia y pronto el Señor aceptó el ofrecimiento. El Miércoles de Ceniza, 22 de febrero, el padre Toribio pidió al padre Román (su hermano) que le oyera en confesión sacramental y le diera una larga bendición; antes de irse le entregó una carta con el encargo de que no la abriera sin orden expresa. También pasó jueves y viernes arreglando los asuntos parroquiales para dejar todo al corriente. A las 4 de la mañana del sábado 25 acabó de escribir, se recostó en su pobre cama de otates y se quedó dormido.
De pronto una tropa compuesta por soldados federales y agraristas, avisados por un delator, sitió el lugar, brincaron las bardas y tomaron las habitaciones del señor León Aguirre, encargado de la finca y un agrarista grita: "¡Este es el cura, mátenlo!" Al grito despertaron el padre y su hermana y él contestó asustado: "Sí soy... pero no me maten"... No le dejaron decir más y dispararon contra él; con pasos vacilantes y chorreando sangre se dirigió hacia la puerta de la habitación, pero una nueva descarga lo derribó. Su hermana María lo tomó en sus brazos y le gritó al oído: "Valor, padre Toribio... ¡Jesús misericordioso, recíbelo! y ¡Viva Cristo Rey!" El padre Toribio le dirigió una mirada con sus ojos claros y murió.
Estando muerto ya su hermano, la amarraron espalda con espalda con el cadáver, en tanto armaban una camilla de ramajes para transportar el cuerpo del Padre Toribio.
Los verdugos lo despojaron de sus vestiduras y saquearon la casa para después llevarse presa a su hermana María a pie hasta el poblado de “La Quemada”, sin permitirle que sepultara a su hermano, pero antes habían pasado frente a la presidencia municipal con el cadáver del Mártir Toribio sobre la camilla improvisada con palos que transportaban unos vecinos. Ahí los soldados iban silbando y cantando obscenidades al tiempo que los demás rezaban.
María, ya liberada de su breve aprisionamiento, descalza, así como estaba, viajó a pie hasta Guadalajara, a casa de sus padres, para aislarse del odio, cobijarse en el amor paterno y llorar con los suyos la pérdida de su «querido niño».
La familia Plascencia consiguió permiso de velarlo en su casa y al día siguiente, domingo 26 de febrero, con mucha gente que rezaba y lloraba, lo sepultaron en el panteón municipal.
Pasados algunos días su hermano el Padre Román, obediente, abrió la carta en Guadalajara, encontrándose con que era el testamento del Padre Toribio y leyó su contenido: "Padre Román, te encargo mucho a nuestros ancianitos padres, haz cuanto puedas por evitarles sufrimientos. También te encargo a nuestra hermana Quica que ha sido para nosotros una verdadera madre... a todos, a todos te los encargo. Aplica dos misas que debo por las Almas del Purgatorio, y pagas tres pesos cincuenta centavos que le quedé debiendo al señor cura de Yahualica..."
RELIQUIAS
El padre Toribio murió como mártir de la fe cristiana el 25 de febrero de 1928. Veinte años después de su sacrificio, los restos del mártir Toribio Romo regresaron a su lugar de origen, y fueron depositados en la capilla construida por él, en Jalostotitlán. El 22 de noviembre de 1992 fue beatificado, y el 21 de mayo de 2000 fue canonizado junto con 24 compañeros.
RELATO DE MARGARITA ROMO
sobrina de Santo Toribio
Aún es posible rescatar la memoria histórica de nuestros Santos Mártires, pues sobreviven testigos, familiares y personas que tuvieron contacto personal con ellos o con algún familiar directo. Tal es el caso de Margarita Romo Enríquez, sobrina carnal de Santo Toribio. Hija de Francisco Romo, hermano del santo y vecina del tradicional barrio de Santa Teresita, -lugar entrañablemente relacionado con la vida de los Romo-, ella tiene mucho qué decir de Santo Toribio. A sus 73 años su figura es erguida; de tez blanca y ojos azules, como los de mucha gente bella de Los Altos, su rostro amable, sereno y la gran lucidez en el discurso de su charla, descubren en ella la envidiable madurez y la satisfacción que deja el deber cumplido.
De su padre, Francisco, y de su tía María, «Quica» para la gente más cercana a ella, conserva frescas en su memoria las palabras, expresiones y anécdotas que les oyó decir.
Relata Margarita que desde pequeño, Toribio empezó a evidenciar rasgos de su vocación:
«En una ocasión, allá en Santa Ana de Guadalupe, Jalisco, lugar donde nació el santo, `Quica' y su hermana Hipólita, a quien cariñosamente decían `Pola', se encontraban haciendo una alba debajo de un mezquite, para el Cantamisa del Padre Juan Pérez, quien iba a celebrar ahí.
El pequeño Toribio, de cuatro o cinco años de edad, rondaba el lugar; llegándose a ellas tocó el alba y preguntó a Quica: -¿Qué están haciendo?... -Una alba para el padre. -`¿Algún día me pondré una de éstas?... Pola se volteó y le dijo: `No se hizo la miel para el hocico de los burros'. Quica, como reprendiendo a su hermana, respondió a Toribio: `Sí, no se hizo la miel para el hocico de los burros pero tú te pondrás una de éstas', ante la admiración del pequeño y la misma `Pola'»... Estas palabras resultaron proféticas.
Doña Margarita sonríe al recordar las travesuras de su tío, hoy santo: «Tanto Toribio como su hermano Román eran muy traviesos cuando pequeños. En una ocasión, Toribio pidió a su cuñado Luis prestarse a una travesura; este último se haría pasar por muerto y Toribio sería quien diera el anuncio. Por supuesto que la broma era pesada; causó alboroto, duelo y conmoción en los que ahí estaban. La farsa duró hasta que le pegaron un cigarro encendido en la boca al «difunto». Se comprende que ahí terminó todo, no sin graves reclamos para los dos bromistas.
«Era un niño particularmente devoto y trabajador -abunda-. Además de asistir a la escuela en Jalostotitlán, empleaba su tiempo en hacer mandados: repartía tortillas en las casas, entregaba la ropa que hilaban, pero también iba temprano a la parroquia a cumplir sus deberes de acólito. Se le veía con frecuencia hacer la visita al Santísimo y sorprendía verlo desde pequeño muy dedicado a la oración. Él mismo invitaba a otros jovencitos, chiquillos, al rezo del Rosario a la orilla del río». Muchos recuerdos se agolpan de pronto en la mente y corazón de Margarita, y sus ojos se rasan de emoción.
Su preparación al sacerdocio la completó en Guadalajara, en el Seminario de San José, a donde pasó el mes de octubre de 1920. Ahí se distinguió no sólo por ser buen estudiante, sino por otros méritos así como por ser muy juguetón y alegre. Por ello sus compañeros le pusieron el alias de “El Chirlo”. Hay una anécdota muy especial en la vida del Padre Toribio:
Desde que era seminarista, se había empeñado en la construcción de una capillita en su rancho natal, siendo cosa notable que, el día 5 de enero de 1923, prácticamente unas horas antes de su Cantamisa, se cerró la última bóveda que faltaba en dicha edificación, lo cual le permitió decir su primera misa con gran devoción, en compañía de sus familiares y amigos.
Su inicial destino fue Sayula, Jal., pero ahí la gente, en general, no lo comprendió, ocasionándole ello muchas dificultades, al punto de que la jerarquía eclesiástica tuvo que mudarlo a la parroquia de Tuxpan, Jal., pueblo que está situado prácticamente al pie del Volcán de Colima y cuyos habitantes lo trataron con verdadero cariño.
A poco lo volvieron a cambiar, pero ahora a Yahualica, Jal., región totalmente distinta a la anterior, pero de “aires alteños” y muy cercana a su lugar de nacimiento. Quizá eso le infundió muchos bríos para trabajar en su apostolado pero, como paradoja, ahí lo frenaron prohibiéndole hasta que rezara el rosario en público y celebrara misa, lo cual lo llevó rumbo al arzobispado para poner las cosas en claro.
El resultado fue un nuevo cambio, ahora a Cuquío, Jal., que tenía como párroco al señor cura Justino Orona Madrigal (ahora Santo Mártir). En el encontró a un padre bondadoso que supo comprenderlo y apoyarlo en su entusiasmo para llevar a cabo los trabajos pastorales. La persecución callista llegó a Cuquío enardeciendo los ánimos de los habitantes, de quienes se dice que "anochecían cristianos y amanecían cristeros".
En diciembre de 1927 fue ordenado sacerdote el diácono Román Romo González, hermano menor del Padre Toribio, siendo destinado también a Tequila, Jal., como vicario cooperador y entre los dos hermanos se repartieron el trabajo ministerial, a los pocos días también llegó su hermana María, para atenderlos en los trabajos de casa y ayudar en el catecismo.
Francisco y Toribio fueron siempre muy hermanables, -explica Margarita-; prácticamente estuvieron cercanos durante toda la vida.
«En las proximidades de Tequila, andaban mi tío Toribio y mi padre escondiéndose, a `salto de mata'. Los iban siguiendo los `guachos', como les decían a los federales, y no hallaban dónde meterse, pues ahí el terreno era más o menos parejo. Entonces descubrieron una noria y se metieron al agua. Ahí, entre la maleza y carrizos que crecían con abundancia en los bordes interiores, lograron burlar la revisión; permanecieron escondidos ahí toda la noche y el día siguiente. Se cuidaban uno al otro, pues cabeceaban de sueño y debilidad por la fatiga excesiva».
TESTIMONIOS
El séptimo día de la semana es el más socorrido por los fieles para visitar el templo donde se veneran los restos de Santo Toribio. Vienen de diversos puntos de Jalisco, Zacatecas y Aguascalientes, aunque también han llegado algunos de Tabasco, Sinaloa y Michoacán.
1.-En el improvisado estacionamiento se observan carros con placas estadounidenses, pero de dueños mexicanos. En uno de ellos viaja Otilio, un joven moreno que viste botas vaqueras y sombrero tejano. Viene desde Nevada para ver al santo, quien hace poco más de un año lo ayudó a cruzar la frontera.
"Un amigo y yo nos fuimos de Jalos con la intención de trabajar en el otro lado, pero estando cerca de la frontera nos asaltaron y nos golpearon. Se llevaron todo nuestro dinero y estábamos desconsolados", cuenta Otilio mientras abre los ojos como si pudiera ver de nueva cuenta lo que sucedió aquella noche. "No teníamos para pagarle al “pollero” ni para regresar a la casa. De repente, un carro se detuvo a nuestro lado y un sacerdote nos invitó a subir. Le platicamos nuestra situación y nos dijo que no nos preocupáramos, que él nos ayudaría a cruzar la frontera. Y eso hizo. No sabemos cómo, pero nos pasó por una vereda solitaria. Cuando nos dimos cuenta, ya estábamos en Estados Unidos. Al bajar nos dio dinero y nos dijo que buscáramos trabajo en una fábrica cercana, que ahí nos iban a contratar".
La voz de Otilio todavía se quiebra de emoción al narrar que, sumamente agradecidos, le preguntaron al cura su dirección para pagarle el préstamo con su primer sueldo.
"Nos dijo: `Ustedes son de Jalisco, ¿verdad? Cuando ganen lo suficiente, vayan a Santa Ana y pregunten por Toribio Romo. Ése es mi nombre'. Con el dinero pagamos el hospedaje y, efectivamente, conseguimos trabajo en el lugar que nos mencionó. Unos meses después venimos a Santa Ana. Cuando entramos a la iglesia y vimos el retrato del altar, luego luego lo identificamos como el padre que nos ayudó. Al preguntar por él nos dijeron que había muerto hacía 70 años. Nos pusimos a llorar y dimos nuestro testimonio". Desde entonces, visita por lo menos una vez al año el templo de quien se ha convertido en su protector.
2.- El zacatecano Jesús Buendía Gaytán, un campesino de 45 años de edad, cuenta que hace 2 décadas decidió irse de indocumentado a California para buscar empleo en alguna plantación. Se puso en contacto con un "pollero" en Mexicali pero, apenas cruzaron la frontera, fueron descubiertos por la patrulla fronteriza y para escapar Jesús se internó en el desierto.
Después de caminar varios días por veredas desoladas y más muerto que vivo de calor y sed, vio acercarse una camioneta. De ella bajó un individuo de apariencia juvenil, delgado, tez blanca y ojos azules, quien en perfecto español le ofreció agua y alimentos. Le dijo que no se preocupara porque le indicaría dónde solicitaban peones. También le prestó unos dólares para imprevistos. A manera de despedida el buen samaritano le dijo: "Cuando tengas dinero y trabajo búscame en Jalostotitlán, Jalisco, pregunta por Toribio Romo".
Luego de una temporada en California, Jesús regresó y quiso visitar a Toribio. En Jalostotitlán lo mandaron a la ranchería de Santa Ana, a unos 10 kilómetros del pueblo. “Ahí pregunté por Toribio Romo y me dijeron que estaba en el templo. Casi me da un infarto cuando vi la fotografía de mi amigo en el altar mayor. Se trataba del sacerdote Toribio Romo, asesinado durante la guerra cristera. Desde entonces me encomiendo a él cada vez que voy a Estados Unidos a trabajar”.
PROCESO DE CANONIZACIÓN
Poco a poco, los fieles fueron llevando las reliquias que habían guardado con celo y aquellas que permanecían en el ataúd cuando lo exhumaron: la ropa que portaba Toribio cuando lo mataron, su escapulario, su Biblia y gotas de su sangre cuidadosamente guardadas en borlas de algodón.
A partir de ese momento comenzó a rendírsele culto en su iglesia y en la de Tequila. Casi de inmediato empezaron a endilgarle milagros. El hermano del Padre Toribio, Ramón Romo, también sacerdote, y otros familiares se encargaron de recopilar testimonios en unos cuadernitos que atesoraron por décadas con la esperanza de que sirvieran para canonizarlo.
A pesar de los numerosos milagros, el proceso de canonización duró años, debido a la complejidad del trámite.
En una canonización, las indagaciones tienen que ser muy precisas. Cada proceso de averiguación o de recolección de pruebas debe estar a cargo del obispo, previo permiso de la Santa Sede. A ellos compete el derecho de investigar sobre la vida, virtudes, martirio, fama de santidad y milagros.
Para ello, primero se recaban documentos o escritos inéditos y se interroga a los testigos. Luego se elabora el exámen de los milagros atribuidos y el de las virtudes y el martirio. Las investigaciones se envían por duplicado a la Comisión, junto con un ejemplar de los libros de cada Siervo de Dios, para que se lleve a cabo una relación del juicio y se envíe al Vaticano, donde proceden a la misma investigación de nueva cuenta.
Encuestas efectuadas en meses pasados por la Conferencia del Episcopado Mexicano revelaron que Toribio es uno de los santos más populares, de los 29 mexicanos canonizados hasta ahora, gracias a los favores que concede a quienes emigran legal o ilegalmente a Estados Unidos.
SANTA ANA, EN LA ACTUALIDAD
El templo de Santo Toribio está repleto de exvotos con dibujos que muestran a braceros en el acto de cruzar la frontera. La guanajuatense Griselda Jiménez relata que se salvó, del asedio de los "polleros" que prometieron transportarla, gracias a la aparición de un perro muy bravo, que alejó a los hombres y la guió hasta un rancho donde encontró alimento y trabajo.
El párroco Gabriel González, quien actualmente está al frente del templo de Santa Ana, asegura que de tres años a la fecha la veneración por el santo ha ido en aumento.
Cuando se llevó a cabo el proceso de canonización, varios fieles de su iglesia rindieron testimonio ante la Comisión para las Causas de los Santos. "Aquí han llegado enfermos de peritonitis, gente desahuciada, con tumores malignos... Muchos se han curado por la intercesión de Santo Toribio".
A ese tipo de milagros los llamamos comprobables, porque las radiografías, ultrasonidos y demás exámenes médicos sirven para demostrar que, por causas que van más allá de la medicina, los pacientes sanaron.
La encomienda que tenía el padre Gabriel cuando llegó a la iglesia de Santa Ana era la de constituir, en un área aledaña, una zona de retiro para sacerdotes, debido a la tranquilidad que reinaba en la zona. Mandó construir una posada para 240 personas, con terraza y cancha de frontón, pero poco duró la serenidad en el lugar.
Hoy en día, además de cumplir con sus labores sacerdotales, se encarga de recabar y catalogar los milagros que ha realizado Santo Toribio, registrándolos en casete y por computadora.
Pero el que se haya convertido en un investigador de la causa, no lo hace olvidar a los feligreses que llegan por centenas con la intención de dar gracias y contar sobre los prodigios obrados en ellos.
De los 390 habitantes que conforman la población de Santa Ana de Guadalupe, poco más de 100 generan un ingreso económico para el poblado. Se trata principalmente de mujeres, puesto que la mayoría son personas de la tercera edad y niños.
Los habitantes de Santa Ana se emplean en los servicios que se prestan a los visitantes, que van desde quienes preparan los alimentos para los peregrinos, hasta los que atienden las tiendas de abarrotes y se encargan de los pequeños comercios de la zona.
Por cuenta de la capilla se regulan las actividades comerciales que se desarrollan en la zona.
Los voluntarios cada fin de semana se responsabilizan de la preparación de los alimentos que se venden a los llegados al lugar. "Ofrecemos servicios de comida el domingo, un platillo en 18 pesos, es una comida limpia con sabor casero", afirma uno de los voluntarios.
La popularidad de Santo Toribio ha cobrado fuerza; a él se le atribuyen favores tales como la resolución a problemas de emigrantes, la cura a padecimientos de cáncer y la solución a secuestros. "En ocasiones hemos contado poco más de 200 autobuses, esto quiere decir que son 8 mil personas, contando 40 (visitantes) por autobús, además de la gente que viene en vehículos particulares", dice Socorro García, responsable de la tienda de abarrotes que se encuentra a un costado del templo. "Quien viene por primera vez en domingo, siempre pregunta si es fiesta, porque hay mucha gente".
Las peregrinaciones han desatado un auge económico en Santa Ana: en los últimos meses se pavimentó la avenida principal, se instaló alumbrado público y se multiplicaron las corridas de autobuses a Jalostotitlán y San Miguel el Alto.
Corrido del Padre Toribio Romo (ahora, canonizado: Santo Toribio), interpretado por el grupo denominado "los Cristeros de Arandas". Abajo de la pantalla puedes leer la letra. Haz click en la pantalla:
Mil novecientos veintiocho,
veinticinco de febrero,
en las tierras de Tequila
otro mártir se fue al Cielo
Un sábado en la mañana,
antes de que el sol clareara,
con dos descargas de máuser
al Padre Romo mataban
Lo mataron los rurales,
indefenso y a mansalva,
cayó en brazos de su hermana
y a Dios le entregó su alma
RECITADO:
Esos malditos rurales
ya se la habían sentenciado:
el miércoles de ceniza
nos lo comemos asado
Los rurales de Tequila
no tenían nada de mensos:
coyones si había peligro
y bravos con los indefensos
Gente podrida del alma
con espíritu de fiera
¡Ay Nerón cuántos bastardos
dejaste por dondequiera!
CANTADO:
La gente de la Barranca
-rancho donde lo mataron-
hicieron una camilla
y a Tequila lo llevaron
Su cadáver lo tiraron
en la plaza de Tequila,
a la pobre de su hermana
se la llevaron cautiva.
RECITADO:
La hermana, al despedirse,
se hincó al lado de su hermano
y con su humilde rebozo
limpió el rostro ensangrentado
María que ayudó a Toribio
durante toda su vida,
dio en el rostro de su hermano
el beso de despedida
Ella compartió con él
ilusiones, desconsuelos,
sus logros, sus esperanzas,
sus desdichas y desvelos.
Y a la hora del martirio
se lo encomendó a los Cielos.
La buena hermana María
que apoyó sus aptitudes,
compartirá allá en los Cielos
el premio de sus virtudes
El padre Romo decía
con una fe muy fundada:
"Si muero sirviendo a Dios,
el morir no cuesta nada"
El padrecito Toribio
su muerte ya presentía,
mas sabía que si es por Dios
da lo mismo hoy que otro día
Cuando el padre se dio cuenta
que los andaban buscando,
pensó en salvar a su hermano
y a Guadalajara enviarlo
Toribio dijo a Román,
cuando se iban a acostar:
"Mañana te vas temprano,
tan luego de celebrar,
a entregar unos papeles
que allá te voy a mandar"
Poco antes de la salida
y por allí en un rincón,
Toribio pidió a Román
lo escuchara en confesión
y en seguida, el uno al otro,
se dieron la bendición
Toribio no dio a Román
instrucciones muy precisas:
“Toma esta carta y la abres
al recibir mis noticias”
En esa carta el buen padre
se despedía de su gente
y le pedía a su familia
que no lloraran su muerte
CANTADO:
Ay ranchito de Santa Ana:
tú que lo viste nacer
no pensaste que en Toribio
a un mártir verías crecer
Todas las calles de Jalos (Jalostotitlán)
que Toribio caminó
deben de estar orgullosas
del hombre que las pisó
Capilla de la Mesita
donde fue su Cantamisa,
allí está el padre Toribio
cantando una eterna Misa.
RECITADO:
El padre nos dio un ejemplo
que debemos de aprender:
Si por cuidar de la vida
no cumples con tu deber,
no te excedas en cuidados
o muerto en vida has de ser
CANTADO:
Mil novecientos veintiocho,
veinticinco de febrero,
en las tierras de Tequila
otro mártir se fue al Cielo.
.
(**) CATOLICIDAD es el primer sitio en la red que presenta escrita la letra de este corrido. Wikipedia explica: El corrido es una forma musical y literaria popular del área cultural mestiza mexicana. Derivado a lo largo del siglo XVIII del Romance, entre otras formas populares traídas de Europa, en su forma mejor conocida consiste de:
Un saludo y presentación del cantor y prólogo de la historia;
Desarrollo de la anécdota;
Moraleja y despedida del cantor.
Debe tener de 8 silabas en adelante
Los corridos son casi de generación espontánea, creaciones ingenuas, populares de autores anónimos. Son además formas cantables. En casi todos los pueblos de México se cantan corridos al compás de las guitarras.
Hay corridos con temas amorosos, crónicas de sucesos naturales, y desde luego relatos de hechos históricos. Mediante el corrido, el pueblo recoge, difunde y perpetúa las noticias que le afectan, cantándolas en verso asonantando (de ocho sílabas generalmente) con el acompañamiento de la guitarra y otros instrumentos variados.
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mi esposo se fue a E.U tenia provechion por 5 años si entraba antes y lo agarraban le iban a dar 6 meses de prision pero se fue al año y lo encomende a SANTO TORIBIO ROMO le pedi que lo pasara para que no lo fueran a presar y me hizo el milagro ya que los corretearon 2 veces y de 21 que iban solo llegaron 4 a E.U la segunda ves que los corretearon fue por 40 min. y ya casi lo agarraban pero SANTO TORIBIO lo ayudo y mejor se canso el de la migra y lo dejo ir despues de haber caminado durante 42hrs. el llego bien de sus pies ni cansado ni con ampollas se sentia como si hubiera realizado el viaje en camion y llegando al 2ª dia encontro trabajo y ahora esta alla gracias a SANTO TORIBIO ROMO que me hizo el milagro de ayudarlo bendito sea dios que escucho a SANTO TORIBIO ROMO yo no lo conocia pero me hablaron de el y ahora se la grandesa de su ayuda gracias SANTO TORIBIO ROMO.
ResponderEliminaryo tengo fe en santo toribiopor que el me hizo el milagro de mi vida me cuido cuando mas lo nececitaba cuido de mi niño estando enbarazada y creo en el por sobre todas las cosas
ResponderEliminary que viva cristo rey......yo soy muy deboto ami santo torivio porque el me echo munchos milagros de mis hijos y le doy gracias al padre celestial y ala santicima virjen que ciempre nos a de lludar ...con fe todo cepuede.......gracias santo torivio y primeramente dios boy air a su santuario con mi hijo martincito y mi hija fabiola ci dios me permite su bondad......y que dios los bendiga a todos los comentaristas ,,,amen
ResponderEliminarMi esposa tenia corte para un caso que habia pasado hace 12 anos y era el porcentaje mas grande que iba a tener que pagar con tiempo en la prision. Estando en la prision tenia la preocupacion de que lo deportaran. Tenemos 3 hijos chicos y todo la familia esta aqui en los estados unidos. Nos encomendamos a Santo Toribio Romo y rezamos el novenario. Llegamos a la corte y el abagado le dijo que iba a tener que pagar su tiempo en la prision, dijo que esa era la probalidad mas grande y que con el caso que iba presentarle a el juez no habia oportunidad de salir de alli. El abogado le dijo a mi esposa que si el juez no le daba tiempo en prision que podia causar un gran problema con el publico siendo un caso muy antiguo y que no habia cumplido mi esposa con todo lo que le habia pedido el estado. Mi esposa queria arrancar y salirse de alli, el no queria irse a la prision y que lo deportaran. Yo tenia mucha fe y le dije que pasaramos y terminaramos con este caso. Entramos y le toco su turno delante de el juez y fue un gran milagro porque le dio otra oportunidad a mi esposa para cumplir con unas clases y hora comunitarias. Hoy es la ultima corte y mi esposo ya cumplio con todo. Estamos encomendados a Santo Toribio Romo para que nos acompane hoy y salgamos de este problema. Muchas gracias Santo Toribio Romo teniendo fe en ti todo se puedo.
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